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Nallely, mi sobrina, mi obsesión

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Nunca pensé encontrarme en una situación como la que experimenté con la sobrina de mi esposa. La conocí de niña y prácticamente la vi crecer. Ojos verdes, blanca, era un hecho que sería una mujer muy hermosa.

Siempre tuvo todo en su casa, nació en sábanas de seda, pero un poco olvidada por su familia enfrascada en sociales y trabajo. Así que le gustaba visitarnos y convivía con mi hija dos años mayor que ella. La veía como una hija y ella a mí como un tío que se preocupaba por ella. Nunca tuve malicia hacia ella pero las cosas se dieron.

Ya más desarrollada seguían sus estancias largas en casa, donde tenía la oportunidad de verla desarrollarse poco a poco. Dormía en el cuarto de mi hija con la que se veían como hermanas, platicaban con amigos del barrio y tenían sus noviecillos.

Una ocasión en la que me desperté temprano, mi hija tuvo que salir de su cuarto para bañarse y dejó la puerta abierta, ahí estaba; boca abajo con su pierna derecha doblada permitiendo que se viera un poco su vagina y sus nalgas pues el bóxer no era ajustado. Mis ojos quedaron clavados hasta que vi que se movía, me alejé pero la imagen quedó en mi mente, después de eso cada vez que la veía miraba su trasero tratando de adivinar como era.

Quería quitármela de la mente pero luego fuimos a una quinta en la que hay alberca, para no distraerme deseando verla me fui de ahí para estar dentro de la quinta bebiendo, pero no funcionó pues ella llegó tiritando de frío buscando una toalla que había olvidado, traía un traje de baño claro con estampados florales entró corriendo y se resbaló de sentón en el piso. Corrí a levantarla del piso, al tomarla de los brazos y la cintura, sentí un estremecimiento en mi cuerpo, pues mientras la levantaba miraba su trasero descubierto por el traje de baño que se metió entre sus nalgas, ella se lo acomodó delante de mí mientras lloraba como lo que era, una jovencita. La consolé abrazándola, su cuerpo mojado y temblando me excitó, mi verga se paró y estoy seguro la sintió porque se quitó casi de inmediato y dejó de lamentarse.

Mi obsesión aumentaba, cada vez imaginaba su desnudez y me daba vergüenza sentir eso. Sin embargo ya la veía con otros ojos, admiraba su rostro, me obsesionaba imaginar que mamaba mi verga que me la cogía.

Seguía viniendo de visita y se quedaba por lo general los fines de semana, yo trataba de controlarme comportándome como lo que soy, una persona normal, pero solo ver su trasero y su rostro volvían a mi mente los pensamientos insanos de desearla sexualmente. Incluso encontré en la computadora familiar fotos de ella las que admiro cada vez que puedo, así como en su face book, pues está en mi lista de amigos.

Dejo de visitarnos por un tiempo por cuestiones de familia, pero un fin de semana me sorprendió la presencia de ella y su mamá. El saludo lo sentí muy efusivo, con gusto la abracé oliendo su cuerpo y un ligero apretón. La casa es chica por lo que nos acomodamos como pudimos, su mamá en la recámara de mi hija, mi esposa y yo en nuestra recámara, ella y mi hija en el piso de la sala.

Al día siguiente me preparaba para ir a trabajar, cuando salía de bañarme, mi hija subía para ocupar mi lugar en la cama porque no soportaba el piso, dejando a mi sobrina sola en la sala. Bajé para prepararme un café y ver las noticias en la televisión. Ella dormía al parecer profundamente, trataba de no hacer ruido para admirar su silueta bajo las sábanas. Mientras tomaba el café miré que se movió al mismo tiempo se destapaba quedando a mi vista su hermoso trasero cubierto con un boxer de mi esposa que quizá le prestó, el boxer se metía entre sus nalgas. Sé que duerme como una piedra por lo que me acerqué para admirar esas nalgas juveniles inspiración de algunas puñetas. Estaba a punto de irme y para dirigirme a la puerta tenía qué pasar cerca de ella, sin dejar de ver se volteó boca arriba con una pierna doblada hacia arriba dejando al descubierto sus labios vaginales, me quedé quieto sin hacer ruido para seguir admirando esa desnudez prohibida para mi. Si despertaba fingiría que abro la puerta para irme. No se cuanto tiempo estuve viendo esa vagina y el inicio de sus nalgas, su rostro infantil durmiendo.

En uno de sus movimientos puso su mano debajo del boxer obre su vientre, casi tocándose la vagina, mientras bajaba la pierna que tenía doblada. Bajo su boxer quedó su mano casi en el bulto de su panochita. descubriendo un poco más esa parte deliciosa. Noté que brillaba un poco, como si estuviera húmeda, mi mente estaba nublada de deseo por lo que me acerqué poco a poco para olerla, mi cara estaba muy cerca de su entrepierna, aspiré su aroma deliciosa, con la punta de mi lengua toqué su boxer, como seguía dormida como tronco, me atreví a rozar su piel vaginal, deseaba meter mi lengua y comerme sus jugos que brillaban en su parte.

De repente se volteo como estaba cuando bajé, sus nalgas las veía más grandes, más ricas, me atreví a tocarlas con miedo y deseo, mi verga estaba tan dura que me dolía dentro del pantalón, la saqué y empecé a masturbarme mirando sus nalgas hermosas, las tocaba despacio para no despertarla pero el deseo creció y la acariciaba más descaradamente mientras jalaba mi verga. Sentí que me iba a venir pero un leve quejido de ella me detuvo, se acostó boca abajo dejándome ver esas nalgas envueltas en el bóxer, me levanté para verla bien, el deseo de nuevo se apoderó de mí. Me hinqué detrás de ella y seguí masturbándome, ya sin precaución empecé a acariciar sus nalgas, tratando de llegar con mis dedos a su vagina, ya no pude más, mis huevos empezaron a dolerme, con mi mano izquierda hice a un lado el bóxer y abrí sus nalgas descubriendo su ano, parecía que esperaba mi leche, ya no pude más y -¡aahhhh, aaahhh, aaaahhhgggggg!-, me vacié tanto que los huevos me quedaron adoloridos, mi pecho también me dolía, quizá de la emoción y el temor de ser descubierto.

Escuché ruido en la parte superior y solo cubrí con la sábana el trasero de mi sobrina, me fui sin esperar saber quien bajaba.

Me fui al trabajo con la escena sexual que había tenido, todo el día estuve nervioso pues mi sobrina se daría cuenta que en sus nalgas hay rastros de que alguien jugó con su trasero masturbándose. Y no había nadie más que yo; su tío. Cuando llegué su comportamiento fue normal, se quedaron una noche mas pero no intenté nada pues me daba temor de que mi esposa o mi hija se enteraran de mi perversa obsesión.

En esos días ansioso de coger busqué a mi esposa, le dije que se veía sexy con boxer, dejé en sus manos el que había usado mi sobrina, desde que empecé acariciarla me imaginé que era mi sobrina, la besé como loco, ella estaba sorprendida y gustosa de mi actitud caliente, lamí su raja y su culo pensando en mi sobrina, toda la cogida era imaginando a esa chiquilla. A mi esposa le gusta que me la coja por el culo, así que la puse en la posición en la que me masturbé con mi sobrina, primero de lado, ella pedía que se la metiera pero yo con calma me masturbaba y restregaba mi verga en sus nalgas, la penetré imaginando el placer que hubiera sentido si la hubiera penetrado, la acosté boca abajo y de nuevo me masturbé en sus nalgas, pero a ella si la penetré como loco, estrujaba sus caderas hacia mi, veía su espalda imaginando que era mi sobrina bonita, no pude más, quise decir su nombre y solo dije;¡”yaaa, yaaa pequeña, te los voy a echar mi pequeña, yaaaaa mi pequeña putita”!-Mi esposa se venía moviendo sus nalgas ensartadas de mi verga. Caí rendido en su espalda. La calma volvió a nuestros sentidos y me preguntó; -¿por qué me dices pequeña?, nunca me habías dicho “putita”, ¿por qué me dijiste así?- Solo respondí que el sexo nos trastornaba, pero que si le molestaba para la próxima ocasión trataría de no decir nada de eso. Volteó a dormir diciendo, -“no te preocupes, no estuvo mal”.

Dos semanas después regresaron, pero su mamá se fue el mismo día dejándola a nuestro cargo. En esa estancia, ya veía a mi sobrina de otra manera, al parecer ella se daba cuenta pues me sorprendió varias ocasiones viendo sus piernas o sus nalgas. Buscaba la manera de verla, y aprovechaba el momento en que dejaban la puerta abierta para pasar verla. Una ocasión mi hija estuvo apunto de sorprenderme pues mientras se bañaba mi sobrina estaba dormida, solo era de empujar la puerta y lo hice, ahí estaba, dormida envuelta en una tanga que dejaba ver casi el total de sus nalgas, y…despertó, me miró y cerré la puerta nervioso, mi hija salió del baño y preguntó que miraba, le dije que solo cerraba la puerta que había dejado abiertas, descubrió que la veía, luego de eso, estaba silenciosa en mi presencia, pero también la noté diferente, se sentaba de manera que pudiera ver un poco más, me miraba con el rabillo del ojo y volvía acomodarse.

Una mañana le dijo a mi esposa que quería ir a su casa por un vestido para usarlo en la fiesta de cumpleaños de una amiga de mi hija, mi esposa no tenía tiempo de llevarla y mi propia sobrina me pidió le hiciera el favor de llevarla. En su casa no había nadie porque habían salido a otra ciudad. En el camino no hablamos mucho como en otras ocasiones pues ella es muy parlanchina. Cuando llegamos, entró rápido y subió las escaleras dejándome ver sus nalgas cubiertas por la pantaleta, por la minifalda que traía, me quedé abajo y la escuché que decía me pusiera cómodo pues iba a tardar.

Me senté en la sala mirando el lujoso interior de la residencia de su familia, no había nada de ruido, como si yo estuviera sola en esa enorme casa. Subí despacio, con temor me acerqué a la puerta de su recámara que estaba abierta, no hubo necesidad de llegar hasta ella, pues un espejo de cuerpo entero me permitía verla desnuda solo en tanga de hilo dental buscando la ropa, se agachaba y sus senos algo prominentes colgaban gelatinosos. Se quitó la tanga y se puso otra, se tocaba los senos, se echaba a la cama estirándose para tomar no se qué, yo veía esas posiciones imaginándola cogiendo conmigo. Se empezó a vestir y me retiré, momentos después bajó me buscó en la sala vestida en un minivestido que la hacía ver más deseable, un vestido escotado que mostraba sus pechos deliciosos.

Yo no asistiría a la fiesta por pues no soy muy fiestero que digamos, pero mi esposa las acompañaría, de repente mi sobrina se mostró indispuesta, dijo que tenía cólicos y no los soportaba, por lo que decidió quedarse en casa.

Me encontraba en mi recámara en la computadora navegando y viendo fotos de su Face Book, y me atreví a leer relatos eróticos de incesto, como tíos y sobrinas, deseándola más, mientras ella en la habitación de mi hija al parecer dormida por su malestar, mi esposa llamó para avisar que seguirían con la fiesta en la casa de la quinceañera cosa que me agradó para estar mas tiempo a solas con mi bella sobrina.

Mi miedo a hacer algo que me metería en problemas me hizo tomar un libro y perderme en la lectura, pero no pude. Ya era casi media noche, Me fui a la sala, encendí el televisor, me dijo que se bañaría para dormir a gusto. Cuando salió la vi en una pequeña toalla que apenas la cubría entró a la habitación y cerró, escuché que con seguro. Creí que dormía, buscando algo que ver en la televisión, encontré un canal en el que a esa hora pasan películas eróticas, creyéndola dormida, empecé a tocarme, luego bajé mi piyama hasta las rodillas para masturbarme a gusto. Estaba tan absorto en la película y acariciando mi verga parada cuando la luz de la sala se enciende. Escuché que dijo; --¡“Perdón tío, no sabía que se estaba “tocando”!, ¡Me sorprendió masturbándome!. No supe que hacer ni qué decir, me fui a la recámara perturbado.

Veía el reloj, en cualquier momento llegarían mi esposa y mi hija, pero me llamó para avisarme que seguirían en la casa de la festejada, le dije que se divirtieran.

No podía dormir, pensando en lo que acababa de suceder. Un buen rato después, con mi verga dura y adolorida, escuché que abría la puerta de su cuarto, luego silencio, me paré sin hacer ruido, las luces apagadas, caminé y vi la puerta abierta, el corazón se me aceleró, me acerqué y ahí estaba, la luz de la lámpara muy tenue, me permitía verla boca abajo, en un boxer de encaje que se veía color rosa, pero era color salmón mismo que se había probado por la tarde que la llevé a su casa.

Si la puerta estaba abierta, imaginé que ella con un propósito la abrió, entré silencioso, la veía en todo su esplendor, bajé mi piyama hasta las rodillas para masturbarme viendo sus nalgas., Casi en penumbras vi que movía sus caderas, me acerqué, aún con nervios la toqué, no se movía, empecé a acariciar sus nalgas suaves y redondas. Me senté en la orilla de la cama, ahora con mis dos manos acariciaba su trasero mientras con mis pies espolsaba mi piyama.

Ella no se movía, besé sus nalgas, las abrí, con mis dedos acaricié su vagina sintiendo su humedad. El bóxer estaba un poco ajustado, no era como el de mi esposa que le quedaba un poco grande. Se lo quité hasta las rodillas, separé un poco sus piernas y comencé a lamer su culo, me pareció el paraíso, mis dedos ya frotaban su raja cada vez más mojada, levanté un poco sus caderas para que mi lengua llegara a su vagina, a su clítoris, cuando lo logré un gemido de placer salió de mi sobrina, su vocecita solo decía;-¡ah, ah, ah!-, me di cuenta que mordía la almohada y gemía de placer.

Empecé a masturbarla, sentía el chasquido de sus jugos con mis dedos, puse mi rostro en su raja y pasé mi lengua casi desde su ano a su vagina, ya nada me importaba, estaba mamando la panocha que me volvía loco desde hace tiempo, las consecuencias no me importaban, mamé su raja con tanto deseo y poco a poco sus movimientos de placer aumentaron, lo estaba disfrutando.

La voltee para lamer bien su vagina, brillaba con la poca luz de la lámpara, estaba gozando porque puso su mano en mi cabeza, gemía más claro, de repente sentí que estiraba mi pelo y su vagina se contraía...se estaba viniendo en mi boca. Parecía que lloraba, pero se estaba viniendo, sus jugos me parecieron los más deliciosos que he probado.

Terminó de venirse en mi boca, puso su meno en su vagina y se volteó poniéndose en posición fetal.  y escuché su voz muy quedito que dijo; "no me penetres tío por favor, solo mastúrbate como aquella mañana”—

Me dispuse a complacerla, no quería echar a perder el placer de gozarla de esa manera, ya me la cogería un día, tomé sus nalgas, las abrí, tocaba su ano con mi verga sin penetrarla, la empiné un poco, rozaba mi verga sobre su raja muy mojada, ella gemía suplicando que no la penetrara, yo no respondía porque no sabía si iba a cumplir…

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