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Patricia, la prostituta del bus

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En un viaje ínter comunal que hice con mi marido y mi hijo, viví la infidelidad más morbosa de mi vida.

Era un viaje de vuelta a la ciudad de Santiago desde Iquique: Para mayor comodidad, mi esposo decidió comprar tres boletos, uno para nuestro hijo, otro para él y uno para mi, como él niño quería irse con él, me tuve que ir en la corrida de atrás con otro pasajero, desde la salida de Iquique el hombre que me acompañaba me puso conversación mientras mi esposo entretenía al niño, ese hombre de quien nunca supe su nombre y no miento, era simpático y bien agradable, congeniamos bien y mantuvimos siempre una conversación entretenida, a veces atendía a mi esposo y a mi hijo mientras conversaba él, a medida que empezó a llegar la noche los temas se fueron poniendo un poco mas caliente, cuando ya todos estaban dormidos, incluido mis esposo y mi hijo, él y yo seguíamos conversando pero esta vez la conversa ya no era tan sana, al menos para mi y por lo que me di cuenta para él tampoco, creo que eran cerca de la una de la madrugada cuando me empieza a tocar la rodilla suavemente, nos miramos y con mi vista entendió que me agrada mucho lo que hacia además su forma en que me miraba cuando conversaba me hacía sentirme deseada, al ver que no le decía nada, es más mi mirada le decía que siguiera, empezó a subir su mano a través de mi muslo hasta mi pequeño calzón, me toca mi intimidad tan suave que sentí una corriente eléctrica en mi cuerpo tan exquisita que sin querer abrí un poco mis piernas para que me manoseara sin mayor restricción, cosa que el supo aprovechar muy bien.

Su otra mano empieza a manosear mis pechos apretándolos sobre la blusa, apretaba suave pero firme lo cual hizo que me excitara aun más de lo que estaba, de pronto cuando ya me tiene a mil, me empieza a besar como si me fuera a comer de verdad, sin negarme le respondo, luego se me acerca al oído y me dice que se la mame, yo excitada y algo confundida le digo que está loco como se le ocurre pedirme eso, la idea de hacerlo me gustaba y deseaba que me lo ordenara hace rato pero me niego al principio por temor y por un poco de juego, le digo que estaba mi esposo y mi hijo presente que no podía hacerlo, él haciendo su papel de macho me convence y saca su pene de su pantalón, era una cosa horriblemente hermosa, gruesa, dura, caliente y lo que mas me excitó y me gustó fue su largo, aunque no me gusta hablar de las dimensiones de los penes porque puedo parecer mentirosa, pero las diré igual en este caso, creo que esa descomunal herramienta le media mas de 20 cms de carne porque en referencia a mi esposo que mide 17 cms y algo más, esta andaba algo mas de 20 cms. fácilmente, las luces oscuras, la gente durmiendo incluido mi esposo y mi hijo, el bus en movimiento, mi excitación y ese inmenso animal cerca de mi, fueron las razones para hacerle el mejor trabajo que había hecho a una verga.

Abro mi boca lo mas que puedo y me meto toda esa cabeza, de ahí cierro los ojos y no los abro mas hasta que esa gruesa manguera vacía todo su néctar en mi boca y se deposite en mi estomago, su leche era abundante y espesa, nunca había tragado la leche de otro hombre que no fuera de mi esposo, la encontré mas exquisita que la de mi esposo, no sé cuanto tiempo se la chupé, mis manos le acariciaban, tanto sus bolas como el resto de su pene, se lo besaba o le pasaba mi lengua una y otra vez, mi boca recorría cada espacio de ese obelisco desesperadamente como si me la fueran a quitar, también se lo besaba hasta sus testículos recorría su pene y sus bolas llenas de leche comiéndomelos de lados con mi boca caliente, no se cuanto cms de su pene cayó en mi boca, mas de mitad es seguro, intente metérmelo todo pero no pude, el hombre estaba excitadísimo al igual que yo, considerando que no podíamos meter mucha bucha, el hombre me empezaba a insultar suavemente en mi oído cada vez que podía mientras me comía su asesino, me trata como una prostituta, lo cual exacerbó mas mi interior, fue extraño pero le pedí que me insultará con palabras mas fuertes que me hiciera sentir una prostituta real, sus insultos se fueron haciendo mas eróticos para mi, palabras como puta, perra, ramera, mujerzuela, estúpida, hija de puta, golfa, prostituta, mamadora de primera, caliente de mierda, zorra infiel, etc… me ponían más y más caliente, cuando ya esta listo, me sujeta la cabeza y me hace sentir sus fuertes chorros dentro de mi cavidad bucal, chorros que casi me asfixian, su gran cantidad de leche me obligó a tomármela rápidamente para no ensuciarlo ni yo ensuciarme, una vez terminada de limpiar su vergajo y dejárselo como nuevo y brillante, me dice ahora putita yo me encargare de ti.

Mido 1.67 soy rubia natural, pelo liso, ojos claros, mis medidas son 93-61-92, vivo en Santiago de Chile, cuando ocurrió esto, era el verano del 2002, tenia 26 años, ese día vestía una blusa sin brassier debajo, una mini a medio muslo, zapatos y debajo solo un colaless pequeño semitransparente que debo ser sincera se traslucía a través de la mini, el hombre me levanta la mini, me saca el colaless, él me señala que el culpable de todo lo que pasé había sido mi pequeño calzón que se traslucía a través de la mini y que en un instante del viaje la mini se había subido mas de lo debido y había dejado verlo en todo su esplendor, lo cual es verdad porque cuando intente atender a mi hijo se me subió la mini mas de lo indicado, una vez que me saca el colaless y se lo guarda en su bolsillo como recuerdo después me diría, me hace un trabajo con su lengua y mano, mas delicioso que había sentido hasta ese momento, fue tanto el placer y el terrible orgasmo que tuve obligada a ponerme la pequeña almohada que te pasan en el bus en la boca para no gemir ni gritar, mis piernas abiertas completamente a su servicio le permitía hacer mejor su desquiciado trabajo en mi vagina y ano, me mordía, me metía los dedos, me pegaba en mi vagina, apretaba mis labios, hasta mi ano recibió un digno trato.

Me metió hasta dos dedos en lo mas profundo de mi puto ano como él lo trataba, no pude mas con tanto toqueteo y manoseo y acabe como una verdadera yegua, sentí un chorro que no terminaba nunca salir de mi interior, mas aun con los golpes en mi puta zorra e insultes que él me daba en mi oídos mientras acababa me hacían desesperarme aun más, nunca me habían tratado tan vulgarmente pero en vez de molestarme me agradaba que lo hiciera, entre palabras mas fuertes sus palabras era mejor, quede cansadísima y extasiada pero también tan mojada después de acabar que la mini me la tuve que cambiar, me puse una falda larga para justificar después ante mi esposo que me había dado algo de frió, a todo esto la falda me la tuve que cambiar delante de mi cliente, ahí estaba yo desnuda para abajo ante un bus repleto de gente durmiendo y un hombre que me hizo una prostituta, me coloco la falda, luego saco una diminuta tanga y el hombre me ordena que la guarde, no deseaba que me colocara nada de bajo de la zorra de puta que tengo como él dice, la guardo en el bolso, le vuelvo a chupar su pene un rato mas, pero antes de eso el hombre me dice: me has hecho tener el mejor viaje de mi vida, te recordare como la prostituta del bus, le reparo como la puta si quieres porque no me has pagado, en eso me dice toma y me da diez mil pesos (unos 17 dólares), me dice ahora si eres la prostituta del bus y chupamela un rato mas, le recibo el dinero y le digo que me gusta la idea de ser la prostituta del bus aunque suene feo, a lo que él replica no te preocupes siempre has sido una prostituta basta ver lo fácil que eres, realmente no se si fui fácil pero que me gusto lo que pasó esa noche, no lo negaré, hago lo que me pide, se la chupo por segunda vez por cerca de unos quince minutos creo, luego que él me dice basta, se la guardo y nos ponemos a dormir, para serles sincera no me gusto la idea de guardársela.

Me costo conciliar el sueño, el recordar lo que había hecho y saber que fui infiel casi delante de mi esposo y me hijo, el placer que tuve ante eso hombre desconocido produciéndome un morbo casi indescriptible, hace que me vuelva a excitar, preocupada de no mojar la falda ya que tenía mi puta zorra casi al descubierto (sin calzón me refiero, ya que tenia la falda larga), me podía delatar ante mi esposo mas tarde, decido pensar en cosas sin importancia para calmarme y dormir pero no dejaba en pensar que a partir de esa noche sin querer me convertí en una mujer infiel y prostituta.

Cuando desperté el hombre ya se había bajado, saludo a mi esposo e hijo que estaban despiertos, aprovecho irme al baño del bus y me coloco mi tanga, antes de colocármela me toco mi vagina y le digo de verdad él tenia razón era una puta zorra.

Pasó mucho tiempo en poder asimilar lo que había vivido, me excitaba y me sentía culpable por lo vivido pero el orgasmo que tuve fue la muestra clara que una pequeña infidelidad puede ser muy placentera, lo mas loco era que cuando estoy sola en casa y excitada, me auto insultó mientras me masturbo recodando a ese hombre que nunca supe su nombre pero me había hecho tener unos de mis mejores orgasmos.

A casi dos años de que fui la prostituta del bus por una noche, el deseo de volver a repetir esa aventura ha vuelto y cada día ansió mas en que suceda algo parecido He empezado desde aproximadamente dos meses a disfrutar de otro juego que ante me desagradaba, que es dejarme manosear en el metro y en la micro (buses urbanos), lo cual algunos atrevidos han llegado a tocar directamente mi zorra de perra caliente dejándola muy mojada.

Aunque ustedes no me crean, a pesar que tenemos una buen vehículo, le digo a mi marido que viajemos en bus e intento ahora usar minis lo mas cortas posibles aunque mi esposo se molesta igual las uso, además uso calzones ahora mas diminutos, en recuerdo a eso hombre que decía que le gustaba las mujeres que usaban calzones pequeñitos. Antes compraba calzones pensando en mi y mi esposo pero ahora los compro, no pensando ni en mi ni en mi marido, sino en todos aquellos hombres que le gusta la buena lencería, busco calzones bien pequeñitos y siempre una talla menor para que me queden mas marcados los labios y se vean a través de la ropa, busco de encaje o trasparentes.

Ojalá que el hombre que lea esta historia me encuentre en un bus o en el metro y sea mas morboso que ese hombre que me hizo simplemente una prostituta con nombre y apellido." La prostituta del bus".

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