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Mi primo Johnny

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Rara vez nos reuníamos mi primo y yo, esa tarde jugamos una partida de básquet un rato en la mini cancha del patio de su casa y en un par de ocasiones sentí un leve choque de su cuerpo al momento de tratar de quitarme el balón, yo iba de espaldas hacia el aro y él me rodeaba con sus brazos tratando de alcanzar la pelota. El contacto entre nuestros cuerpos fue más cercano. No estaba únicamente “marcándome” el trataba de pegarse a mis nalgas, lo pude sentir pero de inmediato cambie la forma de juego y me separe de él. Al verlo de frente note un leve bulto en su entrepierna, él estaba claramente excitado pero continuamos jugando. No volví a ofrecerle mi espalda, pero en varias oportunidades me tocaba el culo simulando que quería agarrar el balón, eso de desconcentró. Al final él gano el juego y fuimos adentro a buscar agua. Entramos a su casa y él  se sentó en el sofá, me pidió que le acercara un vaso y desde la cocina note que se estaba manoseando la verga sobre el pantalón.

Al acercarme me dijo que tenía muchas ganas de cogerse un buen culo, yo sonreí y trate de no darle importancia, imagine que hablaba de su novia o alguna otra chica.

Sin embargo una imagen fugaz cruzo por mi mente y me vi a mismo en cuatro patas recibiendo una buena ración de verga. Yo tenía 18 apenas cumplidos, y ya había tenido algunas experiencias con hombres y mujeres, tuve dos novias pero me gustan los chicos aunque lo guarde en secreto. Para ese momento no estaba con nadie, recordé mi último encuentro con Robert. Algo sublime, tenía una verga larga y delgada que entro fácilmente en mi agujero calentón. Pero quien se llevó mi virginidad fue mi vecino hace un par de años.

Volviendo a mi primo y sus ganas conversamos sobre un par de chicas de la zona, sin embargo yo no dejaba de mirar el bulto en sus pantalones y de repente sin más mi primo lanzo:

-¿Qué me ves, te gusta?

-¿Cómo? Nada de eso ¿qué te pasa? ponte serio vale.

-Ayayay primo tu como que eres una jeva, ¿Y si te meto al cuarto para cogerme ese culito rico que tienes? No te hagas el loco que ya te cache dos veces mirándome el paquete, ¿lo quieres? mira lo tengo bien parado. Anda ven agárralo.

Con seriedad le dije: –déjate de vainas primo, te estas equivocando conmigo. A mí no me gustan esas cosas.

-No seas pendejo, ¿quieres verlo? Ven acá vale agarra ahí que eso no pica.

Él agarro mi mano y la puso sobre su bulto, se lo agarre y lo solté de una vez. Estaba durísimo. De inmediato se lo sacó. Era el más grande y hermoso miembro que había visto en mi vida, estaba hinchado y brillante por el sudor, y de la punta escurría un hilo delgado de ese líquido delicioso, ya he probado esa sustancia y al imaginar su sabor se me hizo agua la boca, lo mire con algo de temor y incline la cabeza, lo mire de nuevo y en su rostro se dibujaba una sonrisa malévola y susurrando me dijo:

-Anda no te seas necio, yo sé que eres maricón y tu sabes que lo quieres, mira como aprietas esos labios, vamos te voy a dejar chupármelo un buen rato para después explotarte ese culo en leche!

Cerré los ojos y mordí mis labios, él se acercó y me agarro una nalga, yo lo deje hacerlo y luego trato de meter su dedo pulgar sobre mi ropa, con su otra mano acariciaba su guevo y sus dedos se mojaban con el líquido que escurría de la cabecita rojiza, el acerco su mano a mi boca y yo chupe sus dedos lo saboree mientras lo miraba a la cara y el sonriente me decía:

-Vas a gozar, y yo me voy a disfrutar esas nalgas. ¿O tú crees que los toques en la cancha fueron accidentales?

-Yo sé que no, si te gozaste mis nalgas en el juego.

Resignado a lo que venía y que yo no quería evitar le solté:

-Déjame ir al baño un momento y ahora regreso.

Mi primo hizo un gesto con la mano indicándome la dirección del baño. Y antes de entrar me dijo que me esperaba en su cuarto indicándome el camino de este otro lugar.

Sonreí en mi interior. Imagine ese palo hermoso penetrándome, partiéndome en dos, nunca había probado uno así de grande y decidido a no dejarlo pasar me asee como mejor pude, no me gustan las sorpresas escatológicas que le restan gusto al placer. Improvise con la ducha teléfono y como pude lave mi ano y el interior de este, use un jabón líquido que había en una repisa con olor a melón, me practique un enema y deje toda mi intimidad tan limpia y olorosa a fruta que hasta me felicite a mí mismo por el buen trabajo que había hecho. Me miré en el espejo y pensé nuevamente en ese guevo. Me mordí los labios y acaricie suavemente mi ano, humedecí mis dedos y trate de humectarlo un poco, pero luego observe que había en el mueble del espejo un aceite de aloe. Lo agarre y lo guarde en un bolsillo. Salí del baño solo con mis short, enrollé mi bóxer y los guarde en otro bolsillo. No me harían falta en ese momento. Camine lentamente en dirección a  la habitación de mi primo y pase, la puerta estaba medio abierta.

Afiches de artistas en las paredes, un tv de fondo junto a la ventana, las persianas cerradas y puestas solo para dejar entrar algo de luz. El lugar perfecto. Olor a sudor, olor a deportes, olor a macho.

Mi primo estaba en su cama acostado cubierto por una sabana solamente. Debajo de esta había un movimiento, su mano tosca acariciaba lentamente su falo. Cerré la puerta tras de mí. Pensé en advertirle que no le contara a nadie de esto. Pero fue inútil las palabras desaparecieron de mi cabeza yo solo pensaba en “esa” cabeza que el tenia allí oculta. Me sentí como una zorra lujuriosa.

-¿Que escondes allí primo? ¿Tienes algo para mí? Te diré lo que pienso, yo también traje algo y esta hambriento de carne. Cuando jugamos también me excite, y mi culito empezó a palpitar y ahora que me tienes bien caliente vas a terminar el trabajo y me vas a dar mi buena cogida. Yo me encargare de dejarte seco!!

-Eso es primito, yo sabía que lo que te gusta es la verga, ven acá déjame ver que te hiciste en el baño.

Me subí a la cama y deje que me explorara con sus manos como él quisiera, me manoseo las nalgas nuevamente con fuerza a tal punto que sentí dolor en un apretón, él era flaco pero tenía mucha fuerza en sus brazos. Ya él estaba totalmente desnudo, me bajo los shorts y me mantuvo boca abajo, se deleitaba observando mi trasero que modestia aparte es bastante redondo, tengo unas buenas nalgas que aguantan el peso de un macho vigoroso. Estaba un poco absorto en el placer de sentir su manoseo cuando entonces sentí su rostro perderse entre mis nalgas y su lengua caliente llego pronto a mi agujero, me lamio con una furia intensa las oleadas de placer no se hicieron esperar, con cada lamida arqueaba mi espalda y me hacía levantar el pecho, coño que divina era su lengua, pronto sentí que se puso más dura y penetraba un poco en mi interior. Yo abrí mis nalgas para darle comodidad de seguir penetrándome con esa lengua sádica.

-Pero que rico huele tu culo y que caliente estas primito, que rico esta ese agujero, te voy a dar bien duro en un  rato pero primero…

Me volteo de golpe y con fuerza brinco sobre mí, puso sus piernas haciendo una tijera sobre mi cuello y sin darme cuenta ya tenía ese inmenso guevo sudoroso, erecto y lubricado sobre mi rostro, aspire profundamente su olor, se me hizo agua la boca y como pude me lo trague completo, mi hombre comenzó a moverse, sentí que me ahogaba cada vez que entraba bien hondo, disfrute cada centímetro de su envergadura entrar y salir, Johnny se volvió como un demonio y me agarro del cabello mientras se movía mas rápido y me decía que iba a ser su perra de ahora en adelante. Siguió moviéndose mientras yo estaba indefenso bajo su poder. Él era mi macho dominante y yo era su esclavo, era una zorra sedienta de carne y él me la estaba dando a gusto.

Bajó el ritmo de sus movimientos y yo ya podía usar mis manos pero él seguía sobre mí. Agarraba su guevo y chupaba con lujuria. El me miraba y sonreía, sabía que tenía un premio y que lo iba a disfrutar por mucho tiempo, yo pensé lo mismo. En un momento en que tuve ese delicioso trozo fuera de mi boca se lo dije:

-Cógeme ya, quiero que me la metas suavemente y luego me des con todo. Quiero que me llenes el culo de tu rica leche.

-Voltéate.

Yo obedecí rápidamente, y coloque una almohada debajo de mi estómago para levantar mi trasero, de inmediato el premio que él tanto deseaba estaba allí, a la vista, mis nalgas estaban algo sudadas, y él brinco nuevamente y me humedeció el hueco con la lengua, escupió una buena cantidad de saliva que empapo mi ano, no hizo falta el aceite. Luego se colocó sobre mis muslos y antes de que siquiera me tocara ya yo estaba temblando de gozo. Apenas sentí el leve roce de su cabeza, lo agarre con una mano, me moví y me lo metí completo yo solo.

-Menos mal que lo querías entrando suave, mira nada más que culito tan tragón, ahora me toca a mí.

-Cógeme ya y deja de hablar!!! Ese culo ahora es todo tuyo y puedes hacer con él lo que desees!

De inmediato comenzó el baile, sentí que me partía en dos, dolor y placer se mezclaron en la danza, por un momento salía y golpeaba mis nalgas con su guevo y luego adentro nuevamente, justo en ese entrar violento me recorrían cosquillas por toda la espalda. Cada vez era más fuerte, más duro, sentí que en cualquier momento me saldría su verga por la boca, el dolor desapareció y ahora sentía espasmos dentro de mí. Era verdaderamente la mejor cogida que me habían dado en mi vida. Era brutal, era muy poderoso, era un macho brioso y caliente dándome durísimo, él se movía arriba y abajo en el vaivén y cuando entraba golpeaba mis nalgas con su vientre produciendo el sonido similar al aplauso, mi culito cada vez más dilatado lo recibía gustoso, en algún momento me escupía el culo para lubricar más. El tiempo se hizo eterno pero en realidad ya estaba por terminar, mi primo se vino con una fuerza igual de brutal, sentí que me la sacaba, pero le pedí que acabara dentro de mí. Y así fue, él resoplando en mi cuello y gimiendo de placer, diciendo sin aliento lo rico que estaba todo y yo con esa sensación de algo muy caliente dentro de mí en espasmos su leche me golpeaba por dentro, yo sentía su miembro brincar con cada eyaculación, era un fuego que me quemaba y que disfrutaba. Al sacármela mi culito escurría su leche.

Luego de descansar un rato él se fue al baño. Al volver me dijo que estaríamos solos en su casa toda la tarde que no había apuro en salir. Yo descanse un rato y me quede dormido, de repente me despertó un movimiento brusco, era en mi boca, algo me invadía, impulsivamente abrí mis labios y sentí nuevamente que me ahogaba, al despertar tenia a mi primo de nuevo adentro, me estaba tragando su rico guevo y cogiéndome por la boca me dijo:

-Aún tengo ganas de cogerte.

Inmediatamente me levanté y lo tumbe boca arriba, su miembro parecía un mástil bien recto, así que me subí sobre él y seguí chupándolo, ya era un experto mamando verga, me lo comí con más gusto que hace un rato. No hay mucho más que decir, lo exprimí con mis labios, decidido a tragarme todo lo que le quedara por dar. Hice que se viniera con mi lengua y me trague toda su leche sin dejar una sola gota, gimió como un toro aunque se lamentó un poco por no comerse mi culo de nuevo.

Nos vestimos y yo me fui a mi casa. Pasó una semana y volví varias veces a jugar pero siempre en su casa había más personas, durante los juegos habían toques disimulados  yo pegaba mis nalgas a su verga, o él me agarraba el culo. También encontramos diferentes lugares donde me pudiera clavar, en su casa, en la mía, un día nos fuimos a pescar y en la lancha que alquilamos me trague su verga, incluso en una fiesta familiar nos perdimos del gentío y me cogió en un baño de pie, me puso contra la pared y me lo metió rico. Para que no nos escucharan el me tapo la boca con mi corbata. Mi primo era muy buen amante.

Ahora me mude a otra ciudad y nos vemos en vacaciones, siempre recordando viejos tiempos en algún hotel, tengo a mi hombre solo para mi. Creo que no dejaré esa verga tan fácilmente. Aunque cada uno ahora tenga su vida y familias!

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