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Por culpa del infarto de mi esposo

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Hola amigas, me llamo Sandra y les cuento lo que me pasó, porque creo que también a ti te ha podido ocurrir algo parecido.

Tengo 31 años, tengo 10 años de casada y un hijito de 8, desde que me casé nunca le he sido infiel, ni nunca lo necesite, pues si bien él es 15 años mayor que yo, siempre fue un tigre en la cama, pues aun después de 10 años, lo hacíamos interdiario, siempre me dejo satisfecha, era feliz.

Todo cambio hace 6 meses, él sufrió un infarto al corazón, y se quedó hospitalizado 1 mes, es más, le pusieron 3 Bypass en el corazón. Después cuando llegó a casa, no quería ayudar en nada de las labores de la casa, no hacía deportes con sus amigos, cosa que hacía antes todas las semanas, todo eso se lo podía haber pasado por alto, lo peor estaba por venir.

Después de un mes de haber salido de alta, una noche él salía de la ducha y al verlo mojadito y desnudo, me excite, no era para menos habían pasado casi dos meses, y no habíamos hecho nada de nada, me le tire encima, fue entonces en que el reacciono y me dijo que era una desconsiderada, que él se podía morir del esfuerzo, que solo pensaba en mi placer, etc. etc., me quede con la boca abierta de sorpresa, no me rendí le dije que su médico dijo que debía hacer todo progresivamente, él se molestó, y entonces casi como obligado, me lo hizo, pero si duro un minuto fue mucho —espero que estés satisfecha —y diciendo esto se acostó dándome la espalda, yo no había sentido nada.

El quedo en hacérmelo una vez al mes, y solo así de esa forma, yo no sabía qué hacer, una amiga me recomendó que lo llevara a un sitio romántico, que lo enamorara otra vez, entonces se me ocurrió ir un fin de semana a un hotel con piscina, mas, aunque estábamos en verano, estos hoteles están a las afueras de Lima, el contra lo que creía, aceptó.

Llegamos como a las dos de la tarde, hacía un calor terrible, así que le dije para ir a la piscina, no había mucha gente pues era viernes, él se cambió primero y yo le dije que avanzara, que yo iría en unos minutos, cuando salió puse en marcha mi plan, me puse un bikini chiquito que recién me lo había comprado, les digo que mi esposo siempre ha sido recontra celoso, y solo me puedo poner ropa sexi cuando estoy con él, era un bikini blanco, que resaltaba en mi piel pues soy morocha trigueña, me acomode mi pelo lacio negro, y todo lo demás, soy chiquita de 1.60m., pero soy como dicen los latinos “bien despachadita” de arriba, pero sobre todo mi colita, siempre hizo que me dijeran en la calle piropos bien groseros, y eso que nunca salgo con minis ni nada de eso.

Cuando llegue a la piscina, varios hombre solos volteaban a verme, ya se imaginan que, encontré a mi esposo que es blanco, con un hombre trigueño alto, se presento dijo que se llamaba Luis, y era de México, él se disculpó y se despidió, mi esposo se quedó con la boca abierta al verme en el bikini que dejaba ver buena parte de mis tetas y mi cola —guau, estas como para comerte Sandrita —yo me di una vueltita, y me senté feliz que mi plan parecía que iba a dar buenos resultados, el llamo al mozo y pidió una cerveza para él y una margarita con tequila para mí, yo feliz como una lombriz me la tome rápido para entonarme, el tomo su cerveza, y pidió una segunda vuelta, con la segunda margarita lo miraba en su ropa de baño y me excitaba, conversábamos muy bien, yo le decía que estaríamos más cómodos en el cuarto, él me decía —ya ya, más tardecito, tomate tu trago que hoy no te salvas  —con esas palabras yo cantaba victoria, es más le tocaba la pierna, para incitarlo, el parecía calentarse pues comenzó a decir que todas esas tetas y culito iban a ser suyos, pidió una tercera vuelta de tragos, yo la verdad estaba un poco mareada…  pero sobre todo súper excitada, es más como que sentía cosquilleos en todo el cuerpo.

Entonces, de repente se puso muy serio, me dice —Sandrita tengo una presión en el pecho, voy a llamar a mi cardiólogo, y mejor me voy a descansar al cuarto, no te preocupes, tu sigue aprovechando la piscina —se levantó y se fue  sin más ni más, yo me quede petrificada, con mi trago en la mano, todo me daba vueltas, no sé si por la impresión o por el licor, estaba así cuando sentí una mano en mi hombro —estas bien Sandrita te puedo ayudar —al voltear lo vi, era Luis el mexicano que había estado conversando con mi esposo —no te preocupes Luis, mi esposo le cayó mal la comida y se fue a descansar al cuarto —me sonrió y recién lo vi bien era alto, no gordo pero si grueso, debía tener como la edad de mi esposo, me dice —si no te molesta, te puedo acompañar, pues con lo linda que estas, cualquier lobo te puede raptar —me reí y él se sentó a mi lado donde había estado mi esposo —caramba, estas tomando un trago mexicano, pero tu trago debe estar caliente —sin más llamo al mozo por dos margaritas.

Yo la estaba pasando muy bien, pues era gracioso, y la verdad es que medaba cuenta que se le iban los ojos para mirarme las tetas que sobresalían de mi bikini, la verdad que con 4 margaritas todo me daba risa, además también lo observaba disimuladamente, el llevaba una ropa de baño de esas pegaditas, esas que dejaban ver su paquete, y la verdad es que era grande, el comenzó a piropearme —ay Sandrita estas rechula, tu esposo no debería dejarte así con el cuerpito que tienes, eres una tentación para  todos los hombres que están aquí, ah y yo me incluyo, con todo respeto —y nos reímos, en eso me dice —Sandrita tienes la cara y los hombros rojos, te habrás puesto bloqueador solar, supongo —yo ya me había echado en el cuarto del hotel, pero sin saber por qué de mi boca salió con voz bajita —no todavía no —él ni corto ni perezoso tomo un tubo que estaba en la mesita, y sin preguntarme comenzó a frotarme con la crema, primero suavemente el cuello, yo levante mi largo cabello para darle facilidad, lentamente sus ásperas manos fueron bajando a los hombros, todo mi cuerpo comenzó a  estremecerse y nuevamente de mi boca salieron una palabras —no pares, sigue sigue —todo mi cuerpo ardía, y no era por el sol y mi corazón marcaba 100 por minuto, sus manos siguieron bajando y cuando llegaron  a mi cintura, y al inicio de mis caderas, sus manos se fueron hacia adelante, yo no hice ninguna resistencia, acerco su boca a mi oído y me dijo —vamos a seguir tomando a mi cuarto —sin esperar mi respuesta, se paró me tomo de la mano y nos fuimos de la mano hacia el edificio donde están los cuartos, yo era un autómata, al seguir avanzando, me soltó la mano, para descaradamente pasar su brazo por mi cintura y meter un dedo en el nudo del bikini

Al llegar a la recepción, pidió su llave, el cuartelero al verme solo sonrió, parece que estaba acostumbrado a estas  situaciones, fuimos caminando por las escaleras —mi cuarto está en el tercero —me dijo, me horrorice pues el mío estaba en el segundo, al llegar a su cuarto me sentí peor pues su cuarto estaba justo encima del mío, me preguntaba si mi esposo estaría bien dormido, cuando abría la puerta con su llave, como que me arrepentí era mi última oportunidad, me quede paralizada en la puerta, Luis sin más ni más me cargo como una muñeca, cerró la puerta  con el pie y me recostó en la gran cama, de mi boca salió —no seas malo, nunca lo he hecho, no sigas —el me  miro a los ojos mientras me dejaba echadita —como voy a ser malo contigo si eres una reina y yo soy tu esclavo, tu esposo tiene que estar muy enfermo para dejarte así, sin más —con su manotas me quito la tanguita, y comenzó a comerme desesperadamente mi panochita, que justo la había depilado para mi esposo —ah ah ah que rica con con conchita, ya ves Sandrita, tu tu tu estas mojadita, um um um —yo me retorcía de placer mientras sentía su lenguota áspera y su cara mal afeitada, que se frotaba y frotaba, me mordía los labios, para no gritar de placer, me quedaba un poco de vergüenza sabiendo que mi esposo estaba posiblemente tres metros debajo de nosotros y su amigo mexicano le estaba comiendo la panochita a su esposo, la verdad no sabía si llorar o si reír —que rico el juguiguiguito, um um um —en eso vi todo oscuro y me vino un orgasmo violento —puta madre que rica lengua —ahí si no pude evitar que de mi boca salieran esas palabras, en eso vi que Luis se bajaba la ropa de baño y mostraba un cilindro de carne roja que latía —ahora si peruanita te vas a comer esta carne mexicana —sin más puso mis piernas en sus hombros, y comenzó a meterla poco a poco, me volvía loca, tanto tiempo sin tener es gusto de sentir que una verga caliente entre en mi carne, sentía poco a poco como se abría paso, mientras mi conchita se contraía de alegría tratando de no dejarla salir —métemela toda toda hijo de puta  ya ya —ya no era yo era una perra en celo que quería más y más, el resto me la metió de golpe y comenzó entonces con el mete y saca mete y caca, sentía el sonido coplosh coplosh coplosh, de su verga sumergiéndose una y otra vez en mis fluidos, estaba empapadita, y me la comía todita —sigue sigue así papito, sigue no pares, que ri ri ri riiiiiiiiiico —ya no tenía vergüenza de nada  y gritaba como una loca, el seguía y seguía —ah ah ah que rica con con con chi chi chi ta —me acomode y atenace con mis piernas su cintura como para no dejar salir, esa verga tan rica y que tanto tiempo me fue negada, después de dos minutos vi todo negro, me vine otra vez, cuando desperté estaba en posición de perrita, y el lamia mi potito, la verdad, solo una vez le había dejado a mi marido que me la metiera por atrás, pero ahora me sentía como una perra en celo que había recibido placer de su macho y mi obligación era también complacerlo, yo sabía lo que se venía, no me resistí —que rico culito Sandrita, mua mua, lo besaba, no te preocupes te lo voy hacer despacito, este culito va a ser mío —entonces me sujeto por atrás con sus manotas las cuales paso por la cintura, como para que no me arrepintiera, y así comenzó el suplicio, digo suplicio, pues la verdad es que me estaban desvirgando por atrás sentí cuando la cabeza luchaba por entrar, la empujo, y sentí como algo dentro de mí se desgarraba —aaaayyyy hijo de puta sácala, sácala, papi no seas malo sácala sacalaaaa —no me hizo caso y la siguió metiendo poco a poco, abriéndome el recto que estaba tan estrechito, para dejar pasar semejante maza de carne —ay carajo que rico culito, estas súper estrechichita, Sandrita, parece que el imbécil de tu marido nunca te ha dado por aquí —mientras, la metía ya más de la mitad el dolor se combinaba con el placer —si papito tu eres el primero, mi potito es tuyo tú me estas inaugurando ay ay  ay que que riiiiiiico —entonces lo metió todo, y al mismo tiempo, sentí que me sujetaba más, me quitaba el aire, entonces su voz resonó en el cuarto —me vengo me vengo carajoooo, que rico ah ah ah —me soltó y los dos nos quedamos tirados en la cama, nos quedamos dormidos, al despertar eran como las 7 de la noche, nos bañamos juntos, ahí me di cuenta al ver sangre en la tina que me había desgarrado por atrás, nos despedimos con un beso.

Al llegar a mi cuarto encontré a mi esposo dormido, me puse a ver tv. recién se despertó a las 11pm, le dije que me había hecho amigas y habíamos tomado unos tragos que él era una falla, él se disculpó me dijo que iba a cambiar y que me compensaría, a eso si me dijo —yo tampoco la pase bien pues en el piso de arriba había una loca que la deben haber perforado por todos los huecos, pues gritaba como una perra, que gente tan vulgar —lo mire a los ojos y le dije —no sabes cómo envidio a esa mujer vulgar.

Amigas, creo que yo no tuve la culpa, yo no quise, pero mi esposo me aventó a esto, escríbeme [email protected]

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