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Para Surgeon. Qué haría yo sin tu retorcida cabecita...

 

Lentamente fue abriendo lo ojos. Se sentía desorientada y no sabía donde estaba. Tenía algo de frío y se dio cuenta de que estaba tumbada boca abajo en algo muy duro.

Intentó moverse pero no podía, algo se lo impedía. Intentó despejar su cabeza y averiguar que pasaba, miró hacia delante y lo único que vio fue una televisión apagada, aunque con el piloto de standby encendido, sobre un mueble y una pared blanca en la que no había nada.

De repente sintió sus brazos y piernas abiertos, intentó volver a moverlos y de nuevo no pudo, entonces se dio cuenta de que algo le atenazaba las muñecas y los tobillos. Estaba atada y aquello sobre lo que estaba era una mesa de de madera y no estaba totalmente tumbada sino que su tronco estaba apoyado sobre ella y sus pies apoyados en una alfombra en el suelo.

¿ Qué ocurría allí ? ¿ Dónde estaba ? ¿ Por qué estaba atada ?

Quiso gritar y sintió como apenas salía un gemido quejumbroso de su boca, la cual sintió terriblemente tensa. Tenía algo metido en la boca que le impedía gritar. Estaba totalmente indefensa...

Intentó calmar sus nervios y recordar como había llegado a aquella situación, pero todas las imágenes que venían a su cabeza eran difusas e inconexas...

Sentía algo más, entre sus piernas, su coño ardía y lo notaba dilatado. En sus nalgas también notaba un leve calor aunque este resultaba casi agradable. ¿ Que le habían hecho?

De repente la televisión se encendió. Se sobresaltó y se puso aún más nerviosa al pensar que si la tele se había encendido era porque había alguien allí con ella.

Movió la cabeza en todas las direcciones tanto como su postura le permitía y no vio a nadie. La puerta de aquella habitación vacía estaba abierta, pero no podía ver mas allá de ella. Agudizó el oído y se concentró en escuchar algún ruido...nada, solo el veloz y atemorizado latido de su corazón.

Unas imágenes comenzaron a verse en la tele. Se vio a si misma, tal y como estaba recostada y atada sobre aquella mesa, pero estaba dormida y se percató de que no llevaba la mordaza.

Durante un par de minutos no hubo variación; si no fuese porque se veía el leve y lento movimiento de su profunda respiración mientras dormía hubiese pensado que era imagen congelada...

Ver aquello le atemorizó aún más. ¿ Cuanto tiempo había pasado allí dormida con las piernas abiertas y atadas a las patas traseras del mueble y con las manos en las delanteras ? ¿ Quién le había hecho aquello ? ¿ Que había pasado anoche ? Pensó que la debían de haber drogado...

De pronto en la tele se vio una sombra sobre ella, alguien se acercaba...

Pronto vio el cuerpo de un hombre que se situaba tras ella entre sus piernas. Aquel hombre estaba totalmente desnudo, se veía parte de sus piernas, su polla erecta, su vientre plano y parte de su bien formado torso, pero no se veía su cara, la cámara que había grabado aquello estaba demasiado baja...

Vio como la mano de aquel hombre, se posaba sobre su nalga derecha y la acariciaba, para después pasar a la izquierda. Luego la mano desapareció entre ellas. Imaginó que el hombre jugaba con su entrepierna...

Mientras veía las imágenes, se dio cuenta de dos cosas; la primera que su coño empezaba a humedecerse y la segunda que ella conocía el cuerpo de aquel hombre, que no era la primera vez que lo veía y que lo había tocado, besado y acariciado, pero era incapaz de saber cuándo, por qué y quien era él...

Repentinamente la mano de él salió de entre sus piernas y cayó con fuerza sobre las nalgas de ella, una, dos, diez, veinte veces...

Ella miraba asombrada y boquiabierta, ahora entendía porque sentía el culo caliente..

En las imágenes no se apreciaba la menor reacción por parte de ella, estaba profundamente dormida, pero era evidente que no era un sueño natural porque si no se hubiese despertado...

Pero ahora lo que veía le estaba causando un gran efecto y no solo el de la sorpresa, sino que se sentía tremendamente excitada. Deseaba tocarse, pero estaba fuertemente amarrada. No entendía como aquello podía causarle tal reacción. Aquel hombre que no conseguía ubicar en su mente debía ser un depravado, un loco, pero no podía evitar las sensaciones que recorrían su cuerpo...

Pudo ver como él dejaba de azotarla, para coger su miembro y ponerlo entre sus piernas. Vio también como él empujaba su cuerpo contra el de ella. La había penetrado sin el menor cuidado, por eso ella notaba su vagina dolorida...

Mientras veía las crueles y salvajes embestidas del hombre, su coño comenzó a palpitar y se descubrió a si misma deseando volver a sentir aquella polla bombeando dentro de ella...

El miedo había desaparecido, ella le conocía, estaba segura. Ahora sólo sentía el deseo y la excitación que cada vez aumentaba más...

Tras unos minutos el hombre la agarró por las caderas para hacer aún más fuerza, debía estar a punto de correrse. Así debió de ser porque vio como el su cuerpo se convulsionaba durante unos segundos.

Pasaron unos segundos más hasta que el se retiró, tras lo cual el desapareció...

De nuevo durante un rato solo se la veía a ella que seguía dormida...

De nuevo apareció él, se puso delante de ella, parecía que hacia algo con las manos a la altura de su cabeza. Cuando él se retiró, se vio de nuevo a si misma, pero la postura de la cabeza había cambiado y llevaba una especie de bola en la boca atada con una goma. Le había puesto la mordaza que llevaba ahora...

La imagen entonces se cortó y se vio la típica lluvia blanca y negra...La tele se apagó.

Entonces sintió un ruido en la estancia, había alguien. Pero antes de que pudiese girar la cabeza para mirar, sintió como una mano se la sujetaba para que no la moviese, lo hacia suavemente pero con rigor.

Notó otra mano sobre sus ojos y supo que en esa mano había algo de tela tal vez un pañuelo. La mano que la sujetaba la soltó para ayudarse a dar una lazada en la tela y dejarla cegada. Ella no se movió ni resistió. Aquellas manos la trataban con dulzura, y si, reconocía aquel tacto.

La bola que la amordazaba le fue sacada. Al cerrar la boca sintió dolor en los músculos de la cara, pero también un gran alivio.

Sintió el contacto de un dedo recorriendo su mejilla derecho. Y poco después unos labios levemente húmedos besaban los suyos.

Al sentir aquel beso, por fin ató los cabos de sus sensaciones y de sus recuerdos. Recordó todo y descubrió que no tenía nada que temer, estaba a salvo, con quien más quería...

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