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Perra, puta y zorra en el extranjero (2)

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Por fin comenzó el trabajo en el DF, las jornadas me alejaron del mail y de las citas clandestinas. En la oficina, algunos mexicanos buscaron seducirme, decidí que no era el momento, faltaba mucho para mi regreso, solo me llamó la atención un uruguayo, todo un veterano, tenía algo más de cincuenta años, vivía en la colonia Roma, su trato fue respetuoso pero coqueto, sin sobrepasarse te estaba diciendo me gustas, te deseo.

Por el día jueves, llevaba cuatro días asistiendo a la oficina, coincidimos para almorzar, me invito, fue un gentil hombre, quedamos de tomar unas cervezas en la noche. Acordamos no salir juntos, me recogería en el hotel y de allí partiríamos a un lugar cerca de su casa.

Fuimos a su casa, en el camino cambiamos de planes, vivía en un cuarto piso, un apartamento súper cómodo, entapetado, los zapatos había que dejarlos en la entrada.

Me ofreció un coctel con tequila, puso música, conversamos, después me insistió que bailáramos, todo en el más completo respeto. Danzando nuestros cuerpos se encontraron, su cadera y su masculinidad rozaron mi vientre, el pubis, las nalgas, nos besamos tenuemente, un beso, otro beso, su lengua, mi lengua, sus manos tocando mi trasero, mi panocha, mis tetas. Mis manos tocando su miembro, su espalda, sus nalgas.

Mi vestido y prendas íntimas fueron cayendo a las alfombras, sus labios se besaban indistintamente mis tetas, mi cuello, mis oídos, la espalda. Sencillamente me arrechaba.

 Lo desnude, su verga me decepcionó un poco, era de buen tamaño, pero delgada, no se la chupe, deje que me la sobara al ritmo de la música.

El cayo de rodillas y me olio toda, olio mi sexo, mis nalgas, me olió el culo; después me chupo y me dio lengua en la chocha y en el ano, además jugo con sus dedos.  La ligera humedad se convirtió en un lago, que aumentaba y aumentaba con cada lengüetazo, con cado dedo, con cada lamida.

Estaba que le pedía que me la enterrara, pero se concentró en mi ano. Me chupo el culo, le dio lengua y lo empezó a penetrar con sus dedos, uno, dos, y pronto llego el tercero. El primer orgasmo anal llegó, grité y me estremecí, sus caricias me embriagaban de placer.

“tienes un culo lindo, un culito que me voy a comer”, sus palabras me encendieron la arrechera, vi cómo se puso el condón, me puso en cuatro sobre el mueble y me la metió directo por el ano. Disfrute de esa enterrada, me clavo como un maestro, sentí la molestia inicial de su glande abriéndome, ese dolorcito placentero, una vez dentro me la fue enterrando con suavidad y lentitud, el placer de mi culo abriéndose ante el embate de esa verga era delicioso. La sentí hasta el tope, los primeros bombeos fueron suaves, cuando percibió que mi culo se acomodaba a su polla incremento su ritmo, después me toco el chocho y las tetas, el segundo orgasmo   llegaba, él me tomo del pelo, me dijo colombiana puta, y me la clavó fuerte, grité y me corrí. No se botó, se sentó sirvió vino, me invito a bailar, fumamos cannabis y jugueteamos de nuevo.

Bailando quede de espaldas, alabo mi culo y me puso a mamar, una vez erecta se colocó el condón y me la clavo por delante, estaba en cuatro sobre la alfombra, mi coño devoraba literalmente esa verga, mientras él me metía de nuevo los dedos en el culo, falanges que reemplazo por su verga, empecé a recibir un pollazo por delante y otro por detrás, me corrí nuevamente, él cambio su forma de penetración y se concentró en mi ano, hasta que sentí que me llenaba de leche.

Seguimos bailando, tomando vino y fumando, me preguntó si tenía otros amantes el Df, sonreí, me pido que la próxima vez lo llamara y le avisara, que iba a estar con otro hombre, que dejara que se corriera en mis tetas, en el cuello, en el abdomen en todo mi cuerpo, que no me bañara y que lo fuera a visitar. El pedido me pareció extraño, pero me comprometí a cumplirlo.

El resto de la semana fue normal en la ofis, aproveche para masturbarme por cam, y el viernes acepte salir con un tipo, le dijo al uruguayo que estuviese pendiente que lo llamaría o le pondría un mensaje, me indico donde a que hotel debía ir y donde me recogería una vez terminara mi cita. Hablé por celular con el nuevo amante, le dije que no tenía mucho tiempo, que nos viéramos en tal sitio, que quería platicar con él y conocerlo.

Nos encontramos, conversamos, me tome una cerveza, fue directo al punto, le respondí directo, le dije que estaba arrecha y con ganas de verga, eso lo enloqueció, quería que le mostrara las tetas en el lugar donde estábamos, que le mostrara la vagina. Quería meterme mano, me negué de dientes para afuera, vamos a tal sitio, está cerca, acepto, en el carro le mostré lo que quería ver y le toque su polla, le pedí que me la metiera de una.

Llegamos y me desnudo, casi me arranca la ropa, me metió los dedos y me sintió húmeda, se bajó el pantalón y me mostro su verga, estaba rica, me fue a clavar, pero lo para me puse el condón y me la deslizo. Me clavo fuerte y comenzó un rosario de vulgaridades, que no bajaban de puta, de zorra, lo anime con mis palabras, soy tu puta, tu zorra quiero la leche en mis tetas, no aguanto sentí que se iba a venir, le quite el condón, se la chupe dos o tres veces y se botó en mis pechos, la ordeñe y esparcí su leche por todo lado, pensaba en el uruguayo y en manjar que quería.

Mi mexicano quería conversar y conocerme, le dije que quería verga, que tenía una polla rica y se la mame, lo calenté expresándole mi admiración por el tamaño, por lo gruesa, por lo cabezona, se arrecho y lo cabalgue, me puse en cuatro, de lado, boca abajo, me dio sin piedad, me repitió hasta el cansancio que era una puta, una zorra, y se corrió en mi vientre, de nuevo esparcí la leche por mi cuerpo.   El deseo de estar con el uruguayo me aceleró, le dije que tenía que llegar a casa por mi novio. 

Se fue a bañar y le mande el mensaje al uruguayo, salimos en su carro y el tipo me puso a mamar, se la mame rico, con ganas, con fuerza, lo desleche de nuevo quede untada de leche en la cara y en el cuello, me baje del auto y minutos después el sudamericano me recogía.

Me pido que lo contara, comencé por la mamada, me olio la boca, el cuello, me beso, me lamio, estaba arrecho. Llegamos a su apartamento, siguió con sus lametazos, me quito la ropa y me olio toda, me escupió las tetas, el cuello, el vientre y me paso la lengua.

Toque su verga y estaba súper erecto, mucho más con mis detalles, cada pormenor lo excitaba más, cuando le exprese que le había reservado el culo, me puso boca abajo y me lo lamio, escupió, me metió lo dedos, me trato de perra.

El uruguayo estaba desesperado, caliente, con su verga muy dura, sentí un poco más de dolor cuando me empezó a penetrar por el culo, me la enterró y me empezó a bombear con fuerza, mientras me expresara que era una rica perra, una puta rica.

Sus palabras, sus vergazos, la escena de comerse, de lamer la leche de otro macho me tenían loca, me corrí, él se arrecho más, me clavo más duro, me dio nalgadas, estaba extasiada de la enculada.

“perra te saque la mierda”, me gustaron sus palabras, sus dedos se acercaron a mi nariz, sentí el olor de mis excrementos, no sentí asco, le pedí que me la acabara de sacar, me tomo del pelo y me penetro con fuerza, me golpeo, grite, me corrí y seguí recibiendo hasta que me lleno de lecho. Quede en silencio, extasiada, el a mi lado.  Después e quito el condón y su semen cayo en mi pelo, en mi boca, me lamio, se lo bebió y tomamos vino.

Esa noche dormí con él, en la mañana me despido con otra enculada. Salí de ese apartamento con dolor, pero llena de placer.

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