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Por fin llegó el momento tan deseado

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Durante muchos años Mary y yo habíamos sido buenos amigos… Inicialmente como compañeros de trabajo y luego como amigos que ocasionalmente se escribían a la distancia. Sin embargo, llegó un momento en el que las conversaciones eran tan seguidas que la confianza fue aumentando llegando a adentrarnos en pláticas de una profundidad inusual para un par de amigos. Nos contábamos hasta las aventuras más íntimas que ambos teníamos con nuestras respectivas parejas, finalizando siempre nuestras conversaciones con un rubor extremadamente alto en la cara e incluso llegando a provocarme algunas erecciones secretas.

Así transcurrió algún tiempo hasta que nuestras palabras comenzaron a dirigirse a supuestos sucesos que pudieran ocurrir entre nosotros, cosa que, frecuentemente, llegaba a encenderme la lívido… Eso trajo como consecuencia que nos diéramos cuenta poco a poco las muchas cosas y preferencias que teníamos en común… Parecidas fantasías, gustos sexuales semejantes, igual forma de apreciar el amor y el romanticismo y hasta los mismos problemas maritales… En fin… Llegamos a la conclusión que habríamos sido una pareja ideal si la vida hubiera cruzado nuestros caminos con más anterioridad.

Nos imaginábamos como sería estar juntos, las cosas que haríamos, las formas de satisfacernos uno al otro… Eso a su vez, dio paso a una mutua exploración de nuestros cuerpos, gustos y sentimientos… Exploración que llevamos a un nivel superior cuando comenzamos a compartirnos fotos… Fotos que podían ser muy normales y comunes como la imagen de su rostro sonriente hasta las fotos más eróticas en las posiciones más sugerentes. No teníamos límites en lo que le solicitábamos al otro. Esto hizo que entre nosotros afloraran sentimientos mutuos de los cuales no hablábamos mucho porque sabíamos la implicación que tenía para ambos ese tema. Llegamos a un punto de nuestra “relación”, en el que queríamos y necesitábamos estar juntos pero el trabajo y nuestras familias no nos permitían hacer un viaje a encontrarnos para desahogar ese sentimiento desbordado de pasión que llevábamos reprimido. En una ocasión ella y su familia vinieron a mi ciudad a pasar unos días de vacaciones y tuvimos la oportunidad de encontrarnos en el mismo hotel donde estaban alojados… Los nervios me desbordaban y al tenerla frente a mí no me contuve y la sorprendí con un beso en los labios… Nos fuimos a una zona apartada y aprovechando la penumbra de la hora estuvimos conversando y nos pudimos dar algunos besos, roces y caricias. Lamentablemente el lugar no se prestaba para nada más, además de los nervios que tenía de que su esposo bajara y nos consiguiera en aquella situación, aunado a que yo tenía el tiempo bastante limitado.

Luego de esa vez solo nos pudimos ver una vez más, en mi carro, en la cual pudimos descargar un poco la tensión de estar juntos y logramos compartir un poco más nuestros besos, caricias, risas y conversaciones… Sin embargo, estos encuentros solo lograban ponerme más desesperado por estar con ella… Así, después de mucho tiempo hablando con Mary por todas las vías posible… email, msm, WhatsApp, teléfono, chats… y de conocer todos nuestros sueños, deseos, anhelos, historias, problemas y felicidades, había llegado el gran día de llevar nuestra relación a un nivel más alto…

Mi esposa haría un viaje fuera del país por unos días, era la oportunidad perfecta para viajar hasta su ciudad y desahogar toda esa pasión y morbo que ambos teníamos retenidos durante tanto tiempo… Luego de un viaje de cuatro horas en auto, llegue al lugar en el que habíamos acordado encontrarnos… Un café bastante discreto donde podíamos conversar y relajarnos, primeramente. Al entrar al sitio ya ella se encontraba esperándome. Cuando la vi mi corazón dio un brinco de emoción. Me senté a su lado y simplemente me quedé mirándola. Es una hermosa mujer de piel clara, pelo negro abundante perfectamente bien peinado, y delicadamente maquillada, de mirada picara, sonrisa amplia y sensual de esas que enamoran, vestía una blusa ligera con un pequeño descote que permitía ver parte de su busto, pero dejando el resto a mi incansable imaginación, aunque ya me había deleitado con ellos en infinidad de veces en las fotografías que habíamos intercambiado. Cuando salí de mi letargo y logre articular palabras me acerque a su oído y le susurre…

– Hola muñequita, que hermosa estas

Y ella me contestó como siempre lo hacía…

– Hola novio…

Seguidamente le di un beso en los labios que me pareció lo más delicioso de la vida… Pedimos un café y estuvimos conversando de cosas variadas, de vez en cuando intercambiábamos caricias y roces, pero siempre tratando de ser discretos… Teníamos mucho de qué hablar después de tanto tiempo sin compartir un tiempo así juntos en persona… Luego de un buen tiempo conversando, comencé a desviar la conversación hacia el tema por el cual estábamos allí sentados uno al lado del otro.

Acordamos ir a un lugar que ella ya había averiguado, un lugar discreto y apropiado para lo que queríamos. Salimos del lugar, se subió a mi auto y nos fuimos rumbo a un pequeño y discreto hotel de playa a las afuera de la ciudad. En el trayecto casi no hablamos, supongo que los nervios y la emoción del momento nos aturdían. Llegamos al hotel e inmediatamente pasamos a la habitación. Al entrar, yo la deje pasar delante de mí y me quedé viendo su cuerpo que tanto había deseado y soñado poseer y para cerciorarme que aquello que me estaba pasando no era un sueño… Cerré la puerta y ella se giró hacia mí. En ese momento pude darme cuenta que yo no era el único que estaba nervioso en aquella habitación… Sin embargo, su sonrisa y su mirada tenían una sensualidad única que me encendían. Nos acercamos y nos dimos un abrazo y pude sentir aquel aroma a mujer bonita que me dejo embriagado… Luego nos dimos un beso como siempre habíamos querido darnos. Apasionado, sensual, suave, profundo, lleno de sentimientos y sin presiones, nuestras lenguas danzaban juntas mientras que mis manos acariciaban el rostro más bello que he conocido, metía mis dedos en su pelo y jugaba con él, tocaba sus hombros, brazos y finalmente sus senos. La mezcla de excitación, nervios y el frío de la habitación, habían hecho que sus pezones se marcaran por encima del sostén e incluso de la blusa y pude sentirlos con mis manos. Luego acaricié la piel de su pecho suave como la seda que el descote me permitía y dejé colar un poco los dedos dentro de él. Ella pícaramente me susurro…

– Te gustan?

– Me encantan…

– Las quieres?… Me dijo buscando provocarme

– Muero por ellas… Le contesté sin pensarlo

De inmediato se separó un poco de mí y de un solo movimiento se sacó la blusa quedando en brassier lo cual produjo un sobresalto en mi corazón…  Me miró a los ojos mordiéndose el labio inferior y me dijo:

– Son tuyas… Ven por ellas…

No me aguante un segundo más y me abalancé sobre ellos besándolos mientras mis manos buscaban por su espalda para liberarlos de su encierro… Cuando estuvieron libres me pegué a ellos como un desesperado lamiéndolos besándolos, mordiéndolos, pellizcándolos, apretándolos. Sus pezones se habían endurecidos y estaban erectos, desafiantes, incitándome a que los hiciera míos… La emoción no cabía en mi pecho y sus suspiros y gemidos me decían que ella también lo estaba disfrutando… Me tomó la cabeza y me subió a su altura volviéndonos a besar ya esta vez más apasionadamente. Nuestras manos jugaban con el cuerpo del otro. Completamente desenfrenados… De pronto nos calmamos y nos reímos mirándonos fijamente a los ojos, era un sueño de años hecho realidad estar allí los dos juntos…

Se volvió a acercar a mí y comenzó a desabrochar mi camisa al mismo tiempo que me besaba el pecho y susurraba palabras llenas de deseo. Sentía su respiración en mi pecho. Al terminar lanzó lejos mi camisa y sus manos se encargaron de soltar el pantalón el cual cayó al piso dejándome en ropa interior. Comenzó a bajar sus besos hasta que llegó al abdomen y allí la detuve.

Ella quedo un poco sorprendida de que la detuviera en ese momento ya que sabía lo mucho que yo anhelaba tener su boca allí. Me miró a los ojos extrañada y con una mirada de picardía le hice entender que no era el momento… que antes tenía algo para ella.

Efectivamente, la tome de los brazos y la lleve al borde de la cama donde nos seguimos besando y acariciando al mismo tiempo que mis manos se deshacían de su pantalón… Sentir directamente la piel de sus piernas fue una sensación divina… Mientras la besaba, iba acariciando sus piernas y glúteos con una mezcla de amor, pasión, lujuria y morbo. Pellizqué su barbilla con los dientes, bajando las manos por su cuello, deteniéndolas cuando llegué a la parte baja de su espalda. Luego la hice caer lentamente en la cama dejándola acostada con las piernas colgando… Volví a admirar su cuerpo semidesnudo el cual estaba a mi merced… Estaba que explotaba, casi no resistía el impulso de lanzarme sobre ella y poseerla como un endemoniado, pero hice un gran esfuerzo y me resistí a caer en la tentación ya que tenía mucho tiempo para hacer todo lo que quisiera más adelante… Ahora tenía en mente algo que siempre había querido…

Bajé lentamente y rocé con mis dedos su vulva aun cubierta por un pequeño hilo dental… estaba caliente y podía sentir su humedad a través de la tela. Ella cerraba los ojos y reclinaba su cabeza hacia atrás para contener los escalofríos que recorrían su cuerpo tras cada toque de mis dedos… Hice a un lado la ajustada tela blanca y allí estaba… Perfectamente depilada, con tres provocativos lunares que siempre había querido ver en persona… Luego de haberla visto cientos de veces en frías fotografías, por fin podía apreciar su calor y humedad… Quería comérmela… Lamerla… Penetrarla, pero no…Le saqué la blusa lentamente, le di un pequeño beso y sin más me levanté… La rodeé, me acerqué a su oído y le pedí casi en un susurro

– Te masturbarías para mí?

Instantáneamente pude ver la sangre subir por sus mejillas y tuve el temor de haberme excedido en mi solicitud… Ella cerró los ojos y me dijo en voz baja:

– Por ti hago lo que sea y con mucho placer… Solo te pido una cosa…

– Dime… Le dije un poco sorprendido

– Al final necesitare algo… Ayúdame en el momento que te lo pida… Traje una sorpresa para ti

– Ok… Contesté aparentemente tranquilo, pero con el morbo y la curiosidad a toda marcha.

Mientras yo me colocaba en primera fila en un sillón al frente de la cama para observar el espectáculo, ella volvió a cerrar los ojos y su mano izquierda comenzó a acariciar su propio rostro como si necesitara encenderlo, mientras su mano derecha frotaba sus senos, lenta, muy lentamente… Su cuerpo se contorneaba ligeramente a la vez que halaba y pellizcaba delicadamente sus pezones una y otra vez… Luego su mano bajo lentamente hasta posarse sobre su entrepierna y la frotó suavemente… Seguidamente abrió sus labios vaginales con sus dos manos… Eran preciosos… Su interior rosado y totalmente húmedo exigía mi atención…

Con una mano mantuvo la abertura mientras que con la otra comenzó a frotar su clítoris al tiempo que me decía.

– ¿Te gusta??? ¿La deseas???

– La deseo con locura…

– Pues es para ti, siempre lo ha sido y está esperando por ti

En ese momento la punta de uno de sus dedos involuntariamente se humedeció con los fluidos que manaban de su vagina… Ese mismo dedo lo llevo al clítoris y lo frotó con fuerza… Se mordía los labios por las oleadas de sensaciones que estaba experimentando en ese momento, ya que, aunque lo había hecho en repetidas ocasiones, nunca había tenido público mirándola y queriendo participar del espectáculo de esa manera. La mezcla de excitación, sensaciones físicas, morbo, y un poco de vergüenza, la estaban llevando lejos…. Comenzó luego introduciendo un dedo en su vagina… al rato dos… tres… hasta que entre gemidos y suspiros logro colar cuatro dedos en su ya dilatado orificio vaginal. Su cuerpo se doblaba por la excitación, sus gemidos eran casi gritos… Me decía lo mucho que me deseaba dentro de ella… En ese momento tuvo un primer orgasmo que la hizo soltar un gemido que fue increíblemente excitante para mí.

Mi pene estaba a punto de reventar… Ya se asomaba por fuera del interior y como si lo que estaba viendo no era suficientemente fuerte, cuando su cuerpo se relajó, me pidió que sacara algo que tenía en su cartera…

Me quedé en una sola pieza y con la boca abierta cuando abrí el bolso y vi un brillante consolador de color negro… Esa había sido una de mis fantasías, verla penetrarse en persona, ya que en fotos y videos me había complacido en varias ocasiones… Esto se estaba poniendo aún más interesante y solo estábamos comenzando…

El consolador en cuestión este tenía unas dimensiones bastante inusuales… Yo diría que era solo para mujeres exigentes…

– Guaaaoooo… esto no me la esperaba… Dije completamente sorprendido

Volteé a verla y ya tenía sus piernas levantadas y abiertas dejando su vagina expuesta directo hacia mí… Allí me pidió con voz entrecortada:

– Penétrame por favor… Quiero sentirlo bien profundo…

Mi cerebro iba a explotar… Me acerqué a ella casi dando traspiés me coloqué entre sus piernas a escasos centímetros de su orificio… Ella bajo las piernas dejando reposar sus pies sobre mis hombros… Coloqué el consolador en su entrada… Podía sentir como se aceleraba su respiración casi tanto como la mía… lo froté varias veces a lo largo de su vagina para empaparlo en los jugos que no dejaban de fluir de su entrada… Lo presioné un poco lo cual abrió su vagina, provocándole un largo y profundo suspiro que se hizo interminable mientras yo hundía aquel grueso aparato en sus adentros… Cuando ya estaba suficientemente dentro, comencé a sacarlo y meterlo suavemente, lento, pero aumentando cada vez más la velocidad. Al mismo tiempo comencé a frotar su clítoris hasta llevarla a un estado de descontrol total de su cuerpo y sus gemidos, induciéndola en un profundo orgasmo que le hizo doblar su espalda hacia arriba apoyando con fuerza sus pies en mí y apretando mis manos con sus muslos. Sus ojos cerrados, todos sus músculos contraídos y un interminable suspiro fueron el reflejo de que estaba teniendo un orgasmo muy intenso…

Cuando logré reaccionar pude ver que el consolador estaba completamente empapado en flujos transparentes… De inmediato lo saque de su vagina… Me quede contemplando cómo le palpitaba… Parecía tener vida… y hambre también… Parecía tener ganas de seguir comiendo… El olor que emanaba de ella era sublime… fuerte… Olía a sexo… A hembra en celo… No aguante la tentación y lleve mi cara muy cerca de ella y respiré ese aroma… ese calor… Solo me faltaba probar su sabor… Pegué mi boca justo en la entrada de su vagina y la penetré con mi lengua todo lo que pude lamiendo todo aquel flujo maravilloso que rodeaba su sexo. Luego subí a su clítoris y lo comencé a lamer con fuerza mientras mi dedo índice entraba en su vagina buscando aumentar su excitación si es que eso era posible. Mi lengua jugueteaba con su clítoris haciendo que ella gimiera y susurrara palabras inteligibles del placer que sentía. Seguidamente cambié por el pulgar el dedo en su vagina y mi dedo índice lo introduje suavemente en su apretado ano ... Al rato me pidió que fuera mi lengua la que la penetrara y así lo hice… Como si se tratara de un pequeño pene mi lengua comenzó a entrar y salir de su húmeda vagina sin descanso… sin pausas… y sin sacar mi dedo de su trasero el cual parecía gustarle… Aproximó sus dedos al clítoris y comenzó a masajearlo a la vez que yo le daba lengüetazos por dentro y fuera de su cuca… La sentía estremecerse y gozar… Estaba gozando tanto que sus flujos comenzaron a salir nuevamente y escurrían por sus muslos… Gemía… Jadeaba… Se sentía el temblor en sus piernas… Quiso parar las caricias en su clítoris, pero yo me apoderé de él con mi boca y volví a penetrarla con dos de mis dedos buscando estimularla aún más… Yo quería llevarla al éxtasis total… Sabía que estaba cerca… Aceleré mis movimientos con mi boca hasta que un fuerte gemido se apodero de su cuerpo y de inmediato supe que estaba teniendo otro orgasmo… Ella trató de separarme, pero no lo permití e incluso aceleré aún más mi trabajo en el mismo momento de su llegada lo que la hizo contonearse toda por unos segundos que parecieron eternos.

Cuando por fin logró reponerse levantó su cara hacia mí y pude ver que estaba enrojecida, sudada, parecía estar transportada a otro mundo… Pero con una sonrisa de satisfacción increíble… Su mirada un poco perdida me daba la aprobación de haber realizado un buen trabajo… Extendió ambos brazos hacia mi pidiéndome en silencio que me acostara a su lado cosa que hice de inmediato… Me tomó de la cabeza y me dio un beso increíblemente divino haciendo que compartiera con ella el sabor de sus flujos que aún tenía en mi boca… Hurgó en mi boca con su lengua apasionadamente sin soltarme de sus manos… Al terminar separó sus labios de los mío y me dijo en voz baja:

– Amor… Eso fue increíble… Jamás había tenido unos orgasmos tan intensos como estos… Gracias!!!

Solo logré responderle con una sonrisa y un pequeño beso en los labios

Pero mi intención era que no se enfriara su cuerpo… Quería aprovechar ese calor y la electricidad que recorría su cuerpo para que las siguientes sensaciones fueses aún más intensas…

Se dice que la última frontera del placer sexual es el orgasmo y que más allá no hay nada sino empezar de nuevo para volver a sentir ese placer supremo una y otra vez. Pues yo estaba decidido a llevarla nuevamente hasta allá así que aproveché la posición boca arriba en la que había quedado y me deslicé hasta sus pies y comencé a darles un suave masaje que más bien parecían caricias… Ella permanecía con los ojos cerrados pero su sonrisa me indicó su complacencia… La cual se transformó en asombro y placer cuando mi boca atrapó el dedo pulgar de su pie derecho… Lo introduje en mi boca y comencé a hacerle una pequeña felación, cual si de un pene se tratara lo cual provocó que sus ojos se abrieran casi desorbitados cosa que me encendió aún más y pasé a lamer y chupar el resto de sus dedos uno tras otro y pasando de un pie al otro.

Así estuve unos minutos mientras ella retorcía sus piernas por las sensaciones que estaba percibiendo en ese momento… Luego fui bajando hasta su tobillo frotando mis labios y lengua sin detenerme, pasando por la zona trasera de su rodilla y la cara interna de sus muslos… Subí abriendo sus piernas mientras besaba y lamía su vientre, pechos cuello hasta llegar a sus labios los cuales tomé para mí y poseí como un completo enamorado… En ese momento ya mi pene estaba frente a su vagina… El roce de ambos órganos nos hizo estremecer a los dos y ella se sintió sorprendida cuando hice una pequeña presión buscando que mi amigo de toda la vida encontrara el camino de nuestra felicidad… Mary se soltó de mi boca y me susurró al oído…

– Aun no… Quiero mamártelo…

A lo cual yo respondí con un empujón aún más fuerte que aunado a la abundante humedad aun presente en su entrada vaginal hizo que mi pene entrara una buena porción arrancándole un suspiro que le salió del alma clavando su mirada en mis ojos y sus uñas en mi espalda… Me mantuve inmóvil unos segundos que me parecieron una eternidad… Luego, literalmente me deslicé hasta el fondo de su vagina sin ningún obstáculo que me detuviera… Volví a detenerme para sentir su calor y su humedad y ella comenzó a contraer sus músculos internos generando una increíble sensación de calidez y presión sobre mi pene… Era divino… Al cabo de unos instantes comencé a entrar y salir suavemente a lo cual ella respondió con unos suaves gemidos de placer que aumentaban según yo aceleraba y profundizaba mi labor… Acarició mi espalda, yo la besé apasionadamente… Ambos estábamos transportados al paraíso… Las sensaciones nos invadían y desbordaban simultáneamente… Cuando soltaba mi boca sus gemidos se hacían cada vez más fuertes, intensos y acompasados con el ritmo del vaivén de mi cadera… De pronto sentí que comenzaba a mover la cadera y pensé que estaba queriendo imponer un ritmo propio, pero luego me di cuenta que su cuerpo se estaba erizando, sus ojos se cerraron con fuerza y sus manos en mi espalda me halaron con una fuerza inusitada como queriendo introducirme completamente dentro de ella… Yo aceleré la penetración y en mi pecho, pude sentir lo duro que tenía sus pezones, en ese momento que me abalancé contra ellos y los llevé a mi boca…. Justo en ese momento sus gemidos se interrumpieron para dejar salir un grito sordo que salía de lo más profundo de su ser… Yo no dejaba de bombear y chupar sus pezones mientras su espalda se arqueaba por los espasmos que el placer le producía… Justo allí no pude aguantar más y descargué toda mi leche dentro de su vagina afincándome contra ella como queriendo llegarle hasta más allá de donde no podía… Sentía que no tenía pene sino una viga de acero… El mundo se paralizó durante un segundo infinito y gritamos al unísono tratando de liberar ese animal que llevábamos reprimido dentro de nuestro ser… Mi tensión se liberó de un solo golpe mientras que la respiración entrecortada de Mary me decía que aun su orgasmo la tenía poseída… No sé cuánto tardó en recuperar la conciencia tras aquel orgasmo… Lo que sí es cierto es que nunca había visto a una mujer disfrutar tan plenamente su clímax… Me sentí complacido conmigo mismo… Al cabo de unos segundos caí a un lado de ella y nos abrazamos riéndonos de pura picardía y satisfacción.

Así nos quedamos inmóviles unos minutos, abrazados, sintiendo nuestros cuerpos, nuestra piel, nuestro calor y nuestras almas más unidos que nunca… Me levanté de la cama a pesar de su molestia y fui al baño para asearme… Al estar allí Mary me alcanzó y mientras me duchaba se quedó sentada lavándose sus partes íntimas y descargando aquello que yo le había dejado generosamente muy dentro de su vagina… Al salir de la ducha pasé al frente de ella y me detuvo con su mano… Tomándome de la toalla me dijo:

– Para ver… ¿Qué llevas allí?

Trató de soltarla, pero se lo impedí y con un rápido movimiento me alejé de ella dejándola atrás en el baño y saltando de una vez a la cama… Pude escuchar vagamente sus protestas reclamándome por no haberla, pero en un instante puede ver su figura completamente desnuda aparecer en la habitación dirigiéndose a la cama conde me encontraba bajo las sábanas

Se hizo un espacio a mi lado acurrucándose como buscando calor a lo que yo correspondí dándole un cálido abrazo quedándonos inmóviles los dos.

Al cabo de unos minutos mi mano derecha comenzó a acariciar su hombro y a hacerle pequeños roces tratando de estimularla y de activar sus sentidos que al parecer estaban aún un poco aturdidos… Ella se sonrió y comenzó a mover su cuerpo levemente dándome la señal de que le gustaba y que estaba entrando en calor nuevamente… Se volteó hacia mí y mirándome de frente me dijo:

– Ahora es mi turno de hacerte feliz…

Comenzó besándome los labios, mejillas, orejas, cuello… Las descargas eléctricas que estaba sintiendo en ese momento, eran tremendas y todas iban directo a mi zona baja… Siguió alternando besos y lamidas en el pecho mientras su mano derecha iba bajando a la vez que acariciaba mi abdomen hasta llegar a su destino final… Aún tenía puesta la toalla así que introdujo su mano a través de ella y se apoderó de ese trozo de carne que por tanto tiempo había deseado tener para ella… Lo presionó con fuerza como tomándole las medidas y el peso… Los nervios se sentían en su mano, pero parecía estar disfrutando la textura de la piel… De pronto de un solo movimiento cambió la posición de su cuerpo colocándose ligeramente agachada a un lado de mi pierna derecha y comenzó a acariciar mis piernas y pies… Luego volvió a subir y me beso apasionadamente en los labios ahora acariciando mi pene por encima de la gruesa tela como queriendo torturarme… Parecía no tener prisa… Más bien parecía tener todo el tiempo del mundo… Yo estaba que quería “algo más” y le pedí que me hiciera feliz con su boca a lo cual ella se negó en silencio con una sonrisa de picardía… Comenzó a bajar de nuevo hasta mi ombligo mientras sus manos seguían acariciándome muy despacio… Luego que le volví a rogar, ella bajo muy lentamente y le dio un suave mordisco a mi pene por sobre la tela… Unos segundos después lo sacó de su encierro para encontrarse cara a cara con él… Su sonrisa era incontenible… Lo estuvo masajeando un rato… retrayendo el prepucio con su blanca manito casi como un juego… Sin quitarle la vista ni un segundo… Finalmente terminó de soltar la toalla para enfrentarse a mi cuerpo completamente desnudo… 

En ese momento ya mi pene había tomado suficiente consistencia y esta hermosa mujer lo tomó con su mano, para orientarlo directo a su boca… Comenzó a lamer el tronco suavemente por cada lado, con movimientos de abajo hacia arriba… Luego se dirigió a mis testículos introduciéndose uno a la vez en su boca y ejerciendo una succión suave provocando en mí una sensación eléctrica profunda… Luego pasó su lengua desde la base del pene y de vez en cuando frotándola en esa zona mejor conocida como “nies” que tanto nos gusta a los hombres por ser tan sensible… Todos estos movimientos solo pretendían aumentar mi excitación antes de dirigir su caliente boca hasta una zona más sensible… La cabeza hinchada de mi pene…

Cuando sus labios rozaron esa piel rosada todo mi cuerpo comenzó a vibrar al compás de los pequeños golpecitos que me daba con la punta de su lengua… Me dio unos ligeros mordiscos que alternaba con lamidas las cuales provocaban un estallido monumental en mi mente… Por fin sentí sus labios envolver la punta de mi pene y luego continuar tragando lentamente el tronco, sentía estar penetrando su vagina ya que ella sabía muy bien ejercer presión con los labios, mover su lengua cual serpiente en celo y combinar con un movimiento de entrada y salida a un ritmo bien lento… Era increíble… Me sentía en el paraíso… Su boca era una funda caliente y húmeda hecha a la medida perfecta de mi pene. En ese instante ya mi pene tenía una erección completa… Lo que hacía que mi adorada Mary luchara infructuosamente por introducir mis 19 centímetros de carne en su boca incluso forzando su garganta.

De vez en cuando sus manos ayudaban a estimularme y a aumentar mi placer sosteniendo con una mi pene y con la otra masajeando mis testículos, sumando sensaciones simultáneas… Luego durante un rato se dedicó a darme placer solo a través del glande… La punta de la lengua comenzó a bordearlo una y otra vez hasta detenerse en el frenillo lamiéndolo de arriba a abajo y a veces lamiendo el orificio y tratando de introducir la lengua ligeramente en él, zona esta que me produce grandes sensaciones… De pronto mi mente se tornó más ociosa y me solté de ella y le pedí que se sentara reclinada del espaldar de la cama… Me acerqué y coloqué mi cuerpo frente a ella dejando mi pene justo frente a su boca, la cual abrió al verme tan cerca recibiéndolo casi hasta el fondo de su garganta… Me tomo por mis glúteos y yo comencé una danza de entrar y salir casi como si la estuviera penetrando por la vagina sin poder moverse ya que su cabeza estaba pegada al espaldar de la cama…  Su boca era genial y esta posición en la que estábamos dejándola indefensa hizo explotar mi mente… Estuvimos un rato así hasta que yo mismo me solté y caí tendido hacia atrás quedando mi pene nuevamente a su merced… Casi se alzó sobre mí apoderándose de él con su mano derecha y su boca nuevamente lo hizo desaparecer… La combinación de sus manos, boca, cabello, gemidos y una que otra palabra desbordada de deseo me hizo sentir que se aproximaba una nueva eyaculación lo cual parecía que era su intención de ya que comenzó a introducirlo bien profundo en su boca y a aumentar el ritmo… Pareció darse cuenta de lo que se aproximaba ya que su mano comenzó a moverse con más velocidad a lo largo del tronco y sacándolo de su boca solo un par de segundos para observarme con esa mirada de morbo que combinada con su sonrisa me volvían loco… Su largo pelo caía sobre mi vientre, testículos y piernas y con cada roce por el vaivén de su cabeza generaban más sensaciones de placer que me torturaban… La tomé por la cabeza aplicando un poco de fuerza como queriendo que no se fuera, cosa que no era para nada necesario ya que ella estaba completamente extasiada y excitada con su labor… De pronto llegó el momento… No me pude contener más… Ella percibió esta sensación y lo soltó solo para decirme:

– Quiero tu leche en mi boca… Quiero tragarla toda…

Esas palabras terminaron de desquiciarme porque era algo que había deseado por mucho tiempo… De pronto sentí que toda mi energía salía disparada a través de mi pene hacia aquella divina boca que la estaba recibiendo con mucho placer y gusto… Y sin hacer el menor asco se tragó toda mi esperma sin dejar escapar una sola gota… Yo estaba alucinando… Mis músculos se contraían y ella tragaba y tragaba toda la leche que salía de mi hinchado pene… De hecho, una vez acabado, comenzó a succionarlo buscando extraer hasta la última gota de semen, dejándolo completamente limpio…

Cuando mi cerebro logró reaccionar, me di cuenta que se había quedado recostada encima de mí con su cara a la altura de mi abdomen… Me acariciaba sutilmente con la punta de sus dedos mi flácido pene que había quedado vacío y agotado, pero yo estaba en un estado de satisfacción total… Sin embargo, esas pequeñas caricias estaban llegando justo a mi cerebro como descargas de electricidad que me estaban encendiendo… ella se volteó a verme y lentamente fue subiendo y se acostó a mi lado para decirme al oído con una voz entre inocente y viciosa:

– Espero que eso no sea todo lo que tengas para mí

– Por supuesto que no… Le dije… Solo déjame recuperarme unos minutos y tendrás lo que siempre hemos querido

Acto seguido se fue contra mí y tapó mi boca con su boca, con su lengua, besándome con enorme pasión, pero a la vez con ternura y una cierta dulzura… Coloco su cuerpo sobre el mío moviéndose con erotismo, tratando de que nuestros cuerpos se sintieran uno al otro en toda su desnuda extensión. No había necesidad de hablar… ¿Para qué hablar??  si nuestros cuerpos estaban hablando con ansias y lo expresaban muy bien en total silencio en aquella habitación donde solo se escuchaban suspiros, gemidos y jadeos de inmenso placer. El roce de su piel contra la mía estaba encendiendo nuevamente mi excitación… Mis manos recorrían su pelo, espalda, piernas y finalmente la tomé de los glúteos y los apreté con fuerza, pegándola aún más de mí…  Uno de mis dedos logró hurgar en su orificio vaginal lo cual provocó un estremecimiento en todo su cuerpo. Mi pene, que también estaba tomando cuerpo nuevamente, hacía presión contra su vientre y ella restregaba su cuerpo contra él buscado que alcanzara un mayor tamaño.

Después de un largo, dulce y húmedo beso, Mary se dejó caer a un lado quedando sentada a mi lado, aun con la respiración agitada y yo con las palpitaciones cardíacas bastante aceleradas… Nos miramos a los ojos como dos enamorados y nos sonreímos sin decir una palabra. Bajó la vista y miro mi casi erecto pene… Lo tomó en sus manos y me masturbó suavemente presionándolo de vez en cuando con la palma de su mano y una vez que estuvo totalmente inhiesto bajo su cabeza y le dio unas cuantas lamidas y chupadas para “lubricarlo” un poco y se subió sobre mi llevando ella misma mi verga hacia su vagina y deslizándola completamente dentro de sí. Apoyó sus manos en mi pecho y cuando lo sintió golpeando el fondo de su vagina arqueó su cuerpo hacia atrás y tomó una bocanada de aire que le llenó completamente los pulmones… Casi de inmediato se incorporó de nuevo y comenzó a mover sus caderas en un movimiento circular el cual me pareció divino e increíblemente caliente… Ese movimiento de rotación lo comenzó a alternar con movimientos de subida y bajada muy muy cortos a la vez que presionaba mi pene con los músculos internos de su vagina… Mis manos tomaron sus senos los cuales se balanceaban frente a mí al ritmo que ella misma les imponía… Los presioné con fuerza… Me encantaban… Eran de buen tamaño y bastante firmes…Ella sabía que siempre me habían enloquecido sus senos… Sentí que sus pezones me pedían que los chuparan y los complací con fuerza a lo que Mary respondía con gemidos de placer y lujuria, tanto así que comenzó a violarse con un ritmo casi frenético, pero sin perder el control. El sonido combinado de su cuerpo chocando contra el mío y el chapotear de mi pene nadando en sus flujos parecía hacerla enloquecer. Casi de inmediato tuvo otro orgasmo que la dejó paralizada con la espalda recta, la cabeza reclinada hacia atrás y los ojos cerrados mordiéndose los labios. Yo quería hacerla estremecer aún más, así que tomé el control y continué dándole a pesar del poco espacio que me dejo para ello… Esto la enloqueció ya que no se lo se esperaba, lo que hizo que se lanzara sobre mi pecho casi como queriendo fundirse conmigo…

Cuando por fin sus músculos se relajaron, comprendí que el éxtasis había terminado y me detuve… Pero yo aún quería más… Dejé que reaccionara un poco y me zafé de ella colocándola en cuatro en el borde de la cama

Solo me dijo:

– ¡Me vas a matar!!!!

No respondí absolutamente nada… Me coloqué detrás de ella y sin la menor contemplación le coloqué mis 19 cm de carne hasta el fondo de su vagina la cual recibió con mucho agrado ya que sus blancos flujos la tenían completamente lubricada y caliente… Comencé a darle una tremenda cogida tomándola por las caderas y embistiéndola con fuerza sin dejar nada fuera…

Así le estuve dando mientras que ella ya no gemía, sino que daba gritos de placer mientras me pedía que le diera más… que no parara…

Al cabo de unos minutos en esa posición ella misma se soltó de mí tumbándose en la cama para luego girarse boca arriba… Yo la tomé por las piernas y las levanté hasta que sus talones se apoyaran en mis hombros… No hubo necesidad de apuntar mucho… Ya mi pene parecía conocer el camino, así que volví a penetrarla y seguí cogiéndola con fuerza y haciéndola gritar una vez más…

Así estuvimos cambiando de posiciones durante un buen rato… Le abrí las piernas y se las llevé hasta el pecho… La puse boca abajo acostada completamente en la cama mientras la penetraba casi aplastando su trasero y su cuerpo… Se volvió a sentar encima de mí pero esta vez dándome la espalda… En fin, nos complacimos mutuamente en todo lo que se nos pudo ocurrir…

Caímos exhaustos, sudados, sonrientes, felices… Mary había tenido un par de orgasmos más… era increíble la facilidad con que llegaba… Nos volvimos a besar, pero esta vez no con desesperación sino como una pareja de enamorados satisfechos… Entre esos besos de lengua y caricias ella me dijo algo que yo esperaba escuchar y que ella en muchas ocasiones me había prometido… Fue sublime e increíblemente erótico y excitante escucharla decir…

– Quiero que me penetres por detrás… Sabes que me gusta mucho y siempre he deseado sentirte bien profundo en mi trasero

Solo alcance a balbucear:

–  Siii…. ¡Sabes que muero por hacértelo!!!

Debido a lo generosa que la naturaleza fue conmigo en lo que se refiere al pene, no sabía hasta ese momento lo que era disfrutar del sexo anal más allá de meter, a duras penas, la cabeza en el imposible ano de mi esposa… Así que, como era de esperar, me sentía entre emocionado y nervioso cosa que ella percibió de inmediato y tratando darme confianza me dijo que lo iba a disfrutar al máximo y me pidió que la dejara darme una buena mamada para relajarme, cosa a la que por supuesto accedí con mucho gusto…

Me recosté en la cama y ella se apoderó de mi verga, pero yo me fui colando debajo de ella y quedamos en posición para hacer un 69… Mientras Mary me hacía una increíble felación que me dejo aún más erecto, yo lamía su húmeda vagina, mordía sus labios, metía mi lengua en su entrada, lamía su clítoris y comencé a acariciar suavemente su orificio anal haciendo círculos alrededor de él hasta que le introduje la punta del dedo índice y seguí hasta que lo tuvo dentro por completo… Comencé a frotar su clítoris con una mano sin dejar de meter y sacar el dedo que tenía en su trasero… Su respiración fuerte me indicaba que su excitación iba en aumento… Unos minutos después, cuando se sintió lo suficientemente excitada, se levantó, fue a su cartera y sacó un tubo de lubricante que había traído “por casualidad”, colocándose una generosa cantidad en su entrada trasera…. Volvió a la cama y poniéndose en cuatro, de espaldas a mí me dijo…

– Soy toda tuya… Quiero tu pene en mi trasero

Me levanté como impulsado por un resorte… Me coloque detrás de ella… Le restregué mi pene entre sus nalgas y por sobre los labios vaginales… Ella contorsionaba un poco su cuerpo… Luego apunté mi pene a su deseado orificio y lo presioné un poco al tiempo que ella tomaba una respiración profunda como esperando lo que le venía… Para mi sorpresa, la cabeza entró sin ninguna dificultad a pesar que su respiración se agitaba un poco… Evidentemente no había dolor… Me quedé allí unos segundos, inmóvil y luego seguí mi camino hacia sus adentros… Mary estaba con los ojos cerrados y enmudecida… Solo se escuchaba su respiración mientras mi pene invadía su recto centímetro a centímetro hasta que la mitad estuvo dentro… En ese momento ella volteó su cabeza hacia mí para verme… Mi cara debe haber sido un poema ya que me miró, se sonrió y me hizo una pregunta de la cual ya ella conocía la respuesta…

– Te gusta?

– Es increíble la sensación… Le respondí

– No te muevas, déjame hacerlo a mí

Dicho eso, comenzó a moverse suavemente de adelante hacia atrás empujando mi verga más y más adentro de su apretado culo… Yo no me movía, solo disfrutaba mientras observaba como mi pene iba desapareciendo hasta que no quedó nada fuera… Cuando sintió que sus nalgas pegaban de mi cuerpo, presionó mi pene e hizo unos movimientos de una manera que pensé que me iba a hacer llegar en ese momento… Que locura era esa sensación, que divinos sus movimientos, que ajustado y caliente se sentía.

Yo necesitaba retomar el control sino iba a explotar apenas comenzado a disfrutar aquel momento, así que la tomé de la cintura comencé a entrar y salir de ella en un ritmo que poco a poco fui aumentando y que Mary agradecía con gemidos, contorsiones de su cuerpo y una que otra frase que le salía como:

– Siiii… Asiiiiii…. Dame así… Me gusta… No pares por favor, no pares. ¡Mételo más, mételo mássssss!!!!!

A lo que yo obedientemente accedía y lo empujaba hasta donde no había más para meterle… Así seguí y seguí dándole, de pronto me reclinaba sobre ella y la tomaba por los senos…. Luego bajaba mi mano y frotaba su clítoris dándole una rica masturbada o la tomaba por los hombros y se la empujaba bien duro en ese rico culo que se estaba tragando toda mi verga… Yo estaba extasiado y disfrutando al máximo aquel momento cuando ella de pronto arqueó su cuerpo, soltó un gemido y apenas logré escuchar cuando me dijo:

– Me vengo, me vengo, ¡me vengooooo!!!!!!

Yo seguí penetrándola sin parar mientras ella parecía vaciarse en un orgasmo increíble e interminable…

Cuando por fin se relajó, ella misma se soltó de mí desvaneciéndose sobre la cama…

Un minuto después ella se incorporó y se fue al baño a asearse y yo me fui tras de ella a lo mismo… Yo entré a la ducha y ella se quedó en el bidet… Cuál fue mi sorpresa cuando al salir vi, a Mary recostada del lavamanos mirándose al espejo, obstaculizándome el paso con su culo … Al tratar de pasar por detrás de ella hizo un rápido movimiento de cintura hacia atrás … Obviamente su intención era la de buscarme y que allí mismo la volviera a hacer mía… Me pegué de su espalda y le recosté mi pene de su trasero a lo cual ella respondió con unos movimientos adelante y atrás buscando ponerlo totalmente erecto… Luego de unos besos y mordiscos en su cuello mientras mis manos masajeaban sus ricos senos y absorbía su aroma, mi pene logró una dureza suficiente para comenzar el trabajo que se le estaba solicitando… Enfilé mi verga hacia su vagina, pero no era eso lo que Mary estaba buscando… Levantó su pierna para darme una mejor vista de su trasero y facilitar el trabajo que ella quería que le hiciera… Rápidamente me ordenó que me olvidara de aquello diciéndome:

– No, no, no… Lo quiero en mi trasero

Ante aquella orden no pude menos que buscar su trasero, el cual permitió la entrada de mi pene sin ningún reparo… Allí estuvimos haciéndolo de pie frente al espejo el cual yo aprovechaba para ver la cara de morbo que ella ponía al sentirse atravesada de esa manera… Realmente disfrutaba el sexo anal… Le encantaba sentir ese carnoso pene dilatándole el culo.  Yo me fui animando cada vez más y se lo hacía con más fuerza agarrándola de las caderas y embistiéndola mientras ella se sostenía con una mano y se masturbaba con la otra, de esta manera parecía que el placer anal se multiplicaba hasta el infinito.

Luego de unos minutos nos dirigimos nuevamente a la habitación lanzándose a la cama quedando boca arriba y frente a mí… Yo permanecía de pie al lado de la cama con ganas de más… Pude ver su rostro sudado y enrojecido pero sonriente… Me miró dulcemente a los ojos y me preguntó:

– Quieres más??

– ¡Quiero todo, mientras tú me lo quieras dar!!!! Le dije

Dicho esto, alcanzó una almohada, la puso debajo de su trasero, levantó sus piernas y me dijo:

– Mi trasero también quiere más… ¡Está hambriento y quiere tu lechita!!!!

No puede articular una sola palabra… Solo me acerqué a ella, apunte nuevamente mi pene a su entrada trasera, presioné un poco y se deslizó toda la cabeza con poca dificultad… Luego me acomodé y presioné más hasta que ya no se veía nada de mi pene… Durante esos segundos estuvo con los ojos cerrados y los labios apretados… Una vez que la sintió dentro, abrió sus ojos y me miró con una media sonrisa pidiéndome en silencio que la hiciera gozar… Comencé a penetrarla suavemente, pero sin detener mi ritmo, la tomé de los muslos mientras ella se apretaba con fuerza los senos y halaba sus pezones… Así estuvimos unos minutos hasta que recordé que Mary me había comentado en una ocasión que nunca había tenido sexo anal cabalgándolo, así que me acerque a su oído y, sin detener mi cadera, le susurre que la quería encima de mí.

No lo pensó ni un segundo y me dijo que también lo quería… Así que me tendí en la cama con las piernas extendidas, se subió de frente a mí, tomo ella misma mi pene y lo dirigió a su ano que seguía lubricado y lo presionó con el peso de su propio cuerpo y no se detuvo hasta que lo sintió completamente dentro de sí… Luego se inclinó sobre mi pecho, me dio un beso muy apasionado y sin quitarme la mirada de encima comenzó a moverse lentamente metiendo y sacando mi pene a su gusto, al ritmo y a la velocidad que más le hiciera gozar… La tomé de la cintura ayudándola a subir y bajar poco a poco Su trasero apretaba mi verga haciéndome gozar como nunca y lo mismo me decían los gestos de su cara, así como sus gemidos…

– Podría estar así todo el día, y toda la noche haciéndolo contigo… Me dijo…

Me incliné un poco hacia adelante y tomé con mi boca uno de sus senos y con mis manos sus nalgas las cuales apreté como buscando más espacio para mi verga dentro de su hambriento culo… Esto pareció encenderla más ya que aumentó el ritmo de sus movimientos mientras me decía que no parara, que se los chupara, que la apretara, que la poseyera con fuerza… Esas palabras me enloquecieron, así que unos minutos después me solté y la tendí boca abajo justo en la esquina de la cama con las piernas colgando y el trasero abierto hacia mí… Me incliné sobre ella, sus nalgas estaban completamente separadas, comencé a lamerle tanto la vagina como el clítoris y el orificio anal, sorbía sus flujos y la penetraba con mi lengua para dejarla bien húmeda.

Ella enloquecida me decía:

– ¡Ya, ya… Penétrame yaaaa… hazme tuyaaaa… ya, ya por favorrr!!!!!

Cuando consideré que tenía suficientemente lubricado el trasero y totalmente enloquecida la mente, me incorporé y perforé nuevamente ese rico culito que tenía frente a mí… Esta vez no hubo contemplación… la penetré con fuerza… Sin pausas… Una y otra vez… Le di un par de nalgadas… Y ella decía:

– Si, así dame duro… Házmelo con fuerza… ¡Me encanta tu pene!!!!

Mi cuerpo se aplastaba completamente contra el suyo en cada embestida, luego volvía a salir casi por completo y entraba nuevamente con fuerza hasta el fondo lo cual Mary agradecía con gemidos, escalofríos y orgasmos múltiples que le inundaban el cuerpo una y otra vez…

Esa posición era espectacular… Podía penetrarla profundamente, podía acariciar su cuerpo, podía ver sus reacciones, podía darle todo el placer que ella quisiera… Pero llegue a un punto en el que mi orgasmo estaba cerca y no podía aguantar más… Me afinqué contra ella tomándola por la cintura, arqueando mi cuerpo hacia atrás y metiéndole todo mi pene hasta lo más profundo de su ser… Descargué todo mi esperma en sus intestinos haciéndola gritar con un nuevo orgasmo que tuvo al sentir que estaba corriéndome dentro de ella… Fue increíble… Sentí que me desvanecía por completo… Que mi energía y todo mi ser salía de mi cuerpo en esa eyaculación… Desee que aquello durara eternamente… Podía sentir las contracciones que la llenaban de gozo y cómo sus músculos tensos apretaban mi pene con una fuerza inmensa. En mí, el orgasmo eran ondas que se expandían por todo mi cuerpo dejándome las piernas flojas y la mente perdida… Esos increíbles segundos quedarían grabados en mi recuerdo y seguramente serían motivo para largas y placenteras sesiones de masturbación al ser rememoradas en el futuro.

Cuando volví en mí, me dejé caer sobre ella besándole la espalda sudada, la nuca, las orejas, aspirando y embriagándome con su olor a hembra en celo mezclado con sudor y orgasmos. Finalmente, cuando mi pene perdió su fuerza y salió de su trasero, me coloque aun lado de ella y nos besamos dulcemente, totalmente agotados, pero a la vez totalmente felices, extasiados y satisfechos.

Así estuvimos alrededor de 20 minutos disfrutando de esa sensación de placer que sabíamos que no se nos iría jamás… Disfrutando de las sensaciones que acabábamos de vivir, así como de su respiración muy cerca de mí, de sus dedos en mi pelo, de sus piernas rozando las mías…

A mi mente llegó en ese momento una pregunta que me atemorizó… ¿Como la iba a sacar de mi mente de ahora en adelante después de aquellas horas vividas en la habitación de aquel hotel? Ya era parte de mí y yo era parte de ella.

Una vez más mis labios se pegaron a los suyos… Los mordí… Mis manos recorrieron su cuerpo… Mi lengua reclamó la suya y ambas se fundieron en un último beso y abrazo que no queríamos que terminara y que no terminaría jamás a pesar de la distancia que estaba a punto de separarnos una vez más.

(9,48)