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Un tío con suerte - mi sobrina Mariana

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Con esta octava entrega, termino la saga de mis aventuras con las mujeres de la familia de mi difunta esposa, ha sido difícil, narrar cada una de ellas, buscando nuevas palabras, tratando de no repetir otras, pero lo más importante, ha sido el procurar mantenerse lo más cerca posible a lo que sucedió realmente en cada una de ellas. Recordando con gusto el placer de cada encuentro y rememorando también, otras historias con estas mismas mujeres, que aquí no contaré, pues cada una de ellas fue en su momento, la mujer más maravillosa.

 

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Mi sobrina Mariana, es la hija menor de mi cuñada Paty, joven, bonita, de piel morena clara, con unos pechos mucho más abundantes que los de su madre o de su hermana, con pezones obscuros y grandes, muy delgada de la cintura, unas piernas sumamente delgadas y depilada por completo de su conchita. Aunque existe una gran diferencia de edades entre nosotros, tengo que aclarar, que mi sobrina a sus 26 años, ha tenido casi la misma cantidad de amantes que yo he tenido en mis 57 años, mucho más reservada que su hermana, ni pistas daba a su madre sobre sus experiencias. Inició su vida sexual muy joven y por lo que ella me platica, desde el principio gustó de revolcarse con los hombres que le atraían. Mucho más viva que su hermana, supo de las relaciones entre su hermana y yo y el día que se enteró que yo había pasado la noche con su madre, se fijó el objetivo de tenerme a mi entre sus aventuras.

Así fue como hace dos años, un fin de semana, que Mariana supo que ninguno de mis hijos estaría en casa, llegó al atardecer a visitarnos, con la excusa de pasar rápidamente, a ver si alguno de sus primos la quería acompañar a una fiesta, al decirle que no estaba ninguno de ellos, se pasó directo a la cocina, para que la invitara un vaso de agua y me comentó que le hablaría a un amigo para que pasara por ella ahí mismo. Su mamá y yo, ya teníamos planes para pasar ese fin de semana en mi casa y no faltaba mucho tiempo para que ella llegase. No me preocupaba que Paty se encontrara a su hija en mi casa, tanto mis hijos como sus hijas sabían perfectamente de nuestra relación y la aceptaban y también era común que nuestros hijos nos visitaran por su similitud de edad. Cuando estaba tomando su agua y platicábamos de su fiesta, recibí una llamada de mi cuñada, avisándome que no podría venir a pasar la noche conmigo, que Mariana le había pedido que la esperara después de una fiesta a la que iría, pero que no había llevado llaves para entrar a su casa, le comenté que su hija estaba en mi casa, que había venido a buscar a sus primos y que aquí la vendrían a recoger, mi cuñada solo me pidió decirle, que no fuera a llegar muy tarde y quedamos que lo nuestro seria en otra ocasión.

Sin saberlo en ese momento, habíamos caído en una trampa de mi sobrina, que, al darse cuenta de que todo en su plan salía perfectamente, me pidió pasar a un baño para darse una ‘regaderazo’ y arreglarse para la supuesta fiesta, eso la verdad, si se me hizo muy extraño, además de darme cuenta que mi sobrina no traía ninguna maleta o ropa diferente para ponerse cuando terminara de bañarse, pensé que a su mamá no le gustaría enterarse de algo así. Y honestamente, yo me di cuenta de las verdaderas intenciones de Mariana. Cuando una vez que subió al baño y dejando la puerta medio abierta, me pidió una toalla y me la encontré, solamente vestida con una pequeña braguita rosa de hilo dental y con una toalla ya en la mano, más allá de mi asombro al verla así, en esa primera impresión, no causó ningún efecto inmediato en mí. Yo ingenuamente, todavía pensaba en la noche que no iba a disfrutar con mi cuñada Paty. Pasados unos minutos, volvió a hablarme, ahora para pedirme un jabón y esta vez encontrarla completamente desnuda dentro de la regadera con la cortina abierta y cubierta solamente por espuma. Me quedé contemplándola, y disfrutando de lo que ella realmente deseaba, se enjuagó frente a mí y al darse cuenta que no me movía, me pidió pasarle la toalla, con la que se empezó a secar. Yo solamente seguí disfrutando del espectáculo que ella me otorgaba y cuando terminaba de secarse, yo ya estaba consciente de lo que estaba a punto de suceder, únicamente le dije que la esperaba en mi habitación. Me adelanté, para tomarme una pastilla de sildenafil y desvestirme, para esperarla únicamente con mi bóxer puesto y en el cual ya se notaba la erección de mi miembro.

Ella llegó vestida solamente con su braguita rosa, y totalmente lista para lo que tan hábilmente había preparado. Recostados en la cama, nos besamos apasionadamente y nos dejamos llevar por la calentura de nuestros cuerpos, al quitarme mi bóxer, disfrutó de ver mi verga, la cual ya estaba a un 80% y jugó con ella en sus manos y con su cuerpo, me di cuenta, por su habilidad de movimientos y la pasión de sus besos y caricias, que no estaba ante una joven principiante, sabía perfectamente que quería y me llevaba con pasión a cada uno de los puntos donde ella más disfrutaba. Colocaba mis labios en su nuca y sus pezones, guiaba mis manos a su concha y a su culo, y se retorcía de placer cuando mis dedos tocaban sus dos agujeros, la combinación de mi placer junto con la acción de la pastillita azul, llevó a mi miembro a su máximo crecimiento, mientras ella succionaba mis huevos y mi pene, al mismo tiempo que, con mi boca mamaba su rajita y mi lengua sobaba un clítoris de un tamaño que nunca había visto en mi vida.

Se acostó boca abajo parando su culo hacia mí, ofreciéndome su húmeda vagina como premio a tan placentero preámbulo, mi verga tumefacta entró como cuchillo caliente en mantequilla, se deslizo hasta el fondo de tan mojada cueva e iniciamos un rítmico meter y sacar, ella, mujer bastante experimentada, paraba para cambiar de posición y sentirse llena de carne en cada una de ellas. No sé cuánto tiempo pudimos haber estado gozando, perdí por completo la noción del mismo, tampoco sé cuántas veces logró ella llegar a su clímax sexual, no estaba prestando atención a su satisfacción, yo estaba completamente concentrado en tratar de prolongar mi erección y evitar al máximo que llegara mi orgasmo, sabía que ella no estaría una noche completa para mí, y tenía que disfrutar todo el placer que pudiera en un solo polvo, mi orgasmo fue maravilloso, la cantidad de leche que emanaba de mi miembro fue inmensa y poco después de éste, ella también experimento el suyo. Terminé bañado en sudor, era increíble hasta donde me llevo esta jovencita, también fue placentero ver que ella disfrutó la experiencia, se sentía y se veía satisfecha con lo recibido.

Esperamos plácidamente a que mi miembro abandonara su nicho, mientras me platicaba de lo mucho que preparó el engaño, para darse el tiempo necesario para estar a solas conmigo.

Después de eso, solamente se vistió y se fue.

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¿Por qué decidí escribir estas ocho historias?

 

Como les platiqué en la primera de ellas (Un Tío con Suerte - Mí cuñada Paty), mi cuñada me recomendó escribir los relatos de mis encuentros con las mujeres de su familia. Ella y yo convenimos contarnos todos nuestros secretos, cuando decidimos mantener una relación y no ocultarnos nada. Ella estaba consciente de mi relación con su hija Ivanna, y podría decirse que fue la llave con la empezó la nuestra, nos fuimos contando poco a poco, cada una de nuestras aventuras, de las historias con sus hermanas y cuñadas, una la conocía, otras no le sorprendieron, pero las más de ellas no las podía creer, eso sí, de ninguna me juzgó, excepto por esta última aventura con su hija. La cual si le incomodó inicialmente. No me queda más que refrendar, que cada uno de estos relatos es 90% real, que, como en todas las historias, hay un poco de fantasía en ellas.

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