Nuevos relatos publicados: 13

Un tío con suerte - Mi cuñada Lidia

  • 8
  • 66.740
  • 9,09 (47 Val.)
  • 0

Aquí estamos ya con la sexta historia de mis aventuras sexuales con las mujeres de mi familia política, espero que todas las anteriores hayan sido de su agrado.

***************

 

De todas mis cuñadas, Lidia la más pequeña, fue un regalo que recibieron mis suegros, después de haber perdido un bebe anteriormente, por lo que, en edad, era muy diferente a todas sus hermanas, cuando yo me hice novio de la que fue mi esposa, Lidia tan solo tenía 2 años, era súper consentida por mi suegra, pero nadie de sus hermanos la aguantaba, por lo que casi toda su infancia, se la paso jugando y haciendo lo que le venía en gana, pero sola. Cuando era joven, viajaba constantemente, practicaba natación, buceo, alpinismo, campismo, andaba siempre en bicicleta o en su tabla, sus amigos y novios eran tipos a los que les gustaban las mismas cosas y siempre andaba arriesgando la vida por todos lados, constantemente se lesionaba y terminaba en hospitales, y siempre estaba llena de moretones y cicatrices, así era feliz.

Su cuerpo es atlético, pero tiende a la gordura fácilmente, tiene unas piernas impresionantemente fuertes y casi del doble de ancho que las de cualquiera de mis cuñadas, amplia cadera y un abdomen ligeramente gordito, pero fuerte a la vez, sus senos medianos, ocultos por el trabajo del gimnasio.

Anduvo de novia con un alpinista con el que viajo por todo el mundo y que cuando se casaron, se fueron a vivir a diferentes lugares de playa, me imagino que gozaron esa forma de vida hasta que ella se embarazo y su marido busco a otra con quien divertirse antes de tomar responsabilidades, por lo que mi cuñada se divorció a sus 26 años y se fue a probar fortuna en Estados Unidos, junto con su bebe.

Solamente estuvo un tiempo en USA, decidió regresar a México, con suficiente capital como para hacerse de una casa en Playa del Carmen y dedicarse a la promoción de condominios.

Aquí en México, es normal que se hagan seminarios y congresos en los destinos de playa, por lo que, hace unos 11 años, tuve que ir a Cancún, a uno de estos, por tres días, aprovechando el viaje, para quedarme unos días más y así visitarla.

Al termino del congreso, viaje a Playa del Carmen para conocer su casa y pasar el día con Lidia y su hijo, aprovechamos para ir a una playa y pasar el día asoleándonos, comiendo y platicando, mientras su niño se la paso nadando, en esa ocasión, mi cuñada se puso un bikini negro con blanco cubierto con un Kafkan, que solo dejaba contemplarle sus piernas, por la noche regrese a mi hotel y quedamos para salir de nueva cuenta a otro lugar.

Al día siguiente me sorprendió que solo estaba ella, a su hijo lo mando con unos amigos, pues quería llevarme a bucear con unos conocidos y ahí no le gustaba llevarlo. Sus amigos eran gente de dinero y tenían un pequeño yate en el que nos fuimos de paseo… Nos asignaron un mismo camarote, para cambiarnos de ropa y donde ella dormiría, pues yo pasaría la noche en un sillón en cubierta y nuestros anfitriones ocuparían el camarote principal. Fue una experiencia increíble, por primera vez en mi vida, practique buceo y snorkel, pero lo más impresionante, fueron los bikinis que traían puestos las mujeres, Mi cuñada traía un diminuto traje color azul que solamente tapaba su concha y sus tetas, y la anfitriona uno casi idéntico pero blanco, la gran diferencia era sus cuerpos, mientras la anfitriona era sumamente delgada, más bien flaca y sin casi nada de pecho, Lidia mostraba carne por todos lados. Mientras buceábamos, no podía apartar la vista de mi cuñada y ella procuraba separarse de la otra pareja, para llevarme a sitios donde me mostraba su experiencia en el agua, pero también donde aprovechábamos para tocarnos y rozarnos levemente.

Al finalizar la inmersión, las mujeres nos prepararon algo de comer y nuestro anfitrión saco unas botellas para acompañar, ya desde el día anterior, me había percatado que mi cuñada abusaba un poco del alcohol, y más fue ese día, donde se sintió a gusto con el ambiente que se hizo en el yate y al poco de haber caído la noche, Lidia estaba más que ebria y acostada en el sillón donde yo dormiría, la pareja anfitriona, aprovechaba para darse unos buenos arrumacos, hasta que decidieron irse a su camarote a pasarla más a gusto. Yo también ya estaba más que entonado y viendo a mi cuñada semidesnuda, acostada boca arriba y mostrando sus encantos, además de empezar a escuchar los gemidos que provenían de otra parte del yate, me pusieron más que caliente, y me di valor para tocarla.

Empecé por quitarle el pequeñísimo corpiño, para sobarle sus tetas, al notar que Lidia no hacía ningún esfuerzo por que yo dejara de hacer, me animé a besarlos y morderlos, así como a buscar su panocha para tocarla y dedearla. Al sentir que era atacada en su sexo, mi cuñada solamente se acomodó y abrió sus piernas, para dar mejor acceso a mi dedo que ya se encontraba dentro de su raja y dar ligeros gemidos que pusieron mi verga empalada, por lo que me desnude para liberarla del traje de baño. Lidia no ofrecía ninguna oposición, para detenerme, por lo que cada vez fui más atrevido para quitarle su braguita, ponerle una mamada en su vagina y ponerle mi tumefacta verga en su boca, a la que inconscientemente se puso a besar y mamar, ya no podía detenerme, por lo que después de acomodarnos, puse la cabeza de mi palo justo en la entrada de su cueva e iniciar a meterle toda mi carne hasta el fondo, aparte de aumentar de tono y volumen sus gemidos, mi cuñadita, sobaba su clítoris tangente, para aumentar el placer que estaba experimentando en esos momentos, cuando estaba por venirme, encaje hasta al tope mi verga y así llenarla de mi leche al tiempo que ella mostraba signos de tener un orgasmo muy placentero.

Después de esto, la cargue y la lleve a su camarote, acostándola en su cama totalmente desnuda y sin dar muestras de saber, lo que había ocurrido, estaba literalmente muerta, nuestros anfitriones seguían en tremenda cogida, y ahí adentro se escuchaba con mayor fuerza lo que sucedía a lado, mi pija empezaba nuevamente a mostrar signos de calentura y yo tenía a mi cuñada dispuesta, por lo que de nueva cuenta le puse mi verga en la boca, y al ver que ella ni siquiera reaccionaba para abrir la boca y mamármela, decidí nuevamente acomodarla y dejársela ir en su panocha, esta vez ni siquiera gimió, yo solamente metía y sacaba, hasta que a punto de venirme, le saque mi miembro y le descargue mi leche en su cara, pelo, pecho y boca. Así la deje, seguro notaría que estaba llena de mocos, y veríamos cuál sería su actitud.

Lidia me despertó al día siguiente para desayunar, los dueños del barco estaban todavía dormidos y no quisimos molestarlos, ella estaba recién bañada y vestida con una bata larga, sabía perfectamente lo que había pasado la noche anterior, pero no parecía recordar nada, solo me cuestiono, sobre si fui yo quien lo hizo, cosa que no pude negar, y que provoco que durante el resto del viaje y del día, no me dirigiera la palabra.

Al llegar a su casa, pasamos a recoger a su niño y me llevaron al hotel para cerrar la cuenta, ella decidió que el resto de los días que faltaban para mi regreso, los pasaría en su casa. Tuve que pagar mi osadía, con sangre y semen, ella regresaba de su trabajo, y exigía su pago, en las noches salíamos a cenar o algún bar y al regresar, exigía nuevamente su pago, fueron tres días donde abone a mi deuda hasta que por fin dio muestras de sentirse pagada, poco antes de subirme al avión de regreso.

¿Que si he vuelto a Playa del Carmen?? por supuesto que sí, ella sigue tomando igual, y cada vez que puedo, vuelvo a abusar de ello … me encanta pagar ese tipo de deudas.

(9,09)