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Abusada en el metro

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La excesiva contaminación en la ciudad en los últimos días, obligó a las autoridades a decretar la restricción de vehículos privados al centro. Ello produjo la total aglomeración en los transportes públicos.

Entro en volandas al tren, casi sin pisar suelo, aplastada entre un chico joven de frente y un señor de unos cincuenta años a mi espalda, sin tiempo para colocar el bolso en medio. El movimiento del tren me hace notar el bulto del joven en mi vientre y el del maduro en mi cola, aumentan sus tamaños rápidamente y noto su opresión que facilitan con descaro. El joven roza con su mano uno de mis pechos, no llevo sujetador y acaba metiéndola en mi blusa acariciándolo. El maduro sube mi minifalda y baja las bragas por detrás, siento su verga entre mis piernas, abiertas para mantener el equilibrio, noto su prepucio entre mis labios vaginales, abiertos de placer, mojados por mi calentura.

El movimiento del tren produce la estimulación precisa para acelerar la excitación de ambos hombres. Aprieto las piernas en un movimiento reflejo aprisionando la verga del maduro que eyacula en mi sexo. Noto su semen caliente empapando mis bragas y deslizando algunas gotas por mi entrepierna. El joven aprieta con su mano mi pecho, entorna los ojos y oprime su bulto contra mi vientre, siento se está corriendo. Llego a mi destino y salgo del tren con dificultad, abriéndome paso a la vez que bajo con precipitación mi minifalda. Ando incómoda con las bragas descolocadas.

Llego así a la oficina con retraso y entro directamente a los aseos, intentando no encontrarme con nadie. Me saco las bragas, limpiando sexo y piernas con ellas y las guardo en el bolso. Excitada y perturbada por lo ocurrido, no puedo evitar meter mis dedos sentada en el inodoro, procurándome un delicioso orgasmo. Recuperado el pulso ocupo mi lugar de trabajo sin dejar de pensar en lo ocurrido.

Cuando llego a casa, al final del día, aún sigo excitada y le pido a mi marido me haga el amor. Me entrego con pasión, sin poder borrar de mi cabeza la experiencia matinal, los dos hombres abusando de mí en el metro dándome placer.  Mientras llego al clímax relato a mi marido lo ocurrido, lo que aumenta su excitación dándome un orgasmo delicioso. El cree es una de mis fantasías para estimularle sexualmente y yo no le saco de su error.

 

Al día siguiente escojo la minifalda más corta de mi ropero, las bragas las meto directamente en el bolso y salgo hacia el metro con la esperanza de que la atmósfera de la ciudad siga con su alto grado de contaminación y el metro abarrotado.

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