Nuevos relatos publicados: 13

39.2 Una noche de piel negra

  • 20
  • 19.699
  • 9,55 (29 Val.)
  • 6

Me quitó el pantalón de dormir y se colocó entre mis piernas abriéndolas para ocupar su lugar, su polla golpeaba entre mis muslos, y acariciaba mi cara llenándola de besos, y yo pasaba mis manos por su musculoso cuerpo sintiendo toda su dureza y como sus músculos se tensaban al mover su cuerpo, cogió lo que había traído de la bolsa, un tubo de crema del que vertió un poco en sus dedos para llevarla a mi ano. La frescura de la crema hizo que mi esfínter se cerrara y eso le debió de hacer gracia.

Metió la punta de sus largos dedos y dio vueltas con ellos, estirándolos para anchar mi ano.

-Robin, tengo que lavarme, no soy una mujer y no tengo vagina. –soltó una risa nerviosa.

-No te preocupes, hay tiempo para todo, ahora necesito follarte.  –agarró un condón y se lo colocó, volvió a jugar en mi ano con sus dedos y apuntó su pene a mi entrada, me preparé mentalmente para lo que iba a recibir, su verga no es tan gorda como la de Ray o Nico pero es más larga.

Sentía como empujaba con furia hasta que mi ano cedió permitiendo la entrada de su glande, sonreía victorioso y se llevó el revés de la mano para quitar las gotas de sudor que perlaban su frente.

Se había desplazado un poco por los empujones que daba y se sujetó de mis piernas para acercar nuestros cuerpos, llevó su culo hacia atrás y comenzó a empujar hasta que sin pausa me metió su verga entera, su entrada había sido placentera y sin causarme dolor, pero ahora empujaba en mi interior con fuerza.

-Sácala un poco hasta que me acostumbre, la tienes muy larga.  –casi le sale la risa por el orgullo que le suponía la longitud de su polla. Puse mis manos sobre sus muslos para contenerle y comenzó a entrar y salir de mí deliciosamente.

Era un sueño tener su verga en mi interior y la velocidad que imprimía para meterla y sacarla medida como un reloj, gozaba como un poseso y deje de retenerle para acariciar con mis blancas manos sus morenas nalgas de sedosa piel.

-Sí, sí Robin, sabe delicioso, está muy rico, qué bien me lo haces.  -se sujetaba a mi pierna mientras impulsaba su cuerpo para penetrarme y llevo mi pie a su boca para morderme los dedos, y metió el pulgar entre sus gordos labios lamiéndolo.

No iba a durar mucho tiempo a esa marcha en la que era poseído y no hacía más que gemir y gritar, él no paraba de entrar con fuerza y se metió todos los dedos de mi pie en su boca, los pelos de su barba acariciaban mi empeine.

-Me voy a correr Robin, aspiré con mi culo para que entrara más en mí y comencé a derramar mi semen por mi vientre y mi pecho.

Quedé muerto dejando a su voluntad mi cuerpo, colocó sus manos sobre el colchón, mis piernas yacían muertas, pero las mantenía muy abiertas para que me disfrutara y gozara de mí, puse en cruz mis brazos hasta parecer una rana a la que están clavando el bisturí por el culo.

Reía y emitía sonidos guturales, las gotas de sudor caían sobre mi pecho y mi rostro y puso una mueca salvaje en su boca, cerró con fuerza sus ojos y comenzó a temblar mientras vaciaba sus pelotas en el condón, me hubiera encantado recibir su semen pero así era mejor.

Se dejó caer sobre mí, estábamos empapados en sudor y nuestros pechos anegados con mi semen, pero no quería que se moviera, que estuviera así un momento disfrutando de las palpitaciones de su verga en mi recto.

De repente se levantó sobre sus brazos.

-Sujétate a mi cuello.  –pasé mis brazos por su cuello y mis piernas por la cintura reposando en sus caderas, y primero se sentó en la cama, luego bajó al suelo sin sacar la verga para llevarme así hasta el baño. Cuando me dejó en el suelo su pene salió de mi culo, el condón tenía una gran cantidad de esperma y estaba algo manchado, se lo retiró y envolvió en papel higiénico.

Nos duchamos entre risas, salió cogiendo la toalla para secarse y antes de salir del baño me advirtió.

-Lávate bien que quiero comerme ese culito.  –sentí un ramalazo de pasión al imaginar su lengua, que hacía poco había tenido en mi boca perforando mi culito. Puse especial cuidado en lavarme bien y aplicarme mi crema que dejo mi ano como nuevo y no hubiera tenido un misil dentro de él hacía un momento.

Cuando salí secando las gotas de agua de mis piernas Robin estaba sentado en la cama con otra cerveza en su mano, conté las latas vacías, iba por la cuarta.

Me senté a su lado y me miró con suficiencia.

-Te ha gustado como te he follado, me he portado bien.  –el ramalazo machista volvía a él, es inevitable, a estos machos no hay quien les dome del todo.

-Ha resultado formidable pero muy rápido.  –acaricio su brazo cuando le hablo y retiro la cerveza de su mano.

-Ahora déjame a mí llevar el control. –tomo un poco de cerveza y la mantengo en la boca, devuelvo la lata a la repisa y le empujo para que caiga en la cama de espaldas mirando al techo.

Me subo encima de él y voy dejando que salga de mi boca la cerveza a lo largo de su cuerpo, desde el pubis a su pecho, Me acerco a su cara para besársela con suavidad, y lamer sus gruesos labios, me entretengo en la nuez de Adán metiéndola en mi boca y lamo sus orejas, escucho el primer susurro de placer, le he focalizado un punto placentero y me centro en él chupando y lamiendo sin parar hasta que empuja mi cabeza suspirando profundamente.

Tiene poco bello en su cuerpo que forma una cruz, llegando de un pectoral al otro aumentando alrededor de sus tetillas abultadas y esponjosas, y bajando desde su pecho hasta los ensortijados rulos de su pubis, sus sobacos son peludos y ensortijados, se los beso y lamo, aunque con la ducha solamente noto el suave, dulzón y pegadizo olor que él despide.

Me entretengo en su ombligo lamiéndolo, cuando meto la lengua separa el culo de la sábana para elevarse y volver a suspirar, sus abdominales no están muy marcados pero si lo suficiente para desear morderlos, y antes de llegar a su cetro estiro el brazo para tropezármelo con mi mano, erguido, poderoso y potente, igual en toda su longitud y el glande en punta que asoma del prepucio, parece un mástil de bandera pero no tan alto, me conformo con sus veinte y muchos centímetros de carne caliente y recia, el pre semen que se sale hace que la punta este brillante, como un caramelo de frutas después de chuparlo, lo lamo y mi lengua no lo vence aunque aprieto y le acaricio los testículos, apretaditos y morenos, recogidos en la base de su pene, no son muy gordos pero si muy duros.

Voy metiendo su verga en mi boca hasta meterla entera, le escucho rugir como un león cuando está comiendo y quiere espantar a la competencia que viene a pedir su parte del festín.

-¡Joder!, ¡joder!, qué bueno, no la saques, espera.  –aprieta mi cabeza contra su polla ahogándome, enterrando mis labios y nariz en el ensortijado pelo y cuando logró sacarla, suelta un.

¡Ah, ah, ah, ah!, que mamada madre mía.  –sujeta mis piernas y tira de ellas, vuelve el macho dominante que es, me las abre y lleva su cabeza a mi ingle para comerse mi polla. Colaboro con él para coger la mejor postura y hacernos la mamada que queremos. Su polla me sabe a gloria de un olor profundo y fuerte que va desapareciendo mientras la voy chupando.

No se escuchan más que jadeos y suspiros y mi ano se derrite de gusto, sus dedos ahora entran del todo, dos abultan como el pene de un joven y entran y salen de mi muy ligeros, estira su cuerpo para llegar con su lengua a mi ano, como había prometido se lo come, lo devora y su lengua lo perfora sin piedad haciéndome gritar de placer que me lleva a la locura.

Recojo con mi lengua ese delicioso precum que se derrama por mis dedos con su textura viscosa y transparente que brilla a la luz artificial como un diamante.

Quiero ver hasta dónde puedo llegar con él y llevo mis dedos a la boca para recoger saliva y los deposito en su ano, se contrae cuando lo toco y no habla, aunque ha suspendido sus chupadas.

-Deja mi culo y vamos a ver si vuelves mamarme tan bien.   -lo de chupar le hago caso y vuelvo a meter su falo hasta el fondo y comienza a rugir de placer. Mis dedos siguen acariciando su ojete. Mi lengua se movía en su glande rojo y brillante, haciendo círculos y golpeando y lamiendo su frenillo, no le concedía cuartel y cada momento tenía que sacarse mi verga de su boca para gritar de gusto.

-Para, para ya, te la voy a volver a meter.    –antes de que se retirara y como venganza metí la punta de mi dedo en su ano y le debió de gustar por el suspiro que dio.

Me colocó como un gatito y abrí mis piernas para él, le dije que quería disfrutar notando como entraba en mi, que fuera despacio, la fue metiendo como yo quería, notaba como su verga iba entrando centímetro a centímetro, y como mi ano y recto se amoldaban a su rabo como si se tratara de un guante que recibe la mano que debe guarecer del frío.

Estaba tan excitado que deje caer mi pecho sobre la cama y empiné un poco más mi culo, llevé mis manos hasta él para abrirlo y que entrara más, toqué su verga con mis dedos y noté que no se había colocado el preservativo.

-Robin no te has protegido.  –conseguí articular.

-No importa, los dos estamos bien.  -a partir de ahí quería concentrarme en mi placer, se movía de una forma tan linda que me estremecía, me estaba haciendo gozar porque sabía follar y hacer feliz un culo, en este caso era el mío.

Sentía un placer que me golpeaba los sentidos, indescriptible a veces de lo poderoso que era y que hacía que mi culo apretara su polla y la abrazara mientras sus cojones golpeaban en la entrada de mi ano de una manera única.

Mi espalda se arqueaba a veces, cuando me metía profundo la verga llegando con la punta a mi estómago, y era tal la locura que forcé mi ano a apretar con fuerza su verga, notaba salir jugos que me corrían por las nalgas y pensé que se había ido sin darme cuenta, me centré pensando solo en mí, en ese placer que me corría por las pantorrillas hasta el culo y del culo hasta el estómago, me había corrido sin que saliera mi semen.

Era increíble y me estremecía todo incontrolable, podía mantenerme en mi postura porque el apretaba muy fuerte de mis cintura y caderas, los temblores fueron pasando y mi polla seguía tiesa y dura como una piedra.

Volvió a meter y sacar su largo falo, y jugaba con él rotando a veces sus caderas y otras dándome estocadas de muerte que me están haciendo que suspirara de nuevo, y volví a sentir esa descarga eléctrica que recorría todo mi cuerpo cuando comenzó a llenarme de leche, cálida y abundante que corría por mis entrañas. La mía se perdió en la sábana. 

Se apoyó en mi espalda y volvía a estar sudado, respirábamos con dificultad muy agitados. Sin sacarla logramos darme la vuelta y que yaciera sobre mí, mirándole a la cara, bajo su rostro y era tan divino el sentir sus labios sobre los míos besándolos muy suave y echándome su aliento, cuando elevaba la cabeza me miraba con lujuria, pensé si aún tendría más ganas.

En ocasiones se movía para que notara su verga aun dura y muy adentro con sus labios sobre los míos y besando con lentitud toda mi cara, su nariz se metía en mi oído cuando besaba mi oreja rozando los pelos de su barba sobre ella, yo continuaba gimiendo ante sus manifestaciones de cariño.

Me deleitaba mordiendo sus carnosos labios, intercambiábamos besos y volvíamos a introducirnos las lenguas hasta besarnos apasionadamente, y su cetro comenzó a salir de mí, a escurrirse de mi interior quedando entre mis piernas, dejándome vacío pero contento.

Besé su cuello, el sudor le había dejado un olor muy profundo a macho limpio. Empezó a besar todo mi cuerpo, sin dejar una pizca sin pasar sus gordos labios y lamió los restos de semen de mi glande metiendo la punta en su golosa boca.

Nos duchamos sin hablar, disfrutando mientras expulsaba su semen de mí, no me extrañaba que hubiera hecho un negrito tan bello porque a mí me había preñado a base de bien, y volvimos a la cama, y recostado sobre la cabecera no dejaba de tomar cerveza hasta que terminó las seis que había llevado.

-Robin tienes que marchar a tu habitación.  –acariciaba su pecho mientras le hablaba.

-Podíamos dormir juntos y si nos despertamos a media noche…  -se sujetaba su polla moviéndola de un lado a otro. La cogí con mi mano para que parara de moverla.

-Tenemos que dormir y esto se terminó.  -se levantó sin responder y recogió las latas vacías para meterlas en la bolsa, la crema y la caja de condones. Se iba a poner su pantalón y se lo impedí para agarrarle su verga y besarla por última vez.

-Daniel, ha resultado estupendo, sabes follar y dar placer como nadie me ha dado, ni hombres ni mujeres y he follado mucho.  -me sonrío por su ocurrencia.

-Tu tampoco has estado mal, nada mal, ¿sabes que eres el primer negro que me ha follado?, en realidad el primero con el que he estado en la cama. Me ha encantado pasar este rato contigo.

**********

Bajé a desayunar, mientras me preparaba estuve pensando en lo que sucedió la noche pasada con Robin, no estaba muy seguro sobre lo que habíamos hecho, si era correcto, no por el acto en sí, sino porque era mezclar el trabajo con el placer sexual. Mis escrúpulos desaparecieron cuando Robin me sonrió y me hizo un gesto elocuente que interpreté de deseo.

Habían llegado algunas personas de la empresa, imagino que serían directivos o venían a analizar lo que hacíamos. Uno de ellos se dirigió a mí, me llevó aparte, quería saber si me sentía capaz de realizar una presentación de mi trabajo en la empresa ante el grupo. Mi contestación fue un encogimiento de hombros, no veía problema alguno, me rogó que fuera pensando de qué hablaría para cuando bajara de la habitación.

No tenía que darle muchas vueltas, podía escoger entre hablar de un día laboral cualquiera, el reciente implemento de mejora en la depuradora, los nuevos sistemas de filtrado o alguna de las fabricaciones que estábamos haciendo en la planta de pruebas.

Después de lavarme la boca bajé al aula que teníamos dedicada. No voy a valorar mi exposición, pero el responsable me felicitó, había elegido hablar sobre la depuradora que dominaba más, también me pidió que en otra ocasión no fuera tan rápido al hablar.

Nos dieron un picnic para comer en ruta y ropa de andar en el agua, subimos a nuestras habitaciones y nos cambiamos en un momento, este día tocaba perderse en el monte, o en la selva, en algo que tenía que ver con la supervivencia, salía a veces el sol y teníamos mejor temperatura que los días pasados. Subimos a un autobús y partimos.

Nos repartieron en grupos y cogimos diferentes caminos, nos encontraríamos en algún punto por ellos conocido. Tuvimos que andar por el lecho de un río resbalándonos sobre las piedras y caí en un par de ocasiones. Pasar por una zona pantanosa llena de zonas anegadas y arenales que se movían, solamente descansamos para comer lo que nos habían entregado sentados sobre unas piedras y continuamos con nuestras exploraciones.

Fueron momentos muy duros, también agradables y llenos de espontáneas risas, Robin estaba en nuestro grupo, ayudaba a las chicas y a mí también haciendo que se me subieran los colores a la cara.

Cuando nos encontramos de nuevo con el resto de los grupos, eran más de las siete y teníamos que caminar hasta el lugar donde nos esperaba el autobús para volver. Se desviaron para llevarnos a un restaurante rústico donde íbamos a tener la cena, nos esperaban allí los directivos de la empresa que había estado a la mañana.

Descansamos un rato en el bar, todos estábamos rendidos y caímos en los sillones agradecidos. Todo se animó cuando empezaron a beber y el cansancio desapareció como por ensalmo, como si nos hubieran embrujado.

Durante la cena nos habló uno de ellos, mañana jueves a la tarde llegarían algunos de nuestros mentores para hablar con nosotros y sobre la empresa. Todos estaban ya desinhibidos y las risas salían atropelladas y muy fuertes.

Llegamos al hotel a las once de la noche y reinaba la alegría, imagino que de la camaradería que se había generado. Subí inmediatamente a mi habitación para quitarme la ropa tan molesta y estar bajo la ducha una hora entera.

Esperaba la visita de Robin y me había limpiado en la confianza de que llegara, debí equivocar sus señas, no se presentaba y no me hubiera molestado, me ponía muy excitado y deseaba volver a estar como la noche pasada.

Decidí aprovechar el tiempo y abrí el ordenador, para escribir una reseña de lo que iba sucediendo, llevaba varias páginas escritas y me sentía cansado, me forcé a seguir escribiendo para que no se me olvidara nada, Llamaron a la puerta e imaginé que sería Robin y así era, dejé la puerta abierta para que pasara, llevaba puesto solamente una camiseta y pantalón corto muy ancho con muchos bolsillos.

Volví al ordenador para terminar el párrafo que estaba inacabado y cerrarlo, se colocó a mi lado y se inclinó para ver lo que escribía, como había algo que se refería a él y no quería que lo leyera, cerré el programa y apagué la máquina.

Pasó sus manos por mi pecho desde atrás y acarició mis tetillas que se pusieron duras con su contacto, se inclinó para besarme el pelo.

-Sigues oliendo muy bien y a caramelo.  –sus manos acariciaban mi cuello y barbilla, me sujetó por los sobacos y me elevó de la silla.

-Me tienes esclavo de ti, si no hubieran estado los demás te hubiera follado cuando te caíste en el río.

Apartó la silla con el pie y me abrazó, bajé mi mano para pasarla por el bulto que apretaba contra mí.

-¡Jolines como estás ya!  -no hubo respuesta de palabra, me agarró como si fuera una novia y me llevó hasta la cama con prisas. Tenía urgencia y se le notaba.

Se tiró encima de mí y me devoraba con su boca intentando arrancar mi chaqueta de dormir, temí que rompiera los botones.

-Para, para Robin, ya me la quito yo.  –me sentía halagado por su urgencia y despertar ese deseo en él, hoy no había plan de conquista, sabía que era suyo por un tiempo y que podría hacer lo que quisiera conmigo.

Ya me tenía desnudo y me abracé a él, pasé mis piernas por su cintura y mis brazos por su cuello para apretarme a su cuerpo, riendo y excitado por la emoción de sus besos que más que besar chupaban.

Repegaba mi cuerpo para sentir su polla sobre la mía, aunque me molestaba su pantalón.

-Quítate la ropa, quiero tenerte desnudo.  –dejó de besar mi pecho y de morder mis tetillas y nervioso se quitaba el pantalón y la camiseta, no llevaba ropa interior, venía preparado para ahorrar tiempo.

Me besaba el cuello y decía lo bueno que estaba y como me iba a gozar.

Comenzó a pellizcarme los pezones mientras murmuraba que tenía un culo muy rico, que se la sabía apretar, que le tenía loco de placer y que era su rica putita y muchas cosas de esta índole.

Llegué con mi boca hasta su rica polla y pasé mis labios por el vello de su base oliendo profundamente, palpitaba y brillaba por el lubricante natural que salía de su uretra a raudales.

La metí en mi boca sin dudar y empecé a hacerle una mamada que no fuera capaz de olvidar en su vida, me esforzaba en hacerle gozar metiendo su verga hasta el fondo y teniéndola en lo más profundo de mi garganta hasta que tenía que sacarla para respirar, Robin gemía de placer acariciando mi pelo.

-Así, la mamas mejor que nadie, dale, dale. –me animaba a seguir chupando de su verga, aspirando más y más y acariciando sus testículos.

Me sentía emocionado y disfrutaba un montón, había aprendido a manejar mi boca y mi lengua para dar placer, me encantaba darme cuenta de que disfrutaban conmigo, cuando comía sus pollas y me pedían más.

Tenía cansada la boca y no quería que se corriera tan pronto, también él me tenía muy excitado con sus largos dedos jugando en mi ano, entrando y saliendo de él.

-Dame tu verga, no aguanto más sin ella. –me obedeció al instante y tiró de mis piernas, las subió sobre sus hombros y se inclinó hasta llegar con su nariz a la entrada de mi culo donde la rozó y luego puso sus labios aspirando, queriendo sacar mis tripas,

Era desesperante el frenesí al que me arrastraba y arañaba las sábanas de la cama, se puso de pie y tiro de mis tobillos dejando como apoyo solamente mis hombros sobre la cama, pasó una de sus piernas sobre la mía y se colocó a modo de tijera, desde arriba escupió sobre mi ano y acertó, sentía como escurría hacia mi interior, coloqué mis manos en mis caderas para soportarme como quería él.

Miraba hacia arriba y veía su mirada fija en mi ano y en su polla que agarraba para orientarla a mi culo, la llevó y comenzó a dejarse caer, su verga iba entrando en mi abierto culo hasta el final y cuando sus testículos colisionaron con mi periné se detuvo para mirarme, mis ojos estaban abiertos como platos, sentía la delicia de su verga palpitando en mi recto.

-La tienes toda para ti, ahora eres mía.  –a veces me trataba en femenino y cuando lo hacía mi corazón latía más deprisa.

-Sientes mi verga, la notas como está en tu interior.  –era incapaz de hablar y le decía que sí con gestos, se sujetaba de una de mis piernas, la otra danzaba en el aire, algunas veces le rozaba y la apartaba de sí.

Comenzó a flexionar sus rodillas para salir y la sacó hasta el capullo, y dejó caer su cuerpo con fuerza enterrando su polla en mi cuerpo y así una y otra vez, primero lo hacía lentamente y luego con rapidez, cada vez que caía me hacía estremecer, se cansó y desenredó las piernas, sin salir fue deslizando su cuerpo a la vez que el mío hasta terminar tendido sobre mí.

Apoyé las plantas de los pies en la cama e impulsé mi cadera hacia él.

-¿Quieres que te siga follando?

-Sí, dame más fuerte, mátame.  –soltó una risita seca y beso mi boca metiendo su lengua a la vez que comenzaba a bombearme con violencia y rapidez.

-¿Así te gusta?, ¿así?, ¿así?  -parecía haberse vuelto loco y me estaba volviendo a mí.

-Sí, sí, me voy a correr, me voy a correr ya, yaaaaaa.  –la baba se deslizaba por la comisura de mi boca, elevé mi pelvis y de mi polla empezó a manar el semen, me mareé y lloraba gimoteando como un perro apaleado, agitado por las convulsiones que movían mi vientre en una tensión muy fuerte.

Cuando me calmé y abrí los ojos encontré los suyos, seguía metiendo y sacando su verga, pero despacio, como disfrutando de verme así, rendido y entregado a él.

Recogió mi esperma con su mano y se la llevo a la boca, lamió un poco.

-Tu leche sabe bien.  –comenzó a reír y llevó su mano a mi cara y la paso por ella, dejó mi rostro lleno de mi esperma y volvió a recoger el resto llevándolo a mi boca, metió sus dedos en ella para que se los limpiara.

Me miraba con una sonrisa rara mientras chupaba de sus dedos mi saliva que le había dejado.

-¡¡¡Eres un puto vicioso como yo!!!  –me lo dijo con una risa contenida, aceleró sus movimientos, yo acariciaba sus muslos y sus costados, tiene una piel muy fina y da gusto acariciarla.

-¡Ya!, ¡ya!, prepárate.  –gritaba y alguien le podía oír, pero eso en este momento no me preocupaba.

Se le escuchó un ruido sordo, como un grito sofocado por su boca cerrada, sus dientes mordían su labio y comenzó a temblar. Sentía el correr de su semen en mi recto expulsado por su verga entrando y saliendo y cayó sobre mí sofocándome.

Unos minutos después pasaba mis manos por su espalda maravillándome de su fuerza y las llevé hasta sus glúteos, jugué allí buscando su ano que acaricié, levanto su cabeza para mirarme.

-Al final acabarás follándome tu a mí.  –casi no podíamos respirar, pero nos reímos.

-Creo que no lo hago mal, si quieres probar también yo puedo darte polla y no te haría daño.  –su risa hacía que su verga fuera saliendo de mí.

-Y además resultas convincente. -me miró directamente a los ojos, creía ver cierto cariño, o quise verlo así, y que todo no se reducía a sexo.

-Tu exposición de esta mañana ha sido magnífica como si lo estuvieras viviendo tú.  –me sonreí cuando besaba mis labios.

-Así es. Resulta fácil de explicar porque lo vivo todos los días, ¿ves?, en todo hay truco.

Estaba jugando con mi esfínter dejando salir su semen, pero no quería manchar la cama más de lo necesario.

-Tenemos que lavarnos, mi negro.  –le hizo gracia y volvió a reír mientras tiraba de mi para levantarme.

Era muy tarde y sofocábamos nuestras risas, bastante habían sido nuestros gritos anteriores, jugábamos con el agua y el gel y de repente vio el semen que caía al suelo de mi ano. Me abrazó.

-Qué erótico, mira cómo se me ha levantado.  –no se la podía ver porque estaba detrás de mí, giré la cabeza y atrapó mi boca con sus labios mientras metía su verga dura entre mis piernas.

-¿Puedo? ¿Me dejas que te la meta?  -apoyé mis manos en la pared y levanté mi culo con las piernas abiertas.

-Soy tuyo, métela.  –sin más la dirigió y empezó a empujar, mi recto estaba perfectamente lubricado, con parte de su corrida anterior y entró como un cuchillo en la mantequilla.

Me agaché un poco para que mi culo subiera. Me tenía sujeto por los hombros y tiraba de mí separándome de mi apoyo en la pared, mi cuerpo se curvaba de la fuerza que ejercía y yo tiraba mi culo hacia su pene.

Puso sus manos sobre mis caderas agarrando de ellas y me follaba muy fuerte, comencé a sentir placer y mi polla volvió a erectarse, estaba en una entrega total, como una puta sumisa y él se notaba muy macho bufando detrás de mí, era un momento de éxtasis donde era difícil respirar.

Aumentó la velocidad de sus entradas hasta que se quedó clavado y se vació entero, totalmente dentro de mí y yo eyaculaba con fuerza sobre la pared de donde escurrían los regueros de leche hasta el suelo.

-Te mueves como un bailarín, Daniel me vas a vaciar, quiero tu culo para mí.

Sonreía intentando recuperarme, pero tirando el culo hacia atrás para que no se saliera, cuando sacó su miembro sentí que me picaba el culo, las folladas habían destrozado mi ano.

Me lavó con suavidad y yo lo hice con él, me gustaba ver como brillaba su piel negra con el agua, me recordó a la piel de las ballenas orca por el brillo.

Esta vez no me pidió dormir conmigo, en la puerta me besó al salir.

-Gracias Daniel.

 

Pasé el resto de la noche durmiendo como nunca, estaba rendido, destrozado y con un leve picor en el ano a pesar de haberme dado la pomada que hace maravillas en él.

(9,55)