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Otro polvo con la zorrona de Elena

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A la mañana siguiente de haber dado rabo, petado, fornicado y follado a la guarrona de Elena me llamó por teléfono.

-Hola cariño, me has follado con tanto vicio y lubricidad, que tengo ganas que me desatasques otra vez -dijo ella.

-¿tanto te ha gustado? -inquirí yo.  

- bueno, es que después de irte tú, me dejaste hecha una zorra viciosa, y a pesar de que me corrí y me comiste el coño, todavía me dio tiempo a taladrarme con el vibrador -afirmó Elena.  

-Por mi encantado, pero quiero que seas más zorra conmigo y me dejes seco y vacío, pues quiero quedarme ahíto y dejarte a ti igual, cielo -expuse yo.  

- vale, seré la más golfa y puta de las zorras y lobas de las que has follado, pero cuando vengas, quiero que tengas pintas de chulo y lleves ese procaz y depravado tanga gris y verde y que te hace parecer un gigoló, pero que a mí me ha vuelto loca -propuso Elena.  

-De acuerdo, cariño. Hasta la tarde -finalicé yo.  

Fui un par de horas al gimnasio, para llevar alta la testosterona y luego vaciarle la lefa a Elena, donde ella me lo pidiere.  

Me retiré algo cansado a las duchas y allí me afeité y luego en la ducha me repasé el poco vello púbico que me quedaba, pues las últimas lobas que he follado, les gusta que me rasure bien el vello púbico.

Al salir, me encontraba nuevo y más relajado, pues el rato largo que me pegué en la ducha del gimnasio y haberme afeitado el pubis, me dio nuevos bríos sexuales y morbo para ir a petar a la golfa y zorra de Elena.  

Al llegar a casa, eché la ropa sudada del gimnasio, en el cesto de la ropa sucia y me dispuse a relajarme a fondo y tomé una pastilla de Cialis, para joder bien y fornicar a fondo a esta fulana provocadora, impúdica, caliente y lasciva de Elena.

Después comí un poco, para a posteriori, extasiarme sexualmente con Elena.

Vi un par de vídeos porno para salir ambientado y me hice un relajante "pajote" y posteriormente aguantar, resistir y afrontar con muchos apetitos y apetencias sexuales, los polvos y jodiendas que le iba a pegar a esta fulana libidinosa y libertina de Elena.   

Al acercarse la hora de ir a copular, follar y clavarle el rabo a esta puta guarra de Elena, me "entoligué" el tanga tan sexy y que a ella tan cachonda, obscena, viciosa y bulliciosamente sexual la pone.

Trataba yo de mirarme como si fuera Elena, para salir caliente, calentorro y preparado.

Me ajusté mis vaqueros que me acentúan y enfatizan el rabo y culo, una camisa negra de hilo y unos zapatos negros y todo ello con gafas negras que me hacían parecer un real, auténtico y genuino chulo cabrón y sinvergüenza.

Todo eso unido a que me escancié un poco de perfume por zonas de mi cuerpo de semental en celo, que ella al olerlo, se pondría todavía más rijosa y salida.  

En el camino, iba interiorizando el calentón que traía y que a las primeras de cambio la iría a follar a esta fulana de Elena.  

Cada paso era un llegar a petar a esta golfa y mis apetencias sexuales iban gradualmente en aumento.   

Al entrar en su portal, ya iba todavía más rijoso y lascivo, sintiéndome más semental y follador de putas depravadas en celo.

Al entrar en el ascensor había un fuerte hedor a perfume de mujer y eso aumentó de por sí, mis ya elevadas ganas de joder viciosamente a esta puta guarra de Elena.  

Salí con un todavía más elevado calentón y empalmado, directo a la puerta de Elena.  

Llamé y oí un "espere un momento", que me puso un poco nervioso y abrió.

-Hola cariño, ¿estás preparado? -expresó Elena.

Llevaba puesto un bikini rojo puta que era muy obsceno, depravado, lujurioso y libidinoso y que remataba con unos zapatos de tacón de aguja a juego.

Me quedé alucinado al ver lo buena que estaba esta licenciosa y sexy golfa en celo.  

-Que rica estas, muñeca -expuse yo.

-¿qué? ¿te gusto? -agregó ella.  

Nos dimos un largo morreo con lengua que me puso más cachondo, vicioso y más salido todavía. Me llevó de la mano a su habitación y me miró pícaramente y con lujuria.

-pareces un auténtico chulo de putas -afirmó Elena- me gustas, cabrón -agregó.

Y me tocó el rabo por dentro para averiguar mi temperatura sexual.

- estás empalmado, cabrón. ¿Tanto te gusto? -y Elena volvió a sonreír.  

Al llegar a su cuarto, me rodeó otra vez con sus brazos y me volvió a pegar otro lascivo morreo que me pareció una eternidad sexual, pues nuestras lenguas se entrelazaron con fuerza e intensidad.  

Ella notó que estaba terriblemente empalmado, porque mientras nos comíamos las bocas, su vientre chocaba contra el mío y le cautivaba y seducía que yo estuviera así.  

Nos separamos y salió mucha saliva de nuestras bocas y era por el calentón que teníamos.  

Empezó a desnudarme y al ver que yo llevaba el sexy y obsceno tanga muy lascivo que a ella le hacía ponerse más puta zorra dio un gruñido de aprobación y entusiasmo sexual y me pegó un lascivo y procaz lametón en la zona del rabo.   

Siguió desnudándome hasta dejarme solo con el tanga y me lo magreaba y me hacía algo de daño y eso me excitaba más sexualmente y estaba encantado con el dolor que me producía la guarra de Elena.  

Ella me esperaba ardiente, caliente y muy obscena y me hacía señas con un dedo para que me acercara a ella.  

Mientras, se tocaba viciosa e impúdicamente su coño.  

Yo iba hacia ella con el tanga puesto y con el rabo bien enhiesto y duro por fuera, nos pegamos otro morreo corto mientras nos tocábamos los sexos y yo le lamía y mordía cerca de la barbilla hasta llegar al cuello y cerca del hombro mientras ella me tiraba del rabo haciéndome algo de daño.   

Continuaba tirando de mi cipote de chulo y ella tocaba su empapado sexo de zorra caliente.  

Elena me arrancó con fuerza lujuriosa el obsceno tanga con su boca y mientras ella babeaba y volvía a tirar de mí ya duro cipote y la comenzó a succionar.   

Tragaba y mamaba mi cipote mientras yo lamía su espalda y situaba mi sabia lengua en la oquedad de su sensual culo.  

Yo lamía y lamia su ojete y ella berreaba, gañía y bramaba de placer.   

Sus bien cuidados pies jugaban con mi cipote y eso me ponía más rijoso y caliente.  

Debido a su calentura, me empezó a insultar chabacana y vulgarmente.

-ven aquí cabrón, te voy a hacer un macho -manifestó Elena.  

Yo estaba muy empalmado y con ganas de darle rabo a base de bien.

-cabrón, quiero que me hagas sentir todo lo puta que soy, clávamela, hijo de puta -ordenó Elena.  

Nos pusimos a hacer un 69 y solo se oían chupadas, rechupeteos, lamidas y mil lametazos sexuales.  

Yo estaba preso de mi avaricia sexual, pues esta fulana depravada de Elena, se había perfumado el coño y me gustaba su olor.  

Tanto me gustaba que le estaba comiendo el coño y disfrutaba de taladrar su vagina con la lengua y morder y juguetear mi boca con su bien perfumado coño.

Por unos segundos, Elena paró de chupar mi verga y resollaba, bufaba, gemía y se desgañitaba de placer y eso me espoleaba y estimulaba aún más para comerle el coño sin parar a esta puta puerca de Elena.  

-eres un cabrón, semental mío, sigue comiéndome el chocho que me estás matando de gusto, sigue cabrón -mandó Elena.     

Yo permanecía taladrando y perforando con mi lengua y la muy cerda y sucia de Elena, estaba corrida de placer y volvió a engullir mi vergón con su bocaza.

Luego nos separamos entre jadeos y gemidos de ambos y Elena se montó sobre mi rabo.  

Me montaba y cabalgaba y yo magreaba y lamía sus gordas tetazas y la muy puta seguía berreando y jadeando y me insultaba con lujuria.

-eres un cornudo, me estás matando de placer -y me hacía sentir como un verdadero y depravado gigoló.  

Luego cambiamos de posición y me dio la espalda y se la volví a encasquetar en todo su profundo chocho de fulana y entró perfectamente de golpe pues estaba muy caliente y muy pringada de sus mil jugos vaginales.  

Ella se tumbó con ganas de rabo, le abrí bien de patas y le clavé con fuerza mi cipote y siguió dando mil vagidos y jadeando cual lúbrica fulana.

-eres una zorra, te mueves muy bien, golfa -aseveré yo.   

Y sus concupiscentes insultos sexuales me ponían más lascivo y libidinoso.

-cabrón, como me sabes trabajar, pareces un actor porno -confesó ella y me pedía que no parara.  

Después nos tumbamos varias veces de un lado y de otro y me pidió con urgencia que la follara sin límites.

-dame rabo, cabrón, me estás volviendo loca -observó ella y sin prisa, pero sin pausa y nuestros lascivos y lujuriosos vagidos iban en aumento- sigue cabrón, me arde el coño y me gusta cómo me follas.

Mientras la fornicaba la agarraba una pierna y ella me metía un dedo en la boca y eso aumentaba mi lascivia tan procaz.  

Sus sucios y lascivos insultos sexuales iban en aumento y ella se sentía la más golfa y puta de todas sus amigas.

-me haces sentir la reina de las putas, la más puta de mis amigas -reveló Elena.  

Saqué mi aún dura verga de su bullente y agitado coño y le exploté toda la pringosa lefaza en sus atractivas tetas.  

Ella, debido a su lascivia se tragó los restos que todavía salían de mi nabo.  

Me miraba con sonrisa pícara a la vez que me agarraba del rabo.  

Nos marchamos en dirección a la ducha y mientras nos duchábamos, por efecto del cialis y los toqueteos de Elena, todavía nos dio tiempo a echar un rápido polvo de pie.

-eres un hijo de puta, me ha gustado este rápido polvo, cabrón -proclamó Elena.

Nos secamos, me volví a poner el tanga y me vestí y la di un beso de despedida a Elena y quedamos para otro próximo polvo.

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