Nuevos relatos publicados: 13

¡Cómplices!

  • 11
  • 13.320
  • 8,39 (31 Val.)
  • 0

Siendo nosotros un grupito de cuatro chicos adolescentes -varones todos-, y ardientes en esos deseos eróticos propios de esa edad donde el desarrollo viril exacerba en el chico sus apetitos sexuales, se nos ocurrió cierta vez, concurrir a uno de esos desfiles en los que participan esas famosas bandas colegiales en las cuales las denominadas "cachiporristas", son el centro principal de la atención por lo exagerada de su elegida hermosura física exhibiendo siempre, sus inmensas piernas casi siempre gordas, muy gordas, y esa llamativa arrogancia que las caracteriza.

Nos ubicamos los cuatro en el comienzo mismo del desfile para verlas mejor en sus preparativos iniciales, y nuestros ojos no podían dar crédito, a lo que estábamos viendo: Aquellas chicas -adolescentes como nosotros-, parecían cosa de no creerse por lo exagerada de su despampanante hermosura y exuberancia física.

Enormes..! Imponentemente piernudas..! Arrogancia total en una mezcla de simpatía también, y toda esa cosa como apropiada para poner a chicos como nosotros, en un estado de volcánica excitación de esas que sólo uno puede entender de cuán intensamente a uno internamente lo incendian.

Las mirábamos embelezados en una extasiada contemplación, y varias de ellas lo notaron, comenzando entre todas esa inmediata comunicación en la cual yá mismo, comenzaron risueñamente entre todas a entenderse para actuar ante nosotros, en consecuencia a tal estado por nosotros ahí por ellas afectados.

O sea...las muy cochinas comenzaron a saber hacer esas cosas que saben las muy cochinas hacer cuando desean hacerlo arder aún más a uno. Máxime, siendo nosotros cuatro -modestia aparte-, chicos de muy afortunada figura masculinamente estética, lo que para toda mujer, es ingrediente más que atractivo para poner sus ojos en interés acorde a sus deseos también eróticos. Cosa, obviamente, nada novedosa.

Comienza el desfile desarrollándose por una amplia avenida, y nosotros, marchando paralelamente al paso de ellas pero acompañándolas en continua atención desde la vereda, las íbamos mirando en extasiada contemplación a lo que ellas, risueñas y ufanamente orgullosas, nos devolvían miradas frecuentemente cargadas de insinuantes risitas matizadas con graciosas y provocativas morisquetas y hasta insinuantes sacadas de lengua.

Nosotros...éramos verdaderos "volcanes andantes".

El calor era agobiante; un sol cenital caía a plomo bañando en sudores los cuerpos de aquellas muchachas que marchaban bailando al son de la banda que musicalmente sonaba potente, y aquellas inmensas piernazas gordas brillaban bajo las transparentes medias de nylon exhibiendo esas generosidades de muslos y pantorrillas que iban empapadas en ese sudor que iba derecho a sus pies enfundados en cerradas y elegantes botas sintéticas de desfile.

Nosotros, extasiados en la contemplación de sus cuerpos y aquellas miradas y cosas que procazmente con maliciosa intencionalidad ellas nos hacían, marchábamos siempre parpendiculares a su paso, para llegar hasta el final del desfile donde obviamente, deseábamos contactar con ellas.

Cientos y cientos de metros en aquel desfile que de plaza a plaza, transcurría en aquel calor y sol haciéndolas llegar, por fin...hechas sudor y risas de alivio.

Allí, en esa otra plaza donde el desfile terminaba su trayecto, reuniéronse todas en exclamaciones de alivio y placer, mientras, yá, nosotros cuatro nos reuníamos risueñamente con ellas ahí presentándonos en obvio contacto de relacionamiento mutuamente deseado.

Es justo destacar, que los cuatro...veníamos "marcadamente" encendidos en ese erótico ardor que en nuestros genitales bultos bajo nuestros pantalones, delataban las potentísimas erecciones que no podíamos ninguno de nosotros, ocultar.

Ellas, advirtiendo desde el comienzo tal cosa, reían en los saludos de presentación, en las más cochinas muestras de un cinismo que las mostraba tan maliciosas como mordazmente felices de ser las provocadoras de tal cosa en nosotros.

No había ninguna alusión, es verdad, pero...sus miradas directas a nuestros genitales bultos, y sus miraditas entre ellas y esas risitas cochinas...eran como el más potente erotizador que aún más a los cuatro nos aumentaba aquel éxtasis ya como infernal y atróz.

Ellas, eran en total, doce chicas. Doce, como calcadas en una misma manera de inteligente forma de actuar, y coincidentes en saber cómo hacerlo.

Nosotros, cuatro chicos sólo hermosos es verdad, pero también sólo inmersos en una sobreexcitación sexual que nos había puesto como atontados en una bloqueante manera de actuar con inteligencia, lo que ellas supieron aprovechar para dirigir las acciones hacia donde dirigirlas, ellas querían.

-"Nosotras tenemos un ómnibus que nos regresará hasta nuestro colegio, y querríamos que ustedes nos acompañasen para, desde allí, ir juntos ustedes y nosotras, hasta un parque muy íntimo y fresco donde afirmaríamos esta linda "amistad" que aquí iniciamos. ¿Les parece, chicos? " Nos plantearon las cachporras. Nosotros, obviamente...¡aceptamos!

-"Profesora...estos cuatro chicos son familiares de nosotras, y los vamos a llevar en nuestro coche para acercarlos  a nuestro lugar, que es también el de ellos...¿Podemos brindarles ese favor, verdad?" Exclamaron con una seriedad que asombraba, convenciendo a la profesora que inmediatamente accedió a tal embuste, mientras varias de ellas, escondidas, reían con las más puercas de sus maliciosas risitas.

-"¡Al coche, chicas...nos vamooooos!!!" exclamó la mujer que manejaba aquel ómnibus que las transportaría de retorno al colegio , y con ellas, marchamos nosotros cuatro entre sus mordaces risitas y mil cuchicheos subrepticios de todas.

Ya dentro del coche y todas cómodamente sentadas con nosotros ahí entre todas ellas, comenzaron a quitarse aquellas sofocantes botas,invadiendo el ambiente con aquel intensísimo olor de sus sudados pies que enseguida, hizo soltar a todas las carcajadas. La conductora del coche exclamó una encendida protesta argumentando que era sumamente injusto que nos "torturasen" a nosotros los cuatro varones con aquel olor, a lo que ellas reían y reían, y nosotros, los cuatro...las defendíamos diciendo "que estaba todo bien", mientras reíamos cómplices con todas ellas. Riéndose, la conductora respondió diciendo:

-"Pues, si a los chicos no les importa sentirles ese olor a queso...que aguanten!!!" Todas, estallaron en carcajadas! nosotros...reíamos.

El coche aquél inició su marcha, y ya...aquello comenzó a ser un inicio de algo que ahí mismo...le estaba colocando el sello a lo que iría a ser, nuestro destino con aquellas chicas: Una de ellas levantó sus piernas colocándole a uno de nosotros sus sudadas plantas en la cara, a lo que este chico respondió con tácita aprobación riéndose sin defenderse, e incluso...aspirando aquel olor, y hasta besando reiteradamente aquel pié. Las risas extasiadas de todas, no se hicieron esperar ni un segundo, y, al instante, ya los cuatro estábamos corriendo idéntica suerte. La conductora del coche...reía, y suspicáz y certera, exclamaba un suspicáz "Mmmmmmhhhh!!!" Y agregó, también suspicáz y certera:

-"Si ésto les están haciendo yá aquí, vaya una a saber las cooooooosas que les irán a hacer después!!!"

Las carcajadas de las doce cachiporras, estallaron maliciosamente a  estridente coro de femeninas risotadas por demás mordaces. Mintras, en nuestras caras, se apoyaban refregantemente, sus olorosas y sudadas plantas.

En voces muy bajas y cuchicheantes, comenzaron a decir y decirnos, "que nos habían capturado calentitos y regaladitos, y que nos iban a hacer sus esclavos y que nos gustaba éso y ya no podíamos negar que éso, era cosa ya hecha entre nosotros, y que desde ya les pertenecíamos y que seríamos sus objetos para...SIEMPRE!"

El bestial ardor sexual que nos dominaba era cosa ya como avasallantemente atróz, y aquello que nos estaban ellas diciendo era cosa que aún más nos iba dejando por completo por ellas poseídos, y tácitamente sonreíamos a ellas cómplices, aceptando aquél nuestro destino por ellas hacia nosotros señalado. ¡Cómo reían todas!

Sus manos comenzaron a manosear nuestros genitales bultos, haciéndonos a los cuatro brincar y gemir ahí dentro del coche aquél en marcha...

-"Noooo, noooo, chicaaasss, aquí dentro todavía noooo! ¡Éso, y todo lo que deseenhacerles...cuando bajen y donde lo deseen, pero ahora, aquí...NO!!!"  Exclamó tajante la conductora, y riéndonos en aceptación obediente, ellas y nosotros acatamos aquella órden. Pero sus miradas hacia nosotros, evidenciaban yá, la imponente cosa de "pertenencia" que yá, ellas sentían sobre nosotros.

Si: nos habían ya capturado! eran doce inmensas y muy hermosas muchachas de caracter dominantemente arrollador, y nosotros...éramos cuatro simples animalitos bestias calientes y sin inteligencia casi, que iríamos a ser como sus conejitos de indias. Era muy obvio advertir tal cosa, y éso...exacervaba aún más nuestros deseos de a éso entregarnos. Cómplices...nos mirábamos y reíamos.

Llegar por fin al colegio, y descender de aquel coche, era como saber que ya, caminaríamos derechito a comenzar "la parte más gruesa y caliente de aquella cosa que comenzaba". La conductora nos despidió con la más suspicáz de sus sonrisas, que acrecentó cuando miró a las chicas que con carcajdas le respondían.  Entonces, ya...salimos hacia el parque!

Marchábamos por una arbolada y sombría avenida suburbana que desembocaba en un inmenso y boscoso parque, y las cachiporras aquéllas iban riéndose y hasta alzando sus brazos en triunfal festejo. Nosotros cuatro, marchábamos con ellas...calientes como burros, y hasta gimiendo en excitaciones bestiales. Por fin, llegamos.

Nos condujeron hasta un muy apartado interior del bosque en donde un inmenso círculo engramillado lucía como un muy prolijo jardín absolutamente solitario, y allí...ellas y nosotros comenzamos a hablar estableciendo las bases sobre las cuales nuestras relaciones irían a , de ahí en adelante, entre nosotros... SER.

Obviamente, ellas eran quienes marcaban absolutamente TODAS las normas, y lo nuestro apenas si se limitaba a preguntarles sobre algunos de los posibles derechos que pudiéremos tener, a lo que ellas nos respondían con un sornástico cinismo que las hacía reírse en nuestras caras, con la cómplice risa de nosotros mismos aceptándolo todo. Algunas, hasta coloradas quedaban por la vergüenza de tan abyecta dominación sobre nosotros, y se tapaban la boca para ocultar en algo sus cochinas risitas.

-"Chicos, ustedes serán objetos de nosotras, y deberán sernos dócilmente obedientes, y dejarse hacer cuanto hacerles quiéramos".

-"Chicas...n...no...nosotros, tenemos algún derecho a algo..?" Les preguntamos.

-"No". Fue la inmediata respuesta, y reían todas.

-"Nosotras les prometemos que no vamos a lastimarlos ni hacerles daño, pero sí deben saber que nos pertenecen. ¿Entendido?"

-"Sí..." Respondimos, y todas sonreían.

-"Chicas...ésto así entre nosotros y ustedes...hasta cuándo será..?" Fue nuestra pregunta.

-"Siempre." Respondieron. . . y reían.

-Chicas...en algún momento...podremos ser así libres como lo fuimos hasta hace algún rato..? Preguntamos.

-"Nunca." Fue la respuesta. Sus rostros, dibujaban permanentes risitas.

Nosotros, encendidos en la contemplación de sus exageradas hermosuras excitantes y aquellas piernazas imponentemente gordas y con aquellas mini-polleritas por la mitad de sus portentosas nalgas, las mirábamos embobados y mordiéndonos los labios en resignación total y hasta riéndonos en estúpidas risitas que entremezclaban algo del dolor por tantas concesiones tan humillantes, haciendo ya un silencio los cuatro que ellas rompieron diciéndonos:

-"Bien, chicos, todo aclarado entonces; verdad?"

-"S...s...si." Respondimos.

-"Pues bien, ahora: DESNÚDENSE!" Nos dijeron.

Entre sus más puercas y mordaces risitas y hasta el saltar eufórico de algunas y el danzar brazos en alto y haciendo socarronas muecas de otras, los cuatro...comenzamos a desnudarnos ahí, hasta quedar ante ellas todas, completamente desnudos y ya poseídos en erecciones más propias de asnos, que de humanos que éramos.

Los cuatro ahora montados en nuestros hombros por las primeras en hacerlo así comenzando a hacernos por aquel parque con ellas andar en humillante monta, comenzaba lo que iría a ser entre nosotros, la más insólita relación Dóminas- esclavos, que allí, daba así su caliente comienzo.

 

(Continuará)

 

P. D. . Si acaso alguien quisiera tener una idea mejor ilustrada acerca del caracter estético de lo que son las cachiporristas, les sugeriría ver "Desfiles de cachiporras" en videos, que muy explícitos y abundantes los hay.

(8,39)