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Demostradora de amor

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Al concluir mi cuarto semestre de la ingeniería, el novio de mi mama me pidió lo acompañara a escoger un regalo de aniversario para mama; conociendo sus gustos nos dirigimos a las joyerías en su totalidad, buscamos en un par de ellas sin tener éxito. Decidimos continuar con la búsqueda al día siguiente, de camino a casa me percaté de la existencia de una pequeña joyería a 4 cuadras de distancia de nuestro fraccionamiento, sugerí que llegáramos a ver. Al entrar note el buen gusto y la elegancia del lugar, el aroma era especial y la vendedora era adecuada, joven, delgada, alta, cabello castaño, portaba un bello uniforme una falda corte A color negro no muy larga y una blusa roja de botones; nos atendió de manera elegante y cordial, justo en ese momento se me vino a lamente que era el lugar perfecto para pasar mis vacaciones trabajando.

Al acercarme al mostrador vi una bella esmeralda no más de 5 ml de ancho engarzada en un bello anillo de oro rosa, lo pedí y se lo mostré a Tomas (novio de mama) el acento conmigo que era el regalo perfecto que buscaba, al momento de la compra me dirigí a la vendedora de nombre Irma:

—Disculpe ¿de casualidad no están en busca de personal?

I.—Pues en este momento la persona de las tardes saldrá por incapacidad. ¿Te interesa trabajar aquí?

A.— Claro justo lo que buscaba para mis vacaciones.

I.—Perfecto entonces ven mañana con tu aplicación y vestida apropiadamente y te programaré una entrevista con el gerente Damián.

A.—Gracias aquí estaré.

Al día siguiente me preparé para asistir a mi entrevista, escogí de atuendo un leggin negro no muy apretado, el cual de igual manera hacia resaltar mi trasero y una blusa no muy escotada ni entallada de color verde olivo todo para verme formal y profesional. Al llegar a la joyería, Irma me anuncio con el administrador, al poco tiempo me indicó que pasara a la oficina.

A.—Con permiso, buenos días, mi nombre es Anett.

D.—Buen día Anett, mucho gusto, así que quieres trabajar (Damián tenía una mirada extraña como si buscara algo en mi).

A.—Si, la verdad tengo ganas de aprovechar esta ocasión para obtener experiencia laboral.

D.—Muy bien porque veo eres alguien responsable y de buena disposición (una sonrisa se dibuja en el rostro de Damián), por mi comienzas mañana mismo, ¿cuál es tu respuesta?

A.—Claro con mucho gusto, muchas gracias.

D.—De nada Anett pasa con Irma ella te dirá donde conseguirás tu uniforme.

A la mañana siguiente me desperté con toda la actitud de que sería el comienzo de una buena etapa, una hora antes de mi entrada ya estaba lista con mi uniforme de falda corte A dos dedos por arriba de la rodilla y mi blusa roja de botones, la cual me quedó un poco ceñida pues mis pechos son naturalmente pronunciados (herencia de madre); al llegar a mi destino Irma me explico cómo era el manejo de ventas, cobros, llaves de seguridad, encargos, etc. Una hora después de que Irma se fue a casa llegó Damián.

D.—Hola Anett ¿cómo va tu primer día?

A.—Bien gracias todo tranquilo al momento, solo tengo un par de recados que han dejado para usted.

D.—Perfecto los puedes traer a mi oficina por favor.

A.—Si enseguida.

Al entrar a su oficina Damián inclino la silla hacia atrás y me recorrió con sus ojos como si quisiera grabarse cada parte de mí en su memoria.

A.—Aquí están, ¿Puedo hacer algo más por usted?

D.—No gracias es todo por el momento, (nuevamente se dibuja esa sonrisa en su boca).

Me di la media vuelta y sentí un par de ojos estancados en mi trasero. El resto del día fue tranquilo, haciendo mi trabajo tal como Irma me lo explicó. Así transcurrieron las primeras dos semanas, sentía que manejaba todo a la perfección y me sentía bien, solo que la mirada de Damián me incomodaba en ocasiones. Un día fingió que tropezó para darme un arrimón por detrás: juraría que Damián sentía una atracción física por mi desde el primer día, él no me era indiferente, tenía todo lo que me gusta en un hombre, alto, cabello bien peinado, tez morena clara, se notaba que dedicaba tiempo al gym, aproximadamente unos 10 años mayor que yo, no estaba nada despreciable. Mi aventura comenzó a mediados de la tercera semana de trabajo cuando una tarde faltando una hora para salir Damián me pide que vaya a su oficina, al entrar me pide que tome asiento con una voz y una seriedad que no conocía de él.

D.—Anett ¿recuerdas hace días atrás el haber vendido esta gargantilla? (mostrando una fotografía de la gargantilla)

A.—Por supuesto como podría olvidar algo tan hermoso.

D.—Anett lamento decirte lo siguiente, pero vendiste esa gargantilla a un menor precio y la diferencia es realmente grande, estamos hablando de miles y créeme que siento decirte esto, pero estás en problemas.

A.—Yo lo siento mucho (con un rostro lleno de pena y de angustia) lo vendí al precio que decía el aparador no sé qué paso, ¿por dios que puedo hacer?

D.—Lo siento Anett, pero tendrás que reponer el dinero, entenderás que el descuido fue tuyo y pues lo siento mucho.

A.—Pero en este momento yo no cuento con una cantidad así podría trabajar gratis si deseas (no sabía que hacer solo pensé en llorar).

D.—No Anett vamos no llores (se levantó de su silla y se sentó al borde de su escritorio justo enfrente de mi), soy una persona comprensible y quiero ayudarte de acuerdo no llores.

A.—Gracias, es que la verdad no sé qué paso y no sé qué hacer.

D.—Bueno linda, pues yo soy el hijo del dueño y puedo respaldarte por completo y te voy ayudar (me toma de las manos y me levanta me pone frente a él y me sujeta de las caderas), tienes dos opciones la primera es pagar todo y la segunda es darme una probadita de ese cuerpo delicioso que tienes.

A.—¿Disculpa? (haciéndome para atrás) ¿me estas pidiendo de que a cambio de que se me perdone lo que pasó quieres que me acueste contigo?

D.—Mira (me volvió a tomar de las caderas y me jaló fuertemente hacia él) si me vas a dar el dinero te advierto que es en un solo pago y tienes máximo hasta mañana, de lo contrario emprenderé cargos legales, pero en realidad ¿quieres eso? andar entre abogados y policías cuando te estoy ofreciendo algo mas recompensante (acercó su boca a mi oído), te ofrezco unos días llenos de caricias y orgasmos, te ofrezco que seas mi linda amante.

A.—Pero ¿cómo es posible que me propongas eso? (tratando de zafarme de sus manos), yo no tengo ese dinero.

D.—Entonces déjame probar un poco de ti.

En ese momento quedé paralizada, me tomó entre sus brazos y comenzó a besarme primero en los labios, eran unos besos que hipnotizaban, después comenzó a bajar al oído y me dijo:

D.—Vamos linda, quítate ese uniforme y déjame ver esas curvas.

Desabrocho mi falda la cual cayó al suelo, después comenzó a desatar mis botones y quitó por completo la blusa, me apartó un poco, me miró y dijo: 

D.—Estas mejor de lo que imaginé, mira esas tetas divinas y ese culo ¡¡ufff!! me harán tocar el cielo cariño.

Siguió besándome y me quitó mi brasier con sus manos, comenzó a acariciar mis pechos, los tomó y comenzó a besarlos, lamió mis pezones y yo comencé a sentirme muuuy excitada, sentir como me humedecía por dentro y comencé a gemir un poco.

D.— A si es linda tu disfruta te are gemir de placer.

Acto seguido, comenzó a quitarse la ropa, cuando se quita su bóxer oh por dios tremendo pene que tenía ahí guardado, de un grosor delicioso, tomó mi mano y la puso en su pene el cual comencé a acariciar lentamente jalándolo despacio y sentía como se hacía grande y duro.

D.—Agáchate y métetelo a la boca mama delicia, mama como perrita.

Me puse de rodillas y comencé a mamarle el pene, lo lamí primero deteniéndome en su cabeza, el comenzó a gemir y a decir que lo hacía bien, después me lo metí lentamente en la boca, él dio un empujón y comenzó a jadear, me tomó del cabello y me penetró la boca, primero lento y poco a poco subió el ritmo, estaba encantado con mi boca.

D.—Si delicia, ¡que rico mamas yo lo sabía, que así sería Ho! sii cómetela toda.

Del mismo modo me levantó y se puso a mis espaldas, me inclinó recargándome en su escritorio y se agachó, me quitó mi tanga y me abrió las piernas, comenzó a besarme la espalda y fue bajando, se detuvo en mis nalgas y las besó, las abrió un poco y lamio mi ano.

A.—¡Hoo!! que rico lames.

D.—¿Te gusta que te lo chupe?

A.—Si, lo haces rico.

Acto seguido se pasó a mi vagina ya mojada y comenzó a meterme la lengua en ella, yo sentía que era la mejor lengua que me habían metido, luego metió un dedo y comencé a gemir más fuerte, en ese momento ya mi cabeza se había perdido en el placer y solo quería que ese hombre me hiciera suya, me tomara y me cogiera como puta.

D.— Que rica conchita tienes apretada y mojada mmm me encantan las conchas calientes.

A.—Si sigue así, cómetela toda Hoo sii Damián que rico lo haces.

D.—Te encanta que te la mame verdad umm una delicia esta concha.

Su lengua parecía remolino, mi clítoris estaba extasiado por tales lengüetazos. 

A.—Hoo sii siguee me voy a venir sii así.

D.—Si vente en mi boca quiero comerte toda.

Comencé a venirme y a gritar de placer como nunca lo había hecho.

D.—que rico te vienes si ven ¿quieres que te lo meta?

A.—Si clávame tu verga toda hasta el fondo.

Tomó una de mis piernas y la puso sobre el escritorio en la posición de espalda, comenzó a meterme lentamente su pene duro, yo solo sentí el placer de tener ese hombre dentro de mí, comenzó lento y poco a poco subió su ritmo, me embestía como bestia y yo solo gritaba, quería más quería que me cogiera duro.

A.—Si Damián dame duro que rico la metes si dame dame.

D.—Sii perrita sii que rica estás apriétame puta apriétame la verga.

Yo comencé a apretarla cada vez, él con una de sus manos tomó uno de mis pechos y con la otra comenzó a sobar mi clítoris rápidamente, en ese momento comencé a gemir, yo solo quería más, que él me cogiera como nunca, ese pene se sentía delicioso yo solo lo disfrutaba y enloquecía de placer.

D.—Vente mamacita vente mójame la verga, gime gime como perraa.

A.—Hoo sii me vengo siii cogemee duro si si si si a hi a hiiiiii.

Mi segundo orgasmo en camino, sentía que no podía más, cuando me volteó me sentó en su escritorio, me abrió las piernas, me escupió la concha y me ensartó la verga otra vez, se sentía tan delicioso, yo solo gemía y pedía que no terminara. 

D.—Que rica estasss me encanta metértela siii ¿te gusta te gusta? ¿quieres más puta??

A.—Si me encanta dame duro hasta el fondo, dame como puta.

D.—¿De quién eres puta?

A.— De Damián, soy la puta de Damián.

D.—Así es mami mi puta deliciosaa que tetas como botan que concha como goza vamos grita gritaa gozaa perra.

Comenzó a ensartarme como loco, me la metía tan rápido que comencé a venirme.

A.—Si siii Damián me vengo me vengo siiii ahí.

D.—Toma toma tomaaa porr putaa buenotaaaa toomaaaaa

A.—AAaaaa siiiiiiiiiiiiii haaaaa

Al terminar mi tercer orgasmo, me tomó del pelo y me puso de rodillas.

D.—Maamaaaa y sácame la leche.

Comencé a chupársela nuevamente, ahora él sabía a mí, esa verga llena de mis fluidos, me la tragué toda y la chupé, nuevamente me tomó del cabello y comenzó a embestirme rápidamente.

D.—Tomaa tomaa cometelosss cometeeee mi lecheee siiiiiiii.

Se vino en mi boca, en mi garganta haciéndome tragar toda su caliente leche.

D.—Que rico, buena niña coges delicioso mami de ahora en adelante te voy a coger las veces que quiera y cuando quiera entendido?

A.—Si está bien Damián

D.—a partir de mañana no quiero que uses ningún tipo de tanga te quiero directa para meterte mano cuando quiera ¿entendido?

A.—si Damián está bien.

Nos vestimos, cerramos la tienda como si nada hubiera pasado, fue el comienzo de las cogidas magistrales entre Damián y Anett.

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