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Mi mujer... Embarazada de su marido

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Nos conocíamos de vista hace meses, nos saludábamos en los pasillos. Me fijé en ella el primer día, caminando con sus tacos altos cuando resonaban en el piso de madera cada vez que se acercaba, me di vuelta y la vi, es de esas mujeres seguras de sí mismas que no juegan a ser niñas, de estatura media, curvilínea, con buenos músculos en las piernas y una cintura que marcaba sus glúteos duros y parados cuando viste formal y con pantalón ancho. Tetas pequeñas pero hermosas, cintura apretada y un rostro que me hace dar vuelta si la veo en la calle. Es de esas mujeres que lo tienen todo resuelto y lo que quieren lo toman, porque saben que lo merecen. Yo tengo cuerpo atlético, he sido deportista toda mi vida y me enorgullece mantenerme así porque el hacer deporte y valorar tu cuerpo simplemente te ayuda a culiar más rico con la persona que te calienta. En este caso es ella. Quedé embobado y sentí de inmediato que era difícil que se fijara en mí, ella tiene su marido y yo viviendo con mi pareja hace tres años, pero aun así y con el paso del tiempo nos acercamos a conversar y comentar las cosas que sucedían en la empresa o nuestras vidas, hubo sonrisas, miradas y unos emails.

Y un día, aburridos de nuestra vida en casa, decidimos salir temprano del trabajo e irnos a un motel, a estar solos, sin el juicio de nadie ni con la presión de cumplir con nada obligado por la rutina. Esa tarde estando solos, nos desnudamos, nos besamos y acariciamos, nos reímos y nos llenamos de deseo y de piel, no hicimos el amor, pero fue nuestro primer paso para vivirnos con un deseo que yo jamás viví y que ella jamás sintió. Volvimos al trabajo al día siguiente y nos mirábamos con amor como un par de adolescentes calientes pero respetuosos. Pasaron unos días y nos tuvimos que despedir porque ella se iba de vacaciones con su familia al sur cerca de un lago y yo también a la casa familiar en el campo.

Terminadas las vacaciones cierto día en el trabajo, una de las formas de hablar era que ella me llamaba al celular para hablar tranquilos, me dice que está embarazada y que esto que estamos viviendo se acabó y que nada puede ser porque ahora en su vida todo va a cambiar nuevamente, que será su segundo hijo y que ocurrió en una de las veces que su marido la buscó y ella para evitar los problemas accedió o ella se sintió caliente y lo dejó hacer, no lo sé porque eso no es lo importante para mí. Le dije que para mí nada cambiaba y que podía seguir viviendo conmigo esto que recién empezaba. Que el hecho que estuviera embarazada me calentaba aún más y que por mí no había problemas.  No quería dejarla ir porque jamás me había atrevido a estar con otra mujer distinta de la que todos conocían en mi círculo cercano. Para ella igual, estaba casada y yo era su amante. Y seguimos. Nos dimos bien rico el uno al otro. Alimentamos el deseo y aumentamos un poco el riesgo, nos besábamos a escondidas en la oficina y nos calentábamos con sólo mirarnos. Su vientre iba creciendo y sus tetas también, embarazada se ponía cada vez más hermosa para mí y me enloquecía verla tan mamá y segura de sí misma... y ya con el tiempo el sólo verla me llenaba de sangre entre las piernas y tenía que ocultar esas erecciones que me provocaba en los momentos más inesperados del trabajo de oficina.

Recuerdo que ella tenía cinco meses y fuimos a nuestra habitación secreta, donde hacíamos el amor y nos acariciábamos cada centímetro y nos besábamos todo el cuerpo sin pudor de sabores o sudores... su vientre abultado y la leche en sus tetas me calentaba de una manera que sólo he sentido con ella, a veces fantaseábamos que ese niño era nuestro y que él era la única persona que sabía todo lo que estábamos viviendo. A veces me montaba desnuda y le apretaba las tetas para que me bañara en su leche, y vaya que me encantaba bebérmela directo y apretando las tetas bien fuerte (pues así le gusta a ella). Ella es valiente... optó por vivirme así embarazada y me regaló las fantasías cumplidas más maravillosas y placenteras que he vivido. Cierto día nos vivimos como si lleváramos años juntos y que ese bebé era nuestro y quisimos hacerlo sin condón (llevábamos harto tiempo calentándolos con esa idea), estábamos miedosos de hacer algo así para el tipo de vida más recatada que llevábamos, pero nos miramos y ella tendida sobre la cama con las piernas abiertas me dijo:  quiero sentirte todo... Yo están frente a ella y le abrí sus piernas, mi pene palpitaba y su vagina estaba chorreando como nunca, pues sentía su olor de mujer y veía como se escurrían sus jugos... apoye mis manos a los lados de su cuerpo y la penetré hasta el fondo sin dejar de mirarla, con cuidado de no presionar su vientre, empecé a moverme dentro de ella y se chorreaba como si ella estuviera eyaculando en mi pene, me sintió con un gemido que dio y que no olvidaré jamás. Seguimos uniendo nuestros cuerpos con besos y me respiré su aire cada vez que llegaba al fondo entre sus piernas, me tenía las bolas empapadas y sonaban cuando las golpeaba en sus glúteos con cada empujón hacia adentro... Amo hacérselo hasta el fondo, amo que me sienta con el pico bien duro dentro de ella...

Ella empezó a apretarme el pene tan rico con su vagina y le apreté su cuerpo contra el mío, bien pegado a ella me decía que siguiera porque iba a acabar, que iba a tener un orgasmo tan rico conmigo dentro. "Dámelo" le dije "acaba para mi" y comenzó a gemir y a apretar mi pene con espasmos y contracciones, la escuche acabar y sentí su orgasmo con mi pene duro... Dejó la cama mojada, su vagina caliente me apretaba el pene como pidiéndome semen... sudamos como locos, le bese su vientre abultado mientras yo dentro de ella seguía con los estertores de su orgasmo. Le dije, sin parar de moverme dentro de ella, después de comernos y saborearnos tanto, que si seguía así iba a acabar yo dentro y nos miramos y me dijo dámelo, embarázame tú ahora... mi cuerpo ahora es para ti. Sentí que esa mujer era mía y empecé a moverme más lento, pero con más fuerza, sentía que su vagina me chupaba el pene y con sus músculos me lo apretaba como jamás sentí. "Dame tu semen lo quiero todo dentro mi amor" me dijo y como si fuera una explosión, eyaculé como nunca había eyaculado, incluso con un poco de dolor en mi perineo, fue tan placentero que sentí como mi leche salía dentro a chorros... con potencia y en varias contracciones... Mientras yo eyaculaba ella se empezó a mover y apretar su vagina y era ella la que se apoderó de mi placer y de mi orgasmo, ella me hizo acabar y no se detenía... Se me doblaron los brazos y me rendí sobre su cuerpo y con mi pene duro dentro de ella me recosté sobre su cuerpo, me abrazo con sus piernas y me pidió en voz baja "eso, mi amor, dame todo hasta la última gota mi amor".

"Es tuyo... Todo es tuyo" le dije.

Le bese la cara, le bese el cuello, le comí los labios y no me salí de adentro, pensé que eso había sido todo por esa tarde, pero estaba equivocado. 

Después nos reímos, conversamos y dormimos abrazados por unos minutos... Siempre tuve la fantasía de hacerlo con una mujer embarazada, tienen una belleza que me enloquece como que sueltan hormonas ... un olor no sé. Pero nunca pasaba de llamarme la atención o dar vuelta la mirada, pero con ella sucedió todo, era una locura verla desnuda y acariciarla y besarla entera con su vientre abultado, amasar sus tetas y sus glúteos musculosos. 

Nos despertamos y sentimos que queríamos más acción y comenzó todo otra vez, pero ahora ella estaba sobre mí y feliz acepte sentir el peso de su cuerpo musculoso sobre el mío, tomó mi pene y se lo metió a la boca para limpiar el semen que quedaba de hace un momento, me lo chupó tan rico que en pocos movimientos ya lo tenía duro y mojado para ella. Abrió sus piernas y se sentó sobre mí, me dijo "déjame a mi" y agarró mi pene y se lo puso entre las piernas. Comenzó a bajar lentamente y yo enloquecía por la forma en que me lo apretaba con esa zorra caliente que tenía, empezó a subir y bajar y a veces podíamos sentir como salía mi semen a borbotones del orgasmo anterior con cada movimiento sobre mí. Al principio su vientre abultado no le permitía moverse mucho hacia adelante para yo chuparle sus tetas y mientras subía y bajaba, se las tomé y empecé a apretarlas... Salían chorritos de leche en todas las direcciones y mi rostro y mi pecho olía a leche de embarazada, era dulce y ella gemía cada vez que los chorros salían y mojaba todo. Dejó de moverse de arriba a abajo y comenzó a frotar la vagina con mi cuerpo con mi pene bien duró dentro de ella y apoyando sus manos en mi pecho acabó nuevamente, él estaba embrutecida y tenía los ojos cerrados y su boca abierta, sus espasmos y contracciones me apretaban el pene al punto que mientras ella tenía su orgasmo empecé a sentir el mío, "no dejes de moverte mi amor" y eso significaba que su orgasmo continuaba, tal vez con tanto placer que le dolía, pero yo mirando sus tetas que goteaban y chorreaban leche, me vaciaba dentro de ella otra vez con el orgasmo que sólo te puede dar una fantasía cumplida por la mujer que empiezas a amar. Sintió mi eyaculación y dejó de moverse para sentir como mi deseo se vaciaba en ella mientras yo la sujetaba de sus glúteos duros y musculosos para que se quedará con todo mi semen sin perder una gota...

Caímos rendidos sudando y mojados con su leche, con olor a su eyaculación y la mía, éramos el uno propiedad del otro en ese momento. El bebé se acomodó de forma tal que ella podía ahora apoyarse levemente sobre mí, "él se acomoda para nosotros" me dijo, nos sintió en todo esto, me dijo exhausta de placer. 

Llevamos dos años juntos y nos encanta la idea de compartir nuestra historia porque esto fue sólo el comienzo de todas las cosas maravillosas que hemos vivido ella y yo.

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