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Vacaciones Fin de año. Parte 1.

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Este último mes Maria y yo apenas habíamos tenido tiempo para estar juntas y estábamos deseando que llegaran estas mini vacaciones para poder estar juntitas por fin.

El día 29 por la tarde hicimos las maletas y Maria vino a dormir a mi casa, así al día siguiente era más rápido y no tenia que pasar a por ella.

Esa noche las dos teníamos ganas de la otra, pero estabamos cansadisimas. Ella todo el mes trabajando y yo de examenes.

Cuando nos metimos en mi cama, empezamos a hablar y a besarnos,  pero nos quedamos dormidas muy pronto.

Iban a ser nuestras primeras vacaciones juntas y a solas, y le tenia preparada muchas sorpresas romanticas y muy picantes.

Al día siguiente, nos levantamos pronto para aprovechar el día y nos fuimos a Benidorm. Había reservado una suite con terraza y jacuzzi.

Hacía un día espectacular, incluso para darnos un baño en la playa.

Llegamos al hotel y nos registramos. Había pedido que nos tuvieran en la habitación una botella de champán. Subimos en el ascensor y cuando llegamos a la puerta de la habitación, saqué una venda roja del bolso y le tape los ojos. Abrí la puerta, entré las maletas y vi que estaba todo correcto y fui a por mi chica. Me puse detrás de ella cogiendola por la cintura:

-Maria, tengo preparadas unas vacaciones de sexo y amor que nunca vas a poder olvidar... le dije al oido, mientras notaba como con cada caricia su respiración se aceleraba un poco más.

La deje esperando en el centro de la habitación.

-Espera un minuto ahí. No seas impaciente y no te quites la venda que merece la pena.

Me puse delante de ella y le di un beso rápido en los labios.

En mi bolso había traido pétalos de rosa. Los cogí y los esparcí por toda la cama, que era gigantesca.

Me volví a poner detrás de ella otra vez, dando besos por el cuello y le quite la benda. Se quedo mirando la cama con los pétalos y el champán, y sin palabras.

-¿Te gusta mi amor? Ven que te enseñe el resto de la habitación.

Se giró poniéndose a milímetros de mi.

-¿Cómo tengo la suerte de tenerte en mi vida?  Eres la mejor. Te quiero.

- Soy yo la que tiene toda la suerte del mundo por tenerte aquí conmigo. Te quiero.

Nos quedamos mirandonos. Una de esas miradas de enamoradas que no hacen falta palabras para adornar el momento, y nos besamos.  Sin duda fue uno de los mejores besos.

-Vamos a ver el resto de la habitación.

- La habitación puede esperar cariño,  pero las ganas que tengo de hacer el amor contigo, no. 

Maria me cogió por la cintura, subiendo y bajando las manos por todo mi cuerpo mientras me besaba apasionadamente. Me tumbó encima de la cama poniéndose encima mía.

Se incorporó, se quitó la camiseta dejando ver ese cuerpo que me vuelve loca y siguió besandome. Poco a poco, nos fuimos desnudando lentamente la una a la otra hasta quedarnos totalmente desnudas.

Maria seguía estando encima mía, cuerpo con cuerpo, mientras nuestra temperatura seguía subiendo cada vez más.

Tenía unas ganas tremendas de comermela YA!

No me dejaba tocarla. Ella tenía todo el control y eso me ponía cada vez más cachonda.

-Maria, quiero comerte ya!

Me miró con una sonrisa pícara y me dijo:

-Tú me has sorprendido con todo esto, ahora me toca agradecertelo como es debido.

Cogió la benda con la que le había tapado los ojos, y me ató las manos al cabecero de la cama, dejandome inmóvil.

Fue bajando con su boca por todo mi cuerpo. Lamió mi cuello, besó y mordisqueó mis pezones y siguió bajando dando besos hasta mi entrepierna que palpitaba y estaba muy húmeda, deseando que su boca llegará hasta allí.

Besó todos los alrededores de mi entrepierna haciéndome sufrir y desear que me comiera. Me miró y pasó su lengua separando mis labios menores varias veces. Mi respiración cada vez se aceleraba más. Por fin, llegó a mi clítoris y empezó a lamerlo. Estaba en la gloria.

Siguió así, haciéndome gemir de placer, durante mucho rato.

Paró un momento y se chupó dos dedos mientras me miraba con cara de viciosa. Empezó a meterme los dedos muy lentamente. Notaba cada milímetro entrando dentro de mí.

Subió para besarme mientras me metía los dedos con todas las ganas. Ya no podía más y estallé de placer.

-Quiero comerte!  Ponte encima!

-Aún no he acabado contigo, cariño. 

Bajó con su boca y siguió comiendo mi entrepierna haciéndome tener otro orgasmo.

-Dios cariño!  Quiero un 69! Ponte encima ya! 

Me miró sonriente y subió para besarme.

-Maria, desatame. Quiero comerte, por favor!

Por fin me desató y rápidamente puso su entrepierna en mi cara, dándome lo que llevaba mucho tiempo deseando.

Enseguida note que estaba mojadisima. No me ande con miramientos y empecé a comerselo. Se retorcía de placer. Al poco de empezar se corrió con un gran orgasmo dejándose caer a un lado. Me puse encima de ella aun saboreando todos sus fluidos y la besé.

-Te quiero Maria. Descansa un poco que esto solo acaba de empezar...

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