Nuevos relatos publicados: 13

Celina y yo en el motel

  • 9
  • 29.412
  • 9,11 (19 Val.)
  • 0

 

 

Mi amiga y yo nos dirigimos con rumbo a uno de los moteles que hay en nuestra ciudad. En el camino Celina me sorprendió al acariciar mi pene sobre mi pantalón.  Le pregunté: —¿se te perdió algo amor? —ella sonríe pícaramente y me dice: —Sí, pero ya lo encontré —y me baja el cierre del pantalón y saca mi pene y comienza a pajear lentamente.  Tuve que hacer un esfuerzo para concentrarme en el camino porque la muy traviesa comenzó a chupármelo.  Qué buena mamada me estaba dando Celina. Yo con una mano acariciaba su cabello.

Por fin llegamos a nuestro destino.  Estaciono el auto dentro del garaje, cierro la puerta y apago el motor, no vaya a pasar que nos muramos intoxicados por el monóxido de carbono jejeje.  Cuando voy a abrir la puerta del lado de Celina, ella me recibe con las piernas abiertas sin sus pantys.  Ella me dice: —primero quiero que me cojas aquí adentro del carro papi.  Yo ya estaba empalmado y listo para la acción.  Echo su asiento para atrás, abro más sus piernas, meto mi cabeza entre ellas y comienzo con una mamada con lengua entera.  Repaso mi lengua por toda su rajita y la saboreo.  Creo que ya me estoy volviendo adicto a su sabor.  Es delicioso.

Celina sujeta con fuerza mi cabeza para no dejarme escapar. 

—puta madre, tú si mamas rico… me vas a hacer venir temprano huevón —dicho por mi dulce niña.

Yo estaba embelesado mamando ese chochito tan rico.  Celina arqueó su espalda en señal de que se estaba viniendo.

—mmm ayyy papi… —y se vino bien rápido y no fue para menos con la mamada que le di.  Se quedó quieta en el asiento y yo aproveché para levantarla y cargarla hasta la habitación.  Allí la acosté en una cama King y aproveché para desnudarme.  Ella se quitó la ropa que le quedaba.  Dios que hermosa estaba. Su cuerpo ya era mi vicio.

Celina es una chica delgada, pero bien formada.  Tiene una carita de niña que la hace ver más joven.  Un cabello rizado, unas tetitas pequeñas, pero deliciosas, una boquita que sabe besar, un vientre plano adornado con un primoroso ombligo.  Tiene una cinturita estrecha y un culito redondito que tiene forma de corazón cuando arquea la espalda.

—Celina ponte cómoda que quiero recorrer tu cuerpo

—Loco ¿qué me vas a hacer?”.

—Nada malo, solo admirar tu belleza.

La acuesto boca abajo y recorro cada parte de su piel comenzando por su cabello.  En su espalda tiene un lunar que yo beso tiernamente.  Su espalda es suave.  Cuando llego a sus nalgas veo que tiene una manchita de nacimiento en la derecha que a mí me parece una mariposa.

Beso y beso ese cuerpecito y sin que ella se lo espere, separo sus nalgas y punteo con mi lengua en su estrecho culito.

—ay papi ¿qué haces?

—tranquila, solo recorro mi territorio.

—ah ¿sí? Loco sigue soñando que tú allí no vas a entrar.

—jijijiji yo sé esperar mi amor.

—déjate de hablar y mámame la chucha que ya estoy arrecha —dijo mi dulce angelito.

La volteo y separo sus piernas y le propino una tortura lenta en su clítoris con la punta de la lengua.  Ella agarra mi cabeza y me quiere arrancar los cabellos.  En un dos por tres me acuesto y formamos un 69.  Ella sujeta mi pene y lo chupa deliciosamente mientras que yo lamo su chuchita y chupo su clítoris.  Cada vez que lo chupo ella emite un gemido que me excita más.

—ay puta madre que rico mamas papiiii…

—suave amor que me vas a hacer venir y te vas a tener que tragar mi leche…

—me tienes arrecha papi… quiero pinga.

Y entonces me suelta, se incorpora sobre mí y ella solita se ensarta en mi pene que estaba duro como piedra.  ¡Mierda!! he tenido que hacer un esfuerzo sobre humano por no venirme.  Su chucha engulló todo mi pene sin ningún esfuerzo por lo mojada que estaba.

Esa niña ha comenzado un contoneo infernal que la he sujetado de la cintura para controlarla pues me iba a hacer venir muy rápido si no la controlaba.

Celina está poseída por el deseo y más hermosa que nunca.  Ella me besa y me mira con lujuria.  Me dice al oído: —culéame, culéame papi, yo soy tu puta… esa pinga es solo mía míaaaa…

De esa boquita solo salían obscenidades producto de su calentura.  Eso me ponía a mil y la bombeaba con fuerza haciéndola chillar del gusto.

—¡Celina estás deliciosa amor!!!

—¿Papi te gusta que sea tu putita?

—Por supuesto, hace rato deseaba estar así contigo, no tienes ideas las veces que me he pajeado usándote como inspiración.

—¡Pues ya me tienes a tu merced huevón!!!!

—Exprímeme los huevos princesita.

Sentía cómo su chuchita apretaba mi pene y eso me provocaba un placer nunca sentido.  Parecería que tenía una succionadora allí.  Qué niña más rica esta que me estoy culeando.

Así estuvo ella sobre mí varios minutos hasta que la volteo y la pongo en posición de perrito.  Ella pone su culito en pompa y yo me deleito viendo esa escena.  ¡Que belleza de culo tiene esta hembra!!!! Me digo a mí mismo.

Ella se queda quieta esperando a ver qué sucede y yo le doy una mamada de chuchita que le pone a gemir…

—Ayyy putooo pervertido, ¡que rico mamas!!!!

—Es lo menos que se merece una chucha así —le dije.

—¡Chucha sigue puto puto puto!!!!

—Y la sorprendo con otra mamada en el mismísimo culo.  Ella agarra la sábana con fuerza y chilla.

—¡Ayyy hijueputaaaa!!!… me encanta.

Me acomodo detrás de ella y le meto la pinga en la chucha de un solo golpe.  Entró como cuchillo caliente en mantequilla de lo mojada que estaba.  Ella se arquea y me mira. Yo la sujeto de la cintura para que no se me escape y comienzo un ataque sin misericordia contra su chuchita.  La posición resalta aún más la forma de corazón de su culo.

¡Mierda!!  creo que me estoy enamorando de esta chiquilla, pensé.

Celina meneaba su culito de forma acompasada y eso me provocaba más placer. Ya casi ni tenía que bombearla, ella misma se movía buscando su placer con metidas y sacadas tan ricas que no sé cuánto aguantaría yo antes de venirme.

—¡Ay puta madre que culiona soy!!! ¡Me encanta papi como me culeas!!!

Yo me recuesto de su espalda y la beso y muerdo y le susurro al oído:

—Ya eres mi puta Celina, quiero que seas mi mujer de cama siempre amor, ¡te quiero nena!

—Sí papi sí quiero ser tu mujer, tu puta… te doy todo lo que quieras, pero culéame papi culéame…

—¿Todo bebe?

—Sí todo papi.

—Entonces quiero tu culito ahora mismo…

—Papi dale, pero ya, antes que me arrepienta…

Y así como estaba, le lamo el hoyito y le introduzco el índice y hago círculos para ir dilatándolo.  Ella asustada me mira y me dice: “papi suavecito por fa”.

A todo esto, yo no paraba de bombearla porque no quería que se me enfriara la nena.

Después de un ratito, le meto dos dedos en el culito.  Ella gime deliciosamente y aprieta la sábana de la cama.  Sigo lubricando su culito con saliva.  Ya está casi listo, lo he abierto lo suficiente para meter el glande.

—Mami estás lista, prepárate que voy a entrar.

—Ay papi suavecito por fa…

Coloco mi glande en la entrada de su culito ya dilatado y comienzo a empujar.

—Ayyyy papi suave suave papi —y hunde su cara en la almohada.

Yo la sujeto firmemente de la cintura y empujo poco a poco. Está tan estrecho ese agujerito. En un momento dado, mi glande entra y su esfínter se dilata formando un precioso anillo que me atrapa. Que sensación tan deliciosa.

—Papi me duele…

—Tranquila bebe ya falta poco…

Mientras le susurro palabritas al oído, acaricio su clítoris para mantenerla excitada y beso su espalda y mejillas.

Ella se queda quieta como esperando lo peor, pero no llega, pues la penetro lentamente hasta el fondo y el dolor va desapareciendo.  Meto y saco con suavidad para que ella se acostumbre.

Al rato ya Celina comienza a moverse o más bien a menearse, indicación que ya lo está disfrutando.

Le susurro: —¿te gusta mami?

—Sí, ya no me duele, aunque se siente raro, pero me gusta.  Yo nunca pensé que lo haría por ahí.  Eres un perverso loco, y ahora te quiero más papi.

—Cómo me gusta oírte decir eso amor.

Ya no había vuelta atrás, comienzo a embestirla lenta pero constantemente. Sentía cómo me apretaba. Celina tenía los ojos cerrados y se mordía los labios y su respiración estaba agitada. Me sorprendió cuando su manita agarró mis huevos como queriendo exprimirlos. Esta niña me estaba dando una lección de sexo como nunca antes y esto que apenas era nuestra segunda sesión.

Yo de tanto embestirla ya sentía que me venía, pues con la presión de su esfínter ya no iba a aguantar mucho para descargar y se lo hice saber:

—Mami ya no voy a aguantar mucho, ¿dónde quieres mi leche?

—¡Adentro papi déjamela toda adentro!!!

Y así fue, la sujeté fuerte de la cintura y la atraje hacía mí y comencé a descargar toda mi leche dentro de su culo. Ella apretó la sábana y trataba de controlar la respiración. Yo daba bufidos como un toro furioso mientras me descargaba. No la iba a soltar hasta que mis huevos quedaran vacíos y ella lo entendió bien pues cooperaba con su meneo como tratando de exprimir hasta la última gota de mis huevos.

Caí suavemente sobre su espalda y besé su nuca y le susurré:

—Celina, me has hecho el hombre más feliz, no sabes cuánto te quiero chiquita mía.

—Papi yo te quiero tanto, ahora que me has hecho sentir lo que nunca había sentido.  Soy tuya cuando quieras.

Me acosté bien y la puse sobre mi pecho y nos quedamos dormidos… y aún nos quedaban 2 horas en la habitación… ¿qué pasará después???

(9,11)