Nuevos relatos publicados: 7

Inicios y humillada

  • 9
  • 16.225
  • 8,56 (18 Val.)
  • 0

Siempre fui un chico tímido, sentía que nunca una chica se iba a fijar en mí. De pequeño fui de estatura pequeña, gordo y con una carita de niño bobo. Me masturbaba pensando en que las mujeres tenían un pene pequeño y los hombres uno muy grande. Algunas veces me gustaba usar pantimedias de mi mami hasta que me regañaron fuerte y lo dejé. No me gustaban las clases de educación física porque algunos niños se burlaban de mi color de piel muy blanca y me decían que tengo piernas de mujer.

Así fui creciendo y mágicamente mi cuerpo se tornó esbelto, aunque conservaba piernas gordas y caderas anchas, mientras mi espalda era fina y delicada como mis brazos, y como era gordito me quedaron unos pechos suaves y redonditos, no tomaba en cuenta mucho eso. Cierto día que pusieron internet en el trabajo de mi madre, comencé a buscar videos porno, miraba esos penes enormes, y el mío no tan grande, además que hasta poco tuve mi primera eyaculación y la cabecita de mi pene logro salir de su capullo, mientras miraba esos videos encontré unos de estilo diferente, de travestis y transexuales, quedé cautivado con actrices como Zarina Valentina, Bailey Gay o Ama Dalí, con su piel blanca como la mía, con caritas inocentes pero pervertidas como la mía, y sus piernas gordas y brazos débiles.

Comencé a tener impulsos e ideas de que yo me vería sexy así, por una vez en mi vida me sentiría mirado, pero no por las chicas que solían rechazarme, sino por hombres, hombres pervertidos que deseaban mirar chicas con pene, así que llegué a mi casa, me robé algunas prendas de mi mami y me vestí de nenita, en ese tiempo era muy lampiño, así que me puse un vestido y lucia mis piernas torneadas, me miraba al espejo y me excitaba mucho, quería compartir esa imagen de mi como nena, así que me tomé fotos y subí a internet creándome mi Facebook de chica.

Al principio no puedo negar que temía las insinuaciones y comentarios sucios de otros hombres, pero generaban un morbo que iba creciendo día a día, desde ese momento no pude dejar mi adicción a vestirme y mostrarme en internet así. Había días que iba al colegio con una panty o tanguita oculta debajo de mi ropa de chico, solía ir a los baños, cerraba la puerta para orinar como una nenita colocando mi pene hacia atrás, me sentía con nervios, pero muy excitada.

Cuando salí del cole, decidí volver a tomarme fotos para mis admiradores, así que compré mi primera peluca, maquillaje y pantis de encaje, hilos y muchas cositas más, me vestí y quede muy sorprendido con lo que miraba, era una chica, hermosa, la chica de mis sueños, saque mi pene frente al espejo y no tarde en correrme. Cierto día encontré un dilo con forma de pene venoso que mi madre tenía escondido, me entro muchas ganas de sentir entrando por mi culito, era desesperante al principio, pero luego me sentía humillada, sumisa, así que no lo sacaba, caminaba con el dilo adentro y una panty sexy.

Cada vez me pervertía más internet, miraba porno hipnótica para hacerse adicto a penes grandes, penes negros, para ser una Susy. Encontré mi camino en la vida, ser una sumisa mientras estaba de chica, hubo un tiempo que tire todo, y quería dejarlo, conseguí novia, y estaba bien, pasaron muchos meses, pero mire un video de una travesti y mis ganas volvieron, deje a mi novia, me pelee muy feo con ella. Estaba mal pensando que solo por una excitación arruine muchas cosas, pero luego vino con más fuerza, transmitía por paginas como cam4, o chaturbate, siempre con muchos hombres pervertidos mirándome, y diciéndome cosas sucias que me excitaban, además que me dejaban fichas virtuales por mi show, me sentía como una prostituta que le arrojaban dinero por lo sucia que se ponía, era muy rico. Mi madre encontró toda mi ropita y cosas, y me regaño muy feo, me sentí muy mal, me quito mi dilo, y tiro todo, pero eso no fue un limitante para dejarlo, muchas veces me depilaba, y compraba pantis y robaba falditas de mi mal para ponerme, y seguir pervirtiéndome más.

Mi idea no era convertirme en una mujer, sino pervertir y pervertirme luciendo como una nena inocente aprovechando mi cuerpo que siempre fue muy femenino, me gustaba que me traten por mi nombre de chico que odiaba, o por mi apodo de colegio que era teletubbie blanco, por el color de mi piel y mi carita de niño bobo. Cada vez en secreto me convertía en lo que soy en realidad un pervertido sumiso que le gusta tentar con su cuerpo de nena, y su carita tierna, para mis 21 años tenía un pene grande de 20 cm, que cuando era pequeño era una de las razones para sentirme como nenita, pero a esta altura de perversión ya no me importaba, a lo contrario me gustaba exhibirlo por webcam mientras estaba vestida de princesa, a los hombres les encantaba como pajeaba mi pene mientras ponía caritas de nena inocente. Cada vez temía que me descubrieran amigos, o me reconocieran, pero ese deseo de ser descubierta también fue una excitación. Cambie mi país ficticio por el mío real, me hice amigo de amantes de travestis, que me proponían cosas muy sucias, siempre estuve a un paso de salir y tener sexo con alguno de esos desconocidos, ser la nena sumisa, la adicta al semen, pero siempre tuve miedo de que me hagan daño o se corra la voz de mi identidad real.

Tenía planeado hormonarme, para no perder este cuerpito, y para tener más tetas y una forma más deseable, pero no estaba seguro de hacerlo todavía. Ya no me interesan las mujeres, no quiero desear un cuerpo femenino sino ser deseada por mi cuerpo, ser la chica que nunca conocí, aquella que complazca hombres, y excite sus penes. Muchas veces soñaba con que se corran sobre mi pene, que el semen de otro hombre se deslice por mis bolitas y que usen mi semen como lubricante. La mayoría de hombres que me deseaban eran de piel canela o morena, me decían que mi piel les excita, que mi carita de nena con ganas les ponía a mil sus pollas. Me criaron algo racista en mi familia, les nombraban a aquellos hombres como indios, o longos, pero exactamente aquellos eran los que más deseaban penetrarme y hacerme chupar sus penes, e irónicamente ellos tenían las pollas más grandes que la mía, más gruesas.

De ese racismo nació un morbo por estar con un hombre así, porque me chupen mi pollita y yo la de ellos, correrme en sus bocas y que en un beso sucio me pasen mi semen a mí para obligarme a tragarlo, o una de mis fantasías era frotar mi pene con el de uno de ellos, para medirlos, y probar así que ellos eran los machos de verdad. Día a día actúo para parecer un chico normal, común y corriente, pero a solas me visto de putita y enciendo la cámara para recibir era orquesta de halagos y humillaciones que yo mismo suplico.

Hace meses cuando cumplí 22 años, decidí dejar esto, e ir al gimnasio, los primeros días estaba todo bien, hasta que una persona me miraba, se me hacía conocida de algún chat, la verdad últimamente se porta muy atento, además que es instructor de gimnasio, tiene espalda y brazos anchos, se apuntó para ayudarme en mi entrenamiento, aunque casi nunca me hace hacer espalda ni brazos, dice que primero debo trabajar mis piernas porque puedo lesionarme. Cuando estoy cambiándome en los baños, algunas veces entra con la excusa de ir a orinar. Temía que fuera uno de esos hombres que le daba mis fotos, y que logro reconocerme, hasta que confirme al momento de que me dijo que podía añadirle a su Facebook, con un nombre que se me vino a la mente, cuando lo menciono, corrí a buscarlo y era el, un hombre de mi ciudad que un día que estaba excitado le pase fotos de mi culito, mi carita y mi pene. Mientras veía sus fotos de su pene grueso y grande, mis deseos volvieron, mis fantasías corren por mi cabeza, mi pene se pone duro cuando está al lado mío agarrando mi cintura y piernas, noto muy claro su perversión y el la mía atravesó de nuestros ojos.

Siempre quise ser deseado, pero ahora entendí que una letra era la diferencia, ser deseada, mi cuerpo es un regalo de la naturaleza que muchas veces rechacé, y otras, amo con mucho morbo. Entre al gimnasio con el fin de tomar esteroides, pero creo que van a ser estrógenos los que tomare, y creo que es el fin del camino de este secreto. Alguien sabe quién soy y no tardara en decirme, preguntarme, o yo confesarle, nací como niño, siempre quise crecer como hombre, pero el destino me trajo muchas cosas para crecer como una mujer, desear tener el cuerpo de una, pero con una mente pervertida. Es más rico desear estar con un macho porque apreciara mi cuerpo, es más fácil excitarnos, y puedo comprobar que no miente mirando su pene duro apuntando hacia mí. Tal vez la próxima, cuando mi instructor vaya a orinar, yo me acerque a hacerlo también, baje mis bragas y saque mi pene rosadito para que lo reconozca de muchas fotos que le he dado, y me lleve a casa a darme más instrucciones para entrenar mis piernas y mi colita.

La meta que descubrí en mi vida es ser deseada, humillada, por un verdadero macho, que presuma su pene más grande, y me eduque para nunca tratar de ser un chico de nuevo.

(8,56)