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La religión y el sexo

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El timbre de la puerta sonó.  Al abrir me encontré a dos chicas, no deberían tener más de treinta años ninguna de las dos.

―Queremos hacerle unas preguntas si le podemos robar 5 minutos de su tiempo. - dijo la pelirroja.

―¿sobre qué? - le pregunte extrañado.

―Usted cree en la reencarnación?

―¿A ver, esto qué es?, - de golpe me di cuenta. Estaba tan absortó en mis problemas que no caí que serían evangelistas, testigos de Jehová, cristianos católicos, musulmanes o yo que sé. - lo siento, pero no me interesa. - les dije al momento

Tras un intento fallido de las chicas por querer seguir hablando les cerré la puerta con educación y marcharon al piso de enfrente.

Pasaron tres semanas más cuando de nuevo, una tarde noche, volvieron a llamar a casa. Al abrir me sorprendió ver de nuevo a las dos chicas plantadas delante de mi puerta.

―Ya os dije que no me interesa nada de lo que vendéis- les dije con mucho respeto

―Pero no vendemos nada, solo queremos ayudarle y que comprend…

―Lo siento, de verdad que no me interesa- la volví a cortar

―Todo el mundo le interesa algo y lo espiritual nos ayuda en nuestro día a día.

Me quede observando a las dos chicas, una pelirroja, la otra morena. La verdad que eran atractivas y se les intuía que tenían buen cuerpo.

―A mí me interesa el sexo- les dije para ver su reacción.

Las dos se quedaron sorprendidas, en silencio durante unos segundos, silencio que rompí yo.

―¿En vuestro grupo practicáis sexo entre vosotros?

La morena reaccionó al momento.

―No, claro que no.

― A mí me encanta el sexo y si en el grupo lo practicarais segura iría con vosotras.

―Nosotras practicamos el alma pura, la palabra de nuestro dios.

―¿Habéis follado vosotras dos?

De nuevo el silencio volvió. La pelirroja solo miraba, la morena tal vez era la más sorprendida.

―Pues claro que no- dijo la morena

―¿Y no os habéis replanteado tener relaciones entre vosotras?

―¿entre dos chicas!!!, claro que no.

―¿queréis pasar?- me aparte de la puerta ofreciéndoles entrar.

Las chicas se miraron, y dando unos pasos atrás hablaron en voz baja.

―¿Qué hacemos? - dijo la morena

―No sé, tal vez podamos convencerle, así nos apuntamos un punto ante los compañeros.

―Pero ya lo has oído, él quiere sexo.

―No sé, tal vez sea solo para asustarnos.

Tras unos segundos más, las dos chicas entraron.  Ya en el comedor les dije que dejaron sus cosas en la mesa. Ellas dijeron que necesitaban las carpetas para poder explicarme cosas. Entonces les dije que hablaban demasiado. Les volví a ordenar que dejaran las carpetas y así lo hicieron.  Me puse delante de una de ellas y empecé a darle la vuelta observándola detenidamente, después hice lo mismo con la otra.

―Veo que tenéis buen cuerpo y un culo muy rico- les dije

Ninguna de ellas contesto.

―Acercaros la una a la otra y acariciaros el rostro- les ordene.

La morena iba a decir algo cuando la pelirroja ya le acariciaba la mejilla. Cosa que hizo que la chica se extrañara algo, pero se dejó llevar.

―Besaros en las mejillas.

Esta vez las dos lo hicieron sin poner objeción alguna.

Ahora quiero que os beséis en los labios, suavemente y os abracéis. Las dos juntaron sus labios al mismo tiempo que sus manos tocaban la cintura de la una a la otra. Vi, que sin yo mandárselo las lenguas de las dos estaban jugando entre ellas.

―Acariciaros por debajo de la ropa- ordene de nuevo tomando asiento en el sofá para observarlas con tranquilidad.

Las manos de la pelirroja fueron las primeras en sacar la camisa de la falda de su amiga y acariciar el cuerpo suave hasta llegar al sujetador, pasándola por debajo. La morena se estremeció un poco. Y sus manos también acariciaron el cuerpo de la pelirroja. Les dije que se fueran desnudaran poco a poco. Y así lo iban haciendo entre besos y caricias. En pocos minutos las dos estaban solo con un tanguita la morena y unas braguitas la pelirroja. Las dos tenían los pechos medianos, sus pezones duros y erectos  gritaban al viento que querían más caricias.

―Ahora quiero que os toquéis el coño, ya no os diré nada más, quiero veros follar a las dos.

Esta vez fue la morena quien bajo su mano a las braguitas de su amiga, notando como estaban muy húmedas. Mientras la pelirroja empezaba a lamerle los pezones.. metió las manos por su braguitas y sus dedos entraron con suma facilidad por el coño de su amiga. Noto un calor extremo en sus dedos, la pelirroja empezó a moverse para acompañar los dedos de su amiga, así ayudaba a ser follada mejor, mientras sus manos pasaron por el culo de la morena pasándole también sus dedos por el coño depilado de esta.

Las dos cayeron al suelo entre gemidos besos y caricias. Las dos estaban envueltas en el frenesí del sexo y ya no les importaba nada. Yo mientras me había sacado la polla erecta y me la acariciaban suavemente sin prisa. Ellas ya desnudas se lamian el coño la una a la otra., se metían los dedos y se follaban con fuerza. Poco después las dos se pusieron en x, esta vez ordenado por mí, y juntaron sus coños ardientes, jugando a frotárselo el uno al otro.. Gemían de placer, se miraban me miraban mientras sus coños aplastados el una al otro intercambiaban fluidos.

Me levante y hice que las dos se pusieran a cuatro patas, cosa que hicieron al momento. Sus culos redondos dejaban ver sus coños al mismo tiempo. Yo los acaricie y abriéndoles el coño con ambas manos mis dedos tres en cada uno de ellas empecé a follarlas al mismo tiempo. Mis dedos entraban y salían con soltura pero con fuerza.

La morena estallo en un grito de placer y se dejo caer al suelo, su cara de felicidad y su respiración pausada desvelaba su gran orgasmo. Al segundo noto el chorro de calor en mis dedos de la rubia, ella grito y grito mientras el placer la imbiada.

Al ratito se vistieron y abandonaron mi casi sin mediar palabra.

Dos semanas más tarde sonó el timbre. Al abrir la puerta dos chicas se encontraban al otro lado, una morena y otra pelirroja. No pidieron permiso para entrar…….

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