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Entaponamiento mutuo con la libidinosa Dayana (1)

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Días después de haber hecho un lascivo y depravado trío con las casi profesionales de mi vecina, la golfa Mayka y su muy libidinosa Isabel, regresaba una mañana del gimnasio a mi casa. Según entraba sonó el teléfono que estaba en la mesilla de noche de mi habitación, fui raudo a cogerlo.

—¿Diga? —dije yo.

—Hola, muñeco, ¿ya no te acuerdas de mí?, gozamos desenfrenada y muy libidinosamente de nuestros cuerpos y me hiciste gozar como una ramera en celo y ¿ya no te acuerdas de mí? —dijo la voz.

Yo acababa de "aterrizar" en casa y no esperaba llamada de nadie.   

—¡Ah, ya me acuerdo... Dayana!, perdona es que acabo de entrar en casa y no esperaba esta sorpresa.

—OK, me gustó y disfruté a tope de tu culo, así como también me hiciste gozar analmente como una auténtica zorra en celo —dijo Dayana.

—¿qué es lo que quieres? —dije yo.

—Ya que nos hemos complacido sexual y mutuamente, ya que nos hemos follado y copulado recíprocamente y delante de las golfas depravadas de tus viciosas amigas, quiero que seamos ahora solo el uno para el otro —dijo Dayana.

Yo no podía estar más anonadado y sorprendido por las sorprendentes palabras de esta lasciva y depravada transexual, no esperaba llamada de nadie y menos de esta sexy transexual.  

—Quiero que vengas dentro de un par de días a mi apartamento a eso de las cinco y allí nos aparearemos, fornicaremos y joderemos sicalíptica y muy depravadamente solos tu y yo sin público ni mironas. Descansa y relájate estos dos días porque quiero tener un sexo ilimitado y una jodienda paroxística hasta encadenar orgasmos catalépticos que nos hagan caer en un abatimiento total y que me hagas sentir la fulana más obscena y depravada y tú serás mi puto, mi macho semental, porque te voy a dejar sin lefa —dijo Dayana.

—Está bien, me relajaré y descansaré a tope — dije yo.

—hasta entonces, muñeco. Un beso —dijo ella.  

Y colgó. Permanecí un par de minutos en la cama estupefacto y patidifuso ante lo que me venía, ya que después de aquella jodienda con esa procaz transexual tan depravada no esperaba ni borracho su llamada. Los siguientes dos días fueron de ejercicio, alimentación, tomar vitaminas y pajearme mucho para aguantar el sexo que me esperaba con esa transexual tan lúbrica y lujuriosa. Me afeité esos dos días a tope el rabo para que siempre estuviese a su gusto y se fascinara y recreara al comerme el rabo. Me dediqué a ver sexo transexual para estar más a tono y pajearme pensando en la golfa de Dayana. Al llegar el día previsto me relajé a tope en casa, tomé vitaminas y viagra para dar rabo a esa viciosa y libertina de Dayana. Según se iba a acercando la hora de salir me fui vistiendo,  me puse un tanga de cuero con pequeñas cadenas a los lados al que perfumé, porque sabía que se pondría lasciva y concupiscente al verme con el puesto, una camisa que me marcaba los músculos y el tórax y que había perfumado para oler a macho en celo,  así como un pantalón vaquero dos tallas menor que estaban a punto de explotar,  para que realzara mi rabo y culo y al verme se pusiera todavía más lúbrica y libertina y me quisiera poseer y yo a ella.

Añadí a mi imagen de macarra matón unas gafas negras de marca que me había comprado recientemente. Y unos negros zapatos que completaban el atuendo. Me encaminé en dirección al apartamento de Dayana y en mi cerebro bullían mil imágenes mías follando y siendo follado por aquella fulana tan procaz y libertina. Yo estaba muy cachondo y caliente y hasta iba algo empalmado y con la verga medio enhiesta pensando en ella. El corazón se agitaba y me latía que parecía un deportivo y yo trataba de relajarme parando en tiendas que no tuvieran nada que ver con el sexo y mirando cosas nada sexuales, me fui relajando al parar delante de una tienda de electrodomésticos que tenían pantallas de plasma y en ellas ponían reportajes de naturaleza. Después de tres minutos se me pasó el nerviosismo y me relajé a tope y me iba acercando al apartamento de Dayana.

Llegué hasta la escalinata y no había nadie, me metí en el ascensor y me di un último toque al cabello para tener un atractivo peinado, llegué a la planta de Dayana y salí. El pasillo era atractivo y bonito, no solo era largo, sino que tenía cuadros de diferentes temas y unas suaves luces los iluminaban. Me situé frente a la puerta de Dayana y llamé. Esperé dos minutos y fue a abrir la propia Dayana. La entrada estaba decorada con buen gusto. Llevaba puesto un sostén blanco, un tanga blanco, unas medias y ligueros todo blanco, así como unos zapatos de tacón de aguja blancos. Nos dimos un caliente abrazo y me pegó un procaz morreo de lengua que aumentó si cabe mi temperatura sexual. Yo me puse más salido y depravado, pero me contuve. Ella miró el aspecto que yo llevaba y se puso muy cachonda y salidorra al verme, pues parecía un chulo de putas de auténtica película pornográfica. Me sobó ligeramente el rabo y con la otra me acarició el culo y se percató que llevaba un sexy tanga y eso le sedujo. Yo me cautivé más ante el aspecto de zorra en celo que Dayana traía y ella muy solicita me hizo pasar al salón que tenía fotos suyas en posiciones sexuales y en bikinis muy eróticos y algunas en tanga. Se fue a la cocina a preparar unos whiskys para que nos relajásemos antes de la obscena sesión de sexo lascivo y libidinoso que nos esperaba.

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