Nuevos relatos publicados: 13

La evolucion de Ana (2)

  • 10
  • 14.869
  • 9,16 (25 Val.)
  • 0

Después de haber disfrutado y de estar hablar de cosas intrascendentes Jacinto me espetó:

 “Ana me encantaría llevarte a la cama”

”¿Qué quieres decir con eso? Le pregunté.

“Pues ir a un sitio en el que estuviésemos solos con toda la intimidad”

“¿Te refieres a un hotel o un picadero?”

”Preferiría a una casita muy pequeña que tengo en medio del campo donde tengo mis útiles de labranza, el tractor y una especie de apartamento: Podíamos pasar un día o más, juntos y solos”

“¿Y pasarnos todo el tiempo dale que te pego?” le pregunté riéndome.

“La verdad es que sí, me encantaría” me contestó.

“Bueno Jacinto déjame pensarlo y ya hablaremos la próxima vez”.

Un par de jueves después como era lo acostumbrado, nos vimos en el pinar. Tras darnos un par de besos le paré los pies porque ya iba lanzado.

“Jacinto, la última vez me hiciste una proposición y querría concretar”

“¿Te refieres a lo de irnos a la cama?” me contestó

“Si a eso, pero antes, si no te importa, me gustaría conocer el sitio”

“No está lejos a 10 o 15 minutos, ¿vamos en mi coche?”

“No, vamos con los dos, no me fío de dejar el coche aparcado en un lugar tan solitario, conduce, que yo te sigo”

Así lo hicimos, después de conducir algo más de cinco minutos, nos metimos por un camino de tierra y a la bajada de una loma y cerca del río allí había en total soledad una especie de gran cobertizo con bastante paja y un tractor con una pequeña cabaña con herramientas y una casita muy pequeña que Jacinto había propuesto como nido de amor. Entramos en la casa y la verdad es que estaba muy bien con un baño completo, una pequeña cocina y un amplísimo sofá-cama, nevera, televisor y un par de armarios amplios. El sitio me gustaba mucho, realmente era un picadero casi perfecto; alejado de la civilización, cerca del río.

Abrí los armarios y en uno había varias sábanas y toallas y otra ropa de cama. En el otro estaba la ropa de trabajo de Jacinto y en uno de los cajones descubrí varios tangas, medias una minifalda escocesa, braguitas de encaje, un par de picardías y otras ropas de mujer.  Me quedé sorprendido porque me imaginé lo peor:

“¿Así que aquí vienes con una tía, truhan?”

“No, la ropa es mía, la verdad es que me gusta vestirme de mujer, como haces tú, cosa que me excita mucho. Cuando estoy muy caliente y no tengo pareja, vengo aquí, me visto de mujer y me masturbo mirándome a los espejos”

Entonces me di cuenta que había varios espejos grandes por la habitación y uno en el techo sobre el sofá-cama.

 “Podíamos aprovechar ahora vestirme de golfa y lo hiciéramos como dos lesbianas”

“No Jacinto, ya veo que estás muy caliente así que te la voy a menear y lo de darnos un buen revolcón lo dejamos para otro día con más tiempo”

Pero se me ocurrió y le sorprendí diciendo:

“¿Por qué no quedamos para mañana que es viernes y yo solo trabajo hasta el mediodía?” Le pareció bien, acordamos que yo estaría hasta el sábado después de comer porque tenía compromisos para el fin de semana

Así que quedamos para la tarde del viernes y dormir juntos hasta el mediodía del sábado; cada uno traería comida y bebida y todo lo que nos permitiera disfruta ese día.

Tomé nota de las coordenadas del GPS y os despedimos. Hay que reconocer que me pasé toda la mañana del viernes en un estado de semiexcitación esperando la tarde-noche me imagino como estaría Jacinto con el calentón que llevaba. Terminé en la oficina a mediodía, me fui a comer algo y luego a mi casa a completar un torlley con tangas, medias, ligueros, camisas de encaje, sostén, minifalda, pañuelo para la cabeza, picardías para dormir y mis zapatos rojos de tacón que hacen elevarme más de 7 centímetros sobre mis 1,85 cm de estatura para  impresionar a Jacinto que mide 1,65. Además metí un consolador no muy grande y lubricante vaginal por si necesitaba ayuda y varias velas de estas que son como un tubo rojo con la llama en el interior y que dan una luz roja que dan a la habitación aspecto de prostíbulo; también llevé un reproductor de música con unos cuantos DVD de música suave, unas pelis porno y un grabador tomavistas para volver a ver lo que habíamos hecho

Me puse mi chándal y conduje a la casita; de lejos pude ver que ya estaba allí el coche de Jacinto. Cuando llegué salió a recibirme, nos besamos y entramos en la casa. Le dije que teníamos que afeitarnos bien apurados porque a mí la barba me desagrada mucho y que yo quería ducharme así que decidimos ducharnos juntos. Pudo ver que yo estaba bien depiladita salvo el vello púbico que lo tenía recortadito en forma de corazón.

Nos duchamos bien abrazaditas lavándonos a la vez la espalda y el culito, así como prestando mucho cuidado con el pene y los huevos que ya nos imaginábamos que les íbamos a dar buen tute. Ni que decir tiene que de la ducha y el secado salimos bastante calentitas Jacinto quería metérmela ya, pero yo hice un poco de calientapollas y le dije que esperase un poco y que no se preocupase que le iba a dejar bien ordeñadita. Nos secamos el pelo y empezamos a vestirnos. Yo acabé el primero y ya vestida y maquillada me fui al salón, apagué las luces, encendí las velas que daban un aspecto depravado al escenario y me senté en el sofá. Cuando llegó Jacinto vestido solo con los calzoncillos se quedó muy sorprendido del escenario y más cuando me puse de pie con mis taconazos de manera que él me llegaba con su boca a mis pechos.

Estuvimos sentados un buen rato mientras nos tomábamos un gintonic haciéndonos caricias y dándonos besitos y chupetones. Lo más sensual fue confesarnos lo que más nos gustaba que nos hicieran y hacer nosotros. A Jacinto lo que más le gustaba era la penetración anal y que le descapullaran y hacerle una buena chupada frotando con la lengua. Yo le confesé que mi favorito era que me comieran el culo y sobre todo que me metieran la punta de la lengua y luego que me penetraran con el pene poco a poco y cuando ya había entrado toda me la sacaran hasta la puntita y luego volverla a meter, pero no muy deprisa. A mí me gusta hacer todo lo que le guste a mi pareja, pero es importante que me demuestre que goza con jadeos, suspiros y gritos.

Con la conversación y todo lo demás ni que decir tiene que teníamos ambos una estupenda erección así que decidí animar la fiesta y le dije a Jacinto que me apetecía bailar un poco con la música que yo había traído así que nos pusimos de pie y nos enlazamos bien apretados. Como ya os he dicho que la boca de Jacinto me llegaba a las tetas de manera que antes de acabar la primera pieza me había desabrochado la camisa, me había quitado el sostén y me estaba chupando los pechos y lamiéndome los pezones.

Mientras tanto yo le metía el muslo entre sus piernas de manera que notaba bien la dureza de su pene que me restregaba con ganas.

Empezamos a pasar a mayores sobre todo sabiendo ya lo que nos gustaba hacer y que nos hicieran, Jacinto me dijo que nunca había sentido una erección como la mía, dura como un palo y era admirable el tiempo que la mantenía tiesa. Así empezamos a meternos la mano por debajo de los tangas acariciándonos el pene hasta que mi chico me dijo:

“Anita ya no aguanto más necesito terminar o voy a reventar”

“Como quieras cariño, yo también estoy que me salgo y mi culito está deseando recibirte además te deseo tanto que quiero sentirte a tope y notar como se derrama tu leche dentro de mi así que házmelo sin condón si así lo quieres”

Yo me quité el tanga y me puse a lo perrito, pero y él me dijo que le gustaría hacerlo de frente, para podernos besar y vernos la cara como Jacinto la tiene bastante larga aunque no muy gruesa creí que sería posible así que me lubriqué y le lubriqué a él, puse un cojín debajo de los riñones con lo que mi ano quedaba bien alto, levanté las piernas abrazándole con las rodillas a la altura de la cintura y fue capaz de metérmela casi toda y hacer los vaivenes como yo le había dicho que me gustaba. Fue mi primera experiencia de echar un polvo de frente y era divino vernos la cara de placer, besarnos y tener nuestras lenguas abrazadas, notar los jadeos y suspiros y ver la cara de placer sobre todo cuando se corrió que fue bien abundante. Cuando se le salió me dijo que a él nunca le había penetrado una polla tan dura como la que yo tenía así que con su propio semen le lubriqué y le hice una penetración a tope que me duró bien poco porque me corrí enseguida.

Y así pasamos la tarde; a mí se me ocurrió que dado que me gusta que me sensibilicen las nalgas con azotes y luego me restrieguen el pene si no había algo adecuado, buscamos y encontramos una fusta de arrear a los caballos con la que Jacinto me dio mi merecido dejándome el culo bien colorado, pero sin darme demasiado fuerte para evitar moraduras ya que (esto no lo dije) el sábado noche tenia cita con mi novio. Una vez bien sensibilizado, yo vestido de putón y Jacinto en pelotas salimos a perseguirnos por entre las balas de paja naturalmente me alcanzó y allí mismo sobre la paja me dio mi merecido castigo en forma de enculada para mí y de mamada para él.

Al día siguiente el folleteo fue mucho más moderado, yo tenía el ano bastante irritado y me esperaba una tarde-noche del sábado con Juanito, mi novio, previsiblemente agitado así que nos conformamos con un par de chupaditas. A eso de las doce, me duché, me vestí y me marché. Jacinto, que es un caballero me obsequió con cien euros.

(9,16)