Nuevos relatos publicados: 6

Cuando pillé a mi chico masturbándose

  • 3
  • 25.939
  • 9,35 (34 Val.)
  • 5

Llegué a casa pronto, suelo llegar sobre las 9 pero la cosa se había dado bien en el trabajo y aproveché para salir antes, serían sobre las 5 cuando entré a casa, mi chico ya estaría, él sale a las 3 de su curro. Fui derecha a la habitación con el único objetivo de quitarme todo y dame un rico baño, pero al entrar en la habitación medio en penumbra, vi a Mario tumbado y cuando iba a pasar, con mucho cuidado pensando que estaba dormido, me quedé boquiabierta, ni mucho menos estaba dormido, se estaba masturbando, reculé y me quedé mirando con la puerta entreabierta, como estaba bastante oscuro no podía verme, pero yo a él sí, podía ver su silueta. veía como se acariciaba su pene totalmente erguido, como subía y bajaba su mano por ese miembro que apuntaba al cielo. Me puse cachondísima, veía como se tocaba, como se acariciaba ese pene, no podía dejar de mordisquear mis labios… deseaba abalanzarse sobre él y hacerle mío.

Me bajé la falda y me metí la mano entre mis braguitas, estaba empapada, tanto como ahora recordando el momento.

Me acariciaba mi clítoris con mimo, con ese punto que una solo sabe darse. Mario estaba totalmente desnudo, ver su abdomen, ese pecho bien definido, me estaba poniendo a cien, mis pezones estaban de lo más hinchados, y en mi mano sentía como caían mis dulces jugos… me metí mis dedos en la boca saboreando mi esencia, como me gusta mi sabor cuando estoy cachonda. Me metí un dedo mientras con la otra mano me pellizca mis duros pezones.

Mientras Mario estaba que apunto de correrse, comenzaba a jadear, aceleraba el movimiento de su pene, lo tenía agarrado muy fuertemente, era enorme y lo quería para mi…

Vi como Mario se corría, le salió un chorro de semen que casi le llega a la cara… pero él seguía meneársela y soltando más leche que le iba cayendo sobre su torso desnudo y las últimas gotas le caían sobre su mano que aún garraba su pene erguido…

No pude más, pasé a la habitación, Mario se me quedó mirando con una carita de vergüenza que me hizo ponerme más cachonda todavía, tenía cara de niño travieso que acababa de romper su primer plato. Me abalancé sobre y él y le dije…

“No hables cariño y relájate que voy a hacer que conoces el cielo.”

Comencé a lamerle, a besar ese cuerpo desnudo que tanto me ponía y con ese semen sobre él…. Le lamí hasta la última gota y quería más, tenía hambre, estaba cachondísima, me acerqué a su pene, que lo tenía blandito y me lo metí en la boca.

Me encanta la sensación de sentir como se empalma en mis labios, dentro de mi boca. Pero quedaba lo mejor, no hay nada que me guste más que sentir como se corren en mi garganta. Quería sentir ese chorro de semen como entra con fuerza en mi garganta, como entra dentro de mí, tragármelo todo...

 

Ahora recordando, echo de menos esos momentos cuando estoy sola, me gusta el sexo. Así que ahora solo me queda masturbarme recordando cómo se corría dentro de mí.

(9,35)