Nuevos relatos publicados: 13

Fiestita swinger

  • 16
  • 18.390
  • 9,33 (60 Val.)
  • 0

Mi nombre es Ezequiel. Estoy de novio con Paula, hace 3 años y un poco más. Nos llevamos bárbaro, y, realmente somos el uno para el otro. Siempre fuimos muy sexuales, apasionados. Cogíamos todos los días, probamos de todo, es lo mejor que me pasó. 

Pero hoy les voy a contar una historia en particular. Pasó en nuestra primera juntada estilo swinger, hace casi 2 meses. Por medio de avisos en internet, nos contactamos con otras 2 parejas, empezamos a hablar, intercambiar fotos y demás, hasta que un día, decidimos juntarnos. 

Ellos eran, Luisa y Andrés, 29 y 30 años, Fiorella y Darío, 27 y 31 años, y Paula y yo, 26 y 28 años. Les voy a dar una breve descripción física de cada uno: 

Luisa: morocha y bajita, 1.62 cm, de lentes, flaquita, con poca teta, pero un lindo culito redondo y parado, curvas pronunciadas, piel mulata clarita, labios carnosos. Muy linda en general. Siempre me imagine cogiéndomela por todos lados, moviéndola para todos lados, por lo menudita que era, cambiándola de poses, metiéndole toda la pija en la boca, no le iba a entrar, pero igual iba a tratar. 

Fiorella: es todo lo que desearías. Es deportista, y compite a nivel nacional en Fitness. ¿Eso ya dice mucho no? Castaña clara, bien blanca de piel, 1.71 de altura, piernas largas, abdomen marcado, pero no exageradamente, cola bien levantada, tetas medianas, una cintura y cadera muy pronunciadas, y una concha chiquita y rosadita, según las fotos, siempre bien depilada. Con ella, con el orto que tenía, solo podía pensar en clavárselo.

Su novio, Darío, nos contó que era muy difícil entrarle por la cola, porque la tenía bien estrecha, y le dolía. Sabiendo esto, mas quería romperle el culo.

Paula: mi paulita es un bombón. 1.70, cuerpo con mucha curvas, caderas anchas y cintura pronunciada, cola chica, pero parada y linda, tetas grandes, bien grandes, me pierdo en ellas. Una espalda hermosa, piernas largas, una conchita pulposa y sabrosa. Lo que tengo que decir de ella, es que la chupa como nadie. Es como su vicio. No se pueden imaginar lo que puede hacer esta mujer con la boca. Gracias a dios que está conmigo. Guerrera, no le dice que no a nada. Si te coge, mañana te va a doler la pija. Eso te lo aseguro.

Andrés: él es rubiecito, bajo, creo que mide 1.68, por ahí. Tiene buen lomo, lampiño. De chico hacia natación, por lo que tiene una caja torácica bien ancha. Lo que también tiene ancha, es la pija. No es muy larga, 16.5 o 17 cm, tamaño promedio, pero la hija de puta es bien gorda. Siempre me imagine a Luisa lidiando con eso, con esa anchura. Imagino que las primeras veces con Andrés le debe haber dolido bastante.

Darío: Darío es flaco, no chupado, pero flaco. Pelo negro barbita. Alto. Muy simpático. Un tipo tranqui, que, según Fio, en la cama se transforma. 
Coge siempre a mil. No le pidas despacito. Ya sea concha, culo o boca, te va a dejar ardiendo. Pija larga y venosa, levemente hacia la izquierda. Le encanta decir cosas zarpadas mientras garcha.

Yo, Ezequiel: voy a tratar de ser los más sincero posible. Mido 1.78, cuerpo atlético, siempre practique deportes, rugby, sobre todo. Castaño, piel blanca, como teta se podría decir. Mi novia siempre dice que le encanta mi cola, y, es que, para ser sincero, tengo terrible culo. Bien parado. ¡Gracias rugby!! Lampiño, y con barba de 3 días. De pija ando bien, es mi orgullo. No llego a 20cm, pero ando ahí. 19 cm. Gorda, venosa y cabezona. Soy adicto a chupar concha, no puedo no hacerlo. Y la práctica hace al maestro. Según Paula, soy muy bueno.

Bueno, siguiendo con la historia. Todos éramos bastante nuevos en este mundo de los swinger, pero, curiosos, queríamos probar, juntarnos, conocernos y cogernos. Estoy seguro, que, como yo, todos ellos tenían fantasías con el resto. Habría que cumplirlas. 

Nos juntamos un sábado a la noche en el apartamento de Fio y Darío, en el centro de Montevideo. Llevamos unos alcoholes, charlamos, sobre todo, nos conocimos más, y nos caímos todos bárbaro. Ya en confianza, y, adentrándose en la noche, decidimos dar el próximo paso. ¿Pero cómo?, nadie se animaba a tirar una idea, o de hacer algo. 

Así que, para romper el hielo, y desatarnos todos un poco más, los dueños de casa, propusieron un juego. Fue Fio hasta la habitación, y trajo un juego de caja, común, como de juego de mesa, que decía “El juego erótico de las parejas”. A todos nos tentó, y decidimos probar, jugarlos. Las reglas eran las siguientes: 

Era un juego por turno, con una ficha cada participante, un tablero con un camino con casilla de colores y con números. Cada número y color, era una carta, que, en ella, tenía una prenda. 

Según el color, lo extremo de la prenda. 

Verde: Suave 
Naranja: Moderada 
Amarillo: Atrevido 
Marrón: Fuerte 
Rojo: Extremo 

Aparte, cada jugador, tenía un número de identificación. 

Las prendas podían ser en solitario, grupales o con otra persona, y en la carta de la prenda, te podía tocar el número de otro jugador. Por ej.: “morderle los pezones al jugador “. 

De antemano, pautamos, entre los hombres, si nos tocaba entre nosotros, la pareja femenina respondía. No queríamos clavarnos entre nos. 

En cambio, las chicas, fueron más aventureras, y decidieron realizar prendas entre ellas.

Bueno, conociendo las reglas, entendiendo el juego, y todos dando su consentimiento, arrancamos a jugar. 

Para arrancar, y hacerlo más excitante, todos nos quedamos en ropa interior.

 
Paula tenía una tanga y un corpiño rojo, con un poco de encaje. 

Fiorella, un culot negro con un poco de encaje también, y un corpiño con lunares blancos. 

Luisa, toda de violetita. Tanguita con voladitos. Preciosa.

Nosotros, con bóxer normales, todos con las pijas semiduras, marcando el bulto como locos.

Paula era la 1, Fiorella la 4, Luisa la 5, Darío el 2, Andrés el 6 y yo el 3.

Paula tiraba los dados primera. Le toco 7. Movió y sacó la carta de la prenda.

“date un masaje en las tetas por 30 segundos”. Lo hizo, muy sexy, todos no excitamos.

Darío saco un 6. “Párale los pezones al número 5. Fue sobre Luisa, le quitó el corpiño, se escupió los dedos, y empezó a apretarle y masajearle los pezones, suavemente. Luisa se empezó a excitar, lo miraba fijamente, y él a ella. Se querían coger. Todos, nos excitamos más.

Mire a Andrés, a ver como tomaba que tocaran a su novia delante suyo, me hizo una guiñada y rio. Estaba todo entre nosotros, total confianza y consentimiento, entendí.

Me tocó a mí. Saque un 8. “Desnúdate”. Y lo hice. A esa altura la tenía como piedra. Me pare, delante de la ronda, delante de todos, y me saque el bóxer. Mire a las chicas, y todas me miraban, pero no a los ojos… obviamente. 

Fiorella sacó un 10. “El jugador numero 6 te hará una cubana. 1 min” 
Andrés se paró, delante de ella. Ella, arrodillada se sacó el corpiño.

Sin preámbulo, Andrés agarró una teta con cada mano, apretándolas, puso la pija en el medio, y empezó a cogerle las tetas.

La zorra lo miraba, a los ojos y a la pija, se notaba que la quería en la boca. Se mordía los labios, jugaba con la lengua. Andrés jadeaba y cada vez frotaba más fuerte. Terminó el minuto.

Luisa saco 9. “Ponte en cuatro y mastúrbate”

Aquella imagen era para acabar ahí. La mina en 4. Con la cola parada, colándose los dedos, abriéndose la concha.

Chorreaba, gemía. El juego está buenísimo.

Andrés saco 3. “Bésate con el participante número 1. Con Paula.

Se pararon, Andrés denudo y Pau solo con tanga. Se besaron y refregaron por un minuto. Ni celos, ni nada. Sé que ella es mía. Me gusta verla así, deseada, deseosa y excitada.

Tira Pau. Saco 11. Extrema: “el jugador N° 2 te cojera la concha, mientras se la chupas al n°3”. 

Contenta. Así tenía la cara. Feliz. Estábamos probando una experiencia que hacía tiempo queríamos probar.

En el medio de la ronda, se puso en cuatro, y Darío, el flaco, se la empezó a marchar, al estilo perrito, mientras yo me pare adelante, y empecé a cogerle la boca. 

Se notaba que disfrutaba. Darío, que siempre cogía fuerte, le estaba dando con todo. Ella no podía controlar nada. Yo, se la metía toda en la boca, hasta el fondo como sé que le gusta. Hacia arcadas, pero no paraba. Entre mi pija y su boca, caía saliva. No había lugar para más nada. Darío la agarraba de las caderas y cada vez la ensartaba más y más fuerte. Ella quería gemir, gritar, pero mi pija no la dejaba. El minuto pasó volando. Quería seguir así. 

Darío saco un 7. “el jugador numero 5 te comerá la pija”

Luisa, de un salto, y sin esperar nada, se tiró al lado de él, le agarro el palo con la mano, y se la metió a la boca. Se ve que tenía ganas guardadas. Todos reímos y mirábamos. Ella en lo suyo. Acostada boca abajo, con Darío sentado a su cabeza, comiéndole la pija. Lo hacía rápido, con mañas y juegos. Se nota que sabía, que practicaba.

Yo tire un 5. “Beso negro al jugador 4”. ¡Bien!!, era Fio, y le iba a comer el culo. 
Se puso en cuatro, y con toda la lengua empecé a chuparle ese agujerito. Se notaba que estaba cerradito, estrecho, pero empezó a ceder.

Le fui metiendo la lengua, 1 dedito, y cuando quise meter el segundo, se me termino el tiempo.

Fio saco un 12. “ruleta loca: cojan el tiempo que quieran, todos, en la misma habitación, pero de a 2. Luego de un rato, rotan parejas”. 

Bien, al fin, a coger. 

Sorteamos las parejas: 

Pau y Andrés

Darío y Luisa

Fio y yo.

Estábamos en la sala, sobre una alfombra, el sillón, arriba de un acolchado sobre el piso. Todos veíamos lo que hacíamos, como se cogían a aquel o aquella, como gemía…etc.

Miré a Paula. Andrés estaba boca arriba, y ella cabalgándolo. Notabas a esa verga gorda entrarle y abrirle al máximo la concha. Como chorreaba a lo largo del palo los fluidos de mi novia. La zorra gemía y se movía con fuerza. 

Andrés le apretaba los pechos y le decía puta, trola…. Le gusta todo eso.

Me puse contento, mi novia estaba disfrutando, bien cogida. 

Darío había puesto a la petisa en 4 y le estaba dando con todo, como de costumbre. ¡Como gritaba le nena!! 

Estaba en 4 sobre un acolchado en el piso, agarrándolo con fuerza, apretándolo.

¡Le gustaba lo duro!! 

Yo estaba en lo mío. En un 69 mágico.

Le pasaba la lengua a esa conchita rosadita y caliente, la trola se mojó como nunca. 

Me chorreaba fluido por la cara. La lamia, pero también, cada tanto, le daba una mordidita suave y simpática en el clítoris, en los labios. 

Se notó que le gustaba. Me apretaba la cabeza entre sus piernas, hacia ruidos, como que quería gritar, obviamente no podía, tenía mi pija en la boca.

No la chupaba tan bien como Pau, ni tenía sus mañas

Me masajeaba los huevos con la mano, pero solo me chupaba la cabeza.

Con poco cuidado, e impaciente, se la enterré en la garganta. 

Hizo arcadas, pero no me empujo.

Empecé a arremeterle una y otra vez en la boca y ella se dejaba. 

A su vez, me apretaba más y más con sus piernas, hasta que, en un momento, se sacó la pija de la boca, y grito como loba.

Sabiendo que acababa, empecé a chuparla, no tan fuerte, pero más firme y con consistencia. “Acaba putita”, le decía.

Al terminar, la acosté boca arriba, piernas abiertas sobre mis hombros, yo arrodillado frente a ella, y se la metí toda.

Aquello estaba tan mojado que no costo nada.

Puse mis manos sobre sus caderas, agarrándola firme, y me le arremetí con todo, me la cogía con todo. Como Luisa, gritaba la trola, de placer.

Reía, se mordía la boca, se apretaba las tetas.

Enseguida, acabo de nuevo, también en una explosión de gritos, gemidos y movimientos involuntarios.

Yo quería seguir cogiéndomela, pero ahora, por la cola.

Esa cola en la que tanto había pensado. 

La puse en 4, le pasé la mano por la concha, mojándola y llevando todo ese líquido hasta la cola, para lubricarla. 

Empecé a comerle el culo, le metí un dedo, le metí 2, no se quejó, le gustaba. 

Le agarre las manos, se las lleve hacia atrás, cara contra el piso, le pedí que se abriera las nalgas, me escupí la pija, y bien suavecito, empecé a meterle la cabecita. 

Costaba, y me imagino que le dolía, pero el placer era más grande.

Entro la cabeza, y suavemente fui metiéndole el tronco.

Me mire la pija, las venas me saltaban de lo apretado que estaba todo. 

Igual, seguí tratando. Seguí escupiendo y mojándole el orto con los jugos de la concha. 

Entro la mitad, y empecé a balancearme para delante y detrás suavemente. 

Ella, se pajeaba con 1 mano, y con la otra seguía abriendo las nalgas.

Al cabo de 1 minutos, me dijo que lo hiciera más fuerte.

Me entusiasme, y me excito mucho que me dijera eso. 

Se la metí hasta el fondo y la empalaba una y otra vez más y más fuerte. 

Seguía apretado, pero de a poco iba cediendo. Era un culo hermoso el que me estaba cogiendo. Otra fantasía cumplida. 

Después de un rato le acabé dentro, sentí un orgasmo fuerte como nunca.

Saque la pija de ese orto rosado y hermoso, y la leche empezó a chorrear para afuera. Misión cumplida.

Levante la vista de nuevo. Me había olvidado que no estábamos solos.

Supongo que porque la estaba pasando bárbaro.

Nos miramos con Andrés y Darío, y decidimos cambiar. 

Andrés se cogía a Fio, Darío a Paula y yo a Luisa.

A esta altura, estaba como loco. 

Esta fantasía, este sueño, lo estaba cumpliendo. 

Me puse salvaje, desenfrenado, la mire a Luisa con cara de loco, la arrodille y le puse la pija en la boca.

No opuso resistencia alguna. 

Le agarre del pelo, y con demencia, le movía la cabeza, delante y detrás, metiéndole la verga hasta la laringe.

No opuso resistencia.

Estaba con lo lentes puesto. El morbo que yo tenía con eso era impresionante. 
Imagínense, una linda morocha, petisa, chupándote la pija mientras te mira de abajo con carita de inocente. 

Le saqué violentamente la pija de la boca, la acosté boca abajo le abrí las piernas, y se la enterré en la concha.

¡Que conchita por dios!!, estaba hirviendo.

Le agarré las manos, las puse estiradas hacia delante, y se la enterraba con todo, con todas mis fuerzas. 

Me encantaba sentir como mi pelvis rebotaba contra esas lindas nalgas calientes. Le pregunte si le dolía, me mando a callar, que la siga cogiendo. 

Y lo hice.

Le di con todo. Y como con Darío, la puta gritaba como si la estuvieran matando. 

Mientras me la cogía, levante la vista, y tenía a Pau, del otro lado de la sala, mirándome, riendo, feliz, en 4 patas mientras se la cogían.

Se mordía los labios, gemía, jugaba con la lengua, me tiraba besitos. 

No pude aguantar todo eso. 

Saque la pija de la concha de Luisa y le iba a acabar en las nalgas.

Ella me dijo “no, no, no la tires, acabame en la boca”, y como buen caballero, cumplí su demanda.

La leche salió con fuerza. 

Le llene los lentes, la cara y la boca de leche. Ella reía, y con la mano, la juntaba y se la tragaba. ¡Cómo me excitó eso!!

No tuve que esperar ni 30 segundos, que ya tenía la pija dura de nuevo.

Así que, di vuelta a Luisa, que se iba a limpiar la cara, la puse en 4 y me la empecé a coger de nuevo, con todo.

Ella reía, decía “para que tengo la cara llena de leche”, no importa le dije, después te limpias.

Y así, de nuevo.

Ella en 4, yo partiéndole la concha, la agarré del pelo y la ensartaba sin parar.

Al ratito ella acabo, grito, pataleo, se acostó boca arriba, “no puedo mas dijo” 

Pero yo seguía al palo.

Mire a Paula, solo a ella me faltaba coger. 

Darío seguía jugando con ella. El acostado boca arriba, y ella cabalgándolo como la puta loca que es. Es incansable mi novia. 

Decidí entrar. 

Fui hasta ellos, me puse detrás de ella, le baje la espalda sobre Darío, moje mis dedos y empecé a masajearle el orto. No lo necesitaba. 

Se ve que Darío había estado ahí. 

Sin preámbulo, se la enterré.

La trola grito y rio. “si”, decía, emocionada. 

Ella siempre tuvo curiosidad, siempre quiso probar la doble penetración, y ahora lo estaba probando.

La ensartábamos entre los dos, el por la concha, o por el culo, gritaba, decía groserías. Estaba en su momento.

Los dos ahí, dándole fuerte, muy fuerte, rompiéndole la concha y el culo.

A todo esto, vino Andrés. 

Había terminado con Fio, que estaba en el sofá, toda acabada, culo, concha, tetas, no podía más, pero Andrés sí.

Él se paró delante de Pau, con la pija gorda y dura como columna, la tomó de la colita del pelo, y violentamente se la enterró en la boca. 

Mi gauchita, sin queja alguna, no era la primera vez que se la enterraban en la garganta. 

Trabajábamos en conjunto, a un ritmo fuerte pero constante, que imagen aquello. 

Andrés, cogiéndosela profundamente por la boca, Darío, ensartándole la concha con demencia, y yo desgarrándole el ojete como nunca. 

Al rato, nos pusimos de acuerdo, y decidimos acabarle en la cara, como agradecimiento por todo, y como premio por haber sido la que más duro.

Ella se arrodillo, y nosotros 3 delante de ella, ya en las últimas, nos pajeamos duramente contra su cara, rozándole con las pijas, los cachetes, labios, ojos, nariz, lo que sea.

Explotamos al unísono. 

Empezó a dispararse la leche por toda su cara.

Ella abría la boca, tratando de tomarse toda la que pudiera. ¡Que puta mi novia!!, me encanta.

Le quedo la cara como yogur. 

Se levantó, fue al baño, y se lavó. 

 

Al rato, ahí estábamos todos. Desnudos, exhaustos, re cogidos y satisfechos, sentados en el sofá, fumando un pucho y tomando una cerveza, disfrutando de la compañía, de lo que había pasado e imaginando que pasara la próxima.

(9,33)