Nuevos relatos publicados: 18

Laura, La Universitaria Sumisa

  • 8
  • 15.443
  • 8,04 (23 Val.)
  • 1

Mi nombre es Laura, y voy a narrar de manera breve como fue que me convertí en la sumisa de mi profesor.

Un día, mi primer día de universidad, llegue al salón de clases que me correspondía, vestida de una manera muy casual, con un vestido de color negro que me llegaba hasta la mitad del muslo. Entonces, me senté en la parte de adelante del salón, donde siempre me gusta hacerme, y esperé a que llegara el profesor.

Como a los cinco minutos llego el profesor, pero no era un anciano como me lo imaginaba, sino todo lo contrario, este era alto, fornido y musculoso, y llevaba una camisa apretada que denotaba su fuerza, así como un paquete muy grande que resaltaba a plena vista de su entrepierna. Yo lamentablemente (o quizás, afortunadamente) no podía dejar de verle su entrepierna, toda la clase lo hice, y al final de la misma, el profesor se me acerco y me dijo con tono autoritario espérame afuera del salón, a lo que yo anonadada, y sin saber porque, respondí "si señor", como toda una sumisa, pero sin saberlo.

Posteriormente, me quedé en la puerta esperándolo, y cuando salió, sin siquiera saludarme o decirme nada, me ordenó fuertemente "sígueme", a lo que yo de inmediatamente obedecí. Lo seguí por un pasillo, hasta que llegamos a la puerta de otro salón, y el sin saludarme, sin preguntar como estaba, me ordeno "entra" y yo nuevamente, sin decir nada, obedecí. Fue ahí cuando entré al salón, y lo vi vacío, y el inmediatamente cerró la puerta con candado detrás mío. Yo me altere un poco, pero el simplemente me sujeto con fuerza, y me dijo "cálmate perrita, yo sé que es lo que quieres", y acto seguido me ordeno "quítate la ropa". Yo estaba muy confundida, no sabía que estaba pasando, pero como toda una perrita sumisa, simplemente le obedecí, y me quite el vestido, pero me deje la ropa interior. Fue ahí cuando me di cuenta de lo sumisa que era, y del nuevo amo que tendría, ya que este fuerte profesor, me abofeteo duro y me dijo "QUE TE QUITES LA ROPA PERRITA, TODA". Entonces, una voz en mi interior me decía que me vistiera y me fuera, pero otra voz, excitada, me decía que lo obedeciera. Al parecer, este macho salvaje había despertado mi parte sumisa, por lo que solo deseaba obedecerle, sin saber porque, y excitada, empecé a sentir como me mojaba. Y eso fue lo que hice, le obedecí sin más, y me quité toda la ropa.

Mi profesor, me dio unas cuantas vueltas y me dijo "estás buena perrita, de ahora en adelante vas a ser mi sumisa, y solo tienes permitido hacer lo que yo te diga, ¿entendido?", a lo que yo respondí, si, y el en seguida me abofeteo, y me dijo "de ahora en adelante solo te referirás a tu amo como "si amo", ¿entendido? "Si amo", replique adolorida. Ahí fije mi mirada en su paquetote, y se veía aún más marcado que en clase, por lo que estaba loca por comerme lo que hubiese allí, pero no podía porque mi amo no me lo había ordenado, entonces simplemente esperaba sus órdenes. Allí, mi amo se fijó en lo que yo veía, así que me dijo "¿qué quieres perrita?", y yo sonrojada, levantando la mirada de su poderoso bulto, le respondí "nada, amo". Entonces, él se enojó, y me dijo “¡ah! ¿Con que nada? Listo perrita, ya no hay verga para ti”, y ahí fue cuando se me salió una cara como de "noo", y él lo noto, así que riendo, me dijo "si quieres verga perrita, vas a tener que ganártela" y yo, mojada y desnuda, me arrodille en el piso y le rogué que me diera verga, que ya me tenía loca, ahí me deje llevar, se salió mi excitación y se lo pedí de la forma más degradante que se podría, a lo que él, muy feliz, me dijo "muy bien perrita, te la ganaste", y se empezó a quitar el pantalón.

Ahí, se abrió la cremallera, y saco una verga enorme, demasiado gruesa y deliciosa, mas deliciosa de lo que imaginaba, así que acto seguido le imploré "¿amo, puedo?", mirándole su verga, y él asintió. Ahí, agarre esa verga tan enorme entre mis manos, y me la metí a la boca como pude, aunque no me cabía del todo, intente hacerla caber, porque estaba muerta de la excitación por el momento, y empecé a mamar esa verga enorme como si no hubiera un mañana. Entonces, el me detuvo, y me dijo "suficiente putita, ahora es mi turno, levántate, date la vuelta y recuéstate boca abajo sobre el escritorio", a lo que obedecí sin decir más que "si, amo". Entonces me recosté sobre el escritorio, y allí, desnuda, empapada frente a semejante macho, esperaba lo que me tenía loca, tener esa magnífica polla dentro de mí. Fue entonces, cuando mi amo me dijo "ya te la han metido por el culo?", y yo, asustada, le dije que no, a lo que el con cara de malicia, me dijo, "pues ahora tendrás mi verga entre el culo, y lo vas a disfrutar", pero como vio que yo hice cara de que no, me abofeteo, y me dijo que yo era su esclava, y que debía obedecer, por lo que me jalo fuertemente el pelo, me separo las piernas, y empezó a tocar mi traserito: se limitó a palparlo, porque en seguida, sentí como su verga inmensa tocaba mi parte trasera, y empecé a sentir, muy despacio, como su gran miembro empezaba a entrar por mi ano.

Se sentía un dolor grande, pero debo decirlo, delicioso, y combinado con el morbo que me producía pensar que estaba siendo penetrada por semejante macho, me hacía mojar de sobremanera, estaba volando, pero con una polla deliciosa dentro de mi culo. Este profesor delicioso, me la metía cada vez más adentro, y más rápido, llegando al punto en que me la había metido toda, y se sentía delicioso, ya que había empezado a tocarme mi vaginita, por lo que inevitablemente tuve un orgasmo incontenible y mágico, el cual hizo que me estremeciera, y disfrutara aquella penetración de manera inimaginable. Mi amo se dio cuenta de que me vine, por lo que siguió penetrándome sin piedad un rato, devorándome sin cuidado, hasta que se vino dentro de mi culo. No lo podía creer, nadie jamás me había metido la verga y menos había eyaculado dentro de mí, pero así fue, por lo que me produjo un morbo delicioso. Pero en ese momento, más de lo que ya me había degradado entregándome a ese extraño, mi amo me jalo del pelo y me hizo parar, y me dijo "para completar, debes chuparme la verga hasta que quede totalmente limpia", y esto me dio un poco de asco, y él lo vio en mi cara, así que enojado, se quitó la correa, y me azotó mis nalgas 10 veces, hasta que me ardían de dolor, no solo por la brusca pero deliciosa penetración, sino por los correazos.

Ahí entendí, que mi amo era un hombre fuerte y con carácter, y que jamás debía volver a contradecirlo, por lo que entendí que era una vil sumisa, pero que me encantaba, así que simplemente me agache, y con todo el morbo del asunto me metí su verga, aun grandota a mi boca, y la chupe hasta dejarla totalmente limpia, por lo que mi amo agradado me dijo "muy bien esclava (ya ni siquiera perrita, ahora me trataba de objeto, y esto me excito aún más), ahora eres de mi propiedad, y vas a ser mi objeto sexual siempre que lo desee, por lo que me agregaras al WhatsApp, y cada vez que te hable, deberás responder de inmediato, y cada vez que te ordene algo, deberás obedecer, entendió esclava?", a lo que respondí "si amo", por lo que él me dio su número de WhatsApp, se guardó la verga deliciosa que aun tenia al aire, y se fue, dejándome allí botada en el piso, desnuda, con mi ano abierto y escurriendo semen, y mi boca untada de cuanta sustancia había en su verga, mejor dicho, totalmente abusada y degradada, pero eso me encantó, me fascinó ser humillada y dominada por ese hombre, por lo que con picardía me vestí, y de inmediato le escribí, atenta a que mi amo volviera a desear usarme como lo hizo, porque me encantó.

(8,04)