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Me empezó a gustar sentirme la más puta

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Todo empezó cuando estaba de novia hace apenas un año atrás, amaba mucho a ese chico que llamare en este caso Juan para ocultar un poco mi identidad.

Los sábados por la tarde solíamos ir a la cancha a ver a su equipo preferido, no sé si sabrán pero acá en Argentina los clubes de la B juegan los sábados y seguíamos a uno de estos.

En una ocasión en la que jugábamos de visitante lo acompañe, aunque a las canchas que quedaban muy lejos no me gustaba ir, por un tema de seguridad, ya que es un poco peligroso, y más para una chica como yo, a la que le gusta llamar la atención. Modestamente tengo con que hacerlo, unos pechos no muy grandes, pero si bien paraditos, una cola hermosa, y una figura pareja, fruto de muchas horas de gimnasio, pelo largo rubio y lacio y carita de nena según me dice la gente que conozco. Siempre viví solo para mi novio, ya que él fue el primer hombre en mi vida.

Volviendo al día de la cancha, cuando el partido terminó estábamos muy contentos ya que ganamos tres a cero, al salir de la cancha tuve una pequeña discusión con Juan, y orgullosa como soy después de discutir me baje del auto y comencé a caminar, en estos casos mi novio me sigue hasta que me pide perdón y subimos nuevamente al auto, pero este día fue diferente, me pidió que me suba al auto rápido antes que salga la hinchada local, yo no le hice caso y seguí caminando.

Mi gran sorpresa fue cuando aceleró el auto y me dejó sola parada a dos cuadras de la cancha con la camiseta de mi club puesta.

Comencé a desesperarme, y a buscar a alguno de mi club que pudiera sacarme de este apuro.

Lo primero que pensé fue en sacarme la camiseta para que no me reconocieran pero no podía porque no tenía nada debajo.

Fue entonces cuando veo que un auto se me acerca y me pregunta si estaba loca, ya que en pocos minutos abrirían la tribuna local, y podía pasarme cualquier cosa, me dijo que era del mismo club que yo y que si quería me acercaba a mi barrio, al no tener otra opción acepte y subí al auto. Partimos, pero yo notaba que no nos dirigíamos para el lado de mi barrio, después de hacer un par de cuadras, da la vuelta y se dirige nuevamente a la cancha, para este entonces toda la gente del club local estaba en la calle y yo estaba muerta de miedo que me descubrieran, el chico este del auto se baja en un bar justo enfrente de la cancha.

Entra en el mismo y sale con otros cuatro tipos, dos se sube en el asiento de atrás del auto y los otros dos en una camioncito de esos cerrados atrás, me empiezo a desesperar porque noto que todos estos tipos eran del otro club. Quiero bajarme del auto y escucho que me dicen que si bajaba sería peor. Estaba muerta de miedo porque no sabía que podría pasarme, le digo que tomen la plata y me dejen tranquila entonces comienzan a reír, y me dicen que tomarían todo lo que querrían.

Salimos y vamos detrás del camino que entra en un descampado, me bajan a la fuerza, y me suben al camino llevándome al hombro como quien lleva una bolsa de cemento.

Una vez arriba me acuestan boca abajo sobre una caja y de un tirón me rompen la calza que llevaba puesta dejándome en bombacha, con las zapatillas y la camiseta puesta, entonces uno de estos se me sube encima y mientras me manoseaba las tetas por debajo de la camiseta me dice que colabore o la iba a pasar mal. Escucho que comienzan a abrir cerveza y tomaban como si fuese agua. El que tenía encima que era un gordo todo transpirado saca su verga del pantalón y comienza a refregármela por encima de la tanga.

Yo solo le pedía que me deje tranquila a lo que todos festejaban y se reían. Entonces poniendo la tanga para un lado, me clava de una sin ni siquiera lubricarme. Siento que me parte en dos, y comienza a cabalgarme, veo que uno se me para enfrente con la verga en la mano y me agarra de los pelos obligándome a mecérmela en la boca. Sentí un gusto horrible, creo que era transpiración mezclada con miedo, comencé a chuparlo como pude para no hacerlo enojar, mientras el gordo me partía la concha en cada envestida, pasado unos minutos siento que el gordo me llena con su leche caliente que parecía no terminar nunca de salir, y tengo un orgasmo como nunca antes mi novio me dio, y me empezó a gustar sentirme la más puta.

Entonces tomo con mis manos la hermosa verga que estaba chupando, pajeándolo para que acabe pronto, quería sentir el sabor de su leche, mientras ya otro de mis nuevos amigos ocupaba el lugar del gordo, se fueron turnando y nunca deje de tener la concha y la boca ocupada, ya había acabado varias veces, entonces veo al chico del auto que todavía estaba vestido, de la calentura que tenía le pedía por favor que me coja también él, todos se reían, y yo no sabía porque pero también me reía, el gordo que parecía ser el líder del grupo le dice que él debería tener el gusto de mecérmela por el orto, ya que él consiguió el trofeo, de alguna manera me asuste ya que nunca lo hice por atrás.

Pero de lo caliente que estaba comencé a desearlo, entonces todos se separan de mí y me dejan sentarme cuando desabrocho el pantalón veo que tenía una verga enorme y me arrepentí de decirle que me la meta por atrás, pero creo que no hubiese aceptado mi negativa, así que me acostó boca arriba y llevo mis piernas contra mis pechos y comenzó a metérmela de a poquito, sentía un dolor terrible, pero aguante todo lo que pude, cuando la tenía toda adentro no lo podía creer. Al sentir los huevos asiendo tope, me sentía la más puta y me encantaba, todos miraban y festejaban, me bombeo un rato largo y me lleno de leche el culo. Se separó del grupo y se acomodó la ropa, yo lo único que quería es tener esa vergota dentro de mí nuevamente. Pero lo único que obtuve fue una larga tarde de sexo con los otros tipos, mientras él miraba, trague leche toda la tarde y me cogieron en todas las formas posibles, hasta experimente la doble penetración, ya llegada la noche bajamos del camión y el chico del auto se ofreció llevarme a mi casa, situación que aproveche para chuparle la pija todo el viaje.

No hace falta que cuente que deje a mi novio no sin antes agradecerle por dejarme sola ese día, y todavía hoy voy a la cancha, pero a buscar a mi macho (así es como le digo ahora), y me aguanto que me coja cualquiera de la tribuna, con tal que ese hermoso macho me meta por el orto esa terrible verga que tiene.

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