Nuevos relatos publicados: 11

Sexo con mi suegra

  • 6
  • 83.994
  • 8,87 (70 Val.)
  • 3

Soy José, tengo 26 años y lo que voy a relatar a continuación es lo más fantástico que nunca imagine que me podía pasar.

Antes de nada, decir que estoy recién casado, vivo con mi mujer.

Mi trabajo es en turno de noche, el pasado viernes, salí como de costumbre a las 4 de la madrugada, y cuando regresaba a casa, me encontré a mi suegra, la cual había salido de fiesta con unas amigas y estaba esperando un taxi, en una calle céntrica.

Mi suegra, es una mujer joven, separada, delgada, un buen culo y pezones grandes, ni que decir tiene que paré la recogí y me ofrecí a llevarla a su casa, ella se alegró de verme y subió rápidamente al coche, note que iba algo "contenta", y muy sexy, con una minifalda por encima de la rodilla y una blusa con generoso escote.

Durante el viaje a casa, le estuve interrogando sobre qué tal la cena, si había ligado y demás, sin quitarle ojo a las piernas, ya que desde siempre me ha puesto como una moto cada vez que se pone guapa, ella me comento que todo bien y que no se había comido una rosca, yo incidí y dije que no me lo creía ya que con lo sexy que iba era imposible…

Ella me miró y sonrió, un escalofrío me recorrió el cuerpo y empecé a notar como mi polla se empezaba a hinchar.

Estuvimos un instante callados, ya estábamos cerca de su casa y en mi cerebro solo oia "me la tengo que tirar, me la tengo que tirar…"

De repente pasamos por la puerta de un pub y ella me dijo —José, ¿por qué no tomamos la última? —a mí se me encendió una lucecita en mi cabeza, y sin mediar palabra di un volantazo y aparqué el coche en doble fila en la misma puerta.

Dentro estaba bastante oscuro, ya quedaba poca gente, pedí dos cubatas, sonaba música salsa y Loli, que así se llama mi suegra tras beberse el cubata de trago me cogió de la mano y me sacó a bailar. Yo llevaba un empalme tremendo, y no hacía más que apretarme a ella, la cual me mantenía a raya, una de las veces me dijo —cuidadín yernito, recuerda que somos familia —me di por vencido y la dejé allí bailando para volver a la barra. Desde allí la observé, no aparentaba los años que tiene, se contoneaba como ninguna de las que estaban en la pista.

Eran las cinco de la madrugada y el bar apagó la música y dejó de servir copas, Loli me cogió de la mano y me pidió que la llevara a otro sitio, le dije que ya todo estaba cerrado y que era tarde, la verdad estaba cabreado por la frasecita que me había soltado.

Llegamos a su portal y cuando le iba a dar dos besos para despedirnos, me dice al oído —¿por qué no subes y seguimos la fiesta arriba? —y directamente sale del coche y corre hacia el portal. Yo salí tras ella, la alcancé en el ascensor, y allí decidí jugármela, me acerqué a ella, y sin mediar palabra le metí toda la lengua en la boca, ella se quedó un instante parada, pero acto seguido, bajo su mano a mi polla y la apretó con ganas, diciendo que llevaba mucho tiempo esperando tocarla.

Nada más entrar en casa, le desabroché la blusa, yo también llevaba años deseando ver esos pezones, en efecto eran duros y grandes, parecían almendras, se lo comí, me pidió que se los mordiera, mientras le bajé las bragas, intentó quitarse la falda, pero le dije que no, quería fallármela con la minifalda puesta.

A medio desvestir fuimos a la cama, ella me empujó y quedé tumbado boca arriba, me bajo el slip y me empezó a comer los huevos mientras me masturbaba, era fantástico. Acercó su culo a mi mano y mientras, pasó a comerme la polla, como la chupa, yo le tocaba el chochete, estaba muy mojada, y agradecía las caricias con pequeños gemidos, le dije que se la quería meter ¡ya!

Ella levantó la cabeza y me dijo —de eso nada.

Me quede parado, ella siguió comiéndome la polla y la volví a preguntar —¿no me vas a dejar que te folle?

Ella se incorporó y dijo: —claro que sí, de hoy no te escapas, pero hasta que no te me corras en la boca no te suelto, quiero ver cómo se comporta el macho de mi hija, ya tendremos tiempo para lo demás.

Me quedé sin palabras, nunca me había corrido en la boca de una mujer, y así siguió, una fantástica comida de polla, hasta que a los cinco minutos no pude más y le avisé de que me iba, ella apretó más, y por un instante vi el cielo, la mejor experiencia de mi vida.

Quedé exhausto, ella se tragó todito, yo tumbado sobre la cama como muerto y ella me dice —¿te quedarán fuerzas, ¿no? Esto no ha hecho más que empezar...

La cogí y metí mi cabeza entre sus piernas, llevaba el pelo del coño bastante arreglado, nunca me supuse que una mujer de 50 años se dedicara a arreglarse el pubis.

Al momento de estar comiéndole, me dijo que parara, que se estaba poniendo muy cachonda y que ella solo se corría una vez y quería esperar un poco más.

Le deje la iniciativa, se puso sobre mí y empezó a cabalgar, como movía su cadera, era impresionante, se la metió hasta el fondo, yo le apretaba fuerte las tetas y le pellizcaba los pezones, ella gemía cada vez más fuerte, yo estaba también a tope, me pidió que me corriera ya, que ella no aguantaba más, yo la verdad es que tampoco, fue una pasada, parecía como si la estuvieran electrocutando, no paraba de agitarse mientras gritaba —¡así, así, más leche para mami Loli!

Quedé rendido en un lado de la cama, ella en el otro, al momento me di cuenta de que se quedó dormida, me vestí y me fui para casa.

A la tarde siguiente cuando me levanté, me dijo mi mujer —ha llamado mama —me quedé de piedra, pregunté para que —se le ha averiado un enchufe, para que pases el lunes a repararlo.

Así que aquí estoy, esperando que sean las once para volver a reparar el "enchufe" a mi suegra.

(8,87)