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Nunca debes ser tacaño con tu esposa −1−

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Hola me llamo Sandra, esa noche estaba con mi prima Rosa esperando a mi esposo para ir a una peña, que en el Perú es un lugar turístico que presenta bailes folclóricos y después hay una orquesta para bailar toda la noche, ya era tarde y mi esposo no llegaba de su trabajo, nosotras ya estábamos listas, yo con un minivestido rojo con tiritas, yo estaba aprovechando pues uno mi esposo rara vez me saca a bailar, y dos es recontra celoso y solo permite que me ponga este tipo de vestidos cuando salgo con él, la verdad íbamos pues mi prima había conseguido tres pases gratis, ella también se había puesto un vestidito, pero dorado, ella era blanca y rubia a diferencia de mí que soy trigueña y con pelo negro y lacio y chaparrita de 1.60 m… ah, tengo 30 años.

En eso llego, al toque me di cuenta que estaba mareado seguro que había estado tomando con sus compañeros de trabajo, no nos interesaba, lo agarramos de los brazos, y nos fuimos los tres en un taxi.

Cuando llegamos el show folclórico ya había terminado y la orquesta ya estaba comenzando a tocar música bailable, nos ubicamos en nuestra mesa, mi esposo estaba fastidiado pues sabía que tenía que pedir por lo menos unas cervezas y todo era caro en ese lugar, entonces llego el mozo pero llevaba una botella de wiski chivas, nos quedamos mirándonos al ver que la dejaba en la mesa, además de una cubeta de hielo y vasos, el mozo se sonría al ver nuestras caras y señalando una mesa al otro extremo de la pista de baile nos dice, «es una cortesía de los caballeros de esa mesa», llegaba a ver dos caballeros altos maduros con terno, que nos saludaban con la mano, pero me quede con la boca abierta cuando me esposo se sirvió un vaso lleno, le echo hielo y les devolvió el saludo levantando su vaso, haciéndome una seña para que lo imitara, y yo que pensé que se iba a molestar y devolver la botella.

Cuando termino de tocar la orquesta, me sorprendí pues los dos caballeros se fueron acercando a nuestra mesa, mi esposo los miro y nos dijo, «me parece que esta noche el licor nos va a salir gratis, síganme la corriente a lo que diga», cuando llegaron nos dimos cuenta que eran personas maduras como de 45 años, gruesos y bien altos como de 1.80m, el más blancon que me miraba comenzó a hablar.

—hola somos Javi y José, somos españoles, y al verlo acompañado de tan lindas señoritas, pensamos que una de ellas, la que no sea su pareja puede bailar con nosotros, ya nos turnaremos, espero que no se haya ofendido por la botella de wiski.

Mi esposo los miro y con un vaso en la mano y una sonrisa les dice:

—caramba bienvenidos, están en su noche de suerte caballeros, ellas son mis hermanas, bailen nomas, pero pórtense bien.

En ellos se dibujó una sonrisa de oreja a oreja, ni cortos ni perezosos nos sacaron a bailar en ese momento, nos alejamos un poco de la mesa, Javi que era el que había hablado, me tomo de la cintura, estaban tocando salsa y bailaba muy bien.

—qué suerte Sandrita, rogaba que tu fueras la que no era su pareja de tu hermano, pues te mire desde que llegaste, eres una diosa y tienes un cuerpo maravilloso, disculpa creo que soy un poco mandado.

Mientras me sonreía y me sujetaba un poquito más fuerte, la verdad es que tenía que mirar hacia arriba por lo alto que era, pero como a mí me aloca bailar, yo estaba feliz pues Javi lo bailaba muy bien, así que le sonreí, y traté de seguir el juego, al fin y al cabo, mi esposo lo había propiciado.

—caramba, gracias, la verdad es que estoy contenta pues a mi hermano no le gusta bailar y Uds. nos han salvado la noche, y más que tienes una linda sonrisa y eres muy guapo y… grande.

Y nos reímos, me di una vuelta mientras bailaba y vi a mi prima que también se estaba divirtiendo, me miro y me guiño un ojo, con mi prima habíamos salido a bailar desde adolecentes, y de jóvenes, cuando veníamos a estas peñas y siempre había turistas que por bailar nos pagaban todo, y nos divertíamos, pero eso era en la época que éramos solteras, ahora yo estaba casada hace 10 años y a pesar de la tacañería de mi esposo siempre le había sido fiel, pero ahora estaba dispuesta a seguir el juego, hasta que nos tuviéramos que ir, entonces todo terminaría y regresaría a casa con mi esposo, para mi prima no había problema pues ella se había divorciado el año pasado.

Cuando termino la salsa, la orquesta siguió tocando, esta vez un merengue, Uds. saben cómo es, cuando el hombre se pega a la mujer y ambos mueven las caderas, yo estaba feliz, pues Javi me llevaba a pesar de su tamaño con mucha habilidad y delicadeza.

—tienes una cinturita y te mueves como una culebra eres así en todo momento.

Y mientras me decía esto me daba una mirada picaresca, yo me daba una vueltita y lo miraba, le seguía el juego y le sonreía.

—todo depende de si el hombre puede ser capaz de dominar esta culebra, para que esta se siga moviendo en todo lugar.

A Javi le brillaban los ojos y me miraba de arriba a abajo, en eso al sujetarme de la cintura me atrajo hacia su cuerpo pegándolo al mío y me hablo al oído.

—me vuelves loco Sandrita vámonos a mi departamento los 4 para continuarla.

Lo miré sonriéndole.

—Estás loco Javi, mi hermano es muy celoso y nunca nos dejaría en este país somos muy conservadoras, pero sigámonos divirtiéndonos.

Él como que se puso un poco triste pero luego seguimos bailando, aunque cada vez se pegaba más a mí y me decía cosas al oído, yo solo me reía, y a todas sus propuestas le decía «puede ser, ya veremos».

Cuando termino como 4 piezas de baile regresamos a la mesa, Javi descaradamente paso su brazo por mi cintura, yo me horroricé al pensar que mi esposo podía vernos, «Javi aquí no que mi hermano puede vernos», y le saqué bruscamente el brazo, me sorprendió al verlo sonreír al escucharme. Cuando llegamos a la mesa la botella estaba en menos de la mitad y mi esposo estaba totalmente borracho, al vernos lleno los vasos y dijo:

—vamos a brindar todos por la amistad de los países.

Nos tomamos al hilo todo el vaso, y luego dijo volviendo a llenar los vasos:

—ahora por Perú y España.

Y nos tuvimos que tomar el otro vaso también de un golpe, la botella se había acabado, Javi se había dado cuenta y llamo al mozo y le dijo que trajera otra igual, la orquesta comenzó a tocar otra vez, ahora una cumbia.

—vayan a bailar, pero ya saben cuiden a mis hermanitas.

Cuando seguimos bailando pude darme cuenta del efecto de los dos vasos llenos de whiskey, pues Javi cada vez pegaba más su cuerpo al mío, pegaba su cara a la mía y me insistía en irnos.

—vámonos Sandrita, en nuestro departamento podemos seguir bailando y tomando.

En mi también podía sentir el efecto del licor, pues cuando Javi pegaba su enorme cuerpo al mío, sentía en el mío un agradable calor que me hacía estremecer toda, se sentía rico esa proximidad de un hombre que te deseaba.

—ay Javi yo también quiero ir, pero de verdad te digo que con mi hermano es imposible.

Yo seguía el juego sabiendo que las cosas estaban yendo demasiado lejos y que ya era hora de terminarlo, así que regresé a mi realidad y decidí regresar a la mesa y decirle a mi esposo para ir a casa, pero el destino me iba a hacer una jugada.

Al regresar a la mesa, me quede helada al ver a mi esposo totalmente dormido como un pollo con el pico caído, yo y mi prima nos miramos, Javi y José estaban tensos, me quedaba la decisión de irme con mi esposo.

—despiértate tonto, despiértate ya.

Mientras lo samaqueaba le daba un par de cachetadas, todos me miraban, pero con distintas ideas en mente, entonces todavía el pudor de esposa pudo más y lo pellizque en la tetilla con toda mi alma, «despierta, despierta», apenas dio un gemido, Javi me tomo de la mano, llamo al mozo.

—cuida a este caballero, cuando se despierte le pides un taxi, todo a mi cuenta.

 

Le dio varios billetes que debían ser su propina, Javi me miro a los ojos me sujeto ahora de la cintura y me dijo «vámonos» y salimos los cuatro.

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