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Peleas con mi vecino 4°

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Recuperé un poco el aliento, bebí agua y me refresqué un poco, le quería devolver el favor... hice que se sentara cómodo, me arrodillé a sus pies, le bajé el slip aunque no hacía mucha falta, porque esa bestialidad iba por la mitad fuera y aún faltaba por salir.

Vi que su capullo brillaba, y sin tocar nada, con la puntita de la lengua, se lo limpié mirándole a los ojos que cerró, echó la cabeza hacia atrás suspirando.

Cogí su mano y le dije que la sujetase de lo más abajo posible y apuntase a mi boca, fui lamiendo y besando desde la base y saboreando hasta la punta, la tiene enormemente grande así que la mojaba todo lo que podía para que después no me doliese tanto al entrar.

Lamiendo y chupando estuve un rato y a cada vez con más ganas, le marcaba los dientes, pero sin apretar y cuando me cansaba le masturbaba con la mano, la estaba poniendo venosa y súper dura como a mí me encanta.

Le dije: muévela tú.

Me la paseó por los labios el contorno de la cara, me dio un par de pollazos fuertes en la lengua que me encendió otra vez y la cogí con las manos para empezar a chupar fuerte, rápido, queriendo su corrida para mí, me costaba tragar y hasta respirar, pero no paraba, deseaba seguir comiéndosela, me encantaba notar su dureza, me dijo que parase que le entraban ganas de correrse, y en lugar de parar daba más fuerte con la boca y sus manos empujando levemente, cuando se fue a correr le dije que se pusiera de pie y justo cuando lo hizo empezó a escupir leche para mi lengua que estaba esperándola con la boca abierta, quería tragar lo máximo pero era tanto que me resbaló por la barbilla a las tetas y más abajo...

Los dos tumbados en el sofá, abrazándonos, mirándonos a los ojos y respirando dando aire al otro, momento tranquilo hasta que me dio la risa y que, aunque no entendió porque le contagié, me dijo: “¿tú estás loca verdad? ¿cómo se te ocurre ponerme esa pastelada un sábado por la mañana a todo volumen? ¡que la gente quiere dormir! ¿sabes?” Dijo todo riéndose y dándome besos alrededor de toda la cara, acariciando mi espalda.

Me pegué a su boca, y le di un beso tierno, el que me apetecía en modo de agradecimiento por el placer y el orgasmo que me había regalado.

Y en lugar de rechazarme lo que hizo fue abrazarme con cariño correspondiendo igual a mi beso, todo lo sexual y pervertido de antes se había esfumado para dejar pasar romanticismo, demasiado me pareció, pero me encantó y no quise que terminara.

Avergonzada por haber propiciado ese momento me separé y comencé a vestirme, seguida por la mirada desconcertada de él. Se levantó de un salto me dio un beso en la mejilla y salió camino a su casa.

Esperé que se fuera y me fui directa para la ducha sintiéndome rara, incluso vacía. Esta vez no quise volver a poner la música, en tres días en el piso habría dos habitantes más y tenía que cambiar mis prioridades, poner en orden mis ideas y arreglar un montón de papeleo y solo de pensar me sentía agotada.

Metí la cabeza debajo del chorro de agua fría y dejé que me enfriase, lo necesitaba para no dejarme llevar y hacer más locuras.

De fondo escuche unas notas suaves y sabia de quien venían, preste atención a las letras de rap tan bonitas y… 

Cerrando los ojos apoyé la cabeza en el azulejo y dejé que sus palabras me recorrieran por dentro, llenas de sentimiento, me hizo sentir un hormigueo en el estómago, me dio tanto miedo... rápido sacudí la cabeza, terminé el momento baño sin querer escuchar más y volví a poner la música tan fuerte que me ensordeciera y olvidase las letras bonitas de mi vecino que seguía con su música.

Así estuve todo el día escuchando música a tope, las ventanas y persianas cerradas, ni siquiera bajé la basura, no, no quería verlo, no quería encontrármelo y que hiciese que se revolviese todo y olvidarme de las dos partes importantes que faltaban en mi vida.

Ellos eran mi prioridad ahora y siempre y estaban por delante de cualquier vecino energúmeno que follaba tan bien como el mío, por lo menos de lo que había disfrutado no me quede insatisfecha, y eso que no hubo penetración...

Estaba en la misma posición en la que nos habíamos quedado antes de que volase la magia y empecé a excitarme recordándolo en mi entrepierna y ahí fue a parar mi mano sin darme cuenta, que mojada estaba, necesitada de sus caricias me masturbé en silencio, introduje los dedos mezclando saliva con fluidos, retorciendo las caderas como si estuviese encima de mi dándome amor y placer con su gran polla destrozando mi vagina, sin querer permitir que también destrozase más cosas de mi. Mmmmmm estaba tan excitada que notaba que llegaba al final y así con las lágrimas recorriendo mis mejillas me corrí gimiendo alto para no escuchar las advertencias que salían de mi mente.

De repente escuché como llamaban a la puerta, ya tenía el presentimiento de quien era, pero aun así miré por la mirilla y lo vi... llevaba una bolsa de basura, me sequé las lágrimas bien y abrí la puerta.

- hola ¿necesitas algo?

- no ¿estás bien? 

- eee... pues claro que si -respondí sonriendo.

- vale entonces me voy -lo llamé cuando se iba a retirar. 

-¡Javi espera! Toma ya que estas llévate mi basura y así me ahorro el viajecito... y cerré la puerta antes de que dijese nada.

Me asomé por la mirilla y estaba mirando la puerta con su ceja levantada y enfadado y me dio un ataque de risa que él escuchó perfectamente y se terminó de ir, pero no bajó la basura, se fue para su casa dando un portazo. 

Estaba muy cansada y me fui para acostarme y ya tumbada en la cama escuché un porracito en la pared. 

Mmm no podía ser posible ¡¡otra vez no!! 

Las paredes empezaron a vibrar de tal manera que me iba a romper los tímpanos. Así que ni a dormir ni nada el dando la noche con la puñetera música y yo aporreando la pared como las locas diciéndole de todo.

(9,25)