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La libidinosa amiga de mi ex-novia. Una fulana de burdel

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Yo tenía una ex-novia que había conocido en una muy conocida y popular discoteca de mi ciudad para gente de más de 35 años.  Ella vivía en un insigne y conocido pueblo por los estudiantes que tenía una buena universidad con solera y muy antigua.

La primera vez que la follé no me gustó nada, pues se lo tuve que hacer todo y eso a nadie le gusta. La segunda vez fue mejor ya que ella me comió el rabo y ella disfrutó más de mi lascivo cuerpo de semental y ya la relación sexual mejoró. Cierta noche, de las muchas que acudíamos a esa renombrada discoteca me presentó a algunas de sus amigas, no había ninguna que me atrajese, pero dos semanas después apareció una que si me atrajo y mucho por su descarado aspecto de loba libidinosa en celo. Esta loba, había sido engañada por su marido, que se había tirado repetidamente a la secretaria en la oficina y una de las muchas veces, al llegar ella a visitar a su marido, le pilló en plena jodienda a su marido, ya que se estaba follando de pie a la sicalíptica secretaria.

Aquella noche, mi ex-novia me presentó a Inma, que era esa amiga engañada por su ex-marido, se dedicaba a vivir la vida y ser una auténtica "men-hunter", una cazadora de hombres. se los tiraba y luego los olvidaba y abandonaba. Era, pues, una auténtica loba en celo depravada. Yo estuve charlando con ella y la insegura y vacilante de mi ex-novia no me quitaba ojo, pues temía que la caliente y concupiscente de su amiga Inma me tirara los tejos. Esa noche solo nos miramos ardientemente y la cosa no fue a más. Mi ex-novia tenía un "ataque de cuernos", debido a las depravadas y pícaras miradas que nos cruzábamos Inma y yo. Cuando nos retiramos a su casa, mi ex-novia y yo pegamos el polvo de su vida, para quitarse ella el mal trago de haberme presentado a esa loba en celo que tenía por amiga.

Fue brutal, porque la llené de caliente lefa su coñargón y de tanta lefa que la exploté, la manaban restos por las corvas. Una tarde acudí a comprar un par de camisas a unos grandes almacenes de mi ciudad y encontré casualmente a Inma en la sección de perfumería. Ella había ido a comprar su perfume favorito y yo otro para la indolente de mi ex-novia. Nos saludamos y comenzamos a charlar. -Hola Gonzalo, ¡cuánto tiempo sin verte! -dijo Inma, -hola Inma, cada día estas más atractiva y sexy -repuse yo. -¿quieres acompañarme a hacer compras por aquí? -añadió Inma, -de acuerdo -aseguré yo. Como Inma era un poco picara y libertina, me agarró de la mano y nos alejamos de la sección de perfumería como si fuésemos pareja. Ella me miraba lasciva y concupiscentemente y yo a ella, pues notaba que estaba algo nerviosa por estar junto a mí. Fuimos al supermercado que estaba en otra planta y mientras nos movíamos por allí charlábamos de sexo y de cómo iba mi relación con mi ex-novia. Ya en el supermercado la ayudé a elegir lo que iba buscando y cada vez que yo encontraba lo que ella deseaba me echaba una salaz sonrisa y guiñaba con picardía un ojo.

Nos pusimos a la cola, pagamos y nos marchamos. La acompañé hasta el coche y dejamos las viandas en el maletero. Inma me preguntó -¿quieres venir a comer a casa?-, -si - añadí yo. -¿tienes algo que hacer esta tarde, Gonzalo? -volvió a preguntar Inma, -nada, nada -agregué yo. -Perfecto dijo Inma, entonces vienes a comer a mi casa -finalizó Inma. Nos adentramos en el coche e Inma puso música de jazz que me estaba gustando y a la vez me relajaba. El corazón me decía que allí iba a pasar algo, pues ella me gustaba sexualmente y que yo era una presa fácil para ella e Inma no iba a dejar escapar esta oportunidad. Según íbamos a su casa y como Inma era la que conducía, se le escapó la mano que iba en el embrague y me tocó el sexo accidentalmente. Los dos sabíamos que no había sido así, sino que ella deseaba saber mi temperatura sexual y me sonrió ladina y libidinosamente. Subimos las viandas a su casa y yo no podía quitar los ojos de Inma, que a cada segundo me excitaba más y más y me ponía más cachondo y rijoso, pues no paraba de mover su lascivo culo. Después de meternos en el ascensor, ella se tiró hacía mí, dejó las bolsas y me espetó -veo que te gustó demasiado y que estás cachondo por mi libidinosa culpa, yo te he catado, te he puesto a prueba y creo que esto no puede acabar así. Nos pegamos un largo morreo de pasión y nos sobamos con lujuria. Al llegar al piso de Inma, seguíamos comiéndonos a besos y nuestra pasión aumentaba.

Recogimos las bolsas, abrimos el ascensor y nos adentramos en el apartamento de la loba Inma. Ella se fue a su habitación a ponerse ropa algo más cómoda y yo me fui al salón que estaba decorado con cuadros suyos y otros comprados, así como fotos de ella con amigos y amigas y vitrinas con accesorios de muy buen gusto. Junto al salón, había anejo un pequeño comedor con una gran mesa en el que había un tapiz. Yo admiraba el buen gusto de ella y se acercó a traer unos Martinis con unas patatas fritas. Debido a que ya los días eran más largos de horas de luz y que la temperatura en el exterior iba en aumento, Inma marchó a su habitación y regresó, se había puesto un traje de baño rojo puta que era muy depravado, lujurioso y libidinoso y que remataba con unos zapatos de tacón de aguja a juego. No esperaba esta libidinosa actuación de Inma y quedé alucinado al ver lo buena que estaba esta licenciosa y sexy golfa en celo. -Que rica estas, muñeca -dije yo, -¿qué?, ¿te gusto? -añadió ella. Nos dimos un largo morreo que me puso más cachondo y salido.

Empezó a desnudarme y al ver que yo llevaba un sexy y obsceno tanga muy lascivo dio un gruñido de aprobación y entusiasmo sexual y me pegó un lascivo y procaz lametón en la zona del rabo. Siguió desnudándome hasta dejarme solo con el tanga y me llevó a su habitación, que estaba decorada con espejos en paredes y techo y rematada con libidinosas fotos suyas en lúbricas y procaces actitudes y dibujos de posturas sexuales, así como fotos de reinas del porno follando a tope. Casi no me podía creer lo que estaba viendo, esta auténtica golfa estaba muy buena, pero me había metido en el sancta-sanctorum de una verdadera fulana de auténtico burdel. Ahora comprendía la desenfrenada y lúbrica actitud de esta real hembra ante los hombres. Ella me esperaba ardiente, caliente y muy obscena y me hacía señas con un dedo para que me acercara a ella. mientras se tocaba impúdicamente su coño. Yo iba hacia ella con el tanga puesto y con el rabo bien enhiesto por fuera, nos pegamos un morreo corto mientras nos tocábamos los sexos y yo le lamía y mordía cerca de la barbilla hasta llegar al cuello y cerca del hombro mientras ella me tiraba del rabo. Me seguía tirando del rabo y ella tocaba su mojado sexo. Me quité el procaz tanga mientras ella babeaba y volvía a tirar de mí ya enhiesta, pero dura verga y la comenzó a mamar. Lamía y mamaba mi cipote mientras yo lamía su espalda y situaba mi sabia lengua en la oquedad de su atractivo culo. Yo lamía y lamia su ojete y ella berreaba y bramada de placer.  Sus bien cuidados pies jugaban con mi verga y eso me ponía más cachondo y lascivo.  

Ella me chupaba y mordía los cojones y también el rabo y me encendía lujuriosa y muy sexualmente e hicimos un 69 muy depravado y procaz. Mientras le lamía su ojete y jadeaba y gemía como una real golfa. Me comió más todavía el rabo hasta llenarlo de saliva y babas, porque quería y deseaba tener mi nabo dentro de su bullente coñote. Me montaba y cabalgaba y yo magreaba y lamía sus gordos tetones y la muy puta seguía gimiendo y jadeando y me insultaba con lujuria y me hacía sentir como un verdadero y depravado gigoló. Luego cambiamos de posición y me dio la espalda y se la volví a encasquetar en todo su profundo chochazo y entró perfectamente de golpe pues estaba bien caliente y muy pringada de sus mil jugos vaginales. Ella se tumbó con ganas de rabo, le abrí bien de patas y le clavé con fuerza mi cipote y siguió dando mil vagidos y jadeando cual lúbrica fulana y sus concupiscentes insultos sexuales me ponían más lascivo y libidinoso y me pedía que no parara. Después nos tumbamos varias veces de un lado y de otro y me pidió con urgencia que la follara sin límites, sin prisa, pero sin pausa y nuestros lascivos y lujuriosos vagidos iban en aumento, mientras la fornicaba la agarraba una pierna y ella me metía un dedo en la boca y eso aumentaba mi lascivia tan procaz. Sus sucios y lascivos insultos sexuales iban en aumento y ella se sentía la más golfa y puta de todas sus amigas. Saqué mi enorme vergón de su caliente y agitado coño y le exploté toda la pringosa lefaza en sus atractivas tetas. Ella, debido a su lujuria se tragó los restos que todavía salían de mi rabo. Me miraba con sonrisa pícara a la vez que me agarraba del rabo. Me terminó diciendo que se había tirado a los novios y maridos de sus amigas y conocidas y que solo faltaba yo en su lista. Parecía ella como si fuera una pistolera a sueldo y que yo faltaba en su lista de "victimas" y eso me encandiló más para una segunda vuelta, y ahí quedó la cosa. . .

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