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Involuntaria infidelidad

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Abrí los ojos y no entendía nada, me preguntaba ¿Qué había pasado? ¿Cómo llegue allí? No recordaba nada. Me hallaba desnuda sobre un sofá cama con cuatro hombres al lado mío, estaba como en shock me fijé y quien estaba a mi derecha era Gastón un joven alto y rubio, al lado de este había un tipo gordo y feo (no lo conocía), me di vuelta y a mi izquierda dos negros muy grandes uno era calvo y atlético Mario pensé y el otro tenía el rostro con varias cicatrices (tampoco sabía quién era), todos completamente desnudos y sudados, al igual que yo aunque además estaba bañada de un líquido blanco espeso. No había duda el lugar olía a sexo, me levante rápidamente buscando mi ropa, estaba en ello cuando entro en un cuarto donde encuentro a mi amiga, Lola (así se llama mi amiga) estaba en una cama haciendo cucharita con Diego un chico que… fue ahí que de pronto me empezaron a invadir los recuerdos….

Resulta que se organizó una salida con los compañeros del gym al que iba desde hace un año, yo no estaba muy convencida pero igual fui ya que mi mejor amiga me persuadió (empecé a ir al gym porque estaba un poco gordita, ahora estoy de diez, altura 1,70 con senos y trasero grande pero no exagerados, cinturita de avispa y unas piernas torneadas, por si se lo preguntan tengo 27 años rubia, ojos claros y con una cara como dice mi marido “angelical”), le envié un mensaje a mi esposo diciéndole que me iba a quedar en casa de mi madre, que no me espere despierto ya que iba a llegar tarde - sí le mentí - ya que no le cae nada bien mis amistades. Fuimos a un bar, éramos 8 chicos y 4 chicas empezaron las rondas de tragos, luego más tragos y en un momento en que Lola estaba bailando con Diego, me empiezo a sentir mal y decidimos volver a casa, Diego Mario y Gastón se ofrecieron a llevarnos ya que vinimos todos juntos en un solo auto, yo quería irme solo con mi amiga pero ella me convenció (me dijo que le gustaba Diego y me pidió que le haga la pata), ya estaba muy mareada hasta el punto de casi caerme.

En el auto los 5, Diego conducía mi amiga de copiloto muy “cariñosa” con él, le sobaba la polla por encima de la tela del pantalón, yo estaba muy débil como en un sueño, cuando siento que Mario me empieza a besar el cuello y Gastón me intenta dar uno en la boca, mientras me sobaban las tetas e intentaban meter mano en mi entrepierna, rápido corro la cara y me empiezo a resistir con las pocas fuerzas que me quedaban, en ese momento ellos se frenan y me piden perdón, yo se los concedí, aunque no me gustó nada como actuaron. Como a las 11 pm llegamos al umbral de nuestros apartamentos, yo ya no podía mantenerme en pie los tragos me habían pegado más de lo que creía, recuerdo que Mario me agarro y como yo estaba débil me hizo entrar en el apartamento de mi amiga. Después de eso es como una nebulosa no recuerdo más, solo que desperté junto a ellos.... Ahí me di cuenta que estábamos en el apartamento de mi amiga.

Volví en sí, mire la hora y ya eran las 5 am, me di prisa buscando mi ropa, pero no la encontré, entonces decido irme rápido a mi apartamento, el cual se encontraba en frente de este, antes de cruzar me percato que nadie me vea. Ya dentro fui rápido a mi cuarto y abriendo despacio la puerta (para no hacer ruido) vi a mi marido durmiendo, cerré lento la puerta y se me formo una lágrima que fue cayendo por mi mejilla.

Estando en el baño (ya duchándome) me puse a llorar por haber traicionado a mi marido, me decía a mí misma, ¡Cadi como le has hecho esto a Germán! (mi marido), me sentía pésimo, aunque sospechaba que él me había engañado antes pero no tenía pruebas de ello, no podía evitar sentirme la peor. No entiendo como no recordaba nada de lo que sucedió con esos hombres en el apartamento de Lola. Me preguntaba me habrán puesto algo en la bebida pues ya que antes había tomado así y nunca me paso esto, pero lo descarte ya que confiaba en mi amiga y ella nunca me haría eso

 Ya en la cama me acosté en mi lado y no abrazándome a mí esposo como siempre hacia cuando este ya estaba en ella. Temblaba y sollozaba pensando en lo que había sucedido, buscando en mi mente algún recuerdo de los sucesos en aquel apartamento.

Como no he descripto a mi marido les contare que mide 1,74, tiene 8 años más que yo, es flaco y de cabello y ojos negros azabache, es un hombre bueno, claro tiene sus defectos, pero quien no los tiene, aunque son más sus virtudes. Dirán como es tan bueno si me engaño, verán no sé si me engaño tengo sospechas ninguna certeza.

Cuando me levanto después de una noche en la que casi no pude pegar un ojo, Germán ya se estaba por ir a trabajar, no sin antes dejarme el desayuno servido como siempre hacia, se despidió de mi con amor dándome un beso cariñoso en mis labios. Al irse mi marido no podía más con la culpa, no quería perder a mi marido, pese a todo era una excelente persona y me apoyaba en todo lo que quisiera hacer. Lloraba por mi estupidez por haberme dejado convencer por Lola, por mi madre y hermana que quieren mucho a mi esposo y se llevarían un gran disgusto si se enteraban ya que durante la enfermedad de mi padre (hace 2 años) fue Germán quien se hizo cargo de todo, aunque murió igual, pero eso no le quita merito, y por supuesto también sentía dolor por mi esposo que, si se enteraba, de seguro me dejaba de inmediato.

Los siguientes dos días del suceso, no salí de casa, no quería saber nada ni del gym, ni de mi amiga y menos de aquellos malditos hombres con los que engañé a mi esposo, ¡los odiaba a todos! En esos días me negué a tener relaciones con mi esposo argumentando sentirme mal, estuve como depresiva y no salí de la cama y para sentirme aun peor en sus momentos libres él se dedicaba solo a cuidarme, cada vez pensaba con más frecuencia que una persona que se preocupa y se ocupa así de su mujer no sería capaz de engañarla, este pensamiento me torturaba aún más. Verán yo tengo 10 años de matrimonio con mi esposo y otros 3 de novios (si fue mi único hombre), hace medio año más o menos pasábamos por una etapa difícil en nuestra relación, yo pensaba que Germán tenía algún lio, trabajaba mucho y pasaba mucho tiempo fuera de casa, por eso un día decidí seguirlo y vi como entraba con una chica a su casa de soltero, como no sabía que pensar continúe con el seguimiento, un mes estuvo haciendo siempre lo mismo, entrando con la chica siempre a la misma hora, por un lapso de 30 minutos a una hora. Dirán porque no lo encare, pues lo amaba y no quería perderlo así que me lo trague yo sola, además después de la muerte de mi padre entre en una depresión de la que él me saco y sentía que al menos le debía eso, aunque me doliera, no quería separarme de el por nada del mundo.

 En el tiempo que no estaba mi esposo venia mamá, la cual me conoce muy bien, de a veces me miraba y parecía querer preguntarme algo, pero no lo hacía.

 Al siguiente día mi amiga me vino a ver, hablamos, le reproche lo que había pasado y ella se excusó diciendo que ella se fue con uno de los chicos a la cama que después yo decidiera que hacer - en ese momento salte enfurecida…

—¡Que decidiera! Si no estaba en mis 5 sentidos —pensé vaya amiga.

—Ese no es mi problema —me contesto.

—¡Que no es tu problema… perra maldita! Por hacerte un favor termino —me interrumpió

—Jajajaja…  no te has dado cuenta aun, siempre le tuve ganas a tu maridito, pero él nunca me dio bola las veces que me le insinué, pero cuando sepa lo de esa noche… jajajajaja.

En ese momento le hubiese dado una buena tunda si justo no hubiese entrado Germán, tuve que contener mi ira y poner mi mejor sonrisa para que no sospechara nada. La muy hija de su madre me saludo dándome un abrazo (como de despedida) susurrándome al oído para que nadie escuchara – mmm… que ganas le tengo – otra vez me tuve que contener. Después se despidió de mi marido y a su espalda, pero mirándome fijamente se chupaba el dedo lujuriosamente, luego se marchó – si no estaría Germán le hubiese retorcido el cuello ahí mismo. Déjenme decirle algo sobre Lola ella tiene 20 años y siempre ha estado un poco loca, es de mi estatura, de tez morena, cabello largo y morocha, ojos verdes y con un cuerpo de deportista, debo decir que está muy buena. Siempre pensé que era una gran amiga, pero ahora me di cuenta que no es más que una zorra que siempre anduvo detrás de mi marido y que para colmo me había tendido una trampa en la que yo caí redonda. Maldita la odiaba, le deseaba lo peor, me decía a mí misma que si le llegaba a delatarme con Germán la mataría.

Con Germán esa noche hicimos el amor no pude negarme tampoco quise, de nuestra vida sexual no puedo quejarme, siempre que lo hacemos tengo 1 o más orgasmos, es hermoso, y esta noche no fue la excepción…

Nos acostamos ya desnudos en nuestra cama besándonos tiernamente, fue un beso profundo, largo con nuestras lenguas buscándose y entrelazándose, en un momento fue bajando por mi cuello, jugó un rato con mis pechos, los masajeaba, besaba, chupaba y mordisqueaba, haciéndome estremecer, luego siguió bajando besándome toda, hasta llegar a mis piernas, las recorrió con mimo, al llegar a mi entrepierna sus dedos empezaron a rozar mi coño levemente y luego amaso mi culito, se entretuvo un buen tiempo, esto hizo que diera un gemido y luego otro y otro, ya estaba re excitada, luego subió hacia mi ano acariciándolo y presionando levemente, ahí di un saltito…

—Aaggg…. No pares amor… sigue, me enloqueces.

En ese instante hundió su cara en mi coño, lamio, chupo y acaricio cada rincón de mi sexo, mientras yo movía mis caderas buscando desesperadamente su boca, mi coño no paraba de emanar flujos, estaba ya empapada...

—Siiiiiii…. No pareeesss…. Agggg… me vas a matar del placer…. Mmmmm…. Siiiiiiii…

Continúo insistiendo con ese juego que me estaba volviendo loca, poso una de sus manos sobre mi teta y empezó a acariciar y estimular mis pezones, poniéndolos aún más duros, yo estaba en una nube con todo lo que me hacía y mis caderas buscaban desmesuradamente sacar el máximo placer, ya me urgía llegar al orgasmo, lo ansiaba. Ahhhh!... sigueeeeee!... ya casi… ahhh… me corro – decía yo – de repente el muy cabrón me volvió a presionar el anito, no pude más y exploté.

Sentí como mi cuerpo se convulsiono y me corrí como una perra… estaba desmadejada después de ese gran orgasmo, cuando siento su polla en la entrada de mi coño, le iba a decir que espere que me recupere cuando me la ensarto toda de golpe, aahhh! – grite por sorpresa – luego la saco casi por completo y volvió a enfundarla toda de nuevo, jadee fuerte, empezó un mete saca lento, besándome los pezones, cuello y boca apasionadamente, masajeándome las tetas, fueron minutos de un placer intenso, a tal punto estaba que ya sentía próximo otro orgasmo, arremetió más fuerte, más desaforado, más rápido, con cada movimiento más cachonda me ponía, hasta que llegó el momento que estaba esperando…. ¡Me corroooo amor, no pareeees…! – grité.

—Yo también mi amoooor - me beso tiernamente sin parar su arremetida

Vi como Germán ponía una mueca de placer y nos corrimos juntos mirándonos a los ojos, fue un orgasmo intenso en extremo, puse mis ojos en blanco y le clavé las uñas en la espalda emitiendo un largo grito de placer. Luego de unos minutos de descanso nuestras respiraciones se hicieron una y al unísono un “te amo” se escuchó salir de nuestras bocas, sonriéndole apoye mi cabeza sobre su hombro jugando con los pelos de su pecho. Germán se durmió primero pues estaba cansado por el trabajo, yo estaba abrazada a él y muy feliz, pero eso no duro mucho, al instante me acorde de aquella noche y me puse seria formándose lágrimas en mis ojos, esa noche tampoco pude dormir.

Al siguiente día pensaba tengo que saber que paso aquella noche, mientras las lágrimas golpeaban una y otra vez sobre la superficie del té que me había preparado mi esposo antes de irse, no lo había casi probado estaba como en otro mundo, con mis pensamientos en lo de esa maldita noche, pensaba en lo idiota que había sido al dejarme engañar así por esa perra a la que creía mi amiga, en el dolor que le produciría a mi marido el enterarse, me sentía sucia y eso que aún no tenía certeza de nada. Después de pasar una mañana horrible, en la tarde decidí salir para despejarme, fui de compras y a la vuelta no va y me topo con Mario, inmediatamente le dije que no quería volverlo a ver en la vida, que lo que hicieron no es de hombres, me respondió que estaba equivocada que si iba a su casa ahora me lo podía demostrar, que tenía pruebas de ello, veras que las cosas no son lo que parecen… vamos en 8 minutos sabrás lo que paso. Me puse a llorar - pensé pruebas - cuando Mario hablo de nuevo… no es bueno que te vean llorar en la calle, me asusté y me fui con él en su auto, además quería saber que había pasado aquella noche.

En su casa, me dijo que me sentara que ya volvía, espere y al minuto regreso con una cámara, pensé lo grabaron. Saco la memoria de la cámara y la conecto a la compu. Lo que vi me dejo paralizada…

Continuará...

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