Nuevos relatos publicados: 11

Atracción incontenible

  • 12
  • 80.788
  • 8,90 (49 Val.)
  • 3

Cuando una mujer llega a una cierta edad, los impulsos sexuales se hacen cada vez más fuertes y una desea tener sexo con un hombre. Pero a veces no se imagina con quien encontrará el placer del sexo y llegará a disfrutar momentos inolvidables.

Soy una chica de 20 años, mi nombre es Vero, vivo con mi mamá y un hermano mayor que yo, él tiene 23 años y se llama Diego. Ambos estudiamos en la universidad.

A los 18 tuve un novio con el cual tuve mi primera relación sexual, ambos éramos principiantes en esto, tenía mi misma edad, por eso creo que no fue la gran cosa, aparte de que perdí la virginidad. Desde esa fecha salía con amigos, tuve otros novios, pero con ninguno paso más allá de los besos.

Con mi hermano siempre fuimos unidos, más aún desde que mi papá nos dejó, por eso creo que se dieron las cosas que voy a contarles. Algunas veces cuando no teníamos tarea que hacer con Diego nos poníamos a ver tele, alguna película, y cuando pasaban los comerciales, él me empezaba a molestar, empujándome o golpeándome con un almohadón, yo le devolvía los golpes, todo en plan de juego. Yo soy muy cosquillosa, cosa que él aprovechaba para hacerme cosquillas, yo le pedía que pare que no podía más de la risa.

Y esto ocurría con frecuencia. Una tarde en que estábamos charlando en mi habitación, le hice comentarios de la chica con la que la había visto ese día, y él haciéndose el ofendido me tumbo en la cama y no paro de hacerme cosquillas, yo le devolvía haciéndole también cosquillas, y ambos terminamos agotados de tanto reír, y ya tumbados en la cama jadeando de la batalla que habíamos tenido, él no sé si a propósito o no, puso su mano sobre mi pecho y yo me quedé helada, ya que hace mucho que no sentía la mano de un hombre sobre mi cuerpo, él se quedó un rato así y luego me lo apretujó un poco, eso me sobresaltó y me produjo un estremecimiento, mi hermano me estaba acariciando. Nos miramos sin decir nada, acercó su rostro y me estampó un beso en plena boca y se levantó y salió de mi habitación. Me quede perpleja, ¿por qué mi hermano había hecho eso?, y además ¿por qué había sentido ese calor cuando me toco?

Pasaron varios días en que estuvimos como evitándonos, como si nos sintiéramos culpables. Pero una noche recuerdo que fue jueves, mi mamá salió de visita a casa de una amiga, entonces al quedar solos ya no pudimos evitarnos. Él me preguntó de cómo me iba en mis clases, yo le respondía, pero esa conversación no tenía sentido. Entonces no se podía hacer como que nada sucedió. Con algo de nerviosismo Diego dijo

—Disculpa por lo del otro día, no sé por qué lo hice

—está bien, no te preocupes —pero que estaba diciendo, no era eso lo que quería responder

—pero… lo cierto es que… —y se quedó mirándome, sin atreverse a continuar.

Yo como sabiendo lo que quería decir, tal vez intuición femenina, terminé la frase que él había iniciado

—lo cierto es que… eso… nos gustó a los dos ¿verdad? —dije lentamente y con un tono suave de voz, como susurrando

—¿también a ti te gustó? —preguntó mi hermano mirándome a los ojos

—si... y mucho, no dejo de pensar en eso desde aquel día —me arrepentí de lo que dije, pero era la verdad

Se quedó mirándome, se acercó y tomándome de las manos dijo:

—¿no crees que dejamos las cosas sin terminar esa tarde?

—tal vez... pero que sugieres —Sabía lo que estaba sugiriendo y eso me tenía como gelatina

Acercándose más y sin decir palabras, me tomó por los hombros y me beso otra vez, pero con la diferencia de que esta vez yo le correspondí, eran besos apasionados, como nunca había besado, ni me habían besado, besos prolongados hasta sofocarnos, me estrechaba entre sus brazos y me sentía flotar. Tomándome de la mano me llevó a su habitación, allí seguimos con los besos. Mientras nuestras lenguas jugaban, sus manos desabotonaron mi blusa y se apoderaron de mis pechos, no dejaba de besarme mientras hacía eso, ya sin blusa, me quito el sostén y me empujo sobre su cama, sus labios bajaron a mis pechos, lamía y chupaba mis pezones que se endurecieron en su boca. Fue bajando sin dejar de acariciarme con sus labios, jugo con mi ombligo, yo a esta altura ya gemía y estaba en las nubes. Me quito los pantalones y la tanga y estaba desnuda ante él, desnuda para entregarme plenamente a sus caricias. Su boca llegó a mi concha y fue un estremecimiento grandioso, nadie me había comido la concha y aquí estaba mi hermano haciéndome los deleites. Prácticamente yo gritaba del gusto

—¡aaaaahhhhhh! ¡Sigue hermanitoooooo! ¡No pares!

Y por supuesto que no paraba. Se incorporó, se quitó los pantalones y los calzoncillos, la camisa ya le había yo ayudado a quitarse. Se acercó a mi blandiendo una preciosa verga, gruesa y de buen tamaño, me quede con los ojos muy abiertos, esa verga se veía deliciosa. Se acercó más y sentí la punta de su verga en mi entrada

—¿lo quieres hermanita?

—siiiiii, lo quiero todo

Y lentamente como disfrutando de cada centímetro lo fue metiendo y yo en la gloria sintiéndome poseída por mi hermano. Comenzó sus embates que me hacían mover toda y fueron gritos, gemidos y jadeos que acompañaron esos momentos inolvidables, fue una eternidad de placeres hasta que terminamos casi al mismo tiempo. Nos quedamos tendidos sobre la cama, tomados de la mano y mirándonos a los ojos.

—¿alguna vez has sentido todo esto? —me pregunto

—no, nadie me ha hecho sentir tan llena como tú, eres grandioso —y era la verdad

—y tú hermanita eres divina, eres puro fuego. Yo tampoco sentí con otra chica lo que me has hecho sentir.

Eso que dijo me gustó bastante, me levanté un poco y lo besé en la boca, e hice lo que él me hizo, lo fui besando palmo a palmo hasta llegar a su verga que estaba un poco dormida, pero bastó una lamida para ponerla rígida, me lo metí en la boca y se lo chupé con todas mis ganas, quería saborear ese instrumento que me había hecho gozar, pero no lo hice acabar ya que quería sentirlo otra vez dentro de mí, por eso me encaramé sobre él y me empalé su rica verga, subía y bajaba sobre su instrumento, era yo quien tenía el control ahora, y lo cabalgué hasta hacerlo acabar. Esta vez quedamos rendidos

—¿te gustó? —le pregunte

—claro, me gustó bastante, como te dije hermanita eres puro fuego, me quemas y eso me gusta.

—entonces, esta no será la última vez ¿verdad?

— no mi Verito, será hasta que tú quieras

—como ya soy tu Verito, ¡no quiero que me descuides! —no sé porque dije eso, pero era lo que sentía en ese momento, había gozado con mi hermano y quería que esto no termine.

—nunca te voy a descuidar, ya lo verás.

Nos fuimos a duchar juntos y allí bajo la ducha aun nos dimos besos y algunas caricias. Después nos despedimos con un beso largo, jurándonos seguir juntos.

Al poco rato sentí que mi mamá entraba y creyéndonos dormidos se fue a su habitación. Yo me quedé pensando en todo lo que había pasado ¿cómo pudo pasar esto? Si él es mi hermano, sentí remordimiento, pero recordando lo bien que lo había gozado me dije, total somos hermanos, pero lo hemos disfrutado a plenitud, en ese momento no hubo temores ni nada. Además, nos prometimos seguir juntos, así que me dormí más tranquila.

Y así fue, que cada que teníamos oportunidad de quedarnos solos lo aprovechábamos para hacer el amor. Algunas veces cuando alguno de sus amigos de la universidad se iba de viaje les pedía prestado las llaves de sus habitaciones, sus amigos pensaban que lo quería para llevarse a una de sus conquistas, pero ni se imaginarían nunca que se llevaría a su propia hermana. Algunas veces, que fueron pocas, cuando mamá no nos dejaba solos y no había habitación de amigos y la calentura apremiaba, él me pedía que dejará la puerta de mi dormitorio entreabierta. Y yo sentía como a media noche entrar en la oscuridad y deslizarse en mi cama a mi hermano que tenía hambre de su hermana, tenía que morder las almohadas para no gritar mientras me hacía el amor, y así no despertar a nuestra mamá que dormía en su habitación a pocos metros de allí. Pero tal vez por lo peligroso esos encuentros eran más ardientes.

Mi mamá nos decía que le parecía excelente que nosotros nos lleváramos tan bien, claro ella no sabía el resto, pero eso si nos llevábamos bastante bien, éramos como una pareja de enamorados siempre pendientes uno del otro, ayudándonos y sintiendo crecer el cariño.

Desde que comenzó todo ya van para un año que estamos juntos. Nos cuidamos sobre todo para evitar un embarazo, al menos creía que nos cuidábamos, pero como dicen basta un ligero descuido para caer, y eso nos ocurrió. Después de una noche de delirio, cuando llegó los días de mi regla no me bajo nada, eso me preocupo y se lo dije. Esperamos algunos días más y nada, yo estaba asustada ¡que habíamos hecho!, fuimos a una farmacia para comprar un test de embarazo y la prueba nos dio positivo ¡estaba embarazada!, me puse a llorar, felizmente no estaba mi mamá, yo le decía, que vamos a hacer, si la mamá se entera nos mata.

El me consolaba, diciendo que no nos culpemos, que además siempre me apoyaría en todo, que si la vida nos daba este hijo debemos aceptarlo, pero que nuestra mamá no tenía que saber de quién era el hijo que yo llevaba. Fuimos a una clínica para hacer otro análisis y confirmamos lo que ya sabíamos, seríamos padres. Fueron día de dudas y temores, el no saber qué hacer, las que han sido madres sobre todo madres solteras pueden entenderlo. Pero algo que reconozco es que en ningún momento pensamos en el aborto. Comencé a querer a este hijo y mi hermano también, era fruto de un amor. Fui a una consulta prenatal donde el médico me dijo que todo estaba bien. Ya tengo dos meses de embarazo. El médico me preguntó si era el primero, le dije que sí. No te preocupes me dijo estas sana y fuerte y eso ayuda para que el embarazo se desarrolle sin problemas. No pude preguntarle si el hecho de que siendo el hijo de mi hermano traería algunas consecuencias, no podía preguntar eso, nadie debe saberlo.

Por eso se los cuento a ustedes amigas que están leyendo estas páginas, necesito su ayuda y su aliento, sé que muchas personas me juzgarán de mala manera, pero sé también que muchas me entenderán y me comprenderán, quiero sacarme esta duda de que si mi bebe no tendrá nada malo o algún posible defecto por ser mi hermano el padre. Sé que por ahí se dice que, si tienes un hijo para tu hermano o para tu papá nacerá con algún defecto o enfermedad, no sé si eso es verdad o solo lo dicen solo para asustar. Pero de verdad deseo saber si no hay riesgos para él bebe, ya que no quiero que le pase nada. Si alguna de ustedes amigas han pasado por lo que yo estoy pasando, si alguna mujer tuvo un hijo para su hermano o papá escríbanme y díganme como están sus hijos, si son sanos y normales.

Quiero quitarme esta duda de encima para esperar a mi bebe con tranquilidad. Mi hermano me dice que no me preocupe, que todo saldrá bien, y él bebe será lindo y sano, yo le creo y deseo con todas mis fuerzas que así sea, pero no puedo evitar que a veces me vuelva esta duda.

Aun no se lo hemos dicho a nuestra mamá, pero se lo diremos pronto, porque llegará un momento en que ya no podré ocultar mi barriga, así que tendremos que decírselo. Desde luego que no le diré que es de mi hermano, sino que es de un novio que tuve y que al enterarse de mi estado se fue para no hacerse cargo, sé que mi mamá se enojará y me reñirá bastante, pero al final me brindara su ayuda, confío en eso, así como la de mi hermano que está a mi lado. Aunque también sabemos los dos que para todos mis hermanos será solo un tío cariñoso y querendón de mi bebe, solo nosotros sabremos la verdad. Así como que sabemos que nunca podremos ser una pareja verdadera, que un día mi hermano tendrá su novia y se casará y yo también supongo que haré lo mismo. Pero habrá siempre alguien que nos unirá para toda la vida, aunque nos separemos. Hablamos de todo esto, no sé cómo cambiara esto nuestras vidas, pero queremos al bebé.

(8,90)