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Cuando menos te lo esperas...

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Una experiencia que recuerdo que me produjo cierto morbo, ocurrió en Murcia, durante mi segundo período de permanencia allí.

Ya te expliqué en una ocasión anterior las características de Ninette, por lo tanto, creo que no será necesario repetirlas.

Me encontraba en la barra, como siempre al comienzo de mis visitas, un día particularmente anodino, sin casi nadie, ni en la barra ni en la zona de parejas.

Sólo estábamos tres chicos y un trío de amigos formado por dos mujeres y un hombre, a decir de la Relaciones Públicas, componentes de un grupo musical de cierto renombre, aunque no a un nivel de fama televisiva, pero sí bastante contratados en fiestas locales y actuaciones varias.

Según me decía la Relaciones Públicas, solían venir al local cuando por azar actuaban cerca, por lo que siempre lo hacían entre semana, ya que los fines de semana los tenían siempre ocupados por las actuaciones.

En cualquier caso, sus costumbres al parecer eran entrar los tres solos después de charlar un rato en la barra para organizarse un trío MHM entre ellos ya que las dos chicas eran bisexuales. Al saber eso, yo perdí interés pensando que no tenía nada que hacer y me limité a tomarme mis dos copas en espera de acontecimientos.

Ya estaba a punto de irme, viendo que la hora no auguraba la entrada de nadie más, cuando los tres tomaron sus consumiciones y entraron dentro de la zona de parejas. Decidí quedarme un rato más, por ver en que acababa todo, pensando en la posibilidad de que decidieran pedir algo de compañía y al poco de irse ellos, llamaron a la Relaciones Públicas que enseguida regresó dirigiéndose a los chicos para decirnos que pedían la entrada de alguien dispuesto a mantener relaciones sexuales sin preservativo.

Yo tras pensármelo un momento y al ver que ninguno de los otros dos chicos se decidía, dije que no me importaba y me fui tras ella en dirección a la habitación de los sofás, ya dentro de la zona restringida de parejas que hay antes de la de las colchonetas y el jacuzzi. Lo cierto es que, en aquel momento, sólo pensé en la posibilidad de algún contagio menor, del que me podría proteger rápidamente al terminar, pero si hubiese pensado en la posibilidad de contagio del sida, no habría entrado, pues, aunque la apariencia de ellas era de limpieza y salud absolutas, nunca se sabe con desconocidas.

Ya en aquella habitación, estaban los tres completamente desnudos y mientras él hablaba con una de ellas, la otra se dirigía a mi advirtiéndome una vez más de su condición de no usar preservativo y pidiéndome que siguiera su juego, pero que ella era quien había pedido un chico y, por tanto, sólo ella se dejaría penetrar.

Entramos los cuatro en la zona de colchonetas y yo me dirigí a las taquillas para desnudarme y dejar la ropa mientras ellos entraban en el jacuzzi, adonde me reuní con ellos momentos después.

Enseguida capté la situación y vi que él y una de ellas, no la que había hablado conmigo, eran pareja mientras que ambas eran bisexuales y se besaban en la boca mientras se acariciaban los pechos y se chupaban los pezones alternativamente entre ellas.

La verdad es que eran ellas quienes manejaban la situación, permaneciendo los hombres a la espera de sus indicaciones, que no tardaron en llegar después de algunas risas. Fue entonces cuando las dos intercambiaron alguna palabra casi al oído y se levantaron saliendo del jacuzzi en dirección a las colchonetas mientras se secaban.

Una vez los cuatro echados en una colchoneta, ellas siguieron con sus caricias, ignorándonos a los hombres y subiendo el tono hasta que mi pareja (llamaré mi pareja a la que me pidió entrar), comenzó a hacerle un cunnilingus a la otra, echada boca arriba, en tanto que el chico le chupaba los pechos. Yo me consideré autorizado para actuar y me situé detrás de mi pareja, abrazándola de forma que le agarré los dos pechos y comencé a sobárselos y a pellizcarle los pezones, pasando después a pasarle la lengua por el sexo, aprovechando su postura hincada a cuatro patas. Sabiendo que recién salimos del jacuzzi y por tanto la limpieza sería absoluta, le abrí los cachetes para mostrar el ano lo más accesible posible y le fui pasando la lengua por el mismo para lubricárselo para a continuación comenzar a dar golpes con la punta de la lengua como intentando metérsela, cosa realmente difícil debido a la resistencia de los músculos anales, pero ella parece que notó mi intención y lo relajó de forma que conseguí metérsela unos centímetros y me entretuve un rato con movimientos de lengua, saliendo y entrando del ano cada vez más profundo como si de un golpe de ariete se tratara. Pasado de un rato, quisieron cambiar de postura colocándose mi pareja tumbada boca arriba, la otra chica a horcajadas sobre su cabeza para que le siguiera con el cunnilingus mientras que ella se la chupaba a su pareja. En esa postura le agarré las piernas por debajo de las rodillas y se las flexioné sobre sí misma para levantarle el sexo y después de abrirle los labios, metí la boca apretando el labio superior contra el clítoris y al mismo tiempo metiendo la lengua en la vagina y moviéndola mientras movía y empujaba con los labios girándolos para masajear al máximo la zona. A esas alturas la lubricación era máxima y ella lanzaba unos gemidos que no me cupo duda que se debían más a mis labios y lengua que a su juego con su compañera.

En esta situación se pierde la noción del tiempo y no se el tiempo que transcurrió, pero al rato, mi pareja me pidió que la penetrase en esa postura en tanto ella seguía con el cunnilingus. Me coloqué sobre ella mientras me abrazaba con las piernas y la penetré comprobando que estaba totalmente lubricada y al poco de comenzar la penetración, dejó el sexo de su compañera concentrándose sólo en el acto sexual conmigo. No sé lo que hicieron los otros, porque estaba demasiado concentrado en mi relación, pero supongo que estarían haciendo algo parecido.

Después de cambiar varias veces de postura, y cuando ya estaba a punto de eyacular, ella me apartó suavemente y le dijo al otro chico que quería que la penetrásemos los dos (bueno, sus palabras fueron: “ahora con los dos, con los dos”). Yo me quedé muy sorprendido porque no esperaba una penetración anal y ni siquiera sabía si yo debía penetrarla por el ano o por la vagina, pero el otro chico se tumbó boca arriba y ella lo montó despejando las dudas. Alguna vez (pocas) había hecho la penetración anal, pero nunca una doble penetración con otro chico, de manera que mi excitación subió al máximo. La otra chica, se levantó mientras ellos tomaban posición y fue a las taquillas de donde trajo un pequeño frasco con algún lubricante que le untó en el ano a mi pareja que ya había comenzado a ser penetrada, de forma que yo me agaché agarrándola por las caderas y lentamente, comencé a encularla mientras ella daba gritos. Noté una presión deliciosa alrededor del glande que poco a poco iba abarcando todo el contorno del pene y después de varios empujes cada vez más profundos, la tenía metida casi toda viendo cómo se había dilatado el ano. La verdad es que era una postura algo incómoda por no poder apoyar las rodillas en la colchoneta y por la falta de sincronía a veces entre mis movimientos y los de él, pero la sensación compensaba todas las incomodidades, al punto de que no sé lo que duró porque perdí de nuevo la noción del tiempo, pero me quedé con la sensación de que había durado poco cuando eyaculé dentro de su ano.

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