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Una noche, dos gotas de lluvia...

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Recuerdo esa llamada desesperada, pidiéndome que vaya hasta su casa, quería volver a sentir el calor de mi cuerpo sobre ella, accedí de inmediato diciéndole lo siguiente:

En media hora estaré por allí, hay lluvia eso me retrasara, hasta pronto. Nada más colgar sentí que se me erizo la piel por completo solo con imaginarme que aquella noche la ciudad no sería lo único que estaría mojado...

Me mire al espejo, espere tanto esa llamada, subí a mi coche y en 20 minutos estuve bajo su casa, me contemplaba desde la ventana con ese busto perfecto que me hipnotizaba, quería entrar y arrancarle lo que llevaba puesto, no aguantaba más, abre la puerta me besa con ganas, su lengua roza todo mi paladar su excitación es eminente y mis dedos traviesos empiezan su travesía...

Empecé acariciándola con esa pasión que sabía que la volvía loca, esa cintura tan perfecta, esas caderas...sus pechos tan hermosos...al llegar a ellos noté que sus pezones eran tan duros y estaba consciente que no se debía al frío que, hacia afuera, que excitado estaba, pero ella, nunca se quedaba atrás. Dejó de besarme por un momento, me miró fijamente y con su sonrisa traviesa empezó a desabrocharse ese pequeño vestido que llevaba, me estaba llevando a la locura...

Siéntate me dijo mientras me miraba fijamente y se movía de manera sensual quitándose el vestido. De manera instintiva todo su cuerpo, lo mueve frente a mí y mi excitación es eminente se queda con brasier y bragas no aguanto más esta locura y me abalanzo sobre ella.

La bese sin control, amaba su cuello lo besaba cual vampiro sediento, mientras ella me lo agradecía mediante pequeños gemidos que me excitaban aún más. Voy dirigiéndome a su hombro y con mis dientes hago que esa tira de su brasier caiga, no puedo dejar de besarla, repito el procedimiento en su otro hombro y finalmente me decido a desabrochar con una enorme pasión ese brasier que escondían unos magníficos pechos, esos pezones, que deseaba tanto tenerlos en mi boca en ese momento...

Mi lengua juega con esos pezones, su cara de excitación lo decía todo, "quiero tenerla dentro de mí". De un sólo movimiento quito sus bragas y aparto mi pantalón. Le susurró al oído: "donde hubo fuego ganas de quemarse quedan" y estallo de un grito, estaba completamente dentro de ella y el placer empezaba a embriagarnos a los dos.

En aquella silla me cabalgaba de una manera salvaje y apasionada, empecé a notar nuestros cuerpos cada vez más y más mojados. Me levante, la cargue y me dirigí a su cama, amaba cuando se mordía su labio me volvía loco, empecé a besar su barriga y notaba que según iba bajando sus gemidos aumentaban, sus manos apretaban el edredón como prediciendo que algo bueno estaba por pasar...

Su olor, era ese aroma que me embriagaba y excitaba. Empiezo a besarla poco a poco a lado de sus labios y ella empieza a retorcerse de placer, respiró profundo y mi lengua empieza su aventura, su excitación era fenomenal, me encantaba ser yo el motivo, arriba hacia abajo, quedándome en su clítoris donde me agarra el cabello y me dice que no pare. Uff que excitante saber que el motivo de esos gemidos y orgasmos soy yo, mi mano también toma parte de este juego y un dedo empieza a navegar dentro de ella, luego dos y explota de placer haciéndome saborear cada gota de su perfume que me embriaga y me llena de placer.

Ella, tan excitada respiraba con una agitación que indicaba que estaba totalmente agradecida con lo que podía llegar hacer mi lengua. Acto seguido se sentó y me beso apasionadamente dejándome llevar por ella me acosté, ahora era su turno de recordarme porque aquella mujer era la causa de mi locura...

La forma de mirarme, la forma de tocarme, la forma de hacerme suspirar lo decía todo, era suyo y ella mía. ¡Comenzó a besar con su lengua todo de mí, era de admirar la forma como lo hacía empezó a temblar de tanto placer, que rutina! Arriba, abajo, profundo, su lengua era otra maravilla, no quería terminar así, la levanté de golpe y la pongo en 4. Tres nalgadas y le recordé que era mía, su trasero era lo mejor de ella y ahora lo tenía en mis manos, a la mierda las formalidades, se lo metí de golpe mientras le daba nalgadas y ella gemía de placer. -era lo que querías no? Le dije -soy tuya me respondió

No podía parar, quiero besarla amaba esos labios, pero me encantaba ver como mi pene entraba y salía de ese hermoso culo, la embestía con fuerza una y otra vez, aquella habitación se convirtió en una mezcla de gemidos y gritos descontrolados "córrete en mi culo" repetía agitadamente, uf como me excitaba esta mujer...

Perdí la noción del tiempo y mi cuerpo ya no respondía más, llegué al punto máximo en el que mi pene soltó mucho semen, tanto placer tenía una sola razón: ella. Una noche, dos gotas de lluvia, una pasión, que quedara plasmada en mi memoria y en mi cuerpo.

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