Nuevos relatos publicados: 13

Sexo en los probadores de caballeros

  • 7
  • 23.933
  • 8,72 (25 Val.)
  • 0

Cuando regresé del gimnasio, me llamó mi novia, porque tenía que comprar un traje, así como una camisa y corbata además de calcetines y zapatos, ya que teníamos una boda en lontananza, es decir, dentro de unos pocos días. Me sugirió que fuese a ese gran centro comercial que habían abierto en la zona comercial de nuestra ciudad ya que tenía más tiendas de todo tipo y como ya no hacía frío y era una buena mañana, me fuese paseando. Hice todo lo que ella me pidió que tenía que hacer en casa, ya que, al acabar en el gimnasio, me afeité y salí bien limpito, fresco y oliendo bien. Dejé la ropa sudada en la cesta, me puse la elegante americana que tengo para salir y me dirigí a esta gran zona comercial que hacía unos pocos días funcionaba.

Pasé accidentalmente por una zona por la que merodeaban putas de todo tipo y por allí había tiendas que me interesaban por diversos motivos. Las había muy sexys y provocativas, jóvenes y maduras. Yo miraba unos zapatos y una madura muy provocativa se puso cerca de mí y me dijo: -Hola muñeco, ¿quieres compañía?-, yo ni me fijé inicialmente, porque estaba más pendiente de los zapatos que de otra cosa. Seguí dando vueltas por allí y creo que me siguió, porque me paré en otra tienda de accesorios para caballero y se volvió a posicionar cerca de mí y me volvió a preguntar -¿quieres compañía,galán?-. Seguí sin hacerla caso y me dirigí a ese nuevo centro comercial que no estaba nada lejos de esta gran avenida cuajada de tiendas. Y ya en mi tercer y última parada me lo volvió a preguntar, pero ya en un ligero tono de cabreo: -¿el señor quiere que le acompañe?, no tengo toda la mañana y mi tiempo es precioso- me dijo ella.

Ya reparé en ella y la verdad es que me puso cachondo. Era rubia, con una cara de zorra morbosa, boca de mamona, pelo rubio ensortijado y vestía muy provocativamente ya que llevaba unas botas altas de piel teñida en plata, una falda sexy muy "provo" y una blusa negra que le marcaba sus gordas tetazas y se unía al cuello por una cinta. No dejaba nada a la imaginación, pero a mí me la puso dura. Su forma de mirarme y sus ojos parecían pedir guerra y ya por fin di mi brazo a torcer. Ella ya se presentó -por si te interesa, me llamo Michelle-me dijo - y yo Gonzalo - le dije yo. Nos dimos los dos besos de rigor y nos cogimos de la mano como si fuésemos pareja y nos marchamos dirección al centro comercial. Le comenté lo que quería y estaba buscando y ella me dijo que me dejara aconsejar, ya que había desnudado a muchos hombres y había visto trajes y ropa de calidad y que tenía mucho gusto en aconsejar ropa de caballero, ya que lo había hecho varias veces y había trabajado en tiendas de ropa de hombre. Fuimos mirando con cuidado y mirando precios y probando aquí y allá, pero no me acababa de gustar nada. Después de 40 minutos por fin empezamos a encontrar algo que me gustó, pues la tienda destilaba buen gusto ya que me di una vuelta por ella y empecé a pensar que allí me compraría todo lo que necesitaba.

Yo le dije a Michelle cual era mi talla de americana y de pantalones y ella me los escogió, preguntó a uno de los vendedores y le dio dos tipos de trajes que según ella me convenían, negro y gris marengo. Cogió ambos y ella me llevó de la mano a los probadores. Allí me desnudó y al ver que yo llevaba tanga se empezó a poner cachonda y me pegó un lingual morreo, mientras nos besábamos con lujuria, me magreaba el rabo y me hacía daño y eso me ponía más cachondo y vicioso. Yo estaba de pie y abierto de patas y ella me mordisqueaba el tanga y eso hacía que aumentase mi lujuria y mi sexual cachondez, lamia y lamia y yo me aguantaba la ganas de gemir y eso aumentaba más mi morbo, luego me di la vuelta y comenzó a comerme el ojete y lamérmelo y eso me ponía más cachondo, ella se chupó un dedo, se lo ensalivó bien y me volvió a dar la vuelta y retiro la telita del tanga para comenzar una maravillosa comida de rabo. Ella estaba de rodillas frente a mi rabo y mientras me comía el rabo, con el dedo me petaba el ojete que iba entrando su dedo lenta y lujuriosamente y me ponía la polla más curva y dura.

Su follada dedal me excitaba y yo estaba en un paroxismo total, en un casi orgasmo, ella tragaba y tragaba mi verga y me mordía las pelotas hasta hacerme daño y eso me ponía más burro y más libidinoso, pero al estar en aquel lugar me tuve que aguantar. Ella dejó de comerme el rabo, ya que teníamos más tiempo y me quedé empalmado. Ese fue el primer "round" de lo que me esperaba, me probé los dos trajes, me quedé con el negro y nos marchamos de allí. Yo salí con un terrible "empalme" sexual, que amenazaba con salir de mi pantalón y Michelle iba riendo y divertida al ver lo que me pasaba. Nos dirigimos a una camisería de caballeros que había tres locales más allá y ella me eligió como anteriormente había hecho, una camisa color sangría, nos volvimos a meter en el probador y seguimos con lo empezado, me volvió a desnudar mientras me decía lo bueno que estaba, lo cachonda y salida que estaba ella, así como las más irreverentes y obscenas guarradas depravadas producto de la libidinosa cachondez que ella llevaba. Se volvió a poner de rodillas frente a mí y volvió a repetir la operación de antes. Yo follaba, fornicaba y jodía su boca y sentía en la punta de mi cipote la campanilla de su boca y ella se la metía hasta casi dar arcadas de no poder respirar. Yo estaba más atónito que antes y me maravillaba de la mamada que me estaba haciendo, pero esta vez sin su dedo en mi ojete. Me probé la camisa, la pagué y nos fuimos. Después de aquello, ya me volvió a pasar lo de antes, salí más salido, caliente y lascivo, pues la muy guarra no terminó en ningún sitio.

Después de esto yo ya no esperaba nada de esta zorra madura y me llevó al piso de arriba y paseamos. Había por allí una sex-shop y allí nos metimos. Yo ya estaba más encendido y ella me llevó a una zona donde había tangas de hombre. Nos volvimos a meter en el probador. Por tercera vez, me volvió a desnudar mientras me decía lo bueno que estaba, lo viciosa y lúbrica que estaba ella, así como las más libertinas y sicalípticas sucias palabras procaces producto de la lasciva calentura que ella llevaba. Me comió el rabo sin parar y me lo ensalivó bien, ella se quedó con el sexy biki playero que llevaba por ropa interior de color morado y que me ponía caliente. La cogí por delante, agarrando sus bien sus piernas para una follada de pie, se quitó el sostén y la braga y comencé a joderla y al estar en una sex-shop nos daba igual y eso nos ponía más morbosos y cachondos y nos excitaba para poder gemir.

(8,72)