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Noche de lobas, Noche de zorras (2)

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En el trayecto comentamos el tipo de hembra que queríamos y deseábamos encontrar, pues sabíamos que, independientemente que fueran fulanas o no, estas mujeres suelen ser muy calientes.

—He visto algunos videos porno en el que veo que las brasileñas están muy buenas —declaré yo.

—sí, tienes razón, las brasileñas son muy lascivas y buenas folladoras —apostilló Gonzalo.

—creo que tendremos suerte y pillaremos buen cacho, ya que seguro que allí hay calidad —manifesté yo.

Seguimos charlando largamente sobre nuestras preferencias sexuales y de cómo nos gustaban las mujeres.  

—a mí me pone que sean tetudas y algo culonas —revelé yo.  

—en cambio, a mí, no me gustan que tenga tanto culo, pero si buenas patas —expuso Gonzalo.

Mientras continuábamos el viaje, veíamos que grupos de amigos y parejas salían fuera de la ciudad en busca de diversión y de discotecas más grandes ya que eso aumenta el morbo de pillar y conseguir más y mejor cacho. Ya nos íbamos acercando a este pueblo y nuestro nerviosismo se acrecentaba, pues ambos teníamos ganas de "meter en caliente" Ya nos íbamos dando los últimos toques, ya que queríamos llegar perfectos a la barra y gustar a las chicas. Gonzalo me pidió que abriera la guantera.

—mira, Tony, abre la guantera —propuso Gonzalo.

—¡que cabrón!, tienes perfume de marca y un peine, pareces un ligón profesional —afirmé yo.

Gonzalo se reía de lo que dije. Me puse un poco, me atusé un poco el pelo y lo guardé. Al llegar al pueblo, preguntamos por la barra y un lugareño nos indicó donde estaba. Al cruzar el pueblo, vimos grupos de jóvenes que entraban y salían de los distintos "tugurios" y "garitos" que tanto encantan a la juventud del lugar y cercanías. Llegamos a la barra y por la decoración exterior más bien asemejaba una discoteca grande por los neones y letras que tenían diseñadas con interés y elegancia exquisita. Una vez allí dentro, la cosa cambió. Había chicas solas, algún hombre tonteando con alguna hembra y la madama, contamos hasta veinte chicas y las había de todas clases rubias, morenas, castañas, pelirrojas y dos negras. Vestían todas provocativas y muy sugerentemente y no dejando nada a la imaginación. Además, el calzado de ellas era de tacón de aguja que las elevaba el culo y las tetas Entramos y nos dirigimos a la barra a pedir un par de pelotazos de whisky, según estábamos pidiendo los whiskys se nos acercaron un par de chicas. Gonzalo y yo las miramos y eran bien sexys y muy tetonas, muy de nuestro gusto y no supimos decir que no.

 —Hola chicas, ¿cómo os llamáis? —pregunté yo.

—yo me llamo Jessica y ella es Sara —dijo una de las chicas.

La hembra rubia era Jessica y la morena era Sara.

—¿nos invitáis a algo? —dijo Sara.

—de acuerdo —afirmó Gonzalo.

Nos presentamos ante ellas y yo señale:

—él se llama Gonzalo y yo Tony —nos dimos dos castos besos, mientras nos servían los 4 whiskys y nos fuimos a sentar cada uno con la chica elegida.

Yo me fui con Jessica, ya que me atrajo su pelazo rubio y sus soberbias tetazas y Sara se marchó con mi amigo Gonzalo, ya que le atrajo Sara por el conjunto.  Luego me fijé mejor y me di cuenta que la hembra que ligó a Gonzalo tenía una depravada cara de viciosa y eso me dio más morbo y me puso más rijoso y cachondón. La hembra de Gonzalo llevaba una especie de combinación negra y violeta oscuro y llevaba unos zapatos de punta de tacón de aguja negros y Jessica llevaba un body negro con transparencias y unos botines negros de piel e igualmente de punta y tacón de aguja, que me daba más morbo. Tenía las manos muy cuidadas y eso me gustaba más y le añadía más morbo a todo su aspecto sexy y atractivo.  Me puse a charlar animadamente sobre lo que hacíamos laboralmente Gonzalo y yo y Jessica parecía muy entretenida e interesada por mi trabajo en el gimnasio donde yo trabajaba. Ella me comentó que también iba a uno allí cerca, porque vivía en el pueblo donde estaba la barra americana, para no darse palizas conduciendo y llegar estresada al local. 

—creo que estás mucho más buena que la mayoría de tus compañeras —afirmé yo. 

—oh, gracias muy amable, eres muy simpático, halagador y galante —expresó Jessica y me besó con lengua mientras comenzábamos a acariciarnos con lujuria.

Ella me tocó el rabo y yo a ella una teta, mientras con la otra mano la abrazaba, y nuestra temperatura sexual comenzó a ascender. Me abrí de piernas para que ella me pudiera abrir la cremallera. La sensual y atractiva imagen que me daba Jessica, era la de una irresistible come hombres y no podía ni debía dejar escapar esta tremenda oportunidad, habíamos venido a pasar el rato y echar algunos polvetes y no podía dejar mal a mi amigo. Yo le miré y hacía rato que se habían dejado de tonterías y se estaban comiendo a besos antes que la rubia Jessica y yo. Luego seguimos departiendo un poco más y brindamos por nosotros dos y bebimos un poco los whiskys y nos volvimos a besar, mientras nos besábamos Jessica, como me pidió que la llamara, me abrió la cremallera.

—¡Guau! —exclamó ella— ¡llevas un tanga! ¡que morboso eres, cabrón, ¡eres sexy! ¿eh? —añadió Jessi.

Jessi también se abrió de piernas para que pudiera tocar su coño y sentí que, de la excitación sexual, ya estaba mojada. Seguimos comiéndonos a besos, y nuestras lenguas se entrelazaban y anudaban febrilmente como si fueran dos boas constrictor tratando de estrujar una a la otra. Nuestra temperatura ascendía más gradualmente y parecía salir humo de nuestras bocas por los resoplidos que dábamos. Jessi me sobaba el tanga con gozo y auténtico deleite carnal y mi enhiesto, pero dura verga se ponía más y más dura. Yo le metía mano al coño y con el dedo la taladraba y la tela del tanga me estaba poniendo más excitado y cachondo y al advertir que era elástica, me ponía más rijoso y obsceno y yo la barrenaba y atravesaba y aunque nos besábamos con lujuria, obscenidad y pasión, Jessi resoplaba y resollaba de regodeo, placer y gozo sexual al sentir que estaba teniendo otro orgasmo. Ya estábamos los dos con un brutal calentón y como no queríamos follar delante de todos, pues tal era la calentura sexual que teníamos. Me cogió de la mano y nos retiramos a su habitación.

Gonzalo, hacía rato que se había ido a follar con Sara, pues habían abandonado la mesa y aún estaban los pelotazos a medias. al pasar cerca de la barra, el barman le dio una llave a Jessica. Ya dentro del pasillo, adyacente a la barra, Jessi me volvió a pegar otro beso con lengua, mientras me sobaba y magreaba con fruición y desenfrenadamente el tanga y yo le agarraba el culo. Nos separamos e iniciamos el camino corto por el pasillo que tenía fotos eróticas de mujeres desnudas y parejas follando en distintas posiciones y hasta algunas de las actuales chicas en posiciones depravadas y sicalípticas. Mientras Jessi abría, yo le masajeaba el culo y hasta alguna guarrada provocativa le largaba. Jessi me miraba con más lujuria y hasta algún insulto sexual me devolvía y eso me excitaba y enardecía mucho más, sin saber ella, que el lenguaje chabacano, sucio y fuerte a la hora de follar con una mujer me excitaba sobremanera y me ponía más cachondo, salido, calentorro y obsceno.

Entramos, nos acercamos bien a su libidinoso trono sexual y me empezó a desnudar lenta y lujuriosamente y me iba diciendo una serie de procaces y obscenas guarradas que me incitaban y estimulaban a un irresistible sexo sin límites. Al ver mi atractivo,  estimulante y sugerente tanga de cuero con las cadenitas a los lados,  se relamió de gusto y regusto,  pues me destacaba y resaltaba mucho la polla,  así como las nalgas y pensaba en mi como alguien que la iba a joder y fornicar anal y vaginalmente y con vicio y obscena lubricidad,  me miraba con concupiscencia y con excesiva impudicia no solo al culo sino también al cipote, pues intuía que esperaba que yo, cual macho semental,  taladrase,  petase y entaponase bien su culo.   

La muy zorra de Jessi se quitó los provocativos taconazos, le quité lúbricamente el sexy tanga y le arranqué el sujetador y se lo olí y olía a zorra en celo. Se subió a la cama y se arrodilló, con un dedo me indicó que fuera a ella mientras se magreaba y toqueteaba impúdica y obscenamente que ya, la muy golfa pero limpia, tenía afeitado. Yo iba hacia ella con mi lascivo tanga y con el cipote duro por fuera, nos pegamos un morreo corto mientras nos metíamos mano desaforadamente. Yo le lamía y mordía cerca del mentón hasta llegar al cuello y cerca del hombro mientras ella me tiraba del rabo. Me seguía tirando del rabo y ella tocaba y tocaba su sexo y gemía de placer. Me quité mi sexy y obsceno tanga mientras ella daba vagidos de ansia sexual y volvía a tirar de mí ya enhiesta, pero dura verga y la comenzó a mamar. Chupaba y mamaba mi verga y yo me tumbaba para que la felación que me estaba haciendo la muy puta, fuese más placentera para ambos.  Jugaba con mi rabo en su boca y se la deformaba por dentro y yo berreaba y daba gemidos y a Jessi le gustaba, porque reafirmaba así sus lascivas artes de tragar rabos varoniles y masculinos como el mío. Nos cruzábamos insultos sexuales, y ella destilaba y rezumaba mucha saliva, producto de la mamada que me estaba haciendo. Ella me chupaba y mordía los cojones y me gustaba e hicimos un 69 muy libidinoso. Mientras le lamía su coño y jadeaba y gemía como una fulana depravada. Me comió más todavía el rabo hasta llenarlo de saliva y muchas babas, porque anhelaba y ansiaba tener mi cipote dentro de su ardiente coño.

Me trotaba y cabalgaba y seguía gimiendo, jadeando, resollando, bufando y berreando lúbricamente y soltaba tacos vulgares, chabacana y muy obscenamente y me hacía saber que yo era su estrella particular del porno. Sus sucios insultos sexuales, me encantaban y me ponían más y más cachondo y me hacía sentir un verdadero cabrón en celo y que era deseado de verdad por esta lasciva brasileña. Jessi se tumbó, le abrí bien de patas y le hundí con fuerza mi duro rabo y siguió berreando, resollando, gimiendo y jadeando cual depravada golfa y sus insultos sexuales me ponían más salido y vicioso y me pedía que siguiera sin parar. Yo le había comido el coño y ella casi había puesto los ojos en blanco de placer y había encadenado tres orgasmos. Cambiamos de postura y ahora ambicionaba tener mi rabo dentro de su culo y nos tumbamos de lado y me pidió con urgencia que la petara y perforara analmente sin límites, sin prisa, pero sin pausa y nuestros lascivos y depravados vagidos iban en aumento, mientras la fornicaba analmente la agarraba una pierna y ella me metía un dedo en la boca y eso aumentaba mi lujuria tan obscena.

Sus insultos sexuales iban en lubrico aumento y ella se sentía la más puta y ramera que todas sus chicas. Saqué mi enorme vergón de su caliente y agitado culo y le exploté toda la agitada pringosa lefaza en sus atractivas tetas. Ella, debido a su lujuria se tragó los restos que todavía emanaban de mi cipote. Yo saqué mi vergaza pringada de mil flujos y lefas ya casi deshinchándose y Jessi me miraba con sonrisa de estar exhausta, cerramos un poco los ojos y los volvimos a abrir al cabo de cinco minutos, pues el polvazo que echamos nos dejó destrozados y nos relajó. Marchamos al baño, nos duchamos y Jessi me hizo una última y maravillosa mamada que me dejó todavía más relajado. Salimos en dirección a la sala con las chicas, pero antes, Jessi me besó con lengua de despedida y yo marché junto a mi amigo Gonzalo. 

 

Al salir, pegamos ambos un bote de emoción, pues habíamos tenido suerte a las primeras de cambio con estas lascivas y calientes brasileñas y nos habíamos vaciado bien y a fondo en las oquedades sexuales de estas dos sexys fulanas. Nos abrazamos por el éxito conseguido y en el camino de vuelta, nos relatamos los pormenores de nuestras jodiendas sexuales con estas apetecibles, obscenas y atractivas brasileñas y los mutuos placeres que nos habíamos dado. Nos gustó mucho la experiencia y además fue un auténtico y libidinoso encuentro sexual de película porno, regado de mil jadeos, vagidos, gemidos y un lascivo uso de lenguaje fuerte y muy chabacano.

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