Nuevos relatos publicados: 16

Mi madre me traía ganas y me sedujo

  • 15
  • 73.555
  • 9,56 (61 Val.)
  • 1

Yo soy Juan, estudiante de preparatoria y vivo en México distrito federal, desde pequeño me ha atraído el box, lo he practicado hasta durmiendo, pues como dice mi madre la mayoría de las noches ya dormido estoy lanzando golpes y haciendo fintas.

A base de tanto ejercicio, tengo una figura bien formada según dicen agradable; mi familia se compone de mi madre, una señora a mi parecer guapa y de buenas dimensiones, mi hermano mayor Fidel, que ya vive por separado porque está casado, y en el hogar estamos mi madre, mi hermano Lucio, mi hermana Imelda, los dos estudiando la secundaria, y claro yo.

Por las mañanas asisto a la prepa, por las tardes trabajo en una tienda de discos y saliendo de esta me voy directo al gimnasio a darle de golpes al costal, a la pera loca, a la pera fija, y por supuesto subo al ring a pulir la técnica, que es lo que más me gusta, y aunque cuando me toca la gobernadora es terminar como un santo cristo bañado en sudor, por ahora es mi alegría y diversión, mi madre pasa por mi como a eso de las nueve de la noche, la mayoría de las veces ella llega como a las 8 y media.

Me dice que tengo finta de campeón, le encanta tomarme fotografías y video, sobre todo cuando estoy metido en el entrenamiento y no me doy cuenta, ella las guarda y cuando hay alguna reunión familiar o de sus amigas, casi siempre las muestra.

Esta rutina ha sido así desde que inicie mi entrenamiento formal, ya tengo en mi registro 9 peleas ganadas, 8 por nocaut y una decisión.

Hace un mes tuve la última pelea, estaba tan bien preparado o tal vez el que me pusieron al frente no iba en su punto, que no me duró más que un round y medio, cayó fulminado con una combinación que remate con un bolado a la quijada.

Mi madre que siempre me acompaña a las peleas en la primera fila al lado de mi esquina estaba como loca dando de brincos, ella de cariño me dice "mi campeón", toma y toma fotos y más fotos.

Terminó la función y como siempre nos regresamos a casa, ella muy emocionada no dejaba de alabarme, que si el gancho que le di al contrario, que si la combinación a la mandíbula, que si el castigo a los bajos, tanto habla y habla y ponía y quitaba su mano de mi pierna, luego la dejaba unos segundos, me apretaba, soltaba y luego otra vez, yo sintiéndome su héroe, también empecé a engancharme con su euforia y sin darme cuenta tocaba su muslo, ella en un alto se subió la falda de modo que lo dejó al descubierto me tomó la mano y la colocó cerca de su entrepierna, así la mantuvo hasta que se puso el siga, sentí como una descarga eléctrica recorrer mi cuerpo, el cansancio se transformó en un impetuoso e intempestivo huracán.

Volvió a tomar mi mano y la acercó más a su sexo, como un latigazo se estremeció mi cuerpo al sentir su pequeña pantaleta y lo abultado de sus vellos, a mis 19 años y en ese momento el miembro se puso más firmes que un soldado, y de una a otra sorpresa, mi madre colocó nuevamente su mano pero ahora ya sobre mi bulto y le dio un pequeño apretón, por poco y grito de la indescriptible sensación que sentí, ella soltó mi bulto y metió su mano en el pants hasta que aferró a mi sexo, de plano me quedé paralizado, no alcancé a hacer ningún movimiento, ella empezó a maniobrar muy suavemente sobre mi miembro sexual, que se puso a punto de explotar.

Como ella tenía controlada la situación, sin dejar de hablar, nos fuimos acercando a la casa y me dijo: "mi campeón" esta noche te has ganado un premio muy especial y para empezar te vas a acostar conmigo, al cabo que tus hermanos ya están dormidos...

Me quedé helado, paralizado, no pude articular palabra alguna, tal vez lo que menos esperaba era lo que mi madre había pronunciado... esta impresión tuvo la virtud de desinflar la gallarda figura de mi altivo tolete.

Experiencia en el sexo como podrán comprender, no tengo ni siquiera la suficiente, pero con estas palabras el que sí entendió y entendió bien y demasiado rápido fue mi pene, que de la flacidez, en un santiamén, se endureció, más de lo que ya había estado.

A pesar de que durante el camino prácticamente mi madre me vino cachondeando, digamos masturbando, no esperaba de esta manera convertirme en hombre y menos en la cama de mi madre y con mi madre.

Continué por unos segundos más helado, paralizado, se me cortó la respiración, lo escuché y no lo creí, no esperaba así de pronto todo esto, sin comprenderlo, todo estaba claro, no se necesitaban más explicaciones, en mi mente rebotaban con una diáfana claridad las palabras de mi madre:.." te vas a acostar conmigo, al cabo que tus hermanos ya están dormidos"...

Llegamos a la casa, y efectivamente mis hermanos ya estaban dormidos, la televisión encendida favorecía nuestro arribo, puesto que pasaría desapercibido; me fui directo a la regadera queriendo esfumarme por no saber qué hacer con las intenciones de mi madre, resultó contraproducente, pues mi madre apareció con su bata de baño, encima, completamente desnuda y sin más me dijo:

como se lo merece mi gran campeón, su mami se encargará de bañarlo, diciendo y haciendo, arrojó su bata al piso y se metió conmigo a la regadera, un poste telefónico tiene más movimiento que mi cuerpo en ese instante, mis ojos se abrieron cien veces más potentes que el telescopio Huble, al ver desnuda de cuerpo entero a mi santa madre, a pesar de que a veces por descuido y otras furtivamente la había visto desnuda; está vez, su cercanía hacía para mí las veces de un baño sauna; como cordero al matadero abrí la regadera, el chorro de agua fría estremeció mi cuerpo, y en ese instante mi madre se apoderó de mí, me abrazó por detrás, me acarició con sus manos el pecho, con sus enormes senos me masajeó la espalda, haciendo vibrar mi cuerpo entero, su voz en un susurro me dijo: estás hecho todo un hombre, exactamente lo que esta noche necesito, será lo que sea, pero hoy haremos lo que desde hace meses he deseado…

Tomó el jabón, y empezó a enjabonarme, inició por mi espalda, siguió por el cuello, mis posaderas; mis brazos y tórax curtidos por el ejercicio sentí que la excitaban a cada instante más y más, sentía como estaba disfrutando y la voluptuosidad de su cuerpo se amoldaba al mío, queriendo fundir su piel con la mía.

Sus manos bajaron ya sin el jabón hasta mi entrepierna y yo sin control y sin noción de lo que estaba sucediendo, me dejé llevar por la lujuria que embrujaba nuestras cuerpos, ella tocó con sus manos mi sexo, lo recorrió tan hábil y con tanta suavidad, que prácticamente me obligó a separar las piernas y dejarle el campo libre para que mi endurecido sexo fuera tomado por ella y con movimientos lentos empezara a masturbarme, cerré los ojos y me hundí en la vorágine de la pasión, esa pasión obscura y seductora, que nubla los sentidos y convierte en ansiedad el más incontrolable de los instintos del hombre y la mujer… el deseo de la carne... el sexo animal y brutal.

Siguió mi madre con mano diestra trastornando mis sentidos, hasta encontrarnos abrazados frente a frente, buscó mis labios y nos fundimos en un beso, un beso ardiente, demasiado caliente, lujurioso, tal vez por algún tiempo esperado, sus pezones erguidos y endurecidos por la pasión desenfrenada, sus senos pegados a mi pecho implorando caricias, sus brazos aferrados a mi cuerpo, no conocía lo ardiente y apasionada que era mi madre y mis brazos acariciando con lujurioso desenfreno sus caderas, sus nalgas de mujer prohibidas para mi, pero que la fuerza brutal del deseo incontrolable, hizo romper las en realidad inexistentes barreras de respeto.

Con una voz enronquecida por la fiebre que en ese momento devoraba a mi madre me dice: ven bebé terminemos de bañarnos, y comencemos este camino que nadie ya puede detener... en respuesta, acaricie sus pechos, acaricie su sexo, muy discretamente depilado, porque si tiene su vellosidad fina y abundante, metí un dedo en sus labios vaginales, ella se estremeció de placer y se abandonó a mis caricias, terminamos la ducha, nos secamos mutuamente, la saqué cargándola en mis brazos, ella abrazada a mi cuello me besaba, la conduje a su recamara, la deposité con ternura en la cama, la dejé desnuda y me quedé contemplándola, realmente es hermosa mi adorada madre, sus piernas, su sexo, sus pechos, sus pezones, su boca sedienta de amor y de pasión.

Ella se levanta y toma la cámara de video, la coloca sobre una mesa, orienta el lente hacia la cama, ajusta el lente y la pone a funcionar, se acomoda en la cama y me jala de un brazo, caigo encima de ella y nuestra bocas se funden, el mejor beso creo yo es el del incesto, besar a tu madre en la boca, estando desnudos y listos para el sexo, ahora sí que no tiene madre.

Mi madre sabe hacer el sexo, yo tal vez no, pero el instinto me fue guiando, me encimé en su cuerpo, mi pene impaciente buscaba los labios vaginales de mi madre, pero ella me empujó hacia abajo por los hombros y sin saber mi boca se dirigió a su vagina, abrió sus piernas y frente a mis ojos, quedo la flor más hermosa de la creación, lo más hermoso de mi mamá inundó mis pulmones con ese aroma inconfundible del sexo femenino, el olor de su sexo me trastorno.

Le di un beso, con mi lengua inicie una serie de movimientos de arriba hacia abajo, rozando su botoncito que se puso rígido, me fui más abajo y le introduje la lengua en su vagina, se la moví adentro en círculos y ella empezó a gemir y a soltar sus fluidos enervantes, sus líquidos sexuales que absorbí con calenturiento deleite, me sentía el amo de mi madre, me sentía su dueño, su hombre, su macho, mis manos acariciando sus senos, sus pezones se endurecían, sus piernas en mis hombros me aprisionaban y a cada arremetida de mi lengua, se arqueaba y suspiraba, gemía, con ganas de gritar de placer, contraía su vagina, y soltaba oleadas de líquidos sexuales, mi cara se empezó a empapar, mi pene a más no poder, duro, y palpitando dejando escapar también mis líquidos seminales, con mis labios aprisioné su clítoris y lo empecé a succionar, a cada succión que le daba mi madre gritaba, estiraba sus piernas y se estremecía incansable, gemía y gemía como desesperada, me empujo la cabeza contra su sexo y explotó en un ardiente orgasmo, me llenó la boca de líquidos, mi nariz quedó igual, mis mejillas llenas de ese sabor indescifrable que por primera vez yo tenía en mi boca.

Me volví a encimar en ella y le empecé a mamar un seno, su pezón se endureció, se lo mamé como si fuera un bebé, me aferré a él y luego me cambié al otro, ya no resistía mi madre, estaba a punto nuevamente de incendiarse, calentísima me quería ahogar con sus pechos, se los mamaba y le mordisqueaba sus pezones, se los estiraba y más se enardecía, al borde del orgasmo me dijo:

Bebé siéntate en la esquina de la cama, le obedecí y ella se sentó encima de mí dándome la cara, con sus piernas abiertas y abrazándome con ellas se fue introduciendo lentamente toda la extensión de mi verga, vi como mi pene se iba perdiendo en su vagina, sentí un calorcillo invadir mi cuerpo, tenía a mi madre ensartada en toda mi verga, se la acababa de meter a mi hermosa y sabrosa mamá, la tomé por sus nalgas, y la empecé a bombear lentamente, sus pechos se bamboleaban en mi cara, no me quedó más que atrapar uno con mi boca y empezar a mamárselo desenfrenadamente, se los mamé lujuriosamente, hasta que sentí que le brotaba lechita de ellos, ella con la cabeza hacia atrás estaba como loca enardecida, prácticamente se ensartaba en mi verga, mojada hasta escurrir por mis guevos sus líquidos, gemía como loca, me besó en la boca y nos enredamos buscando nuestras lenguas, fundidos por un fuego abrasador, que hizo sudar nuestros cuerpos y jadear de placer hasta el paroxismo.

Ahora bebé déjame que yo me coloque al borde de la cama y como tal, se paró, mi sexo se quedó escurriendo y ella se acomodó acostada boca arriba, con las piernas abiertas, mostrándome su enorme y golosa vagina, mi madre estaba esplendorosa, mojadísima, sus labios vaginales inflamados y su flor enormemente crecida, jugosa, y excitante, caliente y cachonda como nunca me la imaginé.

Me dijo penétrame bebé, méteme todo tu sexo, quiero sentirlo hasta mi garganta si es posible, quiero gozar este amor prohibido que desde hace tiempo me traía sonámbula, tenía ganas de cogerte bebé, tenía ansias desesperadas por tenerte en mis brazos y que me hicieras desfallecer como ahora me tienes, méteme tu verga papito, métemela toda y dále con fuerza para que sienta que me posees, que me haces tuya que me cojes y me disfrutas como yo a ti.

Al oír decir esto a mi madre, mi pene se puso más rígido y grueso de lo que lo tenía, se la dejé ir de un solo empujón y hasta grito mi madre, se la clavé con ansias, con verdadera furia, se la saqué y se la volvía clavar, mi madre gemía, me arañaba la espalda, me mordía el pecho, me aprisionaba con sus piernas y más me desbordaba, se la estuve metiendo y sacando hasta que sentí completamente mojados mis guevos, y toda batida su vagina, exploto con un tremendo aggghhh!!! Papito me vengo mi amooor!!!... quedó por unos momentos, desfallecida y yo a punto también de venirme, a mi madre la tenía desmadejada, sin fuerzas y abierta de piernas dejándome extasiar con su hermosísima vagina inundada con líquidos orgásmicos.

Le dije: mamá, ahora te la puedo meter agachadita?

Ella me dice: papito lo que quieras mi rey, tu mamita está para obedecerte en lo que quieras mi amor, esta noche hazme todo lo que quieras que soy tuya para siempre mi amor.

Se agacho poniéndome su enorme trasero enfrente, su vagina abultada por lo inflamada que estaba, se veía esplendorosa con sus vellos empapados lo que aceleró aún más mi calentura, la sujeté por sus nalgas y me arrodillé para lamerle su labios vaginales, me tomé todo lo que de ella fluía, le di pasaditas con mi lengua en su vulva, en su delicioso ano, que fruncía cada vez que mi lengua pasaba sobre de él, la volví a calentar y a ponerla ganosa, mi madre apretaba sus nalgas y me incitaba a penetrarla, subí mi pie izquierdo al borde de la cama y nuevamente, se la dejé ir toda, la tomé por sus caderas y empecé a bombearla, a bombearla hasta hacerla explotar, su enorme culo es maravilloso, su vagina en esa posición se tragó todo y volvió a chorrear a cántaros su orgasmo, ya no aguanté más y le grité a mi madre: mamaaa me vengo adentro de ti mamaaa!!! aggghhh!!!

Me vine completamente en la vagina de mi madre, la llené de leche, la inundé de semen caliente y espeso, dejé que los estertores de mi cuerpo se fueran calmando y que mi respiración también se fuera acompasando, quedando arriba de mi madre, abrazado a ella y con mi sexo adentro, hasta que solito se fue saliendo... con la sabana le fui secando de todas sus partes que estaban mojadas, ella se dejó hacer y abrió más sus piernas tendida boca arriba, la vi hermosa, la vi sensual, la vi divina, era mi madre la que me había hecho hombre, era mi madre a la que me acaba de coger, le había metido todo mi sexo, la tenía en mis manos, la tenía para mí, era mía y nadie más se la podía coger, solo yo su hijo, su campeón como ella me dice… me jaló hacia su lado, me abrazó, me besó y yo metí mi pierna entre las suyas para sentir en mi piel su vagina desflorada de tanto bombearla con mi verga, así nos quedamos dormidos en su cama, así amanecimos llena de semen ella y yo lleno de sus efluvios vaginales que tanto me calentaron… despertó y me dio un beso en mi sexo, yo para corresponder me prendí de sus tetas y se las mamé un buen rato… mi madre ya me tiene a mí como su amante… y yo soy de ahora en adelante el amante de mi madre.

Fin

(9,56)