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En el bar con los colegas

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Me estoy tomando unas copas en un bar con unos colegas, hablando de cosas intrascendentes y sobre el trabajo. Ya llevamos un par de copas y ya los ojos bailan entre las chicas en el bar para decidir cuál es la que tiene una hermosura cautivadora. Las copas siguen pasando al igual que los chupitos de tequila, mis colegas se van a fumar afuera y me quedo con los tragos pensando en la vida y en el destino, filosofando como solo se puede hacer con una ingente cantidad de alcohol en la sangre.

En ese momento la veo, la escasa luz del bar hace que su cabello rojo sea más notorio. La veo reírse con su grupo y me cautiva esa sonrisa mezcla de ángel y demonio, por la que en ese instante decidiría aceptar una eternidad de infierno por un momento pasajero de placer. No puedo dejar de verla y en ese momento ella se voltea y me ve, entrecerrando un poco sus ojos me mira y me pregunta silenciosamente el porqué de mi fijación.

Trato de parecer lo más interesante que puedo, pero posiblemente con escaso resultado hasta que me animo a acercarme cuando ella se va a pedir una copa. Mi mente no está excesivamente lúcida así que recuerdo algo que escuché en un programa de radio: "sabías que los renos pierden su cornamenta en diciembre? Esto implica que los renos de Santa Claus eran hembras y no era Rodolfo sino Rodolfa".

Ella voltea indecisa ante tal comentario hasta que se decanta por reírse. Nos reímos y empieza una conversación tranquila, que se va poniendo cada vez más interesante cuando hay más roces de manos, la tomo de la cadera para apartarla cuando alguien va a pasar, acaricio sus tatuajes y le pregunto si le ha dolido. La noche va pasando y el bar se va desalojando.

Nuestras amistades hace tiempo que se fueron apostando sobre si pasaría algo hoy o no. Armándome de valor le digo sin pudor que voy a ir al aseo y la llevo conmigo. Ella no protesta y al llegar entramos y cerramos la puerta con llave por dentro. La beso y acaricio su mejilla, lentamente, subiendo la pasión y el deseo, pasamos de besos a mordiscos y a que nuestras manos recorran nuestros cuerpos, metiéndose entre la ropa. Me arrodillo ante ella y bajo su pantalón y sus bragas en un movimiento rápido, al instante siguiente mi lengua está degustando su humedad, metiéndose en ella, saboreándola y buscando su clítoris.

Uso mis manos para abrirla más y que mi lengua pueda trabajar más a gusto. Me coge del pelo y me acerca más aún, gimiendo y subiendo una de sus piernas sobre mi hombro. No dejo de mover mi lengua y mi cabeza, cada vez más rápido, excitándome más al oír el sonido que hace al correrse, como tiembla su cuerpo al llegar. Sin embargo, no paro, quiero hacer que se corras aún más y mi lengua y ahora mis dedos dentro de ella follándole no le dejan respirar. Sigo hasta arrancarle otro orgasmo y me levanto, bajo mi ropa y le levanto agarrándole del culo, con sus piernas alrededor de mi cadera. Dejo que caiga lentamente sobre mi polla que la penetra por el propio peso de su cuerpo.

Su espalda está apoyada contra la puerta y escuchamos el ruido de gente afuera esperando. La levanto y le dejo caer sobre mi polla para que penetre más profundamente, más rápidamente. Seguimos sudando todo el alcohol que hemos ingerido, entre gemidos y orgasmos. Muerdo su cuello y le digo al oído que me voy a correr, baja sus piernas y saco mi polla para que se arrodilles y reciba el semen en su cara y en su cabello, sin dejar de mirarme con esa cara de perdición y de pureza.

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