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Tercera metida de cachos a mi esposo

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Ya con esta es la tercera vez que le pongo los cuernos a mi esposo, cada día que pasa y empieza el cortejo con otros hombres la adrenalina sube.

Mi esposo y yo fuimos a un balneario en las vacaciones, la verdad los primeros días estuvieron monótonos, nos la pasábamos en la habitación, mi esposo cogiéndome, cosa que ya coger con él no me da placer ya que su polla está cada vez más flácida y por lo regular nunca termino porque no me satisface. Para esa ocasión me compré unos vestidos de baño tipo hilo dental, para mostrar mis nalgas y así calentar a todo macho que se me atraviese. En la playa nos conocimos con otra pareja y yo me hice muy amiga de la mujer de esa pareja, ya el paseo se hizo mejor porque pasaba un buen rato hablando con ella, mientras nuestros esposos charlaban de otros asuntos. En una, ellos decidieron ir de compras y quedamos las dos solas. Empezó el tema de los cuernos y esta mujer me confesó que nunca le había puesto los cuernos a su marido, pero que deseaba probar otras pollas, así que ideamos un plan.

Como muchos años trabajé en una farmacia, saqué medicamentos que los recomiendan para el sueño. Así que el plan era darle esas gotas para dormirlos y luego irnos para una discoteca y así conocer algún macho para nosotras.

Decidimos ir a la farmacia más cercana, pero no nos vendían las gotas si no por prescripción médica, así que de ir a varias farmacias y oír la misma respuesta, decidí seducir al chico de la farmacia y le dije la verdad, que era para dormir a nuestros esposos para salir en la noche y le ofrecí salir con nosotras si nos vendía las gotas, total, nos las vendió.

Así que, en la noche, el plan era hacer una cena para los cuatro en una de nuestras habitaciones y luego darles las gotas para el sueño en el jugo a nuestros esposos y así lo hice. Mientras les servía la mesa deposité las gotas recomendadas en cada jugo, es más, puse dos gotas adicionales para evitar algo raro. No habíamos terminado de comer cuando nuestros esposos estaban bostezando y sus rostros reflejaban sueño, así que los llevamos a cada uno a la cama y se durmieron como bebes.

El siguiente plan era vestirnos lo más sexy posible, pero no en el hotel porque se iban a dar cuenta en recepción que salíamos vestidas así y podían comentarle al día siguiente a nuestros esposos. Así que salimos vestidas normal, como si fuéramos de compra, llevamos unas bolsas con la ropa, nos dirigimos hacia un centro comercial cercano y nos dirigimos a los baños, nos cambiamos y la verdad nos pusimos una ropa muy atrevida, parecíamos dos putas.

Saliendo del centro comercial se nos acercaron dos tipos asiáticos, con un español de buen fluido, ambos son coreanos y venían a Latinoamérica a coger putas y satisfacer sus deseos. Ellos al vernos pensaron que éramos putas y nos preguntaron la tarifa, cuando ellos hicieron la pregunta, mi amiga y yo quedamos sin palabras, pero yo una vez analizada la situación le contesté “la hora les cuesta x valor”. Ellos inmediatamente aceptaron, nos llevaron a un motel cerca, pero la condición de ellos era coger ambas parejas en la misma cama e intercambiar parejas en pleno acto, así que mi amiga estaba como renuente, pero aceptamos y nos dirigimos al motel.

Una vez en el motel, los coreanos nos pusieron a chuparles sus pollas primero a uno y después al otro, mi amiga también. Después nos hicieron el sexo oral a ambas, y después nos cogieron a las dos al mismo tiempo en la misma cama. Era extraño oír dos gemidos de mujeres al mismo tiempo, estos tipos tenían unas pollas normales, pero se movían muy bien y eran muy creativos, cogían riquísimo. Después intercambiamos y el otro era igual de bueno cogiendo y lo mejor, las dos terminamos juntas al mismo tiempo.

Ellos luego pagaron la tarifa y nos dejaron en el centro comercial donde nos encontramos, pero la aventura no termina. Paradas esperando un taxi, se nos acercó un vehículo, adentro iba un hombre bastante mayor, alto y grueso y nos dijo “¿cuál es la tarifa para que pasen un rato conmigo?” y dijimos el valor, aceptó y subimos al carro. Una vez adentro, el tipo le pidió a mi amiga que le chupara la polla, mi amiga se la empezó a chupar mientras él conducía. Les cuento, era una enorme polla. Nos llevó a su apartamento y nos pidió que le hiciéramos striptease y luego hicimos un trio. Este tipo a pesar de su edad, tenía su polla bien templada, nos dio buena polla por una hora que salimos cansadas y con nuestras vaginas muy estropeadas.

 

Llegamos ya muy tarde en la noche al hotel, vestidas de putas porque la ropa la habíamos dejado en el baño del centro comercial, pero nuestros esposos dormían y nunca supieron lo que hicimos esa noche... fuimos unas putas esa noche.

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