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La lección que le di a mi marido

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Mi relato se inicia el día que me di cuenta, que mi marido se divertía con otras mujeres en compañía de dos de sus amigos, y a mí me tenía completamente abandonada.

Mi nombre es Kathy y estoy casada con un hombre que además que viaja mucho, cuando esta en casa no me presta mucha atención. Yo no me explicaba a que se debía esto ya que a mis 25 años, creo poseer todo lo que un hombre desearía en una mujer.

Cuando recién me casé no puedo decir que era virgen por mis cuatro costados, que realmente son tres, a diferencia de los tres mosqueteros, que si son cuatro. Lo que quiero decir es que mi marido prefiere divertirse con dos de sus amigos en vez de estar conmigo, y así tengo que pasar muchas noches a solas en mi cama.

Un día que los dos estábamos en casa, vi que escribía un mail a alguien en la PC y me moría de curiosidad por saber a quien le estaría escribiendo. Seguramente sería a una mujer. De pronto desde la cocina lo pude ver que se iba al baño y corrí para leer que decía el correo.

Con asombro pude leer que el mail estaba dirigido a sus dos amigotes, y lo que decía era lo siguiente: Reunión urgente en el hotel "5mentarios" habitación 301 con jacuzzi, en el cuál nos recibirá una señorita clase A, presentarse los involucrados a las 9 de la noche, día viernes.

Luego de memorizarme los correos de los destinatarios, me fui nuevamente a la cocina y me hice la disimulada, aunque por dentro echaba fuego. Luego de un rato lo vi que volvió a sentarse, y seguramente después de enviar el mail, apagó la maquina.

Me puse a pensar como haría para darle una lección al libertino de mi marido, y que de una vez por todas se le quitara la costumbre de reunirse con sus amigos para sus encerronas. Aproveché que iba a salir esa tarde a visitar a su madre y llamé al hotel para ver si podía reservar la habitación 302 que era la que quedaba al costado de la que él había reservado, y para suerte mía me dijeron que si era posible. Luego de eso prendí la PC y de un correo que creé en ese momento con el nombre de mi marido, les mandé el siguiente mail: El presente correo es para corregir el número de habitación, que ya no es la 301 sino la 302, el mismo día y a la misma hora.

Ese día mientras mi marido veía el fútbol, le dije que iría a visitar a una amiga. Él me dijo que también saldría y que llegaría un poco tarde, así que le dije que no se preocupara. Me fui al baño a ducharme y luego a mi habitación para vestirme. Me puse unas braguitas pequeñas y un sujetador de media copa que hacía que mis pechos casi desborden por encima. Me coloqué unas medias de nylon y me puse un vestido negro muy corto. Finalmente calcé mis pies con unos zapatos de tacón y me maquillé lo mejor que pude. Mientras me vestía sonó el celular de mi marido que se encontraba en la mesa de noche, y cuando respondí era una mujer que me dijo si se encontraba mi esposo. Supuse que era la putilla que habían contratado, así que le dije que se había ido de viaje. Mi plan estaba saliendo perfecto.

Cuando mi marido me vio salir, me preguntó que a donde iba vestida así, y le respondí que ya le había dicho que iba a reunirme con unas amigas. Llegué al hotel y subí a la habitación que había reservado, y mientras esperaba, ordené que trajeran una botella de whisky.

Cuando llegó la hora señalada, tocaron la puerta y fui a abrir. Sus dos amigos habían llegado, y se quedaron con la boca abierta de verme ahí. Les dije que mi marido no había conseguido a la chica que les prometió y me había pedido que venga en su lugar. Entraron un poco desconfiados y los tres nos sentamos en una salita que ahí había.

Pude notar como se les salía los ojos cuando me senté, y al ver que seguían sorprendidos de verme ahí, les dije que mi marido me había contado todo, y yo le había pedido participar también en sus fiestas. Ambos se miraban incrédulos, pero más pudo su morbo y me preguntaron que había pensado para divertirnos. Les dije que quería que hagamos una fiesta, así que puse música y les pedí que bailásemos los tres.

Al principio estaban un poco cortados, pero al verme tan decidida supusieron que todo lo que les había dicho era verdad. Tomamos unas copas y luego saqué a uno de ellos a bailar. Quiso besarme inmediatamente, pero lo esquivé y le dije al otro que nos acompañara. Uno de ellos me agarraba las nalgas mientras bailaba conmigo, y el otro me abrazaba por detrás amasando mis tetas. Entre los dos lograron sacarme el vestido y me quedé solo en ropa interior.

Yo misma me saqué el sujetador, haciendo que mis tetas se contoneen libremente. Ambos se abalanzaron a chuparmelas, y cada uno succionaba la que le quedaba mas cerca. Al mismo tiempo que me las chupaban, uno me metía la mano por debajo de mis braguitas, llegando a alcanzar mi ano con sus dedos. El otro me metía la mano por delante metiendo su dedo en mi coño.

De tanto que me sobaban me comencé a excitar, y el que me quitó las braguitas, se puso de rodillas y empezó a lamerme la chucha pasándome su lengua como si quisiera meterla. Me decían que mi esposo tenia mucha suerte en tener una esposa tan liberal como yo, y yo les respondía que él llegaría mas tarde para que me culeen entre los tres. Ellos también quedaron desnudos, mostrándome sus vergas bien paradas, y yo me arrodillé para mamarselas a ambos.

Luego que terminé de chuparselas, me eché boca arriba en la alfombra y al momento uno de ellos metió su verga en mi coño, y empezó a bombear con fuerza mientras besaba mis tetas. El otro miraba y le decía a su amigo que se apure, ya que él quería entrar también. Yo le dije que me tiren entre ambos, y así uno de ellos se echó boca arriba y yo me senté encima de él, mirándolo de frente. El otro se arrodillo detrás mío y me empujó su tranca por mi ano, haciéndome dar un grito, pero ya las tenia a ambas dentro de mi.

Sentía mis dos huecos lleno de sus vergas y gritaba que me den mas, que se muevan más rápido. Mis gritos se escuchaban fuera de la habitación y de pronto tocaron a la puerta. Supuse que era mi marido, que al escuchar los gritos de placer de los tres, habría pensado que se había equivocado de habitación. Le dije al que me tenía ensartada por detrás que abriese la puerta, y yo me quedé sentada encima del otro, culeando sin parar.

Se abrió la puerta y escuché que mi esposo le dijo a su amigo, Que paso? los estaba esperando en la otra habitación. Su amigo sin escuchar lo que le preguntaba le respondió, entra rápido hermano que estamos gozando de tu mujer como lo pediste. Mi marido entró y vio como yo bajaba y subía en la verga de su amigo, mientras lo miraba a los ojos.

Se dio cuenta entonces de que se trataba todo, había ido por lana y salió trasquilado. Abandonó la habitación y cerró la puerta detrás de él. Su amigo que estaba en la puerta, me miró como preguntando que era lo que pasaba. Yo le dije vas a seguir gozando o no?.

Nuevamente tomo su posición en mi ano, y entre los dos me siguieron culeando, hasta que el que tenia debajo eyaculó soltando un torrente de leche en mi concha, y luego el otro inundó mi recto. Luego de un rato me separé de ellos y les limpié sus vergas con mis labios.

Nos bañamos en el jacuzzi, y luego nos fuimos así mojados a la cama donde nuevamente se revolcaron conmigo, y yo le daba de esta manera una lección a mi marido.

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