Nuevos relatos publicados: 7

Caridad o infidelidad −2−

  • 5
  • 40.952
  • 9,14 (76 Val.)
  • 2

Al llevar el papagayo al baño, boté la orina recordando la serpiente dormida de donde había salido, sentía que mi cuerpo comenzaba a temblar, y mi corazón latía mas rápido, reaccioné y me dije que tenía que controlarme, me lavé las manos salí del baño y regrese con mi tío.

Cuando entré me quedé paralizada, la batita de mi tío que no había bajado, ahora dejaba ver que la serpiente dormida se había despertado y ahora era una verga erecta tremenda con una cabeza roja y grande como una manzana, me acerqué paso a paso, mi corazón latía a 100, mi cuerpo temblaba, estaba loca comencé a sentirme húmeda, pero no podía apartar mi vista de semejante cilindro de carne.

En ese momento pasó por mi mente, todas las cosas que había vivido con mi tío, todo lo que me había enseñado, comencé a sentir un dolor en todo mi cuerpo que reclamaba ser poseída después de 7 meses de abstinencia, de fidelidad perfecta, del buen esposo que tenía, todo se hacía un remolino en mi cabeza.

Fue en ese momento en que mi mirada hipnotizada por esa verga, se levantó y se encontró con la mirada de mi tío, su mirada era suplicante, me miraba y miraba su carne, una lágrima comenzó a asomar en su ojo derecho, eso trastornó mi cerebro, caminé decididamente hacia él y estando junto a él. me quité la tanga que llevaba puesta, me levanté fácilmente el vestido y sin más ni más, me trepé al sillón donde estaba mi tío, estaba sentada en el aire apoyando mis pies a los lados del sillón, lo mire a los ojos y le dije, “tío esto es por todo lo que me enseñaste”, y sin más comencé a descender mis nalgas sobre él, y comencé a sentir como iba entrando en mi esa maza de carne, estaba totalmente mojada, y así pudo entrar en un golpe su cabezota, “ah ah ah ah ah que ri que ri ri riiiiiiiiico”, fui saboreando cada centímetro que entraba en mí, uno en uno, hasta que por fin toda esa verga la tenía dentro de mí, ahora si estaba sentada totalmente encima de él, serán los 7 meses sin verla, será el licor que había tomado, pero en ese momento me vino un orgasmo violento, me abracé fuertemente a su cuello, sentía su respiración jadeante en mi oído, pero yo quería mas y entonces comencé a levantarme y a sentarme una y otra vez, para sentir como entraba  y salía esa carne dentro de mi conchita, pero no dejaba que saliera totalmente, cuando me levantaba y su pieza estaba por salir de mí, me sentaba bruscamente para sentir como toda esa vergota rozaba las paredes de mi conchita y me hacían vibrar, lo hacia una vez y otra vez, más y más fuerte, coplosh coplosh coplosh, era el sonido que hacían nuestros sexos al rozar uno contra otro, sobre todo por lo mojadita que estaba, “puta madre que rica vergaaaaa, ah ah ah”, y seguía con el mete y saca, me sentía como una perra, lo miré a los ojos, “quieres más papito, quieres más”.

En ese momento ya no me podía controlar, y sentada encima de él con toda su verga metida en mí, me quité el vestido hacia arriba, y quedaron al descubierto mis grandes tetas, vi como los ojos de mi tío se abrían, “estas son para ti papi”, y sin más puse mis tetas en su cara, al frotarlas en su cara mal afeitada me excité mas y sentí como mis pezones se erectaban, “um um um uuuuuu.....” comenzó a gemir mi tío, yo seguía en el mete y saca, habían pasado 10 minutos, me había venido otra vez, era increíble como a su edad mi tío aguantaba más que mi esposo, en eso lo sentí como todo su cuerpo se ponía rígido, y lo abracé con todas mis fuerzas, ahí sentí como un chorro de líquido caliente inundaba mi conchita, lo abracé más, “um um um”, seguía diciendo.

Fue ahí que poco a poco como esa carne que tenía dentro se fue retrayendo, poco a poco, me quedé sentada encima de él por unos minutos más, cuando me bajé vi su rostro de agradecimiento o paz o tranquilidad o no sé, me fije en su pieza ahora nuevamente como una serpiente dormida, pero ahora totalmente empapada de nuestros fluidos, ya no me comportaba como una mujer decente, sino como una perra agradecida, me agaché y comencé a lamerla al principio y luego a chuparla dejándola toda limpita, lo acomodé, me arreglé.

A la media hora regresó mi primo, “que tal Sandrita, te dio trabajo mi papa”, yo lo mire a él y a mi tío, “para nada, más bien avisame cuando no tengan a nadie para que lo cuide que para mí cuidarlo es un placer”.

(9,14)