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Mi primera vez fue con un maduro

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Mi nombre es Lola, tengo 18 años y estudio el colegio. Soy una chava como cualquiera, me gusta divertirme y salir con amigos. Físicamente soy algo delgada, mido 150 cm, mi cabello es de color castaño claro y mi piel es de color cremita claro. Tengo ojos de color azul heredados por la familia de mi padre y unos pechos poco grandes para mi edad. Sin embargo, todas las mujeres por parte de la familia de mi madre siempre han tenido de pechos grandes.

Como ya mencione estudio el colegio aun, pero por ahora disfruto de mis vacaciones y para no estar aburrida en casa decidí que ya era hora de empezar a trabajar para conseguir un poco de dinero por mi propia cuenta. No es que me haga mucha falta, por suerte mis padres tienen trabajos muy buenos y nos alcanza para vivir bien, sin embargo, quiero saber que se siente trabajar.

Era una mañana de verano, el calor se estaba empezando a sentir y eso fue lo que me obligo a salir de mi cama. Hoy sería un día pesado, ya que saldría a dejar varias solicitudes a diferentes establecimientos para conseguir trabajo. Me metí a la regadera y deje que el chorro de agua fresca me mojara completita. Puse un poco de shampoo en mis manos y comencé a frotar mi cabello que era bastante largo, (cubría mis pechos y parte de mi abdomen) comencé a enjabonar mis pechos, mi abdomen, mis piernas, mi colita y mi conchita recién depilada.

A la hora y media ya me encontraba arreglada, llevaba puesta una blusa negra con botones, (como las de tipo polo) un pantalón de mezclilla de color azul y unos botines negros. Tome mi sombrilla y salí a la calle. Fui a uno de los centros comerciales de mi ciudad, donde hay muchas tiendas de ropa y otras cosas y fui dejando cada una de las solicitudes que había llenado la noche anterior. Como alrededor de las tres de la tarde ya regresaba a mi casa pero el calor era insoportable y el camión no pasaba. Afortunadamente al cruzar la calle había un restaurant de comida rápida, donde un payaso es la mascota del restaurant. Como tenía mucha hambre decidí comer algo ahí y esperar a se me quitara el calor.

Cuando entre había mucha gente (en su mayoría niños) y la fila para ordenar era larga. Cuando por fin llego mi turno ordene un paquete tres. Mientras esperaba a que me trajeran lo que ordene pude ver que todos trabajaban muy apurados y en eso escuche que decían –ya nos hace falta más personal, tienen que contratar a alguien más para que atienda la caja. –dijo uno de los empleados. Cuando por fin me trajeron mi orden le pregunte a la cajera – ¿Necesitan empleados? Yo ando buscando empleo. –la muchacha se me quedo viendo y me dijo que cuando terminara volviera a la caja para ver si me podrían contratar. Disfrute mi comida y a los cuarenta minutos volví con la muchacha.

Rápidamente me llevo a un cuarto donde se encontraba el gerente del restaurant y salió dejándonos solos. –Buenas tardes, siéntate –me dijo- así que te gustaría trabajar con nosotros. ¿Cómo te llamas? -Me llamo Lola –le conteste. Después de varias preguntas relacionadas con el empleo, me dijo que desafortunadamente necesitaban gente con experiencia y que yo no llenaba ese requisito a lo que le conteste. –Sé que la experiencia es necesaria y al parecer les hace falta una cajera, si me da la oportunidad yo puedo ocupar ese puesto, soy buena con los números y con la caja.

El gerente se me quedo viendo y me dijo –Me caes bien y se ve que tienes un buen par… digo un buen de ganas de trabajar. –Eso último se escuchó raro pero no le di importancia. –Como últimamente ha habido muchos clientes, andamos muy desesperados así que confiare en ti, mañana empiezas.

Cuando escuche que mañana empezaba me dio mucho gusto, por fin sabría lo que es trabajar. Me explico cuanto ganaría y otras cosas relacionadas con los clientes y las ordenes. Me dio una hoja donde venían todos los combos del restaurant y me dijo que tenía que aprendérmelos muy bien. Después me pasó a un cuarto y me dio el uniforme que usaría.

Cuando llegue a mi casa mis padres aún no habían llegado y al parecer llegarían tarde como siempre. Al subir a mi habitación lo primero que hice fue quitarme toda la ropa y probarme el uniforme.

Cuando me mire al espejo no era nada del otro mundo, de hecho era medio aburrido, pero yo estaba encantada. El pantalón era de algodón y de un color azul marino, la blusa era de poliéster de color rojo y con rayas amarillas verticales y la gorra era del mismo color del pantalón y con una M amarilla en el centro. Sin embargo, aunque la blusa era de mi talla me quedaba un poco apretada lo que hacía que mis pechos resaltaran un poco.

Al día siguiente el gerente me presento con todos los trabajadores del restaurant (alrededor de 9 personas) y les dijo que me hicieran sentir bien. Todos me saludaron muy bien y después volvieron a sus labores. Comencé de inmediato en la caja y en eso llega un cliente.

-Hola, bienvenido a… puedo tomar su orden –le dije a mi primer cliente. Se me quedo mirando fijamente por un rato hasta que me contesto

–Si deme el número cuatro por favor.

–¿algo más que desee agregar? Me seguía mirando detenidamente hasta que me contesto.

-¿eres nueva verdad? -A lo que le conteste- sí, es mi primer día y usted es mi primer cliente. El hombre que al parecer es de la edad de mi padre (45 a 50 años) esbozo una sonrisa y me dijo. –Es todo lo que quiero ordenar. Por ahora… me dio su dinero y le regrese su cambio. Mientras esperaba su orden en su mesa, podía sentir que me seguía mirando pero no le tome importancia ya que tenía otros clientes que atender.

Con la supervisión y la ayuda del gerente a las pocas horas ya había entendido el mecanismo de la caja de cambio. Afortunadamente este día no hubo mucha clientela lo que me ayudo bastante a entender el área que me asignaron, llegue a mi casa hasta la noche súper cansada y caí rendida en mi cama.

El resto de la semana fue emocionante y agotador a la vez mi salario me lo pagaron completo y me lo gaste en ropa para variar. La siguiente semana estuvo muy tranquila, el mismo cliente de la semana pasada estuvo yendo a comer y siempre ordenaba en mi caja el mismo paquete. Mis compañeros le apodaban Mr. Cuatro y decían que era cliente frecuente y al parecer se le notaba en la panza, sin embargo, siempre dejaba propina y muy buena, por lo que siempre lo consentían con alguna nieve o malteada gratis.

El sábado me quede a cerrar junto con otros tres compañeros, cuando estábamos a punto de cerrar el autoservicio llego un cliente. Como nunca había atendido el autoservicio uno de mis compañeros me dejo tomar la orden. Era el mismo procedimiento que en la caja así que no fue difícil, la persona del otro lado ordeno una nieve sencilla y le dije que pasara a la siguiente ventanilla.

Cuando bajo el vidrio era el mismo cliente que había atendido estos últimos días, Mr. Cuatro. –Hola, buenas noches mister… digo señor, aquí está su orden –le dije.

-Vaya, pero si eres tu lolita –me dijo Mr. Cuatro- ¿tan tarde y trabajando?

Me extraño que se refiriera a mí de esa forma, solo mis amigos me llaman así. Pero no le di importancia y le conteste –si hoy me toca cerrar.

-Que bien, veo que ya atiendes ahora el autoservicio, eres muy inteligente –me decía mientras me miraba fijamente

-¿a qué hora cierran? –me pregunto.

-cerramos dentro de 10 minutos (ósea a las 11 PM)

-Perfecto Lolita, entonces nos vemos después, me dio gusto que me atendiera mi cajera favorita. Y sin decir más se retiró.

Cuando por fin cerramos, nos pusimos a limpiar lo que hacía falta, lo cual no era mucho. Y terminamos saliendo a las 11:30 PM. Los demás como vivían cerca se fueron caminando y yo me fui a tomar un taxi a la parada del centro comercial, para ser sábado por la noche la calle estaba un poco desolada y la ausencia de taxis hacia que me diera un poco de miedo estar sola esperando. A los 10 minutos de estar esperando decidí marcarles a mis padres para que pasaran por mí, pero recordé que salieron de viaje de negocios y no se encontraban en la ciudad.

De pronto escuche que pitaban del estacionamiento del centro comercial, cuando volteé vi que me hacían señas, pero decidí que era mejor ignorarlas. Después escuche que me gritaba una voz conocida –Lolita ¿qué haces ahí sola esperando un taxi? Ven que yo te llevo a tu casa. Cuando volteé era Mr. Cuatro quien me gritaba. Fui caminando hacia su carro y me volvió a decir que el me llevaba a mi casa. Pensé en no aceptar su invitación pero tampoco quería estar ahí sola, así que acepte su invitación y me subí a su carro.

El poco trayecto que duramos fue muy incómodo, ninguno de los dos hablaba y menos yo que no tenía mucha confianza. Hasta que paramos en un semáforo Mr. Cuatro rompió el silencio.

–Me imagino que traes prisa de llegar a casa verdad, de seguro saldrás con tus amigos. Sin pensar mucho le conteste.

–No, para nada, no me invitaron a ningún lado.

–En serio Lolita, ni tu novio. –me pregunto Mr. Cuatro.

–No tengo novio, hace meses que rompí con él –le conteste.

–Ya veo, que mal.

Y así seguimos conversando muy entretenidamente un buen rato hasta que sin darme cuenta llegamos a un lugar que no conocía. Mr. Cuatro detuvo el carro y antes que me dijera algo le pregunte.

-¿Dónde estamos? Se suponía que me llevaría a mi casa.

-No te preocupes, ahorita te llevo. Solo quiero que pases un buen sábado por lo menos. Trabajar tan duro y no descansar bien es muy malo. –me dijo. En eso apago el carro y se bajó del mismo. Como veía que no me bajaba abrió la puerta por donde yo venía y me invito a salir. Al no tener otra alternativa baje del auto y la briza del mar lleno mis pulmones.

Estábamos en una de las playas de mi ciudad, pero no me resultaba conocida. Cuando pise el suelo pude sentir la arena debajo de la suela de mis zapatos. Y cuando mire el cielo se veía todo lleno de estrellas. Era la vista más hermosa que había tenido del cielo por la noche y todo gracias a que no había ninguna luz alrededor. Me quite los zapatos que ya me molestaban un poco y deje que mis pies desnudos tocaran la arena de la playa. Aun se podía sentir lo caliente que estaba la arena pero no me molestaba. A lo lejos se escuchaban las olas del mar y rápidamente comencé a relajarme.

Mientras yo disfrutaba del ambiente de la playa, Mr. Cuatro estaba en la cajuela haciendo algo. Cuando se acercó a mí me ofreció un vaso con refresco y nos sentamos en unas piedras grandes que habían en la arena, al tener mucha sed me lo tome le di un gran trago. Sin embargo, no era solo refresco, era refresco con tequila y muy fuerte por cierto. Cuando Mr. Cuatro vio que me tome todo el refresco me dijo

–Veo que no te molesta el alcohol.

–no, desde que tenía 14 años tomaba de las botellas que tenía mi padre escondidas.

–Ya veo, aun así ya eres mayor de edad me imagino, ahora te has de comprar tus propias botellas.

–así es, sin embargo, aún no me creen cuando les enseño mi identificación.

Continuamos platicando acerca de mí y lo que me gustaba hacer, Mr. Cuatro me seguía trayéndome vasos de refrescos cada vez que me los terminaba pero los últimos dos que me trajo eran tequila puro. Cuando ya andaba mareada deje de tomar y le pedí a Mr. Cuatro que por favor me llevara a casa. Pero no me hacía caso.

De pronto sentí como ponía su mano en mi pierna y lentamente comenzaba a sobármela. Al darme cuenta me pare de inmediato y le pedí que me llevara a casa, pero por lo mareada que me sentía caí sobre mis pompis. De inmediato Mr. Cuatro se puso de pie y se colocó detrás de mí para levantarme. Paso sus brazos por debajo de mis hombros y cuando estaba a punto de levantarme me agarro los pechos con sus manos y me levanto.

Cuando me encontraba de pie me volteé y le di una cachetada, la cual sonó muy fuerte. Mr. Cuatro, se llevó su mano a su mejilla y al instante me regreso la cachetada con su otra mano. Fue tan fuerte que volví a caer al suelo y la vista se me oscureció completamente.

Cuando desperté, pude notar que el ambiente estaba frio y el agua del mar se escuchaba más cerca, cuando volteé para el cielo podía ver el cielo estrellado de hace unos momentos solo que esta vez había algunos pequeños árboles que impedían la vista. Cuando mire a mí alrededor estaba completamente rodeada de plantas y matorrales. Cuando quise mover mis brazos descubrí que me encontraba atada de manos pero no podía ver con que ya que mis manos estaban por detrás de espalda. De pronto escuche que alguien venia y de los matorrales salió mr. Cuatro.

–veo que ya despertaste Lolita. Me había asustado, creí que te había pegado muy fuerte.

–deje me ir, le juro que se arrepentí… y de pronto me dio un beso en la boca. Me dio mucho asco, pude sentir como su lengua tocaba la mía y el sabor de su saliva quedaba impregnado en mi boca.

De pronto pude sentir como su mano apretaba uno de mis pechos por encima de mi blusa y poco a poco iba bajando hasta mi colita. Cuando por fin se cansó me empujo y caí sobre mis brazos en la arena.

Como estaba oscuro no podía verlo, pero escuchaba sus bufidos de desesperación. De pronto me dice –Te presento mi nidito de amor, preciosa. Serás la primera en estrenarlo. Así como yo fui el primer cliente que atendiste, tú serás la primera en estrenar este nidito.

De pronto sentí que me sujetaba de las caderas y jalaba de mi pantalón hacia abajo pero este no salía. Al enterarme de lo que planeaba comencé a moverme y a tirar patadas con la esperanza de asestarle una al muy desgraciado. Sin embargo, se sentó encima de mis piernas y comenzó a desabrocharme el pantalón, mientras lo hacía me dijo.

–Me muero de ganas por sentirte Lolita. Eres una ricura de mujer a tus 18 años. Estuve mirando todas las fotos de tu red social y vaya que quede sorprendido. Que fotos tienes ahí mi amor, podía ver a una zorrita bien hecha mostrando unas tetas bien ricas en sus escotes y tu colita… Uff que colita tienes Lolita.

Cuando escuche eso, comencé a sudar frio, no sabía cómo había dado con mi página. –Debes ser muy cuidadosa con tu red social, está abierta al público y todo mundo puede ver tus fotitos mi amor –me decía mientras me sacaba el pantalón.

-¿Cómo fue que diste con mi web? –le pregunte.

–Fue fácil mi amor, solo puse tu nombre tal y como estaba en tu placa de empleada y te busque en la lista de todas las chavas que me aparecieron. Fue muy tedioso buscarte, pero cuando por fin te vi con esa blusita de tirantes de color verde y tus tetitas queriéndose salir de ella valió la pena toda la búsqueda.

Al instante sentí como me jalaba mi tanguita y dejaba mi conchita expuesta. Puso sus dedos sobre ella y sentí lo ásperos que eran. Comencé a gritarle y a decirle miles de cosas cuando sentí como hundía su cabeza en mi entre pierna.

Sentía como su lengua se movía por todo mi coñito y de vez en cuando me daba una mordidita en mis labios.

–Que rico coñito tienes Lolita, me encanta que te lo depiles –Me decía mientras me lo comía. Al no poder hacer nada solamente gritaba y sollozaba por la manera en que me encontraba.

–Basta por favor… deje de hacerme eso… kkkyyyyaaa!!! –le suplicaba, pero no me hacía caso.

Poco a poco sentía que su lengua se adentraba más y más en mi conchita y descubrí lo viscosa que se era. De pronto deje de sentir su lengua y cuando estaba a punto de darle las gracias me tomo de las piernas y me las abrió, se recostó en la arena quedando su cabeza sobre mi entrepierna, con sus dedos abrió mi conchita y comenzó a mover su lengua a gran velocidad sobre mi clítoris.

La sensación que sentí, fue algo que nunca había experimentado, sentí como si una descarga saliera de mi conchita y recorriera toda mi columna. Mr. Cuatro seguía moviendo su lengua sin tregua alguna mientras que yo me retorcía en la arena. A los pocos minutos Mr. Cuatro dijo –veo que ya te estas mojando Lolita… e inmediatamente comenzó a chupar mi coñito. Sentía como algo salía de mi conchita con cada chupada. Y al sentirlo sentía más intensas esas descargas. Sin darme cuenta comencé a gemir con cada chupada que me daba Mr. Cuatro.

–uuummm... y al parecer a Mr. Cuatro le gustaba. Al poco rato Mr. Cuatro dejo de chupar mi coñito y me dejo tranquila un momento. –Vaya coñito que tienes zorrita, esta delicioso. Lo ignore completamente y recosté mi mejilla sobre la arena.

–nunca pensé que te fueras a mojar tan rápido, creí que estabas a acostumbrada al sexo.

–Nunca eh tenido relaciones!! Por eso no estoy acostumbrada!! –le solté de forma enojada.

–Ya veo, así que nunca te lo han estrenado. Bien, mejor para mí. Parece que estamos estrenando esta noche. Y sin decir más me levanto la blusa roja del trabajo dejando mis tetitas al aire.

–Oh mi cielo! Que puta eres… así que fuiste a trabajar sin brasier este día. Que caliente eres Lolita, le haces honor a tu nombre. Sin embargo, lo que no sabía Mr. Cuatro es que si había llevado brasier solo que me lo quite antes de salir del trabajo porque me molestaba.

Sin perder tiempo, Mr. Cuatro me tomo ambos pechos con sus manos y comenzó a apretujármelos. Me dolía un poco cuando lo hacía pero intentaba ser fuerte.

–cielos Lolita que ricas tetas tienes para tu edad. La primera vez que te vi usando esta playera roja, me quise morir con lo bien que resaltaban tus pechos. Por eso me gusta ir a comer ahí, por las chicas, como tú. Lástima que corrieron a la que estaba antes de ti. Pero tú le ganas por mucho con tus tetitas mi amor.

Sin decir más comenzó a chuparme una de mis tetas y con su otra mano pellizcaba mis pezones. Sentía como cosquillas y la sensación era agradable. De vez en cuando cambiaba de un pecho a otro y hacia que la sensación aumentara más. Quería gemir pero al saber que a Mr. Cuatro le gustaba escucharme me reprimía, mordí mi labio inferir y cerré mis ojos muy fuerte. Pero no pude aguantar más y solté un gran gemido.

–Aaaaahhh…!!! –Mi gemido se escuchó por todo el lugar y a la vez pude escuchar el aleteo de algunas aves que salieron de los árboles. Al escucharme Mr. Cuatro me daba ligeras mordidas en mis pezones lo que hacía que me retorciera de placer, cuando ya me tenía dominada, dejo de morderlos y me puso de rodillas. No sabía que había pasado, solo sentía que mis pezones me dolían bastantes, de pronto escuche el sonido de un cinto y Mr. Cuatro dijo –Por fin es hora del plato fuerte.

No supe que fue lo que hizo pero de un momento a otro él estaba recostado en la arena y yo estaba hincada y abierta de piernas sobre sus piernas. Sentí que con sus dedos buscaba mi conchita hasta que la encontró. Note que acomoda algo sobre mi conchita y de pronto sentí como entraba de golpe. Deje escapar un grito ahogado de dolor, pero después comencé a gritar a todo pulmón.

–AAAHHH!! NOO!!! –sentía con cada embestida que me daba como el interior de mi conchita era abierto por el pene de Mr. Cuatro era casi similar a los cólicos que me daban cada mes. Mientras Mr. Cuatro estaba extasiado con mis gritos.

–grita Lolita grita!! Me gusta escuchar como gritas mientras te robo tu virginidad!! Y yo sin embargo no podía parar de gritar.

Alrededor de 10 minutos de puras embestidas, Mr. Cuatro se fue cansando y yo me fui acostumbrando hasta que ya no me dolía. Pase de estar gritando como loca a estar callada como tumba. Solo se escuchaban los sonidos que hacían nuestros sexos al estar unidos.

Cuando por fin Mr. Cuatro no podía más, hizo una pausa y respirando difícilmente me dijo. –Cielos putita… que difícil… eres de complacer… por lo menos gime… un… poco… para… correrme…

Al ver que no le contestaba me tomo de las caderas y me dijo. –Te toca a ti mi amor, muévete un poco para seguir. Pero no le hacía caso.

–vamos preciosa, muévete o nos quedaremos toda la noches pegados. Aunque a mí no me molesta. –me dijo el mi cínico.

Como no me agradaba la idea de tener su cosa dentro de mí por toda la noche, comencé a moverme de mala gana. Al sentir que me movía Mr. Cuatro comenzó a darme unas nalgadas como premio por haber hecho caso. Lo cual no me hacía gracia.

Comencé un vaivén lento y podía sentir que su verga comenzaba a ponerse dura otra vez. Poco a poco fui aumentando la velocidad hasta que escuche gemir por primera vez a Mr. Cuatro. Fue más bien un bufido de animal lo que escuche pero continúe con lo mío. A los 15 minutos de estar meciéndome sobre su verga, Mr. Cuatro estaba muy excitado y gemía cada vez más fuerte. Por otro lado yo aunque no lo quisiera también me encontraba excitadísima. Me sujeto fuertemente, a tal grado que me encajo sus uñas y eso ocasiono que comenzara a gemir junto con él.

Nuestros gemidos se mezclaba con los sonidos de la naturaleza y de pronto sentí algo caliente dentro de mí. Mr. cuatro comenzó a bufar demasiado fuerte y sentía como su pene se contraía dentro de mí. Con cada contracción sentía que algo salía disparado de su pen y me llenaba con algo caliente mi vagina. No sabía si seguir moviéndome o para ahí mismo pero algo me decía que continuara y así lo hice. Mientras seguía, Mr. Cuatro me tomo de las tetas de nuevo y comenzó a apretarlas demasiado fuerte ocasionando que me excitara mucho más.

Después de gemir por 5 minutos pude separarme de Mr. Cuatro y me tire en la arena. Mientras estaba recuperándome de todas las sensaciones por las que pase, sentía que algo caliente salía de mi conchita. Quería tocar y sentir que era pero al estar amarrada de las manos no podía.

Después de unos cuantos minutos Mr. Cuatro se acercó a mí y toco con sus dedos aquello que salía de mi conchita.

–veo que se desbordo todo mi semen Lolita. Vaya que te mueves bien sobre una verga. De seguro es natural en ti. Y sin decir más embarro su semen en mi boca. Me dio tanto asco sentirlo en mis labio que lo escupí, sin embargo, el olor del mismo se me quedo en la nariz y comenzó a marearme del asco.

No estando conforme con haberme mancillado hace unos momentos, Mr. Cuatro me desato las manos y comenzó a chuparme los pechos de nuevo. Y de nuevo comencé a excitarme, ahora más rápido que antes. Después de 15 minutos de chuparme los pechos Mr. Cuatro logro que tuviera el primer orgasmo de mi vida y fue muy delicioso.

–ahaaa… mmnn… aahhh… uuummm… –gemía mientras me retorcía en la arena.

–que rico gimes zorrita, gracias a tus gemidos hiciste que reviviera el muerto. –y de pronto Mr. Cuatro coloco su pene entre mis tetas.

–Lolita no sabes cuantas pajas me hice viendo tu foto de perfil, te imaginaba poniéndote mi verga sobre ese canal que se veía entre tus tetas y como me hacía una rusa con ellas. Dejaba tu imagen llena de leche en el monitor por tu culpa. Y de pronto me tomo una vez más de mis pechos y comenzó a frotarlos contra su pene.

Una vez acostumbrada a la oscuridad podía ver como el pene de Mr. Cuatro se perdía entre mis pechos mientras simulaba una penetración con ellos. De pronto comenzó a gemir pero no tan fuerte como antes y sentí como un chorro de semen golpeaba mi frente y escurría por mi ojo, después sentí que otro cayo en mi mejilla, mi cuello, mis labios y así hasta llenarme la cara de semen.

Sentí un olor penetrante a cloro y comencé a dar arcadas por el nauseabundo olor. Mr. Cuatro me quito encima y se recostó en la arena. Rápidamente me quite los restos de semen de la cara con mis manos y los embarre sobre las hojas de los árboles. Duramos media hora más en el lugar hasta que muy callados nos cambiamos y regresamos al auto. En el camino de la playa a mi casa ninguno de los dos hablo, solamente yo para indicarle que calles tomara para llegar a mi casa.

Cuando por fin llegamos me baje y no le dirigí la palabra. Entre a mi casa que estaba sola y me dirigí rápidamente a la bañera. Cuando me quite el uniforme me mire en el espejo, aun tenia restos de semen seco en la cara y en mis pechos. Me metí a la bañera y comencé a llorar por lo sucia que me sentía.

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