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Follé por segunda vez a la golfa de mi vecina divorciada

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Después de haber tenido un primer contacto polvo/contacto con la lasciva divorciada y ninfómana de mi vecina Mayka, ella me prometió que ahora yo la iba a taladrar a placer sin ambages, ya que su morbosa idea era que ella me clavase un strap-on de gel en todo mi ojete y hacerme gozar analmente como un cabrón y verme estar petado y entaponado por ella a la vez que gañía, berreaba, gemía y aullaba de placer.

Era verano y era el momento en que muchos vecinos se echaban la siesta, y al vivir uno enfrente de otro la cosa fue más fácil. Yo me preparé a conciencia, me rasuré el vello púbico, me lavé a conciencia y hasta me enjuagué la boca dos veces con un colutorio de mentol, muy fuerte y me puse mi más morboso tanga que había comprado a través de la red de una conocida marca de ropa interior muy sexy. Llame brevemente a su puerta y casi al poco me abrió. Pasé a su piso con sexual celeridad a su piso y me pegó un lascivo y lujurioso beso de lengua que me subió la temperatura sexual y me puse cachondo.

Casi de golpe, se cargaron mis cojones de lefa y se me puso casi duro el rabo, siguió gradualmente bajando y comenzó a lamer y mordisquear mis tetillas y eso hizo que aumentase mi temperatura sexual hasta que estuve trepando. Siguió bajando hasta el tanga que empezó a lamer y mordisquear mi polla. Ella tenía tantas ganas de mi rabo que casi no me dejó ver como ella lucía. Parecía literalmente una fulana de álbum de fotos pornográficas. Llevaba unos zapatos rojos de tacón aguja con unas cintas que le rodeaban hasta casi la rodilla, un tanga rojo muy de puta y un sexy sostén del mismo color del que casi se le saltaban sus magníficas tetazas de putona golfa. Me llevó velozmente de la mano a su habitación y creí tener un sueño, pues estaba decorado con espejos, cuadros de parejas en procaces aptitudes, fotos de estrellas femeninas del porno y hasta alguna suya en libidinosa actitud, todo rematado por una luz azul tenue que me invitaba a un vicioso sexo sin límites con esta ninfomaníaca madura.

Me tumbé en la cama y ella se dirigió a la cocina para traer un par de "pelotazos" de whisky degustarlos para relajarnos antes de pegar el polvo. Yo ya estaba preparado para el paroxismo sexual que me esperaba y estaba más excitado sexualmente, si cabe ante su lasciva llegada. Oí el taconeo de sus zapatos tan sexys y eso aumentó mis ganas por follarla, llevaba una bandeja con dos wiskis "on the rocks" y me preguntó que si me apetecía. Se acercó a mí, cogí el "pelotazo" y bebí un poco. Ella me miraba pícaramente con vicio y lujuria y me hacía gestos obscenos, impúdicos, procaces y groseros con su lasciva bocaza de zorra en celo denotando su alta lascivia.

Yo ya estaba más y más empalmado y deseando que me cogiera por banda y me sacase toda la lefa que me hervía en los cojones, porque ya no podía más de la calentura sexual que tenía. Nos volvimos a entrelazar en un beso de lengua interminable y ambos nos magreábamos como dos seres obscenos muy libidinosos, se podían oír los mil rechupeteos de tanto uso de lengua y como resbalaba la saliva caliente de nuestras bocas. Se separó de mi boca y comenzó a lamer y mordisquear mis lóbulos y eso aumento mi cachondez, para a continuación, morder con fruición y deleite sexual mis tetillas, que me ponían más y más salido.

Sacó su lasciva lengua de su boca y me hizo un sicalíptico y vicioso gesto muy lujurioso que recorría mi duro torso cuidado en gimnasio, mi cachondez aumentaba sin parar, hasta que con su lúbrica y larga lengua de zorrona comenzó a lamer volcánica y fogosamente mi tanga, yo estaba en el cielo sexual y me encantaba ser lamido de aquella suerte y ella parecía una prostituta profesional y yo su mejor cliente. Yo parecía una máquina sexual de gemir, jadear, bufar, resoplar y resollar y estaba en un paroxismo sexual pues tenía los ojos en blanco de puro deleite carnal. Me retiró un poco el cuero de mi tanga y comenzó a mordisquear mis cojones y eso me encantaba y volví a caer en otro paroxismo erótico y sensual y no paraba de resollar, soplar, bufar y jadear, me quitó lentamente el tanga, mientras me decía unas guarradas que me dejaban atónito pues no esperaba ese lenguaje tan obsceno de la guarrona de mi vecina.

A continuación, se dirigió a lamer mi ojete y eso le gustaba y me cogía con sus manos y lamía y lamía sin parar mi oquedad anal y yo jadeaba, gemía, gamitaba y berreaba como un cabrón en celo. Todo parecía sacado de una película pornográfica al que al macho matasen de lascivo deleite carnal. Después de esta sesión de lamida de ojete, la muy puta se metió todo mi vergón en su puta bocaza y de ella salía toda la saliva caliente, pues ya estaba más salida y no podía de tanta calentura a la que estábamos sometidos. Se sacó mi muy ensalivada pollinaza de su boca de zorra y se sentó bien abierta de patas y se la clavó de un certero golpe toda en su coñargón de golfa. Ambos estábamos muy calientes y en un par de acometidas que me dio, nos corrimos a la vez debido al inicial jugueteo sexual. Yo lancé mucha lefa en su vagina y ambos pegamos un fuerte alarido al corrernos.

 Recobré el sentido y saqué mi todavía dura polla de su coño y la muy zorra lamió los cuajarones de lefa que pringaban mi rabo. Ella expulsó con contracciones vaginales restos de mi lefa. Después de eso, nos terminamos el poco whisky que quedaba que estaba aguado al derretirse los hielos. Nos fuimos a la ducha y al salir nos prometimos otro encuentro que fuera todavía más suciamente depravado y libidinoso.

(8,90)