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Una tarde normal...

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Esta es la historia de un suceso que aunque poco frecuente sucede más seguido de lo que pensamos pero no deja de ser una historia inquietante, ocurre en el corazón de México, en el centro de la capital, en donde los edificios son antiguos y pareciera que solo hay tiendas y negocios entre sus estrechas calles en donde hay museos abundantes grandes y pequeños, pero ocurre precisamente en uno de los más conocidos y en donde llegan personas de todos los lugares.

El museo Franz Mayer, ahí estaba Carlos. Un hombre que tenía algún tiempo trabajando como curador (restaurador), él era un hombre joven de unos 30 años alto y de anchos hombros, aunque con un aire intelectual, el pasaba mucho tiempo en su trabajo en ese frio y a veces muy solitario edificio.

Un día que hubiese parecido normal llego hasta ese lugar Melissa, una joven estudiante de arte que hacia una visita a ese museo para hacer una investigación, al preguntar ella con quien se podía dirigir para tener ayuda para su trabajo fue enviada por el director del museo con Carlos, ella se dirigió con el hacia su oficina en donde lo encontró anonadado en una pintura religiosa, ella al llamar a su puerta, aunque ya abierta sintió una atracción inmediata por él.

Al verlo su corazón se aceleró y sus ojos brillaron. al voltear a verla Carlos su sorpresa no fue menor, al ver esa delicada figura y esos profundos ojos pensó ‘’dios… la virgen que veo aquí pintada ha salido del lienzo que tengo en mis manos’’, al aclararse su mente le pregunto a Melissa que era lo que el podía hacer por ella, se notó inmediatamente el rubor en las mejillas de Melissa, quien al oír esas palabras pensó en lo que ella podía hacer por él, después de presentarse él le ofreció llevarla a conocer el lugar, acepto ella sin pensarlo dos veces.

después de pasar por las salas más conocidas la atracción entre ellos aumento más cada vez mientras caminaban uno al lado del otro subía la tensión sexual entre ellos, ella sentía cada vez que pasaban por ese largo y solitario pasillo su deseo de sentirse aprisionada en sus brazos y besar sus labios, Carlos sentía esa atracción hacia ella, deseaba tomarla en sus brazos, apretarla contra su musculoso pecho y sentir sus firmes y bien torneados senos, y…aunque los dos trataban de disimularlo, no podían dejar de lanzarse miradas indiscretas entre ellos.

Sintiéndose invitada por el silencio casi total Melissa se aproximó de manera delicada tomándolo del brazo y casi susurrándole al oído ‘’me gusta tu perfume’’ escondiendo su mirada por temor a ser delatada por sus ojos brillantes por el deseo, Carlos asintió con una sonrisa tímida pero franca, era más que evidente que estaban embelesados y no solo por la belleza de las obras.

Todo era un rio de sensaciones desde el intercambio de miradas que había entre ellos, hasta el ya fuerte sentimiento del deseo que empezaba a inundar el ambiente, llego un momento en que sintieron como si el deseo los quemara por dentro, Carlos siendo tan serio, trataba de no dejar ver lo que pasaba por su cabeza y que su cuerpo reclamaba querer expresar por miedo de romper el encanto que había en todo ese lugar, a su tiempo Melissa se inquietaba cada vez más al sentir su timidez.

Ella continuaba tratando de hacer contacto físico con el tocando discretamente su cabello o cualquier roce que pareciera accidental, ella podía notar como a él se le erizaba la piel con esos breves contactos y al mismo tiempo sucedía lo mismo en ella, causando un bochorno que la asediaba, alborotando su larga cabellera en señal de calor.

Mientras él le mostraba una pintura en una sala poco visitada volteo hacia Melissa quien se había recargado en una ventana, el vio una imagen celestial que brillaba a la contraluz de el gran ventanal en el que ella se había recargado, su piel brillaba, fue en ese momento que Carlos se detuvo a contemplarla con detalle.

Desde las puntas de las zapatillas que estilizaban sus piernas, la falda arriba de las rodillas que delineaban sus caderas, la delicada blusa de seda blanca que remataba en un discreto aunque sensual escote y el largo pelo castaño que caía sobre sus hombros, todo conjuntaba una imagen divina.

Al situar su vista en la blanca tela de seda se percató de su transparencia y la prenda delicada de finísimo encaje que sostenía sus pechos y asomaba un escote mucho más pronunciado que le hacía ver más atractiva, pasaron segundos que para Carlos parecieron una eternidad, disfrutando la sensual imagen con su mirada.

En un instante todas las sensaciones se mezclaron y las miradas se cruzaron, en ese momento los dos sintieron que estaban los dos solos en todo el universo sintiéndose como si flotaran en el vacío, sentían como si hubiesen llegado juntos al Valhala y solo ellos dos y sin más palabras se besaron de la forma más sensual que pudiera haber sido, Melissa suplicaba en silencio que se acercara un poco más ella deseaba con furor sentir su calidez, sus labios se rosaban y con suavidad sus lenguas jugaban entre ellas

Se dejaron llevar por la magia de sus labios desbordando sensualidad a cada rose. Melissa acaricio su cabello atrayendo más sus labios a un beso más profundo, no bastaban sus labios para hacer contacto y sus senos se estrecharon más fuertemente a su pecho.

Carlos sentía ese roce cálido contra él y su excitación era ya muy notable, Melissa disfrutaba sentir su esa sensación, sentir sus brazos aprisionarla era increíble, sus besos eran como una explosión de sensualidad, un ritual hermoso de sus labios que desbordaban miel extraída del deseo.

Las manos de Carlos recorrían el cuerpo de Melissa que excitada se entregaba al placer de el suave tacto que la recorría, sus senos hinchados de la excitación estallaban de calor, sin pensarlo más entraron en la oficina de Carlos quien cerró la puerta poniendo el seguro.

Melissa suavemente se posó en su escritorio en espera de él, acercándose a ella con sigilo como un lobo a punto de saltar sobre su presa Carlos la abrazo nuevamente contra él, quien retomo sus labios sintiéndose dueño de ellos, los recorría con su lengua y los mordía sensualmente mientras desabrochaba la blusa de seda, Melissa se dejaba explorar curiosa de aquellos labios que la derretían de a poco, besando suavemente su cuello acariciaba sus firmes y torneados senos sintiendo como se endurecían aún más los pezones que los coronaban, mientras Melissa se des hacía de la blusa.

El brillo de sus ojos era cristalino y el deseo brillaba a través suyo, Melissa sentada en el escritorio apretaba sus piernas fuertemente, ella lo rodeaba con sus brazos acariciando su espalda con sus uñas, la humedad que recorría sus piernas era cálida y agradable, su falda apenas dejaba ver a medias sus piernas las que de manera sensual separo un poco para invitándolo a entrar más pues deseaba sentir su miembro más cerca.

Percatándose de ello, él se acercó más a ella por entre sus piernas acariciando una de ellas y subiendo su falda, Melissa respiraba más fuertemente, ella temblaba de deseo al sentir los dedos juguetones de Carlos aproximarse a la prenda íntima, no podía casi controlar el nerviosismo, al sentir el contacto  de sus manos en sus piernas, jadeo de forma deliciosa al sentir el primer roce, Carlos se topó con una pequeña y sensual tanga ya húmeda por la excitación.

Su rodilla, rozaba la ingle en la que ya era más que visible la erección, los dedos de Carlos rozaban su pubis sobre la hermosa prenda, el recorría sus piernas suaves como el terciopelo, Melissa jadeante de la excitación, lo dejaba continuar su exploración disfrutándolo, recargándose en el escritorio con sus brazos y dejando ver de manera más inquietante sus hermosos senos vestidos por su sostén de encaje blanco de medias copas, que resaltaban su tamaño que era bastante generoso, el cual después de un par de minutos estaba ya en el suelo.

Melissa comenzaba a mover compasadamente sus caderas en señal de disfrute, Carlos se acercó a ella recargando también sus manos en el escritorio, cuando la piel de ambos hizo contacto fue como si hubiera una descarga de electricidad que los atravesara, ella no dejaba de probar sus labios que le causaban adicción a la miel que emanaban, el sensual beso que disfrutaban hacia que se movieran los dos lentamente, los pezones de Melissa se movían lentamente rosando el musculoso pecho de Carlos, cual chocolates derretidos por el calor que provocaba la intensidad del momento.

Melissa abrazo a Carlos fuertemente a la vez que él lo hacía, Carlos la cargo tomándola por sus piernas, admiro la sensualidad de sus pechos y la llevo hasta un gran sillón de piel de color café que usaba para descansar, pero esta vez no era para eso que lo usaría, Melissa se recostó cómodamente esperando sentirlo más.

Carlos se hinco frente al sillón recorriendo todo el cuerpo de Melissa con sus labios, las manos de ella acariciaban su cabello, temblando a cada centímetro que sentía su cálida lengua recorrer su piel, las fuertes manos de Carlos jugueteaban con sus pezones, Carlos besaba el vientre de Melissa delicadamente mientras ella daba pequeños gemidos de placer, para Melissa era hermoso verlo y sentirlo en su vientre, deslizaba su mano entre las piernas de Melissa que se entregaba al placer de ese delicioso tacto, la humedad de sus labios y el jugueteo de su lengua hacían que el cosquilleo en los labios de su vulva fuera frenético, Melissa inundaba de humedad.

El estallido de placer recorría su anatomía, Carlos noto como la piel de Melissa se erizaba al sentir su lengua recorriendo esa suave piel y los espasmos hacían eco en su garganta invitándola a gemir más profundamente, se afirmó de la pequeña prenda con los dientes y empezó a bajarla lentamente se dejó ver el delgado delineado de la depilación y su respiración hacía temblar su vientre Melissa estimulaba sus pechos con sus delicadas manos comenzaba a sentirse ansiosa por lo que venía, con sus dedos el acariciaba la sensual línea de bello recortado marcada en su pubis.

 Ella apretaba sus piernas de manera ansiosa, mientras que Carlos besaba su vientre y deslizaba su dedo índice entre los labios de su vulva, acariciando en círculos su clítoris que se encontraba erecto y bañado exquisitamente de humedad, al momento, ella levanto sutilmente su pierna dándole entrada a los ansiosos dedos, humedeciéndolos con los fluidos tibios de Melissa, el los recorrió hasta su vagina yendo y viniendo, una y otra vez su vagina se dilataba y se contraía.

mientras disfrutaba todas las sensaciones que causaba Carlos en ella con el delicioso rose de su lengua alrededor de su clítoris Melissa ahogaba en gemidos su excitación, ella arqueaba su espalda y sus senos se movían al compás que Carlos marcaba con pequeñas pausas en las que Melissa podía disfrutar su respiración, mientras el saboreaba la miel que Melissa escurría de su feminidad, levanto su pierna a modo de darle paso abierto a todo, mientras acariciaba sus senos que se hinchaban de la excitación que el momento producía.

Melissa aprovechaba para tomar sus manos y besarlas, un temblor recorría su delicado cuerpo, sumergida en el goce total se incorporó para pedir sus labios, se sentó en ese enorme sillón de piel de modo tentador y sellaron el momento con un largo beso, estaba a la altura de su cintura y sensualmente lamio el abdomen de Carlos levantantando su rostro lo miro fijamente a los ojos, a la ves bajando lentamente el cierre del pantalón sin quitar la mirada de sus ojos, ella noto el falo exageradamente erecto, acariciando suavemente saco la punta de su glande húmedo, lo admiro y con su lengua le dio delicados toques, besándolo recorrió cada centímetro, Carlos acariciaba su pelo mientras respiraba profundamente deleitándose con las caricias de Melissa, mientras lo succionaba introduciéndolo en su boca delicadamente casi por completo, rápidamente lo metía y sacaba besándolo con sus labios, el pene de Carlos estaba enrojecido y enhiesto de la excitación.

Melissa se levantó desnuda quedando los dos frente a frente Carlos se deshizo de la ropa desabrochada que aun llevaba puesta y se abrazaron recorriendo sus cuerpos, la piel suave de Melissa se rosaba suavemente contra la de Carlos, acariciando sus espaldas mutuamente se besaron de nuevo.

Entre sus senos se dejaba sentir la transpiración que la excitación causaba, el rose de sus lenguas provocaba que sus cuerpos entraran en un ardor intenso, Melissa le dio la espalda para dejar que tomara sus senos y besara su cuello el que recorrió deliciosamente mientras ella empujaba sus caderas contra su miembro, le fascino sentirlo firme entre sus glúteos, Carlos bajo una de sus manos lentamente recorriendo su piel por sus senos bajando por su vientre hasta el pubis acariciando suavemente, Melissa subió su pierna suavemente al sillón para permitirle el rose, sus dedos ansiosos buscaron el clítoris de Melissa acariciándolo lentamente, ella paso su mano por la espalda para tomar su miembro.

Lo acaricio suave y ansiosa, el calor entre ellos los derretía, Carlos disfrutaba las caricias de Melissa en sus testículos mientras les acariciaba con sus dedos, con la lengua acariciaba y rosaba su cuello terminando en excitantes besos y mordiscos, recorría cada centímetro de su piel, jadeantes y bien entallados uno del otro Carlos volvió a llevarla al sofá y besando su pierna empezó a bajar más y más hasta saborearla nuevamente, Carlos se acomodó a lo largo del sofá y Melissa se montó sobre él, quedo así dándole a ver el miembro erecto, a lo que ella respondió gustosa haciendo nuevamente una felación, mientras el recorría su vulva con la lengua y jugueteaba con su clítoris, las manos de Melissa acariciaban sus testículos y sus labios aprisionaban su falo, metía y sacaba el miembro casi atragantándose con él, las pequeñas mordidas que Carlos daba en el clítoris la hacían jadear, la vagina de Melissa estaba dilatada totalmente Carlos metía un dedo y recorría sus paredes vaginales y explorando su interior con sus ansiosos dedos buscando su placer, estrecha y suave, su vagina disfrutaba el delicado rose.

La respiración de Melissa se aceleraba al sentirlo cerca, cuando Carlos se levantó Melissa dudo un par de segundos antes de soltar el pene de su boca pero quería mas, se recostó en sillón y solo se relajó en espera de él, soltó todo su cuerpo y respiro profundamente, Carlos se hinco entre sus piernas abiertas y se recargo lentamente tomo su pene fuerte y lo acerco a su húmeda vagina dejando que el glande acariciara sus labios y frotara el clítoris, ansiosa Melissa levanto sus caderas y lo hizo entrar solo un poco, la vagina de Melissa se contraía y en un movimiento de la cadera se deslizo por su interior, ella lanzo un gemido agudo de placer al sentirlo entrar, Carlos se movía lentamente y la lubricidad de Melissa lo hacía recorrerla de ida y vuelta una y otra vez, acariciando sus pezones y besando su cuello.

No paraba de gemir arañando su espalda, los jadeos de los dos se hacían a cada vez más intensos y rápidos al tiempo que Carlos se movía mas rápidamente, de un movimiento se giraron y Melissa quedo sentada sobre el con su exquisito pene tocando el fondo de ella, esta vez se mecía aferrada a sus hombros besando su cuello saltaban sus senos entallados en el pecho de Carlos, quien la tomo por su cadera y siguiendo el compás de su movimiento la jalaba hacia el queriendo penetrarla más, cuando el pene llegaba al fondo de su vagina Melissa gemía de placer y pedía más.

Carlos levantaba su cadera para que disfrutase más, cuando el pene llegaba al fondo de su vagina Melissa gemía de placer al sentir su pene rosando su interior, sus prolongados espasmos hacían que se aferrara a el más fuerte, en el frenesí de placer, con sus manos acariciaba su cuello y su cabello invitándolo a probar sus senos duros y pálidos, pequeños chocolates coronaban sus pechos aterciopélalos erectos del placer, Carlos los saboreaba con su lengua acariciándolos frotándola sensualmente su contra los enhiestos pezones de Melissa disfrutando cada movimiento, cada respiración, cada espasmo, cada sonido, eran entonces un solo ser, la fricción de su pene, abría de a poco más sus paredes vaginales, Melissa buscaba los labios carnosos de Carlos para fundirse más en él, sus lenguas jugueteaban entre ellas, respiraban el uno del otro, Melissa sentía desfallecer pero ansiaba prolongar el placer, se detuvo para respirar y Carlos la tomo por la nuca dándole un prolongado y sensual beso que casi los hace desfallecer a los dos, siguieron moviéndose sensualmente, disfrutándose el uno al otro.

Melissa jadeaba cada vez más rápido y más fuerte podía sentir venir el primer orgasmo que ya estaba latente en su vientre inundándola de humedad, sus senos hinchados se movían al hipnotizaste compas que llevaban los dos, en su vientre, sentía un estallido de calor que bajaba envuelto en fluidos ardientes, recorriendo todo su útero y contrayendo sus paredes vaginales, lo sentía revolver sus entrañas y subir a su garganta cargada de locura emanando un alarido delicioso de placer y reflejándose en sus bellos ojos.

El temblor de todo su cuerpo la lleno de escalofríos, mientras Carlos bebía de sus senos y se extasiaba con su piel sin dejar de penetrarla, en ocasiones ella deslizaba sus dedos acariciando su clítoris bañado en la mezcla de los fluidos de ambos, Melissa empezó a recorrer su pecho con la lengua haciendo que Carlos sintiera como su cuerpo se hacía más sensible, ella le pidió que se levantaran un momento y quedando ella sentada en el sillón se recostó lanzando un profundo suspiro.

Carlos la empezó a recorrer con su lengua por todo el cuerpo acariciándola toda, al mirar su vulva vio sus labios enrojecidos e hinchados y acariciándola, sin dejar de recorrer su feminidad, sintió su clítoris y lo acaricio nuevamente en círculos con la punta de su lengua lo acaricio y se deleitó con la miel que emanaba de su interior, succionando sensualmente su clítoris entre sus labios.

Melissa estaba delirante y gemía sin control, introduciendo sus dedos en la vagina de Melissa Carlos frotaba su lengua rápidamente contra el delicioso botón a lo que Melissa respondía con sus jadeos, más rápido que la anterior vez Melissa sentía el espasmo en su vientre gritando con demencia el nombre de Carlos animándolo a provocarle una vez más la locura, acariciaba su pelo sosteniendo su nuca como pidiéndole que nunca se fuera y que nunca dejara de hacerle sentir esa demencia de placer.

El estallido fue superior al primero, un alarido anuncio la explosión de sensaciones en Melissa, tanto que sus fluidos se derramaron en demasía sobre el sillón, abundantes calientes y espesos, Carlos la tomo de la mano y le llevo hacia el brazo izquierdo del sillón la tomo por la espalda y la beso en su nuca y sus hombros acercando su masculinidad a ella Melissa se inclinó de frente y recargo sus manos en el brazo del sillón dándole a Carlos una visión divina de su cuerpo, el no necesito que le dijera una palabra solo la tomo por sus caderas y la penetro nuevamente, él podía observar como la penetraba con movimientos hacia adelante y atrás y acariciando sus glúteos.

Melissa lo disfrutaba cada vez más mientras que Carlos aumentaba la velocidad de sus movimientos, entraba y salía con más fuerza y los espasmos que a Melissa le causaba el placer, hacían que Carlos lo disfrutara aún más, iba y venía una y otra vez, Melissa levantaba su cabeza buscando los labios de Carlos y él le respondía con besos exquisitos,

Carlos sentía que su glande se sensibilizaba cada vez más, moviéndose rápidamente jadeaba muy fuerte, la penetración era más intensa cada vez, sus testículos sentían hormiguear de la excitación, aunque Melissa sentía ardor por la fricción lo gozaba intensamente, ella se incorporó al sentirlo más excitado se incoó frente a él y le pidió dejar que lo consintiera un poco, a lo que accedió quedándose inmóvil esperándola.

Los labios de Melissa succionaban fuertemente, sus manos apretaban sus testículos y Carlos sentía sus piernas doblarse, Melissa comía su miembro con tal goce que el falo de Carlos escurría caliente en su boca, la lengua de Melissa recorría cada centímetro metiendo y sacando su mástil mas y mas rápido, Carlos disfrutaba mirar a esa mujer devorando su masculinidad haciéndolo temblar, ella lo miraba complacido y le sonreía aunque apenas podía con el grosor de su pene en la boca.

Una descarga de electricidad se sentía desde las plantas de los pies de Carlos que recorría hasta su pecho pasando por sus testículos y su miembro, haciendo que el bello de sus piernas se erizara, Carlos dio un grito como si se liberara de pronto y furiosamente, de pronto sintió como una serie de espasmos hacían que sus testículos y su pene se movieran y en varias entregas le entrego a Melissa sus preciados fluidos seminales, blanquecinos y espesos derramando toda esa virilidad en la boca de Melissa, quien recibió con su lengua juguetona el extracto de su entrega, Carlos sintió como los músculos de su espalda se relajaban sin dejar Melissa de probar su miel y la abrazo mientras lo saboreaba bebiéndola toda.

Melissa se puso de pie y lo llevo al sofá donde lo dejo recostar para subirse y dejar a su miembro entrar en su vagina para recostarse en su pecho y disfrutar el latido de su corazón, relajados, no supieron cuánto tiempo paso y apacibles quedaron dormidos los dos abrazados uno al otro.

Cuando Carlos se despertó ya se veía oscurecer y el menudo cuerpo desnudo de su amada seguía compartiendo su calor Carlos la beso en sus parpados y abrazándola beso también sus labios a lo que ella respondió con una sonrisa.

Al finalizar el día se despidieron con un largo y sensual beso que les hizo recordar lo que había pasado horas atrás en aquella olvidada oficina de Carlos, después de esto salieron del antiguo edificio y se separaron esperando encontrarse de nuevo cuando tuviera que pasar, pero con la esperanza aunque muda de que volvería a suceder.

Así acabo otro día ‘’normal’’ en esa enorme ciudad llena de historias por contar y de novedades por descubrir, ahí en donde nunca termina de escucharse el susurro de autos fábricas y personas y pareciera que las luces jamás se apagaran, no así para quienes viven a su ritmo y siguen creando más historias como la de Carlos y Melissa, que bien pudieran ser personas a quienes conoces.

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