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El arrollo de los elfos

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El agua del arrollo sigue su curso sin preocupaciones de lo que allí se ha producido. El hombre se aproxima a la orilla, el olor que hay en el ambiente es raro pero algo familiar. Introduce las manos en el agua clara y se refresca la cara. Algo llama su atención y dirige su mirada hacia la roca que tiene al lado. Su sorpresa e incredulidad se reflejan en su rostro al observar a aquella pequeña mujer sentada en la roca. No debería medir más de 50 centímetros. Parecía una muñeca, pero no era así, era real, una persona real

- Hola- le dijo ella.

- Eres real?, le contesto tímidamente- o estoy soñando.

- No sueñas, claro que soy real. ¿nunca has visto una elfa? U oído hablar de nosotras?

- ¿elfa?, no. bueno si en los cuentos.

- Eso es una burla de la realidad

La elfa se puso de pie y el hombre se dio cuenta entonces de que estaba completamente desnuda.

- ¿Qué es lo que haces aquí? ¿ te has perdido?, le pregunto

- Claro que no, yo vivo aquí.

- ¿y cómo es que nunca te he visto?, vengo paseando mucho por esta zona.

- Los elfos nos dejamos ver solo cuando nosotros queremos. Es una de nuestras habilidades

El hombre observó el cuerpo perfecto de la elfa.

- ¿Qué habilidades tenéis más?

- Pues podemos cambiar de tamaño

- ¿Qué quieres decir?

La elfa entonces empezó a crecer, en dos segundo se había convertido en una mujer normal, a excepto de sus puntiagudas orejas. El hombre, tras recuperarse de nuevo de su sorpresa, volvió a obsérvala detenidamente, ella seguía completamente desnuda. Sin querer, sus ojos se posaron en sus pechos, en aquellos pezones rosados y erectos que tenia, en su vientre plano, en su entrepierna que dejaba ver los labios de su sexo sin nada de vello púbico.

Ella se aproximo a él y acercando sus labios a su oído le susurro.

- También los elfos hacemos dos cosas con los humanos.

- El qué?- le dijo temblando por estar rozando su piel desnuda con su cuerpo.

La elfa pasó su mano por el pecho de él, luego fue bajándosela hasta acariciar su pene erecto por encima de los pantalones. Segundos después el miembro del hombre estaba en la boca de la elfa. Sus labios recorrían el pene con soltura y fuerza al mismo tiempo, su lengua jugaba con el capullo del miembro, haciéndolo gemir de placer. Miro a su alrededor y vio que varias elfas mas estaban a su alrededor, unas de tamaño pequeño, otras habían crecido, pero todas estaban desnudas, masturbándose o lamiendo el sexo de alguna compañera. Una tenia los dedos dentro del sexo de otra mientras esta lamia con locura los labios sexuales de una tercera.

La elfa dejo de chuparle el miembro y se tendió, abriéndose de piernas e invitando al hombre a meter su miembro en aquel delicioso sexo húmedo, carnoso y caliente, cosa que hizo al instante, sintió como su pene se deslizaba suavemente, como un calor extraordinario lo recorría, como una humedad ardiente se aferraba a su miembro. Comenzó a poseerla, sus manos agarraron sus pechos, acariciaron sus pezones mientras entraba y salía de dentro de ella., su vista miraba al mismo tiempo a todos lados, pues el pequeño arrollo se había convertido en un lugar donde se estaba produciendo una gran orgia. La elfa lo agarro y le dio la vuelta, quedando el en el suelo y ella encima de él, todo eso sin que su miembro saliera de dentro del sexo de ella. Comenzó a cabalgar con rapidez. apretó sus músculos, los del sexo al miembro de él y en unos segundo el hombre cerró los ojos y comenzó a soltar el semen dentro de ella, gimiendo y gritando de placer. La elfa seguía cabalgando mientras también sentía como se corría, como el placer recorría su espalda. El hombre abrió los ojos y la miro, ella aproximo su boca a su oído

-Y lo otro que nos encantan a los elfos.

-¿el qué?- pregunto

-La carne de los humanos recién tenido sexo.

El hombre aparto la cara rápidamente y vio como el rostro de ella ahora no era tan bello, ahora sus dientes eran puntiagudos, sus ojos de color negro y sus facciones algo arrugadas. Observó como las otras elfas se aproximaban hacia él con el mismo rostro  trasformado.

Un gran alarido se escucho en el arrollo

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