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Las aventuras sexuales de Madame Pussy - episodio 4

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Me presenté en el comedor a desayunar un poco tarde.  Qué difícil fue salir de la cama después de semejante noche como había vivido. 

Pasé por al lado de la mesa de Ramiro y Sergio, me acerqué a saludarlos como si nada. "Buen día!" beso en la mejilla, "buen dia!!" beso en la mejilla al otro y seguí mi camino para ir a sentarme con Mariana y otras dos chicas del grupo.  Mariana tenía la mirada clavado en el fondo de su taza de café.

Durante la jornada tuvimos nueva serie de conferencias y por la tarde, como parte del itinerario nos llevaron a hacer un poco de turismo.  Nos dirigimos a las montañas, por un ruta de caracoles que conducía a un lago.  Un lugar realmente bellísimo.  Durante todo el día sentí la mirada de Ramiro clavada en mi nuca.  Como si siempre estuviera a punto de decirme algo y no supiera como.  Decidí darle el espacio y asdegurándome de que él me viera hacerlo, comencé a caminar sola por un sendero que se alejaba del grupo y se acercaba al borde de un bosquecito.  Ay Ramiro, Ramiro... qué predecible...no había caminado ni 30 metros cuando comenzó a seguirme.  Me dejé alcanzar, haciendo de cuenta que me detenía a juntar aqui una piedrita, allá otra.  Se puso a la par y comenzó a caminar en silencio.  Era un silencio pesado, como que no debería ser.

Unos cuantos metros más adelante habló explotando como sale el corcho de la botella de champagne.

"No podía creer que fueras vos"

Finjo confusión..."que fuera yo?"...silencio unos segundos como si pensara..:"ah!!! que fuera yo la que dejaste con la cara chorreando semen?...si, soy yo"

"No te burles, preciosa, por favor."

"No me burlo.  Me imagino que tiene que haber sido un shock...pero, fue un shock malo o bueno?"

Bajó la vista. Sos mi alumna. Y sos tan joven...pero me gustaste muchisimo siempre.  Muchas veces cuando estabamos en clase no podía concentrarme mirándote el escote.  Tus curvas llevaban mis pensamientos demasiado lejos de la materia y de la clase.  Más de una vez te dediqué una hermosa paja, para aliviar este deseo que me consumía.  Pero jamás pensé concretarlo.  Tenés que entender que esto tiene que quedar entre vos y yo.

"Obvio, como dicen...lo que sucede en las Vegas queda en las Vegas", le digo juguetona...

"Bueno, si aprendés a ser discreta no tiene porque quedar sólo acá.  Puede tranquilamente continuar cuando volvamos a casa...no sé, cada tanto, digo..."

"Bueno, me alegra ver que la culpa no te impide seguirte calentando conmigo jajajajja"

"Que me has hecho?"

"Mmmmm no sé, pero si sé que te haría ahora"...

mientras hablábamos nos habíamos ido adentrando en el follaje y ya no se escuchaban las voces de nuestros compañeros de grupo.  Así que mirando a mi alrededor vi una piedra grande, sobre la que me senté y sin dejar de mirarlo a los ojos comencé a desabrocharme la camisa.  Tomé una de mis tetas y sacandola fuera del corpiño la empujé hacia arriba con mis manos para acercar mi pezón a mi lengua.  Ronrroneando como gatita en celo comenzó a lamerlo.  Metí dos dedos en mi boca y los chupe con deseo, y luego, bien mojados tomé con ellos mi pezón que ya estaba bien erecto y comencé a apretarlo.

Ramiro me miraba deslumbrado y con una indisimulable erección bejo sus pantalones.  Cuando el deseo pudo más que la cordura se abalanzó sobre mi y comenzó a besarme rudamente.  Su lengua se metia hasta mi garganta y sus labios poseían a los míos sin piedad.  Su mano se adueñaba de mis tetas y y apretaba mis pezones entre sus dedos haciendolos girar.  Me hizo gemir de dolor pero lo miré desafiante. 

"Cogeme, profesor..."

"Acá no soy tu profesor...no me digas asi, por favor"

"Sabés que pasa?" le dijo poniendo mi mano sobre su erección, "que a mi lo que más me calienta de todo es que seas mi profesor"

"Entonces decime como quieras"

"Profesor..." le dije en un susurro mientras caia de rodillas frente a el besando el bulto por encima de la tela de su pantalón. "Profesor..." le susurré mientras le bajaba la bragueta y sacaba su enorme verga para comermela.

"profesor..." le gemí entrecortado mientras tenía su pija en mi boca hasta los huevos...

Mi boca iba desde la cabeza morada y caliente de su pija, con sus liquido preseminal caliente y salado, bajaba por el tronco venoso y palpitante y se entretenía en los huevos redondos y suaves. Iba y venía con mi lengua saboreando toda su extensión hasta que la meti toda en mi boca.  oprimiendo mis labios para hacer una firme presión hice que me cogiera la boca.  Primero despacio, después más ritmicamente, aumentaba o disminuia la presión de mis labios en su verga de acuerdo a como el se iba excitando.

Adentro y afuera. Adentro y afuera. Una, dos, tres, cien veces...el iba subiendo su temperatura y su respiración de volvía como caballo desbocado.

"Segui, segui, hermosa, segui que quiero acabar en tu boca...me volvés loco, no puedo controlarme..."

Agarrándome la cabeza con sus manos en mi nuca me la empujaba al ritmo de mi chupada y se calentaba más cuando lograba provocarme arcadas. Cuando vino el aluvión de semen junto con un grito ahogado, pude retener gran parte dentro de mi boca, saborearlo y tragarlo como un elixir.  El resto, lo que chorreó por las comisuras de mis labios lo recogí con las manos y luego me lo chupé de mis dedos.  Como nena degustando una golosina, no quería que se perdiera ni una sola gota.

Se sentó sobre la piedra.  Exhausto.  Con toda dedicación saqué de mi bolso una botella de agua mineral y le ofrecí de beber mientras con unas toallitas humedas le limpiaba la pija, ya flácida.  Me enjuagué la boca, me refresqué con el resto del agua.

"Volvamos" le dije.  Sergio y los demás nos deben estar extrañando.

"Si, volvemos, pero con una condición".

"Cuál?", le pregunto esperanzada y segura de lo que iba a responder.

"Qué esta noche volvés a venir a nuestra habitación"...

"Pero claro, profe, no me lo perdería por nada del mundo"...

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