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Fantasías sexuales (2). Castigada por traga vergas.

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Entre a la cocina y Tefa disfrazada de hada le mamaba la verga a Pinocho, una rica verga; Salí por la puerta del servicio y atrás en el garaje la Cenicienta recibía la polla del mendigo. Regrese a la fiesta, el baila, seguía desenfrenado, fui hacia las habitaciones y uno delos enanos succionaba la verga de un Pitufo, había comenzado el desmadre.

Todo comenzó al final de uno de los últimos semestres de la universidad, alguien propuso que para la fiesta del dia de las brujas nos disfrazáramos de personajes de cuentos infantiles. La propuesta nos pareció loca, pero fue  bien recibida. Decidí disfrazarme de Caperucita Roja, los hermanitos Calle escogieron el disfraz de lobo o lobos, y entre risas me expresaron que me iban a comer. Reímos y en el resto de la semana de preparación de la rumba  no pararon de insinuarme su deseo. 

Regrese hacia la sala y en el camino me encontré a los calle, me jalaron a una habitación y como buenos lobos me mostraron sus vergas, bien dotados, largas y gruesas, erectas. Me tomaron del pelo y me obligaron a chupar.  Tenía sus penes en la boca cuando la puerta se abrió, era mi novio, se quedó lelo, en silencio, salió y yo salí detrás,  fue hacia los carros, lo alcance, me miro y me insulto. Discutimos, terminamos. Volví y me embriague, me dormí y cuando abrí los ojos, estaba maniatada a una silla, mi novio me chupaba las tetas, y me empezaba a dar dedo. Después bajo y me chupo la vagina y el culo. Me excite, le pedí que me clavara. Se detuvo se puso de pie, estaba erecto, me vendo los ojos, escuche su frase, pasen muchachos.

Sus dedos entraron en mi vagina,  me masturbaba, después me quito la venda. Estaba rodeada de 10 o 12 machos, todos erectos, tocándose. Me prepare para lo peor, pero lo peor no llegó fue al peor. Fui amordazada, cada uno de ellos se acercaba, me pasaba su pene por la cara, por las tetas, por el pelo, mi novio seguía masturbándome y  chupándome el coño. Sentía el olor de las vergas, las miraba paradas, disfrutaba de su grosor y tamaño, sentía sus líquidos en mi piel, quería mamárselas pero no podía. Sentía frustración, ira, rabia. No podía moverme, estaba con las piernas abiertas, recibiendo lengua y dedos y observando pollas enormes, todas empezaron a parecerme enormes.

Los hombres salieron, mi novio se incorporó y empezó a pasarme la punta de la verga por mis labios vaginales. Estaba chorreando, deseaba que me ensartara y me partiera en dos. No lo hacía, se lo pedía con los ojos, seguía usando la punta de su polla como la punta de un pincel para dibujar  mi concha. Se decidió y me metió la cabeza, y me follo solo con la cabeza, después me metió un par de pollazos, fuerte y profundos. Me la saco y entraron de nuevo los doce machos. Quede frustrada, quería más pene, que me penetrara y me llenara de leche. Pero no fue así, él se retiró de la escena y los tipos se acercaron en conjunto,  de sobarme una polla, empezaron a pasarme muchas pollas, era un caravana de penes, líquidos, olores, golpeado contra mí rostro, pelo y tetas. Unos se alejaban y se masturban, otros se acercaban y así se fueron turnando. Después me rodearon, quedaron a dos o tres metros de mi y aceleraron su masturbación, la leche fue saliendo de sus penes, que desperdicio, caía al suelo, gemían y una vez se corrían se retiraban del salón.

Mi novio observaba todo desde la puerta, sabía que me gustaba tragar leche y que me dolía verla perderse de esa manera.  Cuando el último de los tipos se fue se acercó. Me penetró, me cogió duro, muy duro y se corrió adentro. Se fue, sentí el motor de su carro.  Quede en medio en charco de leche, amarrada y amordazada. Busque zafarme, no puede, de pronto escuché voces, eran los hermanos Calle, seguían desnudos, me vieron, su herramientas se pusieron erectas. Me soltaron. Tire a uno al piso y me senté en su verga, le dije al otro que me diera por el culo. Estaba arrecha, muy arrecha y necesitaba que un par de pollas aplacaran el incendio que tenía por dentro.

Cuando la verga entro en  mi culo me desgarró, sentí un arder profundo, un dolor de placer, que fue mitigado por la polla que entraba en mi coño y machacaba la leche de mi novio. Entraban y salían, salían y entraban hasta que me llenaron de leche. Aun respiraba, cuando uno de ellos dijo cambiemos, y a los tres minutos estaba mamando sus vergas y un poco después recibía una nueva porción de pene por mis dos agujeros. La segunda penetración anal fue deliciosa, estaba abierta y con leche que lubricaba.

Comencé a recibir y recibir verga, cuando estaban por correrse, el timbre del teléfono me despertó, estaba en el sofá de la casa, conteste, eran los compañeros del grupo, me informaron que a las cuatro de la tarde salíamos para la finca. Sonó el timbre de la casa, abrí y era mi novio, lo tire en el sofá y lo cabalgue hasta que me lleno el sexo de leche.

 

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