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En vigilancia

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Esto ocurrió cuando era joven y curioso. Sentía mucho deseo de tener sexo con otro hombre, definitivamente quería que me penetraran y quería sentir el sabor del pene en mi boca. Incluso muchas veces me masturbaba con un objeto que servía para limpiar las lunas pero el mango para sujetarlo era grande y grueso y casualmente tenía se podría decir, una cabecita. Esto me generaba mucho placer.

De alguna forma siento que lo busqué ya que en esa epoca, en la cual tenía esta fuerte curiosidad por probar algo nuevo empezaba a ponerme pantalones ajustados que resalten el poto para poder llamar la atención, buscaba indirectas y también buscaba personas por internet y líneas telefónicas con los mismos gustos, aunque por este tema solo quedaban en conversaciones calientes, a lo mucho skype. 

Pero en una oportunidad en una de estas líneas telefonicas conocí a Martín. Cuando conversamos por dicho medio todo se dio como una conversación más aunque me dejo su numero personal para que podamos seguir conversando en alguna otra oportunidad. 

Una noche lo llame, le dije quién era y si podía hablar, él me dijo que sí ya que trabajaba solo. En qué trabajas? Le pregunté. Soy vigilante de un edificio en construcción pero solo trabajo en turnos nocturnos. Esto obviamente me empezó a hacer funcionar la imaginacion. 

Luego de eso conversamos un par de veces más y en todas me invitó a que vaya al lugar donde trabajaba para conocernos. Al principio me lo negué rotundamente ya que no sabía que podía pasar, podría tratarse de un ladro no que se yo, muchas cosas pasaron por mi mente. Pero lo que paso por mi mente al final fue la imagen en la que le estaba chupando el pene y tomando su leche. Esto pudo más que todo. 

Era un jueves y quedamos en vernos la noche del día siguiente, todo ese día estuve muy nervioso pero muy excitado y ansioso por qué pase lo que tenía que pasar. 

Llegué al sitio donde Martín trabajaba. Era más desolado de lo que pensé, pero sería mejor, era más discreto. Él edificio donde trabajaba efectivamente aún estaba en construcción y tenia algo de 3 pisos, la fachada de la construcción era un portón de metal color verde y había una pequeña puerta por donde supuse entraban los obreros. Yo llegué con mi pantalón beige apretado, me resaltaba bastante el culo y un polo ligero. Toque la puerta y nadie contestaba, volví a tocar y al cabo de un par de minutos se abrió la puerta y apareció Martín. 

Martin era un moreno de aproximadamente 1.80 metros, cabello corto y tendría 30 y tantos años. Yo por el contrario tenía más o menos 1.70 metros, soy de piel blanca y en esa época tenía 17 años. 

Martin me vio y esbozó una sonrisa traviesa me extendió la mano y le hizo pasar. En la entrada que supongo sería, una vez terminada la construcción un jardín, era en ese momento solo tierra, estaba un poco húmeda e incluso en un extremo había un gran charco de lodo. En el otro extremo estaba la caseta de control de vigilancia, era bastante pequeña, tenía una silla y una mesita que entraban a penas dentro de esta pequeña caseta. 

Recuerdo claramente lo primero que me dijo Martín: eres tal cual te había imaginado y yo lo único que atine a decirle fue: tu eres más grande de lo que imagine. El solo se rió de forma un poco maquiavélica. Y yo no paraba de excitarme. Subimos al segundo piso e inevitablemente conversamos acerca de todas las conversaciones que habíamos tenido por teléfono y lo mucho que a él le gustaban. Me dijo que tenía una esposa pero que siempre había sentido una muy fuerte atracción por los chicos blancos. Yo le dije que me excitaba mucho que sea moreno y que estaba deseoso de que todo lo que hablamos por teléfono se llevara a cabo. Entonces él sin mediar alguna palabra más se sentó en una silla vieja y se abrió el pantalón, se sacó el enorme pene que tenía completamente venoso y se veia tan sabroso que se me hizo agua la boca al instante. Me acerqué, me arrodillé frente a él y por una milésima de segundo pensé que en qué por fin iba a probar un pene y que mejor que uno negro y grande, nuevamente se me hizo agua la boca, me relami los labios y empece.

Primero le empece a pasar la lengua, luego le empece a besar los huevos mientras lo masturbaba hasta que me metí esa bestia a la boca, él me agarró con una mano el pelo por la parte de atrás de la cabeza, y con la otra mano me empezó a coger el culo. Creo que se la estuve chupando por algo de media hora hasta que me dijo que me quería clavar y yo me moría por qué pase. Saque un condon de la billetera y se lo puso, también saque un sachet de lubricante y se lo di para que me lo echara. Me di la vuelta y me saque el pantalon luego me quite también el calzoncito que me había puesto y me enpezo a coger el culo, me lo masajeaba y me besaba el cuello. Yo le cogi el pene que estaba durísimo y empecé a masturbarlo. Luego me puso en cuatro y me empezó a bañar con él lubricante, me lo exho por todo el culo y luego me empezó a meter el dedo por el ano. Yo estaba demasiado excitado y le pedía que por favor la meta. Cuando ya me había metido 3 dedos los sacó y empezó a meter el pene. Empezó suave y sentía como iba entrando hasta que entro la cabecita. Me dolió al principio pero estaba tan excitado que lo estaba gozando. Al cabo de diez minutos me sacó el pene y me dijo que teni una fantasía y la quería llevar a cabo. Le pregunté de que se trataba y me dijo que quería que yo estando completamente desnudo salga del edificio y me quede afuera por algunos minutos, dijo que le excitaba mucho el hecho de exponerme a que me puedan ver. Por un lado me asuste un poco ya que, qué pasaría si no me quiere abrir la puerta nuevamente, pero sabia que eso no iba a pasar y por otro lado la zona era tan alejada de las zonas más residenciales que nadie pasaba por ahí. La verdad es que la idea también me excito mucho y accedi. Sali y me quede fuera cinco minutos! Felizmente y como había supuesto nadie paso por ahí. Entonces Martín me abrió la puerta y estaba muy excitado me hizo pasar, me volteó y empezó a pasar su orne por mi ano mientras me besaba por atrás. Cuando pensé que íbamos a continuar con lo nuestro me dijo que su fantasía aun no había acabado y había algo más que hacer. Algo más sucio.

Estando completamente desnudo hizo qué me revuelque en el charco de lodo luego me arrodillé y me empezó a orinar encima, su cara de placer era indescriptible luego se puso otro condon y se metió al charco conmigo donde me la empezó a meter pero esta vez de forma más violenta. Me dolía pero el placer era mayor. De pronto me dijo que quería acabar en mi boca y por supuesto accedi. Se la empece a chupar mientras lo masturbaba y de pronto empezó a retorcerse y sentí como un chorro de leche caliente a propulsión empezaba a entrar en mi boca. Me la llenó al instante y la trague. Literalmente me trague toda su leche. No me saque el pene de la boca hasta que lo exprimi literalmente del todo.

Fue una de las experiencias más excitantes de toda mi vida. A Martín no lo volví a ver, pero me dejo un interesante sabor que me hizo querer probar más. 

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