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Favores sexuales con el portero del edificio

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Como les dije antes me llamo Valentina, tengo 18 años, estoy de novia con un chico desde hace casi 5 meses, mido 1.80 cm de altura, soy rubia de pelo largo y ojos verdes. En cuanto a mis medidas no me puedo quejar, tengo 95 cm de busto, 61 cm de cintura y 92 de cola, que sin duda es la parte de mi cuerpo que más me gusta y la que más me elogian los hombres. En cuanto a mis gustos, leo y reviso muchas revistas y páginas de moda para estar en onda, me gusta sobre todo usar calzas muy ajustadas, vestidos cortos y remeras o prendas ajustadas y escotadas que resalten mi figura, a mis papás no les gusta mucho que me vista así pero ya están resignados, siempre les digo que si no me visto así ahora que soy joven cuando lo voy a hacer, incluso en el colegio más de una vez los profesores y preceptores me llamaron la atención por el tamaño de la pollera del uniforme, porque, según ellos, era algo corta, pero nunca les di bola. Desde luego que por mi forma de vestir siempre que salgo a la calle me dicen de todo, pero no me molesta como a otras chicas, me gusta ser mirada por los demás, me hace sentir linda y los días que estoy un poco triste o para abajo me levanta el ánimo y la autoestima. Recuerdo que la primera vez que me dijeron algo por la calle tenía 14 años, fueron unos albañiles de una construcción cuando volvía a casa de la clase de educación física, usaba el equipo de gimnasia del colegio que consistía en una remera blanca y un pantalón marrón, al contrario de mis amigas, que me contaban que no les gustaba cuando les gritaban cosas zarpadas por la calle, a mí me puso contenta escuchar sus “piropos” y que empiecen a mirarme por la calle porque ahí me di cuenta que me estaba poniendo buena, hasta ese momento mis compañeros me cargaban porque era muy alta para mi edad, además de ser chata por ambos lados como una tabla y tener unas piernas que parecían dos palitos de escarbadientes, así que creo que ese es el motivo por el que me gusta que me digan cosas zarpadas por la calle. 

Bueno, lo que les voy a contar me ocurrió el pasado octubre, casi un mes antes de mudarme a mi nueva casa en zona sur, en esa época estaba terminando el secundario y como les pasa a la mayoría, estaba re colgada con el cole, me la pasaba saliendo a bailar casi todas las noches, yendo a cuanta fiesta podía y acostándome muy tarde, así que apenas tenía tiempo para darle bola a los estudios, por lo que hasta ese momento me estaba llevando casi todas las materias a diciembre como mínimo. Siempre fui buena alumna, pero ahora estaba haciendo cualquiera, por lo que mis papás se calentaron y me pusieron los puntos mal, estuvieron sermoneándome un rato largo diciendo que si seguía así no iba a poder entrar al CBC al año siguiente, etc., etc. Para tenerme algo más controlada, y que me ponga a estudiar, decidieron recortarme algo del dinero que me pasaban por semana, a la vez que de ahora en adelante solo me permitirían salir los fines de semana, asegurándome que estas dos reglas no eran negociables hasta que termine de cursar. Es decir, chau salidas de entre semana, además me dijeron que podía ir olvidándome de las vacaciones si me llevaba más de 3 materias a febrero-marzo, ante esta situación les prometí que me iba a poner las pilas con el cole y que iba a cortar un poco las salidas.

La cuestión es que a los dos días que mis padres me dieran esa charla interminable, mi prima, que tiene 22 años, me invito a una fiesta de disfraces que organizaba un amigo de ella que se recibía, creo que estudiaba periodismo o algo así, yo me quería matar porque justo caía un miércoles y no iba a poder ir después de todo el quilombo que tuve en casa, así que quedé en confirmarle si iba o no, tenía que apurarme porque solo faltaban cinco días y estaba el problema que no tenía plata para gastar en alquilar o hacer un buen disfraz, sumado al problema que ni en pedo me iban a dar permiso para ir. Faltando dos días mi prima me vuelve a llamar para saber que iba hacer, durante la conversación me hizo la cabeza, aunque no hizo falta mucho para convencerme, y le dije que seguro podía zafar de mis viejos, pero no tenía disfraz, ella dijo que no me preocupara, que una amiga suya tenía uno de enfermera que no iba a usar y que si quería se lo pedía prestado, le dije que sí y quedamos en vernos ese mismo miércoles a la salida del colegio para que me dé el disfraz. 

Fue así que al llegar el miércoles me encontré con mi prima como había arreglado, me dio el disfraz, hablamos un rato y acordamos que ella iba a pasar a buscarme a eso de la media noche, nos despedimos y me fui a casa rápido porque tenía que estudiar para una prueba de historia que tenía ese viernes. Al llegar a casa apenas miré el disfraz un ratito, este era de una sola pieza, blanco y con un cinturón rojo incorporado, después de verlo lo guardé y me puse a estudiar hasta la noche como si no pasara nada. 

Tengo la suerte que mis papás nunca se quedan despiertos hasta tarde, se acuestan a eso de las 23 hs., ya que se levantan temprano, así que para cuando se hizo la hora ellos ya estaban en la cama. Yo aproveché para bañarme y cambiarme, como me iba a disfrazar de enfermera decidí vestirme todo de blanco, usando un portaligas chico con medias, un corpiño que apenas me cubría las tetas y una tanga diminuta que resaltaba mi cola, en realidad casi toda mi ropa interior es muy diminuta por el tipo ropa que me gusta usar, por último, no me puse mucho maquillaje, pero si me pinte los labios de rojo y me deje el pelo suelto. Faltando poco para la media noche ya estaba casi lista, solo me faltaba el uniforme de enfermera, así que no esperé más y pasé a ponérmelo de una vez. Para mi sorpresa este me iba corto, además de muy pegado al cuerpo, en la parte de arriba apenas se podía cerrar, dejando una buena vista de mis tetas, abajo la cosa no iba mejor, en la parte de adelante apenas me cubría algo, llegando a verse un poco de la tanga, atrás este se me levantaba dejando más o menos la mitad de mi cola al descubierto, parecía más una puta que una enfermera. Me quedé mirando un rato al espejo observando sobre todo mi cola, la verdad que el disfraz era algo zarpado pero me gustaba lo poco que llegaba a cubrirme las tetas y la cola, porque seguro más de uno iba a quedar al palo al verme así vestida, mi único problema era que no estaba segura si daba para ir así a la fiesta, en eso mi prima me mensajea para avisarme que estaba abajo esperándome en el auto con una amiga, así que no tuve tiempo más que para agarrar las llaves y algo de ropa para cambiarme a la vuelta, quisiera o no iba a ir vestida así. 

Bajé rápido, sin hacer mucho ruido y al subir al auto saludo a mi prima y le digo: 

–Boluda, esto me va recorto parezco una trola. 

– Es justo para vos putain (siempre nos llamamos así entre nosotras). Ese disfraz es de una amiga que es más baja que vos, mide algo así como 1,60 cm y a ella ya le iba justo. 

– ¡Y porque no me lo dijiste antes! 

– Vos me debías la del cumpleaños, o ya te olvidaste? – En mi cumpleaños me puse bastante en pedo y en un momento de la noche, cuando estaba en cualquiera, la tome de la mano para bailar un rato juntas, pero sin darme cuenta una de las pulseras que llevaba se enganchó con su vestido, y al llevar mis manos a su cintura para poder bailar le levante la falda del vestido, dejando su cola al aire por un rato enfrente de mis compañeros de colegio, los que al que al verla se pusieron como locos, hasta creo que le sacaron fotos. 

– Sos una forra – le dije mientras me reía.

– No te preocupes nadie de la fiesta te conoce, salvo Seba y sus amigos y ellos saben que sos medio trola– dijo riéndose. Seba era el novio de mi prima, aunque estaban en una etapa de relación abierta, – además la boluda sos vos, podrías haberte probado el disfraz antes – tenía razón – o ponerte unas calzas abajo, o un culotte o que se yo, igual no te calentés, por lo que me dijeron algunas van a estar en traje de baño, y hasta una mina se iba a disfrazar de vedette o algo así, así que no vas a desentonar para nada – dijo mientras continuaba riendo. 

Como dije antes, no me molestaba como estaba vestida ya que seguro todos me iban a ver y se iban a calentar, esa idea, la de dejarlos al palo y con las ganas me agradaba mucho. Al llegar a la fiesta pude ver que alguna que otra chica estaba en bikini como me había dicho mi prima, pero ninguna se perecía a una puta como yo. De entrada, más de uno se me acercó para tirarme onda pero no les di cabida, de vez en cuando bailaba con alguno revoleando el culo de forma lenta y sensual, lo que provocaba que mi cola quede completamente al aire por un momento, y él se ponga al palo mal, después lo cortaba y lo dejaba con todas las ganas, mi idea no era meterle los cuernos a mi novio pero si divertirme un rato haciéndoles la cabeza. 

La fiesta siguió así para mi toda la noche hasta que a eso de las 4:00, mi prima me dijo que se iba porque tenía que levantarse temprano para hacer unos trámites y quería dormir al menos un poco, yo también quería descansar algo porque si no iba a parecer un zombie en el cole, así que aproveché para que me lleve de vuelta a casa. La verdad que la había pasado bien en la fiesta, pero sin dudas la que la pasó mejor fue Laura, la amiga de mi prima, ya que se tomó todo y se puso en pedo, tanto que a la vuelta terminó viajando recostada en el asiento de atrás cantando y diciendo boludeces durante todo el viaje. 

– Che Valen, anda cambiándote así cuando llegamos te bajas rápido, porque todavía tengo que dejar a esta boluda que está en pedo en su casa. – dijo mi prima cuando no faltaba tanto para llegar. 

– Dale – le respondí, entonces me saqué el uniforme y se lo tiré en la cara a Laura para joderla porque estaba cantando en vos alta, ella ni siquiera dijo nada, simplemente lo agarró y se lo puso como almohada

– Che boluda, tengo la ropa en el baúl – le comenté a mi prima al recordar que no la había sacado del auto. 

– Sos una tarada, porque no la sacaste cuando subimos, ahora cuando lleguemos te vas a tener que cambiar a los pedos porque me quiero ir rápido – dijo un poco molesta. 

– No te hagas problema, vas a ver que en cinco segundos me visto. 

– Ahora jodete, vas a tener que quedarte en tetas porque Laura está usando el disfraz de almohada. 

– Espero que no me vea nadie porque si no van a pensar que soy una trola – dije. 

– Valen, vos sos retrola – dijo mi prima riéndose. 

– Callate putain – respondí, también riéndome. 

– Bueno, los amigos de Seba piensan que sos una trola porque te acostarte con él – dijo Laura casi dormida, yo me quedé dura, casi congelada al escuchar eso. Mi prima por su parte frenó el auto de golpe y empezó a recriminarme en voz alta. 

– ¡¿Te cogiste a mi novio?! 

– No, pará boluda para yo … –, no se me ocurría que responder. 

– ¡Sos una hija de puta! – gritó completamente enojada. 

Lo cierto es que hace un tiempo ellos estaban con idas y vueltas y una noche me lo crucé en un boliche, él siempre me había parecido lindo aunque nunca lo histeriquié ni nada, sin darme cuenta, una cosa llevó a la otra, me puse en pedo y terminamos cogiendo, pero nunca se lo había confesado a nadie y ahora por la culpa de esa boluda que estaba en pedo mi prima se había enterado (después me enteré que se le escapó a uno de los amigos del novio de mi prima al verme bailar como una trola con un chico y para mi desgracia justo Laura lo escuchó). Mi prima siguió insultándome sin parar y en eso se me tira encima mío, abre la puerta del auto y me empieza a empujar hacia afuera. 

– ¡Salí de acá puta! – gritó. Yo no podía hacer nada más que bajar del auto. 

– Por favor no me podés dejar acá – le dije. 

– Que, ¿tenés miedo que todos se enteren que sos una puta?, ¡que te cojes a cualquiera! –  me decía mientras me cerraba la puerta del auto y se iba a la mierda dejándome sola. 

Me había dejado sin nada en la calle, estaba sin el celular ya que este se había quedado en el auto y sin las llaves, las cuales estaban con la ropa que había llevado para cambiarme. Lo primero que hice fue mirar en todas las direcciones para tratar de ubicarme y saber dónde carajo estaba, la maldita de mi prima me había dejado casi a dos cuadras de mi casa. Una vez que ya estaba ubicada, crucé a la vereda de enfrente y empecé a correr lo más rápido que podía, la calle estaba vacía y lo único que se escuchaba eran el ruido de mis zapatos corriendo por la vereda, seguí así hasta que llegué a la primera esquina y crucé la calle, no se veía un auto por ningún lado, perecía como si todos estuviesen durmiendo, entonces me surgió la duda entre ir más despacio o seguir igual ya que no quería hacer ningún tipo de ruido. Estaba reparanoica, pensaba que tal vez alguien escucharía el ruido de los zapatos dándose cuenta de lo que pasaba, así que en esa cuadra bajé un cambio y en vez de correr intercambiaba caminatas con pequeños trotes. No sé cuánto tiempo llevaba caminando así, casi en bolas por la calle, pero a mí me parecía una eternidad. Fue así que llegué a la siguiente esquina, solo tenía que doblar y caminar media cuadra más y listo. Faltando más o menos unos 15-20 metros para llegar un taxi se aparece por detrás haciéndome luces y se pone casi a la par mía andando a paso de hombre, la verdad no tenía idea de donde había salido, me había tomado por sorpresa. 

– Rubia, ¿querés que te lleve a alguna parte? – Traté de ignorarlo y solo me repetía, ya llego, ya llego, pero él seguía insistiendo: -Dale rubia, vení, no tengas miedo, te llevo gratis a donde quieras – apuré un poco el paso y por fin llegué al edificio, sin pensarlo fui directo al portero eléctrico para llamar y quedé de espaldas a la calle, en ese instante el taxista tenía una imagen insuperable de mi cola. 

– Uhh, ¡que pedazo de ojete que tenés rubia!, ¡sabes cómo te lo rompo a pijasos y te lo lleno de leche!! 

Yo con los nervios que tenía no sabía qué hacer, además en ese momento caí en la cuenta que no podía tocar el timbre de casa y pedirle a mis viejos que me abran porque si no se iban a enterar de todo, la única opción que me quedaba era llamar al portero y pedirle que me abra, esto no me gustara mucho, pensaba que tal vez él podría contarle a mis padres y vecinos como había llegado a casa esa noche y tendría un problema, pero que podía hacer, era pedirle a él que me abra o quedarme afuera, así que sin otra opción apreté el botón de la portería esperando a que conteste. 

El portero se llamaba Rubén, tenía 45 años, era casi de mi misma altura, de contextura grande, pelo a los costados cortado al ras, mientras al medio era prácticamente pelado y con algo de panza, si bien lo conocía desde que nos mudamos a ese edificio cuando tenía 12 años nunca tuve trato con el más allá de intercambiar un hola o buen día y nada más, ni siquiera lo llamaba por el nombre, para mí era casi como un desconocido aunque sabía que estaba divorciado por y tenía un hijo por comentarios de vecinos. 

– Dale rubia, vení que te llevo a pasear en pija por toda la ciudad, ¡te voy a romper tanto el orto que no te vas a poder sentar en una semana! – seguía diciéndome el taxista, por mi parte lo único en lo que pensaba era en que el portero me responda rápido para poder entrar. 

– Quien es? – respondió el portero después de un rato. 

– Hola don Rubén, soy Valentina …, del …, por favor puede abrirme, es una emergencia. 

– ¿Qué pasó? 

– Después le explico, ¿por favor puede abrirme?? 

– Bueno, espera, ya voy. 

Mientras hablaba por supuesto que el taxista continuaba diciendo cosas; yo me quedé parada apoyada sobre la pared esperando a que el portero llegara para poder entrar. 

– Dale rubia mostrame la colita una vez más, o sino al menos las tetas – decía -- No me podés dejar así, al menos vení y chupámela que tengo la pija re dura. 

Un rato después veo que aparece por el pasillo del hall don Rubén, llevaba puesto una remera con un pantalón de gimnasia y se notaba que aún estaba algo dormido, al estar un poco más cerca me paro en frente de la puerta para poder entrar al instante y veo que su cara de dormido se transforma en cara de sorpresa por la situación de verme en ropa interior y portaligas enfrente de la puerta del edificio. En eso escucho al taxista – Si rubia, quedate así un rato, no sabes la paja que me estoy haciendo mirado tu culo. 

En ese momento el portero me abre la puerta y me pregunta si estoy bien, le respondo que sí y entro, al ver esto el taxista grita –¡Chau rubia! ¡Cuando quieras vení que te rompo el culo! 

– ¿Que pasó?, ¿quién era ese tipo? – me preguntó mientras cerraba la puerta. 

– Nada, es un boludo que pasaba por acá – mientras le respondía pude darme cuenta que el aprovechó para mirarme de arriba hacia abajo sin ningún tipo de disimulo. 

– Y porque estas vestida así? – me pregunto mientras empezamos a caminar hasta los ascensores con su mirada clavada en mi cola. 

– Nada, eh, es una broma que me hizo una amiga – fue la primera boludez que se cruzó por la cabeza. 

– Linda broma che – me respondió esbozando una sonrisa. 

– Por favor me puede abrir, no tengo las llaves de casa. 

– ¿Perdiste tus llaves? – preguntó, estando ya enfrente de los ascensores mientras no paraba de mirarme las tetas. 

– No, me las olvidé en casa de una amiga. 

– En casa de una amiga, mira vos. ¿Y por qué no le pedís a tus papás para que te abran, no están en casa? 

– Si, pero … – hice un silencio, no sabía que responder. 

– No querés que te vean así, ¿verdad? 

– Si, por favor necesito que me abra la puerta de casa – mientras se lo decía, tenía las manos juntas como cuando uno hace un ruego u oración. 

– Esta bien, no hay problema. 

– ¡Gracias!, se lo agradezco mucho, me salvó la vida – en ese momento sentí como si me volviera el alma al cuerpo, al fin tenía algo de suerte. 

– Pero si yo te hago un favor, vos también tenés que hacerme uno a mí – me dijo con una mirada lujuriosa. 

– ¿Qué quiere decir?? – respondí, aunque eras más que obvio lo que quería. 

– No te hagas la boluda, vos sabes lo que quiero. 

– ¿Qué?, está loco, es un desubicado, no me puede decir eso – respondí. 

– Mira pendeja, nada es gratis, si no querés que tus papitos se enteren que sos una putita vas hacer lo que te pido, o te pensás que me como el cuento que estas así vestida por una broma y no se qué chamuyo más – dijo con tono firme, sin duda ahora él tenía todo el control de la situación, en realidad siempre la tuvo desde el momento que llamé a su casa para pedirle que me abra – siempre supe que eras una trolita pero no tanto, seguro que también te cogiste al taxista para que te traiga ¿verdad? 

– ¡Es un hijo de puta!! – respondí y me subí al ascensor, la verdad más que miedo u otra cosa tenia bronca, y aunque no lo quería admitir. mi bronca no era por lo que me había dicho si no porque hasta ese momento siempre estaba acostumbrada a controlar la situación y decidir yo cuando y con quién me acostaba. 

Cuando el ascensor llegó al piso donde vivía, bajé y caminé despacio hasta quedar enfrente de la puerta de mi casa, en ese momento me quedé dura por un rato pensando lo que me dirían y pensarían mis papás al verme así vestida, el solo hecho de que piensen que era una puta me daba mucha vergüenza, seguro que se iba armar un quilombo aún más grande que el anterior que tuve con mis padres por mis bajas notas en el colegio, por otro lado, si lograba convencerlos de lo que pasó y me creían todo, estaba el problema que había salido sin permiso, lo cual significaba chau vacaciones como mínimo, dadas las circunstancias en las que volvía a casa. Pero para que eso resulte necesitaba que mi prima me ayude hablando con mis padres y estaba seguro que ella no iba a mover un dedo para darme una mano. La única salida que tenía ¡era cogerme al puto portero! ¡Ah!, estaba llena de bronca, pero no podía hacer otra cosa, era cogérmelo o que mis padres me vean como una puta. Resignada, volví al ascensor y me dirigí a su departamento, mientras tanto lo único en lo que pensaba era – Me lo cojo rápido y a la mierda, acá no pasó nada – Cuando llegué a la puerta de su casa respiré profundo y me dije, hagamos esto de una vez así termino con esta mierda y toqué el timbre, pude escuchar cómo se acercaba a la puerta y después el ruido de las llaves girando para abrir la puerta, estaba muy nerviosa y algo temblorosa, luego, finalmente, la puerta se abrió. 

– Te estaba esperando, sabía que ibas a venir, pasa – me dijo, entre sin decir nada, di algunos pasos y miré alrededor mientras el cerraba la puerta, su casa estaba toda desordenada, había ropa en el piso y los platos de lo que seguro fue su cena estaban todavía sobre la mesa, pude ver al pasar en un reloj que estaba colgado que ya eran casi las 5 de la mañana. 

– Solo hago esto porque necesito entrar a mi casa – le aclaré. 

– Decí lo que quieras, pero yo sé que sos una putita – me dijo con una sonrisa en su cara – hoy te vas a dormir con el culo roto – al escuchar eso me puse algo nerviosa, – te va a gustar tanto que vas a volver pidiéndome por favor que te rompa el culo de nuevo – el escuchar esas palabras me puso más nerviosa de lo que estaba. 

Se acercó y me dio un beso apasionado, eso me sorprendió un poco ya que no esperaba que me besara. Luego me soltó, me tomo de la cintura con fuerza y me dio la vuelta bruscamente apoyándome sobre la mesa del living dejando mi cola parada, después me apretó contra su pelvis apoyándome su verga en la cola, podía sentir como su bulto empezaba a crecer, yo estaba paralizada por la situación, en ese momento ya no parecía tan buena idea haber ido al departamento de don Rubén. 

– Que buen ojete que tenés nena, sabes como te voy a romper el orto – esas palabras me asustaron mucho. 

– ¡La cola no! – dije algo molesta y traté de darme vuelta, pero él me sujeto con más fuerza al ver mi reacción. 

– Shh, decí lo que quieras, pero hoy te vas con el culo roto – me dijo al oído, yo estaba temblando por la situación – ¿Estás nerviosa no?, el boludo de tu novio todavía no te rompió el culo verdad??? – dijo riéndose al darse cuenta que nunca lo había hecho por la cola mientras seguía en silencio paralizada por el miedo, él, por el contrario, estaba feliz al saber que tenía el culo virgen. 
Luego volvió a girarme agarrándome de la cintura, se bajó los pantalones dejando su pija afuera y me dijo : – Chupámela – yo me quedé mirando su poronga por un rato, estaba impresionada ya que el maldito la tenía muy grande, era larga, gruesa y cabezona, todo lo que una busca en una pija, la verdad no podía creer lo que estaba viendo, me había encontrado tipos que la tenían grande pero no así, y ahora estaba en la casa del maldito portero enfrente de una pija enorme, solo podía pensar que si la tenía así de grande cuando la tenía muerta, cuando este al palo la iba a tener gigante y el hecho de saber que me la iba a tener que comer así me empezó a calentar y asustar porque no sabía si iba a poder con su pija. 

– Dale putita chupámela o te quedas a fuera de tu casa – dijo, mientras se agarraba la verga con la mano derecha y se la agitaba, me acerque despacio, algo insegura, me arrodillé y empecé a chupársela despacio, entonces poco a poco me olvide de todo y empecé a pensar solo en su pija y lo bien que se sentía tenerla dentro de mi boca, la verdad que hay pocas cosas en la vida que me gusten más que chupar una buena pija y enfrente tenía una verga perfecta. Al poco tiempo ya se la estaba chupando como una desenfrenada, como si fuera la última pija que quedara en el mundo. 

– Si, chupámela así … si, sabía que eras una pendeja chupa pijas – repetía mientras podía sentir como su pija empezaba a crecer cada vez más y eso me calentaba más – si seguí chupándomela así puta – me repetía. 

Después de un rato ya la tenía al palo, entonces me dejo las tetas al aire sin sacarme el corpiño y empezó a tocármelas mientras se la chupaba. – Que buenas tetas que tenés!! – me decía, para ese momento estaba como loca y muy mojada, ya no me importaba que se la estaba chupando a un viejo pelado de 45 años con panza, lo único que quería era tener esa verga que tenía en mi boca. Poco después me sujetó la cabeza con sus dos manos y me metió la verga hasta el fondo presionándome contra su pelvis durante un tiempo lo cual me generó arcadas, traté de quitármelo de encima, pero él no quería soltarme hasta que después de unos segundos me sacó su pija de la boca, la cual salió toda brillante y llena de saliva y después me la pasó por toda la cara. – Te la vas a comer toda hija de puta y después te vas a tomar hasta la última gota por puta – dijo y continuó, la verdad que al principio no pensé que iba a poder, pero después de un tiempo me acostumbré a su tamaño. Entonces me soltó, se sentó en el sofá quitándose los pantalones y la remera quedándose con las piernas abiertas – Vení puta – me ordenó, yo me abalancé sobre su gloriosa verga apoyándome sobre sus piernas, lo paje un poco y después me la metí toda hasta el fondo – Si así, no pares, ah, comeme los huevos – repetía, luego me dijo: – Ojalá tu papá supiera que su nenita es una putita chupa pijas – ese comentario me descolocó por un momento, se me vino la imagen de mi viejo a la cabeza y fue algo raro, me quede mirándolo un instante quieta y algo molesta, él al notar mi reacción puso su mano sobre mi cabeza y me la presiona contra su verga diciendo : – Seguí chupando puta –, eso me hizo volver a situación, continué comiéndome su verga hasta el fondo, le pasaba la lengua por la cabeza de su pija, le chupaba los huevos, lo pajeaba con las dos manos, estaba completamente entregada a esa pija. El, por su parte, al notar la reacción que tuve por su comentario siguió hablándome de mi papá y también de mi novio – ¿Tenés miedo que tu papito se entere que su hijita es flor de puta? ... ¿El pelotudo de tu novio sabe que le chupas la pija a cualquiera?, ¿sabe que sos una puta?? – contrariamente a la primera vez, sus comentarios ya no me molestaban, el hecho de pensar que se la estaba chupando a alguien que era casi un desconocido y que me trataba como una puta me calentaba más. 

Después de un tiempo de seguir así me volvió a tomar con sus dos manos de la cabeza y empezó a meterme su pija hasta el fondo con mucha rapidez, la tenía durísima, se notaba que estaba por acabar, de pronto solo se escuchó – Ahh, ahh, ahh – y pude sentir como su leche inundaba toda mi garganta, si bien me tragué una parte de su semen el acto reflejo de sentir que me ahogaba hizo que escupa el resto provocando que mi boca quedara bañada en leche, estaba tan agotada que casi al instante caí recostada sobre él con su pija todavía bañada en su leche apoyada sobre mi cara. 

– Dale puta limpiame la pija – me ordeno, yo me levanté y empecé a pasarle la lengua por toda su poronga – Si, así, tomate toda la lechita – me decía – como podés ser tan pendeja y chuparla así, no pensé que eras tan puta. 

Después que terminé de limpiarle toda la leche de su pija me levantó del piso y me dio vuelta pegándose a mi cola y sosteniéndome con fuerza por la cintura con la mano derecha, mientras con la otra me apretaba las tetas, entonces empezó a caminar llevándome así, a punta de pija, hasta su dormitorio mientras me besaba el cuello y me tocaba la concha sin dejar de apretarme las tetas. 

– Ahora te voy a romper el orto como a una puta ¡y te va a gusta!, después le vas a contar a tu novio que fui yo quien te rompió el culo por primera vez – no respondí nada, no me importaba lo que me decía, estaba muy caliente como para pensar lo que me estaba diciendo, solo quería tener su pija adentro mío. 

Al llegar a la habitación me tiró sobre la cama y me hizo ponerme en cuatro, luego me saco el corpiño, la tanga y los zapatos, dejándome el portaligas y las medias puestas, entonces empezó a lamerme el culo con la lengua mientras me pajeaba con una mano, se sentía tan bien que me empecé a mojar de nuevo. 

– Que puta que sos, ya estás mojada y ni siquiera te la puse, de verdad que sos una pendeja trola – murmuró. Estuvo así un rato lamiéndome todo el culo, en ese momento me sentía en el paraíso por la excitación que tenía, luego me escupió la cola y me frotó con su pija, que ya estaba al palo otra vez, por toda la raya de la cola, para luego después agarrársela con la mano y darme golpes por toda la cola como si fuera un bastón, el sentir ese golpeteo contra los cachetes del culo sumado al ruido que se generaba me calentó aún más, quería tener su pija en mi culo ya, no me importaba si pensaba que era una puta o no, estaba dispuesta a que me coja el culo a su antojo, sin importar si mi cola podía o no aguantar el tamaño de su pene. 

– ¡Ahora si vas a saber lo que es tener una buena pija clavada en el orto! – dijo después de escupirme de nuevo la cola y apoyó la cabeza de su pene justo en la entrada de mi culo. ¡Yo estaba completamente regalada como una verdadera puta! Me estaban por romper el culo por primera vez, eso, con lo que había fantaseado y deseado tantas veces se estaba por cumplir al fin y lo quería, aunque no sabía, ni entendía muy bien que esperar de esta situación y no me importaba que fuera el maldito del portero y no mi novio el que me robara la virginidad de esa parte de mi cuerpo, lo cierto es que estaba que volaba por la situación. 

Fue así que empezó a empujar su pija para poder metérmela, apenas la cabeza de su poronga empezó a penetrarme me di cuenta realmente que no estaba preparada para esto, el dolor que que me causó su pija hizo que gritara – ¡Ah, no para, para, me está doliendo! – le supliqué. 

– Te duele?? – me pregunto quedándose quieto por un instante. 

– ¡Sí!, ¡pará por favor! – le respondí. 

– Ya no hay marcha atrás putita, relajate porque si no te a dolor más – me dijo y siguió metiéndomela. 

– ¡Pará hijo de puta! – le grité ya con lágrimas en los ojos y traté de quitármelo de encima tirándole manotazos y patadas, pero él me sujetó con fuerza de los brazos y se sentó sobre mis piernas impidiendo que pueda moverme. 

– No te hagas la loca porque va a ser peor – dijo – Desde que tenés 15 años que sueño con romperte el culo y hoy que por fin tengo la oportunidad de romperte el orto no te vas a salvar – agregó – Bancátela por calentarme siempre que te ponés esas calzitas enterradas en el orto y esas polleras cortas que usás -- y siguió hasta meterme la mitad de su pija mientras me decía – Que estrecha que sos, se nota que nunca te rompieron el orto. 

– Que buen culo que tenes puta!!! – dijo quedándose quieto mientras me acariciaba la cola – es terrible como tu culo se come mi verga, se nota que tenía hambre de pija – agregó – Te duele??? – volvió a preguntarme, yo le respondí que si llorando, luego retrocedió un poco y luego siguió metiéndomela. 
– Si te duele mucho avisame y te la saco – me dijo riéndose, era más que obvio que, aunque le rogara, le suplicara o lo insultara como nunca lo había hecho en mi vida él nunca iba a parar, así que me quedé en silencio sin responder nada más llorar y apretar los dientes contra la almohada. 

El siguió inmutable a pesar de mi llanto hasta que al fin logro introducir toda su pija en mi cola – Viste que si te quedabas tranquila te iba a entrar toda – dijo, se quedó un rato quieto sin hacer ningún movimiento, pude sentir como mi cola apretaba su enorme pija caliente y trataba de acostumbrarse al tamaño de su verga, mientras me acariciaba la cola y me besaba la espalda. 

Entonces comenzó a cogerme lentamente y poco a poco fue aumentando el ritmo, – ¡pará que me duele!  ¡Me estas partiendo, pará! – le gritaba mientras lloraba por el intenso dolor que sentía, luego empezó a apretarme las tetas y darme nalgadas, además de estirarme las ligas y luego soltarlas para que golpeen contra mi cola. 

– ¡Si puta te estoy rompiendo el culo! – me gritaba – ¡te lo voy a llenar de lech!! …, ¡como me gusta tu culo putita de mierda! – repetía. Estuvo así por más de 10 minutos creo, poco a poco dejé de llorar y el dolor que en principio era intenso se calmó un poco y empecé a sentir placer de que me cogiera por el culo, aunque no fuera del todo consentido, estaba empezando a disfrutarlo, tanto es así que hasta ya tenía la espalda arqueada con la cola levantada para que él me pueda coger mejor. Justo cuando creía que ya me estaba acostumbrando al tamaño de su pija paró un instante, me la sacó de adentro para luego metérmela en seco y con todo hasta el fondo tanto que pude sentir sus huevos golpear contra mi cola, sentí un inmenso dolor, como una puntada profunda que atravesaba lo que provocó que soltara un enorme grito de dolor. 

– Pará puta, no grités que tu papito se va a enterar que te estoy rompiendo el orto – me dijo y repitió el mismo movimiento un par de veces mientras decía – Te gusta cómo te rompo el culo, ¿eh te gusta? … Tu novio es un puto que no sabe cogerte y vos sos una puta que se deja romper el culo por cualquiera – luego empezó a bombearme el culo con intensidad, yo solo mordía la almohada y apretaba las sabanas mientras gritaba. 

Estuvo así intercalando envestidas fuertes con otras más tranquilas, luego me soltó y caí rendida sobre la cama, él se acostó boca arriba y dijo – Levántate puta que todavía no terminé de romperte el orto – y me tomó de la cintura y me sentó sobre él, luego tomo su pija con la mano, me la acomodó en la cola y me la clavó con fuerza provocando en mi un nuevo grito. Empezó a cogerme de nuevo mientras me daba nalgadas fuertes en ambos lados de la cola cosa que me gustó mucho, el ruido que hacia mi cola por los cachetazos me excitaba aún más, después se levantó un poco y empezó a chuparme y apretarme las tetas, que para ese entonces las tenía más que duras de lo caliente que estaba. – Que buenas tetas que tenés Valen, se nota que estas caliente – dijo, esa fue una de las pocas veces que me llamo Valen, y empezó a morderme un poco los pezones. Luego, me sujeto de la cintura y empezó a cogerme más rápido hasta que un rato después me abrazo con fuerza y me apoyo sobre su cuerpo, quedando recostada sobre su panza y mis tetas justo a la altura de su cara, siguió cogiéndome así con la misma intensidad mientras no paraba de besarme las tetas, cosa que me gustó mucho. 

Después de un rato largo me soltó y me dijo – Movete puta, cogeme la pija – él se quedó quieto y yo empecé a moverme, subiendo y bajando por toda su poronga, metiéndomela toda mientras al mismo tiempo me tocaba las tetas. – Te gusta mi pija puta?? – dijo al ver que estaba disfrutando mucho – Eh te gusta?? – volvió a preguntarme – Si – respondí – viste que te dije que al final te iba a gustar – me replicó. 

– El puto de tu novio nunca te cogió así verdad … Pedime que te rompa el culo – dijo, yo solo saltaba sobre su pija sin decir nada más que gemir y gritar. – Pedime que te rompa el culo – insistió y me tomo de la cintura y volvió a cogerme con fuerza – Dale puta, pedime que te rompa el culo! – siguió insistiendo. 

– ¡¡Rompeme el culo!! – respondí en un estado completo de excitación. 

– Decime, Don Rubén rómpame el culo. 

– Don Rubén rómpame el culo. 

– ¡¡Gritalo!! 

– ¡¡Don Rubén rómpame el culo!! – grite casi pidiendo que me coja el culo. 

– Vos me lo pediste putita – respondió y me tiro a un costado de la cama – Te voy a reventar el culo como a una puta – dijo y me puso en cuatro– Vas a gritar tanto que toda la cuadra se va a enterar que te estoy rompiendo el orto – exclamó con furia. 

Entonces se acomodó detrás mío y me la clavo hasta el fondo de una y empezó a cogerme mucho más fuerte que antes, tomándome con una mano de la cintura y agarrándome con fuerza del pelo con la otra, me cogía como si se estuviera por acabar el mundo, estaba desenfrenado. – Toma puta toma!!! – me gritaba – Toma puta culo roto!!! – yo estaba gritando como una loca sin poder contenerme. Después de un tiempo cogiéndome así mis piernas empezaron a tambalear, no podía aguantar más las envestidas violentas que me daba y caí recostada sobre la cama quedando con la cola algo empinada mientras él seguía taladrándome el orto sin parar. Me movía como una desquiciada intentando zafarme un poco pero el continuaba inmutable, ahora, sujetándome con mucha fuerza de las caderas, la sensación de dolor mezclado con placer era muy intensa, intente que parara un poco tratando de separarlo de mi cuerpo usando mis brazos, pero era inútil. Luego puso su mano sobre mi espalda apretándome con fuerza contra la cama para que no me moviera, mientras con su otra mano me sujetaba la cintura y me daba nalgadas. Estaba completamente a merced de sus antojos, lo único que podía hacer era gritar y apretar las sabanas como una desesperada, en un momento pensé que me iba a partir al medio, era una mezcla de dolor y placer muy intensa. Luego empecé a sentirme diferente, sentía que me subía la temperatura y corrió por mi cuerpo una sensación de cosquilleo y electricidad que no había experimentado antes mientras mi entrepierna se humedecía más y más, era mi primer orgasmo anal, ¡el desgraciado del portero me cogía como a la más puta y a mí me daba un orgasmo!, sin dudas era algo que nunca me hubiera imaginado al principio de la noche. Un rato después escucho que el empieza a respirar y gemir con mayor intensidad, se notaba que estaba por acabar, luego grito con fuerza y se vino adentro mío largando una gran cantidad de leche, para mí, como era mi primera vez teniendo sexo anal era rara pero placentera la sensación de tener la cola llena de ese líquido espeso y caliente, era como un premio que coronaba una noche de placer intenso, todo ese garche que me había dado, la forma en me rompió el culo se justificaba y valía la pena al descubrir ese placer tan intenso de tener una verga en la cola y que te la llenen de leche. 

Unos instantes después cayó desplomado sobre mí, apoyando su panza sobre mi espalda completamente transpirada, podía sentir el ritmo de su respiración aún agitada mientras todavía tenía su pija metida en mi cola y me besaba mi espalda. Luego saco su poronga de mi culo y se acostó boca arriba al lado mío mientras me acariciaba la cola, – ¡Que buen culo que tenés Valen! – decía – Nunca me cogí un culo como el tuyo, o una mina que este tan buena como vos, ni siquiera pagando – yo seguía acostada boca abajo sin decir nada completamente agotada y aún excitada por lo que había pasado, mientras a medida que me calmaba empezaba asentir un ardor en la cola

– ¿Te gusto que te rompa el culo verdad? – me pregunto un momento después. 

– ¡Te fuiste a la mierda!!

– Pero te gusto, ¿no? – dijo riéndose – Pasa que vos me pones loco Valen, además a las pendejas con un orto como el tuyo hay que culiarlas así, no pueden ir por la vida con el culo sano– comentó a modo de excusa, justificándose por lo ocurrido mientras seguía riéndose socarronamente. 
– ¡Sos un hijo de puta! – le respondí enojada mientras agarraba el corpiño, la tanga y los zapatos.  
– Eh, deberías estar feliz que un macho como yo te rompió el culo por primera vez y no un boludito como tu novio.

– ¡Andate a la concha de tu madre! – respondí y me dirigí al baño con un poco de dificultad por el intenso dolor que sentía en la cola.

Ya en el baño me limpie y enjuagué un poco, al mirarme al espejo vi que tenía el culo abierto y colorado además de las marcas en mi cola producto de las nalgadas que me había dado, realmente me había hecho mierda ese hijo de puta, cuando termine de limpiarme me vestí, si puede llamarse así a ponerse el corpiño y la tanga, y salí del baño con los zapatos en la mano, le pedí, casi exigiendo, que ahora si después de haberme cogido el culo me abra la puerta de casa y me preste alguna remera o camisa para taparme un poco porque no quería subir así. El se levantó de la cama se rió y mientras se vestía me dijo que no me iba a prestar nada de ropa, porque no es lo que habíamos acordado, que si alguien me veía así en el trayecto hasta mi departamento era mi problema no el suyo, el oírlo decir eso me dio una bronca terrible, lo insulte y le dije que era un hijo de mil puta pero a el no le importo un carajo, se notaba que le gustaba tratarme como una puta cualquiera que hace la calle. 

Cuando por fin estuve enfrente de la puerta de mi casa esperando para entrar el empezó a decirme 

– Cuando quieras pasa por casa que te rompo el culo de nuevo. 

– Olvidate, esto no se repite más – le respondí con tono serio. 

– A mí no me engañas pendeja, yo sé que te gusto tanto que vas a volver pidiéndome por favor que te rompa el culo otra vez – decía mientras abría la puerta de la que era mi casa – Si querés trae al cornudo de tu novio así ve cómo te rompo el orto y aprende algo – dijo riéndose y me dio una cachetada fuerte en la cola. 

– ¡Pelotudo! – fue lo único que le respondí y entre a mi casa. 

Me fui directo a la cama así como estaba vestida del cansancio y dolor que tenía, tuve que acostarme de costado porque el dolor que sentía en la cola no me dejaba estar boca arriba, después de un rato, sola en la oscuridad de mi habitación, recordaba como don Rubén me había cogido de forma salvaje aprovechándose de mis problemas y aunque una parte de mi quería negarlo, lo cierto es que lo había disfrutado, desde luego que no fue como había imaginado tantas veces que sería la primera vez que me hacían la cola, pero igual estaba contenta. Se fue haciendo de mañana y mi mamá vino a despertarme para ir al colegio, puse como excusa que estaba descompuesta para poder faltar a clases así que me pasé casi todo el día en cama descansando y recuperándome de la noche de sexo que había tenido con don Rubén. 

Aquella noche sin duda significo un gran cambio para mí, sirvió para darme cuenta que me gustaba que me den por la cola y me traten como una puta mientras me lo hacían, no me importaba lo que pensara la persona que me lo hacía, solo quería sentir su verga bien adentro de mi cola. Unos días después, cuando ya estaba mejor, tuve sexo anal con mi novio, por supuesto que le mentí haciéndole creer que era la primera vez que lo hacía con alguien, pero no fue lo mismo, no digo que fue un desastre, ni que no le puso ganas, pasa que él era muy cuidadoso, me trataba con mucho respeto y cuidado cuando yo quería todo lo contrario, buscaba sentir el morbo de ser culeada por un desconocido y ser tratada como la más puta, así, como lo había hecho el portero. Cuando terminamos de coger le dije a mi novio que no me había gustado, que me di cuenta que no era del tipo de chicas a las que le gusta practicar sexo anal, no podía decirle que en realidad no me gustaba hacerlo con él, y le aclare que esa era la primera y última vez que le entregaba la cola. Tal vez suene raro, pero amo mucho a mi novio solo que no practico sexo anal con él, así que cuando siento la necesidad de hacerlo salgo a buscar alguien que pueda cumplir con mis deseos, esos que mi novio no puede satisfacer. 

Desde aquella noche, siempre que me encontraba con don Rubén y el me insistía para que tengamos sexo de nuevo, pero siempre me negaba, no porque no tuviera ganas, al contrario, sino porque me daba un poco de miedo que alguien nos vea juntos y se termine enterando todo el mundo. Un día llegue del colegio, estaba sola, como casi siempre, y mientras iba preparando mis cosas para la mudanza me puse a recordar mi noche de sexo con don Rubén, al cabo de un rato estaba tirada en la cama masturbándome de la calentura que me dio recordar eso, entonces, producto de esa calentura que tenía me dije a mi misma, a la mierda con todo, total era el último día que vivía en ese lugar, no me importaba si algún boludo se enteraba, total no iba a volver nunca, así que fui a buscarlo así como estaba vestida para cogérmelo y cumplir con mi fantasía de hacerlo con el uniforme del colegio puesto. Lo busqué en su departamento, ese día nos la pasamos cogiendo toda la tarde hasta sacarnos la calentura que llevábamos encima, fue la última vez que lo vi porque después de ese día me mudé.

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