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El despertar

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Estoy pasando por un momento muy delicado en mi vida. Me he separado de mi chica y ambos estamos pasando un mal momento, no estábamos casados, pero si vivíamos juntos en el apartamento que alquilamos hace 5 años. Yo he sido el que dió el primer paso para finalizar la relación. En un principio alegué falta de estímulo para continuar con ella, pero finalmente admití que me sentía fuertemente atraído por personas de mi mismo sexo. Yo no quería que hubiera acabado así, pero finalmente, todos os haréis una idea de cómo terminó todo. Ella salió zumbando de la casa y no pisó por allí más. Yo sabía que tarde o temprano volvería, por lo menos a por la ropa. No me respondía a las llamadas al móvil y una vez que intenté hacerlo al fijo de sus padres, la cosa terminó peor que el rosario de la Aurora, su padre me puso de maricón para arriba y yo me cagué en sus muertos, …. finalmente no conseguí hablar con ella.

Mi intención era quedarme con el apartamento y asumir yo el alquiler, pero intentar terminar la relación de forma amistosa. Me imagino que me sentía culpable. Nunca fui infiel a mi chica, al menos en obra, porque en lo referente al pensamiento,… jejeje,… digamos que me he follado a todos los albañiles de la obra de enfrente.

Aún me considero joven, tengo 28 años y creo que todavía podría disfrutar de algunas noches locas. Tengo un físico trabajado, tanto en el gimnasio, como en el trabajo (soy jardinero) Está mal que lo diga, pero no soy feo y para colmo follo bastante bien, o eso me han dicho las chicas que han pasado por mi alcoba. Nunca mantuve relaciones con chicos, solo alguna pajilla acompañado y en otra ocasión se la meneé a un compañero y él a mi, pero nada más.

La verdad, ahora que dí el paso que llevaba pensando unos meses, es cuando me dí cuenta de lo que tenía. Esta es la encrucijada de mi vida, el llevar una vida común, con esposa, hijos, casa, etc, o por el contrario la fiesta continua y vivir la vida como se me venga, no organizarla ni planearla con antelación. Por una parte la familia de mi chica me quiere (corrijo, me quería) y encajaba bien con todos. Sus padres eran,… pues eso los padres de ella y su hermana y yo nos llevábamos bien. Con su cuñado, digamos que no teníamos una relación muy buena, ni muy mala, simplemente nos llevábamos. Eso si, estaba bastante, bastante bueno (qué fuerte, ¿no?)

Pasados 6 días de la separación, recibí una llamada de su hermana preguntándome si iba a estar en casa, que se pasaría por sus cosas. Yo aún con la fiesta continua que pensaba iba a ser mi vida, no tenía nada que hacer esa tarde, ni la siguiente, ni la otra (¿me habría equivocado?)

A las seis de la tarde sonó el timbre del apartamento y al abrir la puerta me encontré con mi cuñado. Imaginé que la hermana estaría en el coche esperando.

―¿Puedo pasar? – preguntó.

―Por supuesto. –Contesté yo. ―Esas cajas son las cosas de Luci.

―¿No hay nada más?

―Tengo que hablar con ella, durante este tiempo hemos comprado cosas y habrá que repartirlas. – No sé por qué tenía que dar tantas explicaciones, pero como no había hablado con ella,

Me sentía extraño, sabía que ella se lo habría contado a todos y en esos momentos estaba hablando con mi cuñadov (con todo lo que había fantaseado con él), … y estaba claro que lo sabía. Para sus adentros estaría diciendo: "Pedazo de maricón, ¿Cuántas pollas te has comido?" Yo sabía que él era bastante homófono. Las vueltas que da la vida.

José estaba bastante fuerte, pero le dije que si quería le ayudaba a bajar las cosas, me miró y negó con la cabeza.

Cuando hubo cogido las cajas y las bolsas, me miró y se despidió con un simple Adiós. Yo hice lo mismo, y además le pedí que le dijera a Lucia que quería hablar con ella, pero no obtuve respuesta. Se fue escaleras abajo.

No volví a saber nada más de ellos, simplemente desaparecieron de mi vida. Yo intenté comenzar mi vida-fiesta, pero sinceramente, resultó no ser tan divertida. Conocí gente en los garitos que encontré por Internet y me recomendaron, con algunos incluso intenté follar, pero cuando llegaba el momento me cortaba o, sinceramente, me daba asco besar, chupar, etc.

Mis amigos de siempre, seguían estando ahí, pero cuando volví a caer en la rutina de siempre, detrás de chicas en las discos de moda, bebiendo y pasando las horas dando saltitos haciendo que bailábamos, decidí que mejor me quedaba en casita. De vez en cuando me armaba de valor y me piraba a un Pub de ambiente que había por el centro, a ver si encontraba algo. Como siempre, esa noche, había hablado con algunos tíos pero, o bien los pelos de la nariz, la barbita, pelos en orejas, me habían hecho recular en mis intentos. Concretamente me había entrado un tío fuerte, muy fuerte, guapo y bien parecido. Vamos, que hubiera sido el candidato ideal, si no hubiera sido por unos pelitos que asomaban por los agujeritos de su nariz. Así que ya a las 6 de la mañana me deshice de él (cosa que no pareció gustarle) y decidí tirar para el apartamento, solo. Le había contado que era virgen y que andaba a la busca de un macho, enloqueció cuando descubrió que no sería él.

Desde el centro a mi casa hay 2 paradas de metro, así que decidí hacerlas a pie. No había ya mucha gente en la calle, así que no me resultó difícil darme cuenta que alguien me seguía, era de complexión fuerte e iba vestido de negro. Inmediatamente me acordé del tío del Pub y supe que era él. Aceleré el paso y di una vuelta a al manzana para asegurarme que no eran ideas mías. Cuando creí que le había perdido, subí la calle arriba y me dirigí a mi apartamento. Pude comprobar que efectivamente nadie me seguía. Que paranoia la mía, con persecuciones incluidas.

Llegué a mí portal, introduje la llave de la puerta, la giré y empujé la puerta. Tomé el ascensor, vivía en un segundo, pero estaba cansado. Al llegar al segundo, bajé del ascensor, cerré la puerta y me dirigí a mi casa. La puerta de mi casa está a la vuelta de las escaleras. Saqué la llave, la introduje, la giré y empujé la puerta. Justo en ese momento apareció un tiarrón escaleras abajo y de un empujón me introdujo en mi casa. Cerró la puerta tras él y con mis propias llaves cerró la puerta. No pude verle, llevaba la cara tapada con un pasamontañas, solo le veía los ojos, de un color azul claro. Finalmente el tío del Pub me siguió hasta mi casa, aunque, sinceramente, no recordaba que tuviera unos ojos tan preciosos. Pero claro, con el cuerpazo que tenía, como para fijarse solo en sus ojos.

Antes de que pudiera decir, ni hacer nada, se abalanzó sobre mí. Me amordazó, me ató de pies y manos, no sin antes desnudarme a tirones. Digamos que yo no puse mucho esfuerzo en zafarme, verdaderamente estaba bueno, quizás más de lo que parecía en el garito. Fíjate, si no se quita el pasamontañas, va a estar hasta bien, no le veré los pelillos de la nariz. Ahora, a toro pasado, le veo solo la gracia, pero en ese momento tenía bastante miedo, estaba bueno, pero que es lo que pretendía hacerme, violarme y después,…. ¿matarme?

Tenía unas manos enormes, acorde con su cuerpo y unos dedos que más bien eran porras. Con ellas empezó a sobarme, sin decir una palabra. Me cogía las cachas y me las magreaba, tengo un culito bastante prieto y creo que bonito, de hecho creo que lo mismo pensaba él. Cogió mi polla con fuerza y comenzó a masturbarme. Mentiría si dijera que no me gustaba, la situación me tenía excitadísimo y el miedo iba a hacer que me corriera al momento. En más de una ocasión intentó meterse mi polla en la boca, pero no quería quitarse el pasamontañas, así que solo se la pasaba por el cuello y más tarde por el pecho que ya se había descubierto. Efectivamente estaba muy fuerte, y no tenía pelos en el pecho, estaba claro que se depilaba (ya podía hacer lo mismo con las narices). Estaba como poseído, enloquecido, totalmente excitado. Se incorporó y se quitó los pantalones. Los calzoncillos eran bastante horteras. Sinceramente, no se como alguien que se va de Pubs con intención de follar, se podría poner esos Slips, blancos, con dibujitos irregulares. Eran como los que me ponía mi mamá con 15 años, Dios.

Me puso el dedo índice en la boca, indicándome que me callara. Me incorporó y me quitó la mordaza de la boca. No me dio tiempo ni a respirar, cuando quise darme cuenta tenía su polla alojada en la garganta. Tenía buena polla, limpia, blanquita, venosa, con poco vello púbico. Perfecto. Olía muy bien, y sinceramente me estaba encantando chupar aquella verga. Le estaba sacando todo el jugo. Él creo que también creía que lo hacía bien, ya que había empezado a gemir, y a pronunciar palabras como Maricon, chupa, chupa, cómetela entera.

Cuando se hubo puesto a cien, me la sacó, me giró de forma muy brusca (seguía empecinándose en que aquello fuera una violación, cuando a mi me estaba encantando) Me puso a cuatro patas, y me abrió las cachas. Le pedí que me lubricara un poquito y que primero me introdujera los deditos (jejeje, ¿deditos?) para ir abriendo paso a la polla que tenía entre las piernas. Nada parecido, directamente puso la cabeza de su polla en mi agujerito virgen y de un solo empujón me la clavó hasta las trancas. Antes de hacer esto me tapó la boca con la mano y ahogó el aullido de dolor que surgió de mi garganta. Ni siquiera esperó a que remitiera el dolor, inmediatamente empezó a meter y sacar aquella tranca, que en esos momentos se me antojaba enorme.

Me estaba destrozando el culo, me ardía por dentro y por fuera. El tío empezó a tener convulsiones, las cuales presagiaban su inminente corrida. En efecto, pude sentir como su leche, vertida a chorros, me invadía el recto. Esa sensación hizo que todo el dolor que había sufrido, se tornara en un gusto enorme el cual se tradujo en una excitación tal que llegaron a dolerme los huevos, deseosos de descargar su mercancía.

El cabrón quedó tendido encima de mi espalda, por al menos 5 minutos. Finalmente se levantó y me dio la vuelta. Sus ojos miraron con deseo mi polla, a punto de explotar. Me recostó de lado y él acomodó su cabeza en mi entrepierna. Noté como se subía un poco el pasamontañas, lo justo para liberar su boca e introducirse mi polla en su boca, sin yo poder verle el rostro. Al principio se mostró un tanto torpe, pero enseguida cogió ritmo y me regaló tremenda mamada. En esa posición y tras varios movimientos bruscos, las ataduras de mis manos se habían aligerado, de forma que pude liberar mis manos. Justo en ese instante, me vine en su boca, creo que tuvo dificultades para tragarse todo aquello. Cuando hube descargado y antes de dejarme a su suerte decidí tomar cartas en el asunto. Con la mano derecha agarré lo primero que pillé (una sisha de cristal que nos trajimos Luci y yo de Túnez) y con la izquierda agarré el pasamontañas. Me levanté y tiré con fuerzas del pasamontañas. Lo que ví me dejó muerto, allí en el suelo sentado, desnudo, con la polla muerta, con restos de semen y restos de mierda de mi culo, con la boca, barbilla (y ahora el pecho) llena de mi semen, estaba mi cuñado. Se me antojó aun más guapo y tío bueno que antes.

―José, pero,… hijoputa ¿qué has hecho? Me has violado.―Dije sorprendido.

Agachó la cabeza, se levantó y recogió su ropa. Hizo intentos de ir al baño, pero no se lo permití. Le arrebaté la ropa y se la arrojé por la ventana. Abrí la puerta con las llaves, que estaban en el suelo y de un empujón le eché al descansillo. No se cómo se fue a su casa, ni que explicación le daría a la hermana de mi ex. Lo que si se es que se fue sin pantalones, ni calzoncillos, ya que la vecina de abajo subió al mediodía con sus pantalones y calzoncillos, preguntando si eran míos, que se los había encontrado en su balcón.

―No señora, esos calzoncillos tan horrendos no podrían ser míos.

Cerré la puerta, me recosté sobre ella y me acaricié mi dolorido culo. Entonces sonreí y supe que ahora si, ahora si había empezado mi vida-fiesta.

Bueno ese fue mi inicio. Desde entonces he vivido más historias, incluso recibí otra visita de un familiar de mi ex.

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