El agua cayó de la regadera como un refrescante manantial. Gaviota pasó el jabón por toda su piel y descansó bajo la ducha.
La lluvia de espumas flotó en el baño convirtiendo su cuerpo en danzante fantasía. Cerró los ojos. Llevó su mano a Venus y movió sus caderas de manera muy suave. Deslizó de formar circular la esponja sobre Venus y cayó el espejo del baño.
Introdujo muy despacio un dedo en la burbuja que giraba entre sus piernas. Desplazó emociones. Posó sus pechos en la pared y apretó el círculo predilecto. Palpó algo carnoso. Disfrutó su roce.
Deseó que un Endurecido estuviera adentro y quebrara el círculo. Siguió de pie bajo la ducha meneando sus alas como ave alegre hasta romper la burbuja. Llevó sus manos a sus cabellos y rocío aromas.
Cerró la llave. Tomó la toalla y se la pasó por su piel. Sintió un inmenso disfrute dentro de ella como si alguien la abrigara. Dejó el jabón y la esponja sobre el lavamanos como dos cómplices.
Gaviota abrió la puerta. Salió nueva, regocijada, gozosa. Fue a su habitación y caminó desnuda. Corrió la cortina de la ventana. El sol resplandeció desde las alturas y Gaviota voló.